Los autores de un estudio revisado por expertos que demostró que los microplásticos traspasan las barreras intestinales y placentarias de las ratas embarazadas, lo cual provoca alteraciones en el desarrollo del feto, concluyeron que lo mismo podría ocurrir en los seres humanos.

El estudio, publicado en Nanomaterials, es el primero que demuestra que los microplásticos que se dan de comer a mamíferos gestantes pueden llegar a los tejidos fetales.

Los investigadores alimentaron a cinco ratas preñadas con microplásticos a nanoescala especialmente marcados. Mediante imágenes, determinaron que las partículas penetraban en las placentas. Detectaron partículas en hígado, riñon, corazón, pulmón y cerebro de los fetos.

Los autores afirmaron que lo que observaron en las ratas podría ocurrir en los humanos – y dada la diferencia anatómica entre ratas y humanos, la barrera placentaria en los humanos “podría ser más permisiva” y permitir un “mayor paso de microplásticos al feto.”

“Queda mucho por saber, pero sin duda es motivo de preocupación y de estudio”, afirma el doctor Philip Demokritou, autor del estudio y profesor de nanociencia y bioingeniería medioambiental en la Universidad Rutgers.

En relación con el estudio, el Dr. James Thorp, ginecólogo y obstetra titulado, afirmó que era evidente que los microplásticos atravesarían la placenta y llegarían al feto.

“Desde luego, no es sorprendente que trozos de plástico de tamaño nanométrico pasen de la sangre materna a través de la placenta a la circulación sanguínea del feto”, declaró Thorp a “The Defender”.

“Muchos factores determinan hasta qué punto una molécula atravesará la ‘barrera placentaria’, entre ellos el tamaño, la concentración y la solubilidad en lípidos frente a la solubilidad en agua… Yo me habría esperado que una partícula de plástico de 20 nanómetros atravesara fácilmente la placenta”, añadió Thorp, que también es especialista en medicina materno-fetal con más de 40 años de experiencia.

Demokritou -que también dirige el Centro de Nanoseguridad del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Medioambiental Centro de Nanoseguridad del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Medioambiental (“National Institute of Environmental Health Sciences”, NIEHS por sus siglas en inglés) y el Centro de Nanotecnología y Nanotoxicología de Harvard- afirmó que las partículas microscópicas de los miles de millones de toneladas de plásticos que hay en el mundo se “desprenden” constantemente debido a la erosión provocada por la intemperie y la fotooxidación, que se produce cuando la combinación de luz y oxígeno degrada una superficie polimérica..

Una persona normal ingiere el equivalente a una tarjeta de crédito de microplásticos a la semana.

Demokritou calificó la proliferación de microplásticos en el medio ambiente de “preocupación para la salud humana” y afirmó que los investigadores han encontrado estas partículas en la sangre, los pulmones y las placentas de las personas.

Estudios anteriores realizados con animales de laboratorio preñados a los que se suministraron alimentos que contenían microplásticos a nanoescala -un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro, por lo que las partículas son demasiado pequeñas para verse- revelaron efectos adversos en el feto y las crías. Entre ellos se incluían trastornos metabólicos, toxicidad reproductiva, restricción del crecimiento y múltiples anomalías cerebrales, acompañadas de déficits neurofisiológicos y cognitivos.

Los autores señalaron que se necesitan más estudios sobre cómo los distintos tipos de plásticos atraviesan las barreras celulares y sobre qué tipos de células recogen los cúmulos de microplásticos.

Sin embargo, su investigación sugiere que las partículas microplásticas podrían estar agrupándose en los macrófagos -un tipo de glóbulo blanco- de los órganos fetales.

“Esto suscitaría preocupación por el impacto en la salud y la función de esos macrófagos, que desempeñan papeles fundamentales en la remodelación y reparación de tejidos, la angiogénesis, la inmunidad innata y la inflamación durante el desarrollo”, señalaron.

Los investigadores trabajan para “informar a los responsables políticos y desarrollar estrategias de mitigación”

“El uso de plásticos se ha disparado desde la década de 1940 por su bajo coste y sus propiedades versátiles”, explica Demokritou. “De 9.000 millones de toneladas métricas producidas en los últimos 60 años, el 80% acabó en el medio ambiente, y sólo el 10% se recicló”.

De hecho, aproximadamente 7.000 millones de los 9.200 millones de toneladas de plástico producidas entre 1950 y 2017 fueron a parar a vertederos o se “tiraron”, según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Mientras tanto, se espera que la industria mundial del plástico -valorada en 2021 en 593.000 millones de dólares- alcance un valor de 811.570 millones de dólares en 2030.

En marzo de 2022, numerosos jefes de Estado, ministros de Medio Ambiente y otros representantes de 175 naciones respaldaron una resolución de la ONU para acabar con la contaminación por plásticos antes de finales de 2024, informó “UN News”.

Los dos mayores contaminadores mundiales de plástico -Coca-Cola y PepsiCo, según un informe de 2021- han hecho poco por reducir su producción.

Coca-Cola declaró en febrero de 2022 que se pondrá como meta que el 25% de sus envases sean reutilizables para 2030.

PepsiCo dijo en diciembre de 2022 que el 20% de todos los envases de bebidas que vende vendrán a través de modelos reutilizables para 2030.

Mientras tanto, los microplásticos siguen preocupando a investigadores de salud pública como Demokritou, que trabajan para evaluar los riesgos para la salud de “un contaminante tan emergente” e “informar a los responsables políticos y desarrollar estrategias de mitigación”, afirmó Demokritou.

“El objetivo también es aumentar la reutilización y el reciclado de plásticos e incluso sustituirlos por plásticos biodegradables basados en biopolímeros”, añadió.

El estudio fue financiado por el NIEHS, la división de ciencias de la salud medioambiental de los Institutos Nacionales de Salud.