La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró una reunión de emergencia el viernes para analizar el brote de viruela del mono, después de que se registraran más de 100 casos en 12 países.

Días antes de que se reuniera la OMS, el gobierno de Biden hizo un pedido de 119 millones de dólares de vacunas contra la viruela del mono después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Centers for Disease Control and Prevention”, CDC por sus siglas en inglés) confirmaran que seis personas en Estados Unidos estaban siendo vigiladas por la infección vírica, y que una de ellas había dado positivo.

Bélgica se convirtió el domingo en el primer país en introducir una cuarentena obligatoria de 21 días para los pacientes con viruela del mono, después de informar de cuatro casos de la enfermedad en la última semana, informó Politico.

Los 100 nuevos casos notificados, o sospechosos, llamaron la atención porque muchos de ellos no parecen estar relacionados con viajes a África, donde en algunas regiones la viruela del mono es endémica.

Se han notificado casos en Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Israel, Italia, Países Bajos, Portugal, España, Suecia, Suiza y el Reino Unido. No se han notificado muertes hasta ahora.

El número de casos identificados en Europa es un récord, descrito por los servicios médicos de las fuerzas armadas alemanas como “el mayor y más extendido brote… jamás visto en Europa”, mientras que su propagación en el Reino Unido fue descrita como “sin precedentes”.

Las autoridades de salud pública del Reino Unido advirtieron que se están detectando más casos de viruela del mono “a diario” y que “podría haber cifras realmente significativas en las próximas dos o tres semanas”, aunque no especificaron qué “cifras” se considerarían “realmente significativas”.

La forma en que la viruela del mono puede haberse propagado -a través de los servicios de salud sexual y el contacto sexual entre hombres- también puede haber contribuido a atraer la atención sobre este nuevo brote.

Muchos de los casos recientes se han rastreado en dos eventos de “superdifusión” que implicaron situaciones en las que los hombres entraron en estrecho contacto físico, incluyendo 30 casos de viruela del mono en España rastreados en una única sauna para adultos en Madrid.

Los casos de viruela del mono registrados en Bélgica parecen estar relacionados con un reciente “festival fetichista” gay.

Para algunos, estos acontecimientos pueden recordar la aparición temprana del VIH, que en su momento se relacionó con el contacto sexual entre varones, y con observaciones del Dr. Anthony Fauci que visitó saunas y bares gay durante los primeros años del brote de VIH para entender cómo se propagaba el virus.

El director regional de la OMS para Europa, Hans Kluge, la semana pasada expresó su preocupación por la transmisión en “reuniones masivas, festivales y fiestas”.

Sin embargo, otros profesionales de la salud pública afirmaron que existe un bajo riesgo para la población y una baja probabilidad de que la epidemia dure mucho tiempo.

Mientras tanto, surgen preguntas sobre la similitud entre un “simulacro” teórico en marzo de 2021 de un brote de viruela del mono y un simulacro similar en 2019 -Evento 201- que “predijo” correctamente la pandemia COVID-19

¿Qué es la viruela del mono?

La viruela del mono se descubrió por primera vez en 1958 en monos, aunque éstos no son la fuente del virus. Se identificó por primera vez en humanos en 1970.

El virus es especialmente frecuente en África Central y Occidental y se considera una enfermedad zoonótica poco frecuente, lo que significa que está causada por gérmenes que se propagan entre animales y personas.

La viruela del mono suele propagarse a través de los animales salvajes, por ejemplo, cuando un ser humano es mordido o entra en contacto con sangre o fluidos corporales de un animal. Sin embargo, la transmisión de persona a persona, aunque poco frecuente, es posible.

Se sabe que el virus entra en el cuerpo humano a través de la piel con heridas abiertas, el tracto respiratorio o los ojos, la nariz o la boca, por ejemplo a través de grandes gotas respiratorias o por contacto -incluido el sexual- con fluidos o lesiones corporales, o indirectamente a través de ropa o sábanas contaminadas.

Sin embargo, “los desinfectantes domésticos comunes pueden matarlo“.

Un brote anterior -el primero que se produjo fuera del continente africano- se dio en Estados Unidos en 2003, vinculado a animales enviados a Texas desde Ghana.

Y en julio de 2021, se confirmó la viruela del mono en un individuo de Texas que había regresado a Dallas desde Nigeria, según los CDC.

Los síntomas de la infección por viruela del mono suelen ser leves, e incluyen fiebre, erupción cutánea e inflamación de los ganglios linfáticos, y ocasionalmente dolor de cabeza intenso, dolor de espalda, dolores musculares, falta de energía y erupciones cutáneas que pueden causar lesiones dolorosas, costras o escamas.

Existen dos cepas de viruela del mono: la de África Occidental y la de África Central. Esta última es conocida como la más mortal de las dos, pero todos los casos identificados en el reciente brote parecen haber sido causados por la cepa más suave de África Occidental.

¿Predijo el “ejercicio pandémico” de marzo de 2021 el brote de viruela del mono?

En octubre de 2019, apenas unas semanas antes del brote de COVID-19, el Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria, junto con el Foro Económico Mundial (FEM) y la Fundación Bill y Melinda Gates, organizó el “Evento 201“, un “ejercicio de pandemia de alto nivel” que reflejaba lo que luego siguió con la pandemia de COVID-19.

En marzo de 2021, la Iniciativa contra la Amenaza Nuclear (“Nuclear Threat Initiative”, NTI por sus siglas en inglés), junto con la Conferencia de Seguridad de Múnich, celebró un “ejercicio de simulación teórico sobre la reducción de las amenazas biológicas de alta consecuencia”.

Este “escenario de ejercicio ficticio” implicaba la simulación de “una pandemia mortal y global que implicaba una cepa inusual del virus de la viruela del mono que surgió por primera vez en la nación ficticia de Brinia y se extendió globalmente durante 18 meses”.

Según la NTI, este ejercicio, que fue “[d]esarrollado en consulta con expertos técnicos y políticos”, reunió a “19 líderes y expertos de alto nivel de toda África, América, Asia y Europa con décadas de experiencia combinada en salud pública, industria biotecnológica, seguridad internacional y filantropía”.

El ejercicio culminó en un informe, publicado en noviembre de 2021, titulado: “Strengthening Global Systems to Prevent and Respond to High-Consequence Biological Threats: Results from the 2021 Tabletop Exercise Conducted in Partnership with the Munich Security Conference.” (“Fortalecer los sistemas mundiales para prevenir y resonder a las amenazas biológicas de altas consecuencias: Resultados del ejercicio de mesa 2021 realizado en colaboración con la Conferencia de Seguridad de Múnich”).

Este informe contiene las principales conclusiones del ejercicio, así como “recomendaciones prácticas para la comunidad internacional”.

El resultado de este “escenario de ejercicio” determinó que la pandemia ficticia, “causada por un ataque terrorista que utilizó un patógeno creado en un laboratorio que tenía disposiciones inadecuadas de bioseguridad y bioprotección y una débil supervisión”, provocó “más de tres mil millones de casos y 270 millones de muertes en todo el mundo”.

La fecha ficticia de inicio de la pandemia de viruela del mono en este ejercicio fue el 15 de mayo de 2022. El primer caso europeo de viruela del mono se identificó el 7 de mayo de 2022.

Las principales conclusiones del informe son las siguientes:

  • La “necesidad” de “un sistema de detección, evaluación y alerta temprana más sólido y transparente que pueda comunicar rápidamente información procesable sobre los riesgos de pandemia”.
  • “Lagunas en la preparación a nivel nacional”, lo que requerirá que los gobiernos nacionales “mejoren la preparación mediante el desarrollo de planes de respuesta a la pandemia a nivel nacional construidos sobre un sistema coherente de “activadores” que impulsen la acción anticipada, a pesar de la incertidumbre y de los costes a corto plazo”, lo que se describe como una base de elaboración de medidas políticas “sin arrepentimiento”.
  • “Lagunas en la gobernanza de la investigación biológica” para “cumplir con los requisitos de seguridad actuales” y estar “preparados para los retos significativamente ampliados en el futuro”.
  • “Insuficiente financiación de la preparación internacional para las pandemias” y falta de financiación para que los países “realicen las inversiones nacionales esenciales en la preparación para la pandemia”.

Las principales recomendaciones fueron:

  • Reforzar los sistemas internacionales “para la evaluación del riesgo de pandemia, la alerta y la investigación de los orígenes de los brotes”, pidiendo a la OMS que “establezca un sistema de alerta de salud pública internacional gradual y transparente” y al sistema de las Naciones Unidas que “establezca un nuevo mecanismo para investigar los eventos biológicos de alta consecuencia de origen desconocido”.
  • El desarrollo y la aplicación de “activadores a nivel nacional para una respuesta temprana y proactiva a la pandemia”, incluida la adaptación del enfoque “sin arrepentimientos” para responder a las pandemias a través de una “acción anticipatoria” basada en “activadores” que generarían automáticamente una respuesta a “eventos biológicos de alta consecuencia”.
  • La creación de “una entidad internacional dedicada a reducir los riesgos biológicos emergentes asociados a los rápidos avances tecnológicos”, que “apoyaría las intervenciones a lo largo del ciclo de vida de la investigación y el desarrollo de la biociencia y la biotecnología: desde la financiación, pasando por la ejecución, hasta la publicación o la comercialización”.
  • El desarrollo de “un fondo catalítico de seguridad sanitaria mundial para acelerar la creación de capacidad de preparación ante una pandemia en países de todo el mundo”, que incluiría a “líderes nacionales, bancos de desarrollo, donantes filantrópicos y el sector privado” con el objetivo de establecer y financiar “un nuevo mecanismo de financiación para reforzar la seguridad sanitaria mundial y la preparación ante una pandemia” y que incentivaría a “los gobiernos nacionales a invertir en su propia preparación a largo plazo”.
  • El establecimiento de “un sólido proceso internacional para abordar el reto de la resistencia de la cadena de suministro”, basado en un “panel de alto nivel” que sería convocado por el secretario general de la ONU “para desarrollar recomendaciones de medidas críticas para reforzar la resistencia de la cadena de suministro global para los suministros médicos y de salud pública”.

Las recomendaciones anteriores se confirmaron en la práctica durante el escenario simulado de la pandemia de viruela del mono.

Como se indica en el informe:

“En los planes nacionales de respuesta a la pandemia, las medidas específicas de preparación se “activarían” en función de factores relacionados con la gravedad potencial del brote, los retrasos previstos en el conocimiento de la situación y el tiempo que se tardaría en aplicar las medidas de respuesta y ver los resultados.”

Lo que se “desencadenaría” guarda una notable similitud con las medidas relacionadas con el COVID-19 de los últimos dos años y pico.

El informe establece:

“Aunque las acciones desencadenadas variarían en función de las necesidades particulares del país, en la mayoría de los casos los objetivos son los mismos: ralentizar la propagación de la enfermedad para ganar tiempo y aplanar la curva epidemiológica, al tiempo que se aprovecha ese tiempo para ampliar los sistemas de salud pública y médicos para hacer frente al creciente número de casos y salvar vidas.

“NPIs [siglas en inglés para “non-pharmaceutical interventions”, intervenciones no farmacéuticas] como los mandatos de mascarilla y el cese de las reuniones masivas se consideraron fundamentales para bloquear las cadenas de transmisión de enfermedades.

“En general, los participantes no apoyaron las restricciones a los viajes, como el cierre de fronteras, pero las medidas de control sanitario de los viajes [es decir, los pasaportes de vacunación] se consideraron valiosas”.

Según los resultados del escenario simulado, los países ficticios que “dieron prioridad a mantener sus economías abiertas, emprendiendo poco o nada de NPI, y restando importancia al virus y a sus posibles impactos… han experimentado resultados mucho peores en términos de enfermedad y mortalidad” que aquellos países ficticios que “adoptaron rápidamente medidas agresivas para frenar la transmisión del virus”, como “el cierre de las reuniones de masas, la imposición de medidas de distanciamiento social y la aplicación de mandatos de mascarilla”, además de establecer “operaciones de pruebas y rastreo de contactos a gran escala”.

La Fundación Gates, ejecutivos farmacéuticos y la OMS participaron en un simulacro de pandemia de viruela del mono

¿Quiénes participaron en el simulacro de pandemia de viruela del mono del NTI (siglas en inglés de “Nuclear Threat Initiative”, Iniciativa contra la amenaza nuclear)?

Entre los principales participantes se encuentran:

  • La Dra. Ruxandra Draghia-Akli, jefa mundial de I+D de Johnson & Johnson “Global Public Health” y de Janssen “Research & Development”.
  • El Dr. Chris Elias, presidente de la división de desarrollo global de la Fundación Bill y Melinda Gates.
  • El Dr. George Gao, director general del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades (CDC chino).
  • La Dra. Margaret (Peggy) A. Hamburg, vicepresidenta interina de política y programas biológicos globales del NTI, miembro del comité asesor científico de salud global de la Fundación Gates y miembro de la junta de GAVI-The Vaccine Alliance.
  • Sam Nunn, ex senador estadounidense, es el fundador y copresidente de la NTI.
  • El Dr. Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS y una figura muy visible durante los tiempos de COVID-19.
  • La Dra. Petra Wicklandt, directora de asuntos corporativos de Merck.

Varios de los participantes mencionados anteriormente también “participaron” en el evento 201.

Los autores del informe también destacan por su trayectoria.

Por ejemplo, el Dr. Jaime M. Yassif, vicepresidente de política y programas biológicos globales del NTI, es doctor en biofísica por la Universidad de California-Berkeley y tiene un máster en ciencia y seguridad por el departamento de estudios bélicos del King’s College de Londres.

Anteriormente, Yassif dirigió la iniciativa sobre bioseguridad y preparación para pandemias en el Proyecto de Filantropía Abierta, incluyendo la gestión de casi 40 millones de dólares en subvenciones de bioseguridad, el “inicio de nuevos trabajos de bioseguridad en China e India” y el “establecimiento del Índice de Seguridad Sanitaria Global”.

Anteriormente también asesoró al Departamento de Defensa de Estados Unidos en materia de política científica y tecnológica y trabajó en la Agenda de Seguridad Sanitaria Global del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

El co-autor, Chris Isaac, oficial de programas del equipo de Política y Programas Biológicos Globales del NTI, “ha estado involucrado con la biología sintética a través del Concurso Internacional de Máquinas de Ingeniería Genética desde el inicio de su carrera científica” y “es un ex alumno de la Beca de Líderes Emergentes en Bioseguridad del Centro de Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins”.

El informe es fruto de la colaboración entre la NTI, cofundada por Nunn y Ted Turner, y la Conferencia de Seguridad de Múnich.

Tanto el NTI (3,5 millones de dólares, para el “desarrollo de vacunas”) como la Conferencia de Seguridad de Múnich (1,2 millones de dólares) recibieron financiación de la Fundación Gates.

El propio informe fue financiado por el proyecto “Open Philanthropy”, uno de cuyos principales financiadores es Dustin Moscovitz, cofundador de Facebook junto con Mark Zuckerberg.

En la última década, “Open Philanthropy” ha concedido donaciones y subvenciones a las siguientes entidades y para los siguientes fines:

  • 166,9 millones de dólares para “salud global”.
  • 90,2 millones de dólares para “bioseguridad y preparación para pandemias”.
  • 18 millones de dólares para “riesgos catastróficos globales”.
  • 40,2 dólares al Centro de Seguridad Sanitaria Johns Hopkins.
  • 17,9 dólares a NTI.
  • 2,2 dólares a “The Guardian”.
  • 1,6 dólares a la Universidad Rockefeller.
El Centro de Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins en el centro de múltiples ejercicios de simulación

El NTI y la Conferencia de Seguridad de Múnich no son nuevos en esto de los “ejercicios de simulación”: su informe destaca simulacros anteriores, entre ellos uno de 2019 titulado “Una plaga que se propaga” (“A Spreading Plague”), y otro de 2020 titulado “Prevención de riesgos biológicos catastróficos globales”(“Preventing Global Catastrophic Biological Risks”).

Otras simulaciones en el pasado reciente, además del Evento 201, incluyen:

  • Operación Invierno Oscuro (“Dark Winter”) (junio de 2001, menos de tres meses antes de los atentados del 11 de septiembre y el subsiguiente susto del ántrax, “examinando los retos de seguridad nacional, intergubernamentales y de información de un ataque biológico en el territorio nacional estadounidense”).
  • Operación Tormenta del Atlántico (“Atlantic Storm”)(enero de 2005, “diseñada para imitar una cumbre de líderes transatlánticos obligados a responder a un ataque bioterrorista”).
  • El ejercicio Clade X (mayo de 2018, “para ilustrar las decisiones estratégicas de alto nivel y las medidas políticas que Estados Unidos y el mundo tendrán que seguir para prevenir una pandemia o disminuir sus consecuencias en caso de que falle la prevención”). Yassif ayudó a desarrollar el ejercicio Clade X.

¿El denominador común de todos estos simulacros? El Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria, que publicó un documento titulado “La pandemia del SPARS 2025-2028”, que comprende “un escenario futurista que ilustra los dilemas de comunicación relativos a las contramedidas médicas (MCM) que podrían surgir en un futuro no tan lejano”.

Pero las predicciones para el futuro no terminan ahí. Por ejemplo, en septiembre de 2017, la NTI y el FEM organizaron una mesa redonda sobre el estado actual de los riesgos biológicos que presenta el avance tecnológico a la luz de la Cuarta Revolución Industrial.

Y en enero de 2020, la NTI y el FEM volvieron a unir sus fuerzas, publicando un informe titulado “Innovación en bioseguridad y reducción de riesgos: Un marco global para una síntesis de ADN accesible, segura y protegida” (“Biosecurity Innovation and Risk Reduction: A Global Framework for Accessible, Safe and Secure DNA Synthesis”).

Según el informe:

“Los rápidos avances en las tecnologías de síntesis de ADN disponibles en el mercado -utilizadas, por ejemplo, para crear artificialmente secuencias de genes para el diagnóstico y el tratamiento clínico- plantean riesgos crecientes, con el potencial de causar una amenaza catastrófica para la seguridad biológica si se utiliza de forma accidental o deliberada.”

Merck, cuyo jefe de asuntos corporativos participó en el simulacro de viruela de los monos, fue objeto de una investigación del FBI y de los CDC en noviembre de 2021 en relación con 15 viales sospechosos etiquetados como “viruela” en una instalación de Merck en Filadelfia.

Bill Gates no es ajeno a la predicción del futuro

El propio Bill Gates ha sido notablemente clarividente con sus predicciones de los acontecimientos futuros.

Estas son algunas de las predicciones de Gates:

  • En una charla TED de noviembre de 2015, afirmó que “si algo mata a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, lo más probable es que sea un virus altamente infeccioso y no una guerra. No misiles, sino microbios”.
  • En un discurso en 2017 en la Conferencia de Seguridad de Múnich de ese año, dijo que “la próxima epidemia podría originarse en la pantalla del ordenador de un terrorista que intente utilizar la ingeniería genética para crear una versión sintética del virus de la viruela”. argumentando a favor de la fusión de “seguridad sanitaria” y “seguridad internacional”.
  • En mayo de 2021, Gates dijo “[C]ualquier persona que quiera causar daños podría diseñar un virus de forma que el coste, la posibilidad de encontrarse con esto sea mayor que la de las epidemias causadas de forma natural, como la actual… [l]as formas en que los humanos interactúan con otras especies, estos virus atraviesan las barreras de las especies, ya sean murciélagos o monos”.
  • En noviembre de 2021, Gates reflexionó públicamente: “¿Qué pasaría si un bioterrorista llevara la viruela a 10 aeropuertos? ¿Cómo respondería el mundo a eso? Hay epidemias causadas por la naturaleza y epidemias causadas por el bioterrorismo que podrían ser incluso mucho peor que lo que experimentamos hoy”.
  • En febrero de 2022, Gates advirtió que la próxima pandemia “… no será necesariamente un coronavirus o incluso la gripe. Es probable que sea un virus respiratorio. Porque, con todos los viajes humanos que tenemos ahora, ése es el que puede propagarse de forma tan rápida”, haciendo hincapié en la importancia de proporcionar fondos suficientes al sector privado y al mundo académico para construir mejores vacunas, terapias y diagnósticos.
  • A principios de este mes, Gates hizo un llamamiento para el desarrollo de una iniciativa denominada “Movilización y Respuesta Global a las Epidemias” (“Global Epidemic Response and Mobilization”, GERM por sus siglas en inglés), afirmando que la financiación actual de la OMS “no es en absoluto seria con respecto a las pandemias” y que se necesitarían 1.000 millones de dólares al año para hacer funcionar esta iniciativa.
  • También este mes, la Fundación Bill y Melinda Gates anunció “un nuevo compromiso financiero de hasta 125 millones de dólares para ayudar a poner fin a la fase aguda de la pandemia de COVID-19 y prepararse para futuras pandemias”, con gran parte del dinero destinado a “fortalecer los sistemas de salud en los países de bajos ingresos, mejorar la vigilancia integrada de la enfermedad, ampliar el acceso a las herramientas para la pandemia y ayudar a los países a gestionar COVID-19 junto con otras necesidades sanitarias urgentes”.
  • En su nuevo libro, “How to Prevent the Next Pandemic” (“Cómo prevenir la próxima pandemia”), Gates sostiene que, a pesar de la fatiga de la COVID, el mundo debe centrarse en la preparación para futuras pandemias, independientemente de que haya una enfermedad en circulación.