Los investigadores que descubrieron altos niveles de productos farmacéuticos en la sangre y los tejidos de los macabíes, un estimado pez plateado del Caribe, creen que la contaminación puede estar contribuyendo al declive no sólo de los macabíes, sino también al declive de las más de 125 otras especies de las que se alimentan.

Los investigadores afirmaron que sus hallazgos son preocupantes para la pesca comercial de Florida y para la salud de los seres humanos que comen pescado.

“Estos resultados son realmente alarmantes”, afirma Jennifer Rehage, Ph.D., investigadora principal del estudio en la Universidad Internacional de Florida (“Florida International University”, FIU por sus siglas en inglés).

Añadió Rehage, ecologista de costas y peces y profesora asociada del Instituto del Medio Ambiente y la Tierra de la FIU:

“Los productos farmacéuticos son una amenaza invisible, a diferencia de las floraciones de algas o las aguas turbias. Sin embargo, estos resultados nos dicen que son una amenaza formidable para nuestras pesquerías, y ponen de relieve la necesidad urgente de abordar algo que viene de lejos, nuestros problemas de infraestructura de aguas residuales.”

El “Estudio de los contaminantes farmacéuticos del macabí”

Según “The Guardian”, los macabíes son “apodados ‘fantasmas grises’ por sus brillantes escamas plateadas” y su “notable sigilo y velocidad”. Pueden nadar hasta 40 mph, y los pescadores vienen de todo el mundo para pescarlos en Florida.

Pero la población de macabíes en la costa de Florida ha disminuido un 56% en los últimos 40 años.

Una de las posibles causas del declive del macabí es la contaminación farmacéutica en el océano. El “Estudio sobre los contaminantes farmacéuticos del macabí” fue un proyecto de investigación de tres años encargado por “Bonefish & Tarpon Trust”, una organización sin ánimo de lucro con sede en Miami. La investigación fue realizada por la FIU.

Los investigadores analizaron muestras de 93 macabíes de la costa de Florida. Todos los macabíes muestreados contenían productos farmacéuticos: una media de siete productos farmacéuticos por pez.

Un pez contenía 17 productos farmacéuticos.

Los investigadores pudieron detectar hasta 104 productos farmacéuticos comúnmente recetados, y 58 de ellos fueron encontrados en los macabíes.

Los fármacos más comunes encontrados fueron medicamentos para la presión arterial, antidepresivos, medicamentos para el tratamiento de la próstata, antibióticos y analgésicos, pero los investigadores también detectaron medicamentos para el corazón, antihistamínicos, antifúngicos, medicamentos para el estómago y opioides.

Según el estudio, en algo más de la mitad de los peces (56%), los niveles de los productos farmacéuticos en su sistema estaban “por encima de los cuales se esperarían efectos negativos”.

Los macabíes pueden estar expuestos a productos farmacéuticos al inhalar agua o sedimentos contaminados a través de sus branquias, o por los alimentos que ingieren.

Los investigadores también estudiaron 125 animales que comen los macabíes, como camarones, cangrejos y peces pequeños. Por término medio, estas especies de presa contenían 11 contaminantes farmacéuticos cada una, los mismos tipos de productos farmacéuticos encontrados en los macabíes.

Esto demuestra que los productos farmacéuticos son bioacumulables, lo que significa que las toxinas tienden a concentrarse más en los depredadores. También muestra la contaminación en otras especies que son importantes para las valiosas pesquerías de Florida.

El estudio aún no se ha publicado. Rehage dijo que ella y sus coautores planean presentar su estudio a una revista revisada por pares. Los resultados se presentaron en un panel de 2Bonefish & Tarpon Trust” celebrado en Tallahassee, Florida, el 2 de febrero.

¿Se pasa por alto este aspecto de la calidad del agua?

Sólo en Estados Unidos se prescriben casi 5.000 millones de recetas al año, y el estadounidense medio toma unos 12 medicamentos recetados al año.

“No existen límites legales para el control de la contaminación de los productos farmacéuticos durante su fabricación, uso o eliminación”, según el estudio.

Los contaminantes farmacéuticos proceden principalmente de las aguas residuales humanas y no se eliminan completamente con el tratamiento convencional del agua.

“Los productos farmacéuticos son una dimensión de la calidad del agua que a menudo se pasa por alto”, dijo Jim McDuffie, presidente y director general de “Bonefish & Tarpon Trust”.

Estos contaminantes suponen una importante amenaza para la pesca en aguas bajas, “una parte importante de la pesca recreativa en agua salada de Florida”, que tiene un impacto económico anual de 9.200 millones de dólares y mantiene directamente 88.500 puestos de trabajo, según McDuffie.

El problema es extenso, tanto en el océano como en el agua dulce. La contaminación de los ríos del mundo a causa de los productos farmacéuticos supone una “amenaza para el medio ambiente y la salud mundial”, según un reciente estudio del Proyecto de Vigilancia Mundial de Productos Farmacéuticos.

Los investigadores tomaron muestras de 258 ríos de 104 países de todos los continentes. Esto representa la huella farmacéutica de 471,4 millones de personas.

El estudio mostró la presencia de contaminantes farmacéuticos en las aguas superficiales a niveles que suponen una amenaza para la salud ambiental y humana en más de una cuarta parte de los lugares.

El impacto de la contaminación farmacéutica en peces y en humanos

Los productos farmacéuticos permanecen activos a dosis bajas y la exposición puede afectar a todos los aspectos de la vida de los peces, incluida su alimentación, actividad, sociabilidad y comportamiento migratorio.

El Dr. Bob Wong, coautor de un artículo de 2021 sobre el impacto del Prozac en el comportamiento de los peces, dijo: “Los productos farmacéuticos están diseñados específicamente para provocar efectos biológicos a bajas concentraciones, por lo que no es de extrañar que su impacto se extienda a las especies no objetivo”.

El pez espada está protegido por leyes de captura y liberación debido a la disminución de su número. Sin embargo, los seres humanos comen algunas de las otras 125 especies que los investigadores evaluaron en busca de contaminación farmacéutica.

En el 56% de los macabíes muestreados, los niveles de los medicamentos detectados eran más de un tercio de la dosis que toman los humanos.

¿Qué impacto podrían tener en las personas que lo consumen los altos niveles de productos farmacéuticos que se encuentran en los tejidos del pescado? Al igual que la contaminación por mercurio, se trata de una amenaza que los consumidores no pueden ver, oler o saborear.

Los investigadores de la FIU también hallaron antibióticos en los macabíes. La contaminación del agua con antibióticos suscita preocupación por el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos. Más de un millón de personas mueren cada año por infecciones resistentes a los antibióticos.

¿Qué se puede hacer?

Rachel Silverstein, directora de “Miami Waterkeeper”, declaró a “The Guardian” que hay tres formas principales de que las aguas residuales lleguen al océano: los vertidos de aguas residuales, la descarga de aguas residuales tratadas y el mal funcionamiento de los sistemas sépticos.

El estudio de la FIU aporta más pruebas de la urgente necesidad de que Florida amplíe y modernice las instalaciones de tratamiento de aguas residuales y la infraestructura de alcantarillado, dijo Silverstein.

Rehage dijo que la aplicación de un paso adicional en la gestión de las aguas residuales, conocido como “ozonización”, podría ayudar. La adición de ozono al agua ayuda a eliminar contaminantes que suelen pasar desapercibidos en el tratamiento tradicional de las aguas residuales, elimina incluso productos farmacéuticos y pesticidas.

Según Rehage, sólo Suiza, Suecia, Alemania y algunos otros países han adaptado las plantas de tratamiento para incorporar este paso.

Elena Fabbri, investigadora y profesora de la Universidad de Bolonia (Italia), está de acuerdo en que es importante mejorar la gestión de las aguas residuales, pero sostiene que la propia industria farmacéutica también debe asumir su responsabilidad.

“No podemos prohibir estas sustancias porque las necesitamos, pero podríamos favorecer o presionar a las industrias farmacéuticas para que encuentren alternativas más ecológicas”, declaró a “The Guardian”.