“¿Nos ayuda la medicina moderna a vivir más y con más salud?” ¿O se trata de una “agenda más oscura y siniestra” que crea “una vida más larga pero más enferma“?

El periodista James Li analizó esta cuestión en un reciente episodio de “Breaking Points”, donde habló de cómo “las grandes farmacéuticas,“Big Pharma”, las grandes empresas alimentarias, “Big Food”, los principales medios de comunicación, los profesionales médicos y el gobierno” colaboran para enfermarnos.

Li mostró un clip de “60 Minutos” sobre la epidemia de obesidad que asola EE.UU., en el que la Dra. Fatima Cody Stanford, médico-científica especialista en medicina de la obesidad y profesora asociada del Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard, explicaba por qué las creencias comunes sobre la obesidad son erróneas.

“La causa número uno de la obesidad es la genética”, afirma. “Eso significa que si naces de padres con obesidad tienes entre un 50 y un 85% de probabilidades de padecer la enfermedad tú mismo, incluso con una dieta óptima, ejercicio, control del sueño y gestión del estrés”.

Li también habló de Ozempic y Wegovy, los medicamentos para adelgazar en el centro de la última moda de la pérdida de peso.

“Así que el mensaje de los principales medios de comunicación es bastante sencillo”, dijo Li. “La obesidad es una enfermedad, tómate un medicamento”. Pero esa no es toda la historia, dijo.

La obesidad en Estados Unidos ha pasado de ser “casi inexistente” en la década de 1950 a representar el 50% de la población en 2030. Por tanto, “a menos que la raza humana haya experimentado algún tipo de salto cuántico en genética, debe haber algo más que estemos haciendo y que esté destruyendo nuestra salud metabólica”, afirma Li.

Basándose en el trabajo reciente de Calley Means, consultor farmacéutico reconvertido en denunciante de irregularidades, Li señaló dos grandes problemas del sistema alimentario estadounidense: el exceso de azúcar y la falta de fibra.

Hoy en día, el niño medio come 100 veces más azúcar al día -que es más adictiva que la cocaína- que hace 100 años, y el azúcar se esconde en los alimentos procesados, según Li.

Saber que el azúcar crea adicción es un incentivo para que los productores de alimentos procesados sigan añadiendo más cantidad a nuestros alimentos.

Li dijo a los telespectadores:

“Si usted es un directivo del sector alimentario -se juega la prima, los accionistas exigen un crecimiento astronómico trimestre tras trimestre-, ¿qué hace para aventajar a su competidor?

“Bueno, añade azúcar a sus productos para hacerlos más adictivos y que la gente compre los suyos y no los de la competencia y entonces ellos intentan superarle y, de repente, el azúcar está por todas partes”.

La fibra, que según la Clínica Mayo ayuda a “mantener un peso saludable y reduce el riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas y algunos tipos de cáncer”, ha desaparecido casi por completo en muchos de nuestros productos alimenticios más populares.

De hecho, según Li, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud, sólo el 5% de las personas consumen el objetivo diario recomendado de fibra.

Li citó a la doctora Nicole Avena, quien declaró a Newsweek que muchos alimentos ultraprocesados están “casi premasticados” para nosotros:

“Se deshacen en la boca inmediatamente. No hay proteínas. No hay agua. No hay fibra que los ralentice. Van a golpear sus papilas gustativas y encender sus centros de recompensa y motivación del cerebro inmediatamente. Luego hay un golpe secundario de dopamina cuando se absorbe en el cuerpo “.

Li afirmó: “Estas empresas alimentarias se han transformado en laboratorios de narcóticos. Han encontrado la forma de piratear nuestros cerebros y forrarse, tanto en sentido figurado como literal (en inglés ‘make a killing’ significa tanto forrarse como hacer una matanza)”.

En su opinión, el sistema sanitario se convierte en el héroe que trata estas enfermedades y obtiene beneficios desorbitados con ello. Li citó a Means para decir que el sistema sanitario no se centra en la salud ni en la prevención. Sólo gana dinero cuando la gente está enferma.

“Todas y cada una de las instituciones están incentivadas para que más estadounidenses enfermen durante más tiempo”, afirmó Li.

FAIR informó de que todos los médicos entrevistados por “60 Minutos” para su segmento sobre la obesidad habían recibido dinero de “Novo Nordisk”, fabricante de los medicamentos que se anunciaban en el programa.

Ninguno de los médicos mencionó los graves efectos secundarios asociados a los fármacos, ni los enormes beneficios que “Novo Nordisk” obtiene con ellos, ni las presiones que la farmacéutica ejerce para conseguir que las aseguradoras paguen los medicamentos para adelgazar.

Así es como funciona el “complejo industrial de la obesidad”, afirmó Li:

“La industria alimentaria gana miles de millones de dólares vendiendo alimentos que se sabe que son tóxicos y venenosos, enfermando a millones de estadounidenses en el proceso. En este caso, la industria sanitaria juega a ser un héroe al tiempo que se embolsa miles de millones de dólares vendiendo un supuesto medicamento milagroso a millones de adultos y niños.

“Ambas industrias han llegado a un pequeño acuerdo con el gobierno federal, el Congreso con el dinero de los grupos de presión con la financiación de la FDA [Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.] para que puedan reescribir la ciencia y seguir vendiendo alimentos que se sabe que son tóxicos y venenosos.”

Pero, dijo, a pesar de que todo el sistema está organizado para lucrarse haciendo enfermar a la gente, hay algunas soluciones “obvias” que propone Means y que Li secunda.

En primer lugar, la FDA debería revisar la cantidad de azúcar añadido que es “recomendado” para la dieta diaria de los niños y pasar de 50 gramos, basado en una dieta de 2.000 calorías, a cero.

En segundo lugar, dijo, el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (“Supplemental Nutrition Assistance Program”, SNAP por sus siglas en inglés), comúnmente conocido como “cupones de alimentos”, funciona como un subsidio a la industria de alimentos procesados, porque la mayoría de los beneficios del SNAP se gastan en alimentos baratos y procesados. Reformar ese programa, dijo, podría acabar con esas subvenciones.

Li concluyó preguntando al público:

“Todos los avances tecnológicos en las decisiones de política pública del último medio siglo, ¿han contribuido a promover una vida más larga y saludable? ¿O una vida más larga y más enferma?”

Vea aquí el vídeo: