Mientras Elon Musk se prepara para finalizar su compra de Twitter, los funcionarios gubernamentales de Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea (UE) y otros países están introduciendo nueva legislación destinada a combatir la “desinformación” en línea, especialmente en las plataformas de medios sociales.

En Estados Unidos, estas propuestas incluyen una “junta de información errónea” gubernamental y un proyecto de ley pendiente en el Congreso, la Ley de Supervisión y Seguridad de los Servicios Digitales.

Entre las medidas adoptadas en el extranjero se encuentran la recientemente aprobada Ley de Servicios Digitales de la UE y la propuesta de Ley de Seguridad en Línea del Reino Unido, además de la legislación similar existente en Alemania y otros países.

Poco después de que Musk se moviera para comprar Twitter, varias docenas de países y entidades -incluyendo Estados Unidos y la UE- anunciaron la ratificación de la “Declaración para el Futuro de Internet“, que, entre otras cosas, pretende “reforzar la resistencia a la desinformación y la información errónea, y aumentar la participación en los procesos democráticos”.

Estas y otras medidas políticas pretenden responsabilizar a las empresas tecnológicas, y en particular a las principales plataformas de redes sociales, desde Twitter a Facebook o TikTok, de la incitación al odio y la “desinformación” publicada por los usuarios en sus plataformas, a la vez que exponen al público los algoritmos y las prácticas de moderación de los gigantes tecnológicos.

Sin embargo, también surgen preguntas sobre el efecto que estas normativas -incluidas las procedentes de fuera de Estados Unidos- tendrían en el funcionamiento de las plataformas tecnológicas en Estados Unidos y en el mundo.

El gobierno de Biden apunta a la “información errónea” en línea

Dos días después de que Elon Musk anunciara que compraba Twitter, el gobierno de Biden anunció la formación de un “Consejo de Gobernanza de la Desinformación”.

El Secretario del Departamento de Seguridad Nacional (“Department of Homeland Security”, DHS por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, hizo el anuncio en un testimonio pronunciado el 27 de abril ante el Subcomité de Asignaciones de la Cámara de Representantes.

“El objetivo es reunir los recursos del [DHS] para hacer frente a esta amenaza”, dijo Mayorkas, y añadió que el departamento está centrado en la difusión de la desinformación entre las comunidades minoritarias.

El “foco” de esta nueva junta será “Rusia y la migración irregular”.

Sin embargo, no está claro en qué consiste la “desinformación” en opinión de Mayorkas, el DHS o la administración Biden, ni por qué parece ser un problema particular en las “comunidades minoritarias” vagamente definidas.

Michael Rectenwald, autor de “Archipiélago Google: El gulag digital y la simulación de la libertad” y ex profesor de la Universidad de Nueva York que perdió su puesto en 2016 como consecuencia de la “cultura de la cancelación”, dijo a “The Defender”:

“La junta de desinformación del Politburó de Biden probablemente instituirá normativas que reflejen la DSA [Ley de Servicios Digitales, “Digital Services Act”] de la UE, imponiendo restricciones similares, si no idénticas, a la información y la opinión.

“Musk … probablemente se enfrentará a las amenazas legislativas de los legisladores demócratas, y a otras formas de coacción por parte del establishment nacional e internacional, incluyendo especialmente … la [“Digital Services Act”] de la UE y la nueva junta de desinformación de Estados Unidos”.

Rectenwald dijo que si “Musk se sale con la suya”, Twitter “dejará de discriminar los contenidos en función de la ‘wokidad’, las creencias políticas o la adhesión a las narrativas y dictados oficiales del Estado”.

Esto podría incluir, a petición de los usuarios, la restauración de cuentas prohibidas y cambios drásticos en los algoritmos discriminatorios e izquierdistas de Twitter.

“Sin embargo, la presión para ajustarse a los dictados ‘woke’ vendrá del cártel ‘woke’ de las grandes empresas tecnológicas, “Big Tech”, incluidas las amenazas de retirar la aplicación de Twitter de la Apple Store por no censurar el ‘discurso de odio’, y la huida de los anunciantes ‘woke'”, dijo Rectenwald.

¿Se clasificará la “información errónea” como “terrorismo”?

El ex presidente George W. Bush creó el DHS inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, con el fin de proteger a Estados Unidos contra el terrorismo, lo que sugiere que el gobierno federal puede ahora estar equiparando la “información errónea” con el terrorismo.

Nina Jankowicz será la directora ejecutiva de la nueva junta. Como informa Politico, Jankowicz fue anteriormente “becaria de desinformación” en el “Wilson Center for Public Policy”, ha asesorado al Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania y supervisó los “programas de Rusia y Bielorrusia” en el “National Democratic Institute”.

Como ya informó “The Defender”, el gobierno ucraniano ha aprovechado sus estrechos vínculos con las “grandes empresas tecnológicas”, “Big Tech” -incluso para el desarrollo de pasaportes de vacunas- para utilizar las redes sociales y las tecnologías digitales como “herramienta de guerra”.

Jankowicz anunció su nuevo nombramiento en Twitter, afirmando que se siente “honrada” de ayudar a los “esfuerzos de contrainformación” de la administración Biden.

Jankowicz compartió anteriormente su preocupación por las “mentiras” difundidas en Twitter relacionadas con las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos, y por la legitimidad de las noticias relacionadas con el portátil de Hunter Biden, a las que se refirió como un “producto de la campaña de Trump.”

También ha declarado que crear la oposición entre libertad de expresión y censura es “una falsa dicotomía”.

Jankowicz causó sensación -y levantó algunas cejas- con vídeos en los que cantaba: “¿A quién me f***o para ser famosa y poderosa?” y hablaba de “resolver el misterio entre las piernas de Harry Potter”.

Musk: la junta de desinformación es algo “incómodo”

Musk, en un tuit, calificó la creación de la junta de desinformación de Biden como “incómoda” y como un hecho parecido a las prácticas de la Alemania nazi.

Musk se describió a sí mismo como un “absolutista de la libertad de expresión” y anunció su intención de convertir Twitter en una “plaza digital donde se debatan asuntos vitales para el futuro de la humanidad”.

También indicó que probablemente habrá cambios en las normativas de moderación de Twitter y en la forma de gestionar los bloqueos de cuentas.

“Mi intuición es que contar con una plataforma pública de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización”, dijo Musk.

Más tarde aclaró en un tuit su definición de la libertad de expresión, afirmando:

“Por ‘libertad de expresión’ me refiero simplemente a aquello que se ajusta a la ley. Estoy en contra de la censura que va más allá de la ley.

“Si la gente quiere menos libertad de expresión, pedirá al gobierno que apruebe leyes en ese sentido. Por tanto, ir más allá de la ley es contrario a la voluntad del pueblo”.

La Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos prohíbe explícitamente la censura gubernamental de la información, por lo que no están claras las implicaciones de una “junta de desinformación” gubernamental u otras medidas similares.

Por ejemplo, además de la nueva “junta de desinformación”, hay una legislación actualmente pendiente en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la Ley de Supervisión y Seguridad de los Servicios Digitales, que exigiría más transparencia e información a las plataformas de las grandes empresas tecnológicas sobre cómo moderan los contenidos.

Sin embargo, esta propuesta de ley, así como la junta de desinformación, también parecen ir en contra de la legislación estadounidense establecida, en concreto, la Sección 230 de la Ley de Decencia de la Comunicación, que impide que las plataformas de las grandes empresas tecnológicas sean consideradas responsables de los contenidos publicados por sus usuarios.

Estas empresas han utilizado la Sección 230 para argumentar que no son “editores” de contenidos, lo que conllevaría otras obligaciones legales.

Sin embargo, las plataformas sí participan activamente en la moderación de contenidos, incluida la eliminación de publicaciones y la suspensión de cuentas de usuario por publicar determinados contenidos, incluida la supuesta “desinformación”.

La Organización Mundial de la Salud desconfía de la toma de posesión de Musk en Twitter

La compra de Twitter por parte de Elon Musk provocó una reacción pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Durante una conferencia virtual de la OMS el 26 de abril, el Dr. Mike Ryan, ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, dijo que Musk tendrá una “enorme influencia” en la contención y posible difusión de la desinformación sobre vacunas en Twitter.

Sin embargo, Ryan añadió que no es sólo Twitter, sino todas las plataformas de medios sociales las que deben abordar la desinformación.

En particular, la propia OMS ha estado estrechamente vinculada con los verificadores de datos de las redes sociales, especialmente en respuesta a la supuesta “desinformación” relacionada con el COVID-19, como ha informado anteriormente “The Defender”.

En concreto, la OMS colabora estrechamente con “NewsGuard”, una empresa de comprobación de datos que también está estrechamente vinculada a varias grandes farmacéuticas.

“NewsGuard”, por su parte, se asocia con el Centro para Contrarrestar el Odio Digital (“Center for Countering Digital Hate”, CCDH por sus siglas en inglés), cuyos miembros de la junta directiva expresaron recientemente varias áreas de preocupación sobre la compra de Twitter por parte de Musk.

Damian Collins, miembro del parlamento británico con el Partido Laborista que dirigió un comité parlamentario que elaboró el proyecto de ley de seguridad en línea, es miembro de la junta directiva del CCDH.

En respuesta a la compra de Musk en Twitter, Collins dijo que si Musk desea realmente hacer de Twitter un paraíso de la libertad de expresión, “tendrá que limpiar la plaza de la ciudad digital”, añadiendo que hasta ahora, los usuarios de Twitter se veían frecuentemente ahogados por cuentas “bot” que difundían “desinformación”, lo que hacía que los usuarios se abstuvieran de expresarse “por el odio y el abuso que recibirían”.

Imran Ahmed, director general de CCDH y ex banquero de inversión de Merrill Lynch -que también mantiene estrechos vínculos con el Partido Laborista del Reino Unido- expresó sentimientos similares, afirmando que “el Reino Unido y la UE van a tener herramientas para hacer frente a esto. A Twitter le va a resultar muy difícil operar en el Reino Unido si trata de operar sobre una base de libertad de expresión y cero reglas”.

El Dr. Joseph Mercola describió anteriormente al CCDH como “un líder de la cultura de la cancelación progresista” con amplios lazos con el gobierno y los grupos de expertos mundiales que ha etiquetado el cuestionamiento de la inyección de COVID-19 como “amenazas a la seguridad nacional”.

En lo que respecta específicamente a las vacunas contra el COVID-19, por ejemplo, el CCDH ha advertido que el “movimiento antivacunas podría socavar el despliegue de cualquier futura vacuna contra el COVID-19”.

El CCDH ha añadido que la pandemia “sólo se superará con el programa de vacunación más ambicioso de la historia de la humanidad” y que quienes cuestionan este programa tienen opiniones marginales y extremistas.