La Academia Americana de Pediatría (AAP) ha añadido este mes recomendaciones para la atención sanitaria pediátrica preventiva a su Programa de Periodicidad 2022, también conocido como “Bright Futures”, entre las que se incluye la recomendación de tomar medidas para “detectar la depresión y el riesgo de suicidio” anualmente en los niños empezando en el nacimiento y hasta los 21 años.

Dado que los expertos están advirtiendo de una crisis de salud mental entre los niños y adolescentes, la recomendación de la AAP, al menos en apariencia, puede parecer sólida y razonable.

Pero la detección de la depresión puede ser peligrosa, dicen algunos expertos.

El doctor Allen Frances, profesor y presidente emérito del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, en 2016 declaró a “The Wall Street Journal” que el cribado de la depresión corre el riesgo de medicalizar lo “normal” y que “los adolescentes pueden quedar marcados de por vida por etiquetas aplicadas sin cuidado.”

El Dr. Edmund Levin, especializado en psiquiatría de adolescentes, escribió en “Adolescent Psychiatry”: “Hay que considerar el sobrediagnóstico como un factor que contribuye a la tendencia de aumentar el porcentaje de jóvenes que son diagnosticados y medicados por una variedad de condiciones de salud mental, incluyendo la depresión.”

Y según una investigación de 2019 publicada en la revista “Epidemiology and Psychiatric Sciences”,

la sobremedicación se observa a menudo en niños en régimen de acogida, en niños de familias con problemas y en aquellos que están en el sistema de justicia juvenil o en programas de tratamiento residencial.

Los medicamentos psiquiátricos para niños tienen su lugar en el continuo de opciones de tratamiento, pero ¿podría la nueva recomendación de la AAP dar lugar a que se prescriban a muchos más niños medicamentos psiquiátricos lucrativos y peligrosos – algunos de los cuales pueden causar el suicidio, especialmente en los niños, según se indica en sus propios prospectos?

La AAP se describe a sí misma como “una organización de 67.000 pediatras de atención primaria, subespecialistas médicos pediátricos y especialistas en cirugía pediátrica dedicados a la salud, la seguridad y el bienestar de bebés, niños, adolescentes y adultos jóvenes”.

Sin embargo, un rápido vistazo a sus principales donantes revela empresas cuyos productos pueden a veces entrar en conflicto con la “salud, la seguridad y el bienestar de los bebés, los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes”.

Entre ellas se encuentran Ronald McDonald House Charities, el gigante de la biotecnología Sanofi Genzyme, el fabricante de polvos de talco para bebés Johnson & Johnson (entre los “10 principales donantes” de la AAP) y los fabricantes de medicamentos Abbott, Merck y Novavax.

La AAP no es la única asociación médica muy respetada que juega a dos bandas, aceptando el dinero de los fabricantes de medicamentos mientras da consejos médicos que nos merecen “confianza”.

Tampoco es la única asociación que establece recomendaciones detalladas y evaluaciones para los pacientes, evaluaciones que a menudo enriquecen directamente a los fabricantes de medicamentos.

Por ejemplo, “TeenScreen “, un programa de la Universidad de Columbia en Nueva York que funcionó desde 2003 hasta 2012, ofrecía servicios psiquiátricos gratuitos para detectar tendencias suicidas y problemas emocionales en los niños.

Dirigida por Leslie McGuire, antigua dirigente de la Alianza Nacional contra las Enfermedades Mentales, financiada por la industria farmacéutica, “TeenScreen” “encauzó [a los niños] hacia tratamientos de ‘salud mental'”, escribió “The Idaho Observer”.

“Muchos de ellos serían “tratados” con fármacos psiquiátricos, ignorando el hecho de que muchos de estos mismos fármacos llevan en sus prospectos advertencias resaltadas con recuadro negro, por mandato de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (“Food and Drug Administration”, FDA por sus siglas en inglés) porque se sabe que causan violencia y suicidio.”

Según la “Alliance for Human Research Protection” (Alianza para la Protección de la Investigación Humana), “TeenScreen”, que se retiró en 2012, era un “protocolo de cribado de salud mental muy polémico, agresivo y médicamente dudoso, desarrollado con financiación federal…”

La AAP no es nueva en la comercialización de medicamentos problemáticos

En 2015, “Fox News” informó que la AAP ayudó a Merck a comercializar su medicamento contra el asma Singulair (montelukast) para niños.

“Merck se asoció con grupos amigos de los niños como “Scholastic Press” y [dio] dinero a la Academia Americana de Pediatría para formar a los médicos en el ‘diagnóstico’ y la prescripción de ‘medicamentos adecuados’ para el asma”, escribió la reportera de Fox, Tisha Thompson.

Las asociaciones de comercialización presentaban dos problemas: los evidentes conflictos de intereses inherentes a las organizaciones de confianza que promueven la venta de medicamentos de prescripción para empresas privadas, y la promoción de lo que resultó ser un medicamento con un perfil de seguridad muy preocupante.

El 27 de septiembre de 2019, la FDA celebró una reunión conjunta de los Comités Asesores de Seguridad y Gestión de Riesgos Pediátricos y de Medicamentos para abordar los crecientes informes de eventos neuropsiquiátricos causados por montelukast en pacientes pediátricos.

En la reunión se habló mucho de las advertencias resaltadas con recuadro negro.

En las audiencias testificaron padres cuyos hijos habían sufrido graves daños e incluso se habían suicidado mientras tomaban el medicamento para el asma.

Los padres, procedentes de grupos como el “Montelukast Side Effects Support and Discussion Group” (Grupo de Apoyo y Debate sobre los Efectos Secundarios del Montelukast) y “Parents United for Pharmaceutical Safety and Accountability” (Padres Unidos por la Seguridad y la Responsabilidad Farmacéutica), afirmaron que una advertencia resaltada con recuadro negro, que aún no se había añadido al prospecto del montelukast, evitaría futuras tragedias.

En ese momento, el prospecto de montelukast sólo advertía de “eventos neuropsiquiátricos”.

Los padres tuvieron éxito. El 4 de marzo de 2020, la FDA decidió añadir una “advertencia resaltada con recuadro negro” al montelukast debido a “una elevada preocupación por el riesgo de eventos neuropsiquiátricos, incluyendo pensamientos y acciones suicidas.”

En una declaración proporcionada a “Fox News” sobre el conflicto de intereses, la AAP escribió:

“El Programa Integral de Asma de la Academia Americana de Pediatría (AAP) es un programa independiente que promueve directrices basadas en la evidencia para el cuidado del asma provenientes del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (“National Heart, Lung, and Blood Institute”, NHLBI por sus siglas en inglés). La incidencia del asma en los niños -especialmente en los niños de minorías que viven en la pobreza- está aumentando constantemente.

“El objetivo de este programa es mejorar la atención de los niños con asma ayudando a los pediatras a adoptar las directrices del NHLBI en sus consultas, en el contexto de un hogar médico, reduciendo así las tasas de visitas a los servicios de urgencias, las hospitalizaciones y las muertes en niños con asma no controlada.”

Una subvención educativa para proporcionar fondos provino de la “Merck Childhood Asthma Network Inc.”, una organización sin ánimo de lucro 501(c)(3) dirigida por el Dr. Floyd Malveaux que es independiente de Merck & Co.

La AAP dijo a “Fox News”:

“La subvención proporcionó 651.530 dólares desde 2008 hasta 2011. Aunque el patrocinador proporcionó fondos para el Programa Integral de Asma a través de una subvención educativa, el contenido fue determinado únicamente por la AAP, utilizando las directrices del NHLBI. No se trata de un conflicto de intereses. Al aceptar subvenciones externas como esta, la AAP puede difundir sus mensajes educativos a audiencias más amplias.”

Tres años después del escándalo de Singulair, John Fauber, becario de “Knight Science Journalism” y periodista del “Milwaukee Journal Sentinel” y de “MedPage Today”, informó sobre otra asociación sospechosa de la AAP: la AAP respaldó directrices que recomendaban determinados medicamentos para el acné cuando 13 miembros de un panel de 15 miembros eran “consultores o ponentes pagados por las empresas que fabrican los medicamentos”.

Según Fauber, los copresidentes del panel de directrices sobre el acné en el que se basó la AAP -Diane Thiboutot, profesora de dermatología en Penn State-Hershey, y Lawrence Eichenfield, dermatólogo pediátrico de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego- habían trabajado como consultores o ponentes para Galderma, el fabricante de un medicamento recomendado para el acné.