Bill Gates dijo que cree que la comunidad mundial debe invertir en cultivos modificados con lo que él llama sus “semillas mágicas” para resolver el hambre en el mundo.

La ayuda alimentaria por sí sola no puede resolver el problema, dijo Gates en un ensayo que acompaña al Informe Goalkeepers 2022 de la Fundación Bill y Melinda Gates (“Bill & Melinda Gates Foundation“, BMGF por sus siglas en inglés), publicado a principios de este mes.

Lo que se necesita, dijo, son semillas “mágicas” que hayan sido diseñadas genéticamente para ser resistentes a climas cálidos y secos o para crecer tres semanas más rápido que las semillas naturales.

“La temperatura sigue subiendo”, dijo Gates. “No hay manera, sin innovación, de ni siquiera acercarse a lograr alimentar a África. Es decir, simplemente no funciona”.

Sin embargo, André Leu, experto en agricultura ecológica, ex presidente de IFOAM Organics International y autor de “Growing Life: Regenerating Farming and Ranching” (“Cultivar vida: Regenerar la agricultura y la ganadería”), criticó a Gates por llamar “mágicas” a sus semillas modificadas genéticamente.

“Esto es evidentemente falso y un ejemplo de la manipulación por parte de las empresas de relaciones públicas para renombrar productos que son ampliamente considerados como alimentos de tipo “Frankenstein” (“Frankenfoods”)“, dijo Leu a “The Defender”.

Según la doctora Vandana Shiva, activista medioambiental, autora y fundadora de Navdanya International, “las semillas de [la naturaleza] como fuente de vida son mágicas.  Mantienen su orden implicado dentro de ellas, y se despliegan para reubicar los patrones y estructuras únicas de la vida en su diversidad”.

Por el contrario, Shiva dijo que “las semillas modificadas genéticamente se han hecho dueñas de la vida a través de las patentes“.

Shiva dijo a “The Defender”:

“[Las semillas modificadas genéticamente] son una tecnología fallida.

“Se suponía que los cultivos resistentes a los herbicidas iban a controlar las malas hierbas. Han creado supermalezas. Se suponía que los cultivos con toxinas Bt iban a controlar las plagas. Han creado superplagas, han aumentado la necesidad de pesticidas, han incrementado la deuda de los agricultores y han llevado a agricultores al suicidio en la India.

“Una manipulación fallida, torpe y burda de los sistemas vivos no crea “semillas mágicas”.

“Crea un desastre ecológico de monocultivos de OMG [organismos genéticamente modificados] desplazando la rica diversidad de cultivos que necesitamos para la salud de las personas y la salud del planeta”.

Según Gates, está preocupado por el planeta, al menos por el impacto que pueda tener el cambio climático.

El 6 de septiembre, la BMGF publicó un “Atlas de adaptación de la agricultura” que utiliza modelos de predicción para estimar cómo el cambio climático puede afectar a las condiciones de crecimiento de los cultivos en los países africanos.

La BMGF también está promoviendo el uso de la inteligencia artificial (IA) que procesa las secuencias genómicas de los cultivos junto con estos datos medioambientales para conjurar una visión basada en datos de cómo deberían ser las explotaciones agrícolas en el futuro.

“A partir de este modelo informático, los investigadores pueden identificar la variedad vegetal óptima para un lugar determinado”, declaró a principios de este mes a “The Associated Press” (AP) Cambria Finegold, directora de desarrollo digital de CABI, una organización intergubernamental que desarrolla modelos para la BMGF. “O pueden hacer lo contrario: señalar el lugar óptimo para cultivar una determinada cosecha”.

Finegold añadió:

“No se trata simplemente de ‘cómo superamos esta crisis y volvemos a la normalidad’, sino de ‘cómo es la futura normalidad'”.

Pero los críticos señalaron que esta dependencia de la IA y de las semillas modificadas genéticamente agravaría los problemas medioambientales, ya que las semillas modificadas requieren un uso intensivo de fertilizantes de origen fósil, que deben transportarse a grandes distancias, y de pesticidas que amenazan la biodiversidad.

Según la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África (“Alliance for Food Sovereignty in Africa”) y “AGRA Watch”, un grupo que “trabaja con organismos socios en África y Estados Unidos para apoyar alternativas sostenibles, agroecológicas, socialmente responsables y autóctonas”, los programas de agricultura industrial de la BMGF en África, incluida su Alianza para una Revolución Verde en África (“Alliance for a Green Revolution in Africa”, AGRA por sus siglas en inglés), provocan la pérdida de biodiversidad, perjudican a los pequeños agricultores y causan daños al medio ambiente, al tiempo que no resuelven el hambre.

Rachel Bezner Kerr, profesora de desarrollo global en la Universidad de Cornell, dijo a la AP que existen alternativas -como los bancos de semillas gestionados localmente, los sistemas de compostaje que promueven la salud del suelo y las intervenciones con pesticidas no químicos- que pueden crear sistemas agrícolas más resistentes y reducir la necesidad de ayuda alimentaria.

Kerr, autora principal del capítulo dedicado a la alimentación del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU dijo que aunque el panel no hace recomendaciones, “en general, el tipo de enfoque en unas pocas tecnologías y la dependencia de los insumos basados en los combustibles fósiles no está en línea con la adaptación basada en los ecosistemas” o con un futuro biodiverso.

Sin embargo, el director general de la Fundación Bill and Melinda Gates (BMGF), Mark Suzman, afirmó que los fertilizantes son necesarios. “Sencillamente, no se puede conseguir un aumento global de la productividad sin ellos”, dijo en una reunión con periodistas, según la AP.

Gates también descartó las ideas alternativas.

“Si hay alguna solución no innovadora, ya sabes, como cantar ‘Kumbaya’, pondré dinero para ello”, dijo Gates a la AP en una entrevista. “Pero si no tienes esas semillas, no salen las cuentas”.

Gates dijo: “Cuando los investigadores de Kenia compararon las parcelas de este nuevo maíz [genéticamente modificado], al que llamaron “DroughtTEGO®”, con el antiguo, vieron que las explotaciones de DroughtTEGO producían una media del 66% más de grano por acre”.

Shiva dijo que los cultivos y las semillas modificados genéticamente no son la respuesta.

“Para acabar con el hambre en el mundo debemos dejar de tratar los alimentos como una mercancía y las semillas como “propiedad intelectual” de las empresas”, declaró a “The Defender”.

“Para solucionar el hambre en el mundo, todas las explotaciones deben ser biodiversas y ecológicas. La intensificación de la biodiversidad produce más nutrición por acre, sin depender de insumos externos de semillas y agroquímicos tóxicos, como muestra nuestro informe “Salud por acre” (“Health Per Acre”)”.

“Podemos alimentar a la gente mientras regeneramos la biodiversidad del planeta”, dijo Shiva.

Leu estuvo de acuerdo. “La ampliación de la agricultura orgánica regenerativa basada en la ciencia de la agroecología resolvería fácilmente la crisis de inseguridad alimentaria mundial. Es de bajo coste, está probado y es eficaz, y su ampliación a nivel mundial sería menor que el coste de desarrollar un solo cultivo transgénico”.

Al afirmar que los OMG no tienen cabida en la solución del hambre en el mundo, Leu dijo:

“A pesar de más de 40 años de bombo y platillo de que las semillas transgénicas iban a aumentar drásticamente los rendimientos, resolver los problemas de plagas y enfermedades, reducir el uso de plaguicidas, blindar los cultivos contra la sequía, permitir su cultivo en suelos salinos y otras numerosas afirmaciones extravagantes, esto no se ha conseguido.

“La investigación realizada por científicos independientes -no por los científicos empleados por las empresas de biotecnología, que tienen un evidente conflicto de intereses- muestra claramente que no se ha producido ningún aumento del rendimiento con respecto al cultivo convencional.

“Las dos únicas cosas que han conseguido los cultivos transgénicos son aumentar drásticamente el uso de pesticidas tóxicos como el glifosato (Roundup) que ahora está en nuestros alimentos, cuerpos y medio ambiente, así como aumentar los beneficios de las grandes empresas de pesticidas de la agroindustria.”

Leu destacó la eficacia de enseñar métodos de agricultura ecológica a los pequeños agricultores para hacer frente al hambre.

“La mayoría de las personas con inseguridad alimentaria son pequeños agricultores familiares y otras personas que dependen de ellos en las comunidades rurales”, dijo.

“Hemos demostrado muchas veces que la enseñanza de buenas prácticas de agricultura ecológica puede aumentar sus rendimientos en más de un 100% para que puedan alimentar a sus familias y comunidades locales. También obtienen ingresos para pagar la sanidad, la educación y muchas otras cosas que son importantes para una buena calidad de vida”.

¿Quién sufre realmente y quién se beneficia del “filantrocapitalismo basado en la biopiratería”?

La BMGF y la AGRA, dirigida por Gates, dicen que pretenden transformar la agricultura en África aumentando los ingresos y la seguridad alimentaria de millones de pequeños agricultores.

El 13 de julio, Gates se comprometió a donar 20.000 millones de dólares a la BMGF para que pueda aumentar su gasto anual con el fin de “mitigar algunos de los sufrimientos a los que se enfrenta la gente en estos momentos”. La donación elevó la dotación de la fundación a 70.000 millones de dólares, según informó la CNBC en julio.

La BMGF ha gastado 1.500 millones de dólares en subvenciones centradas en la agricultura en África, según Candid, una organización sin ánimo de lucro que investiga las donaciones filantrópicas.

Pero una evaluación independiente de los esfuerzos de AGRA, publicada a finales de febrero por la firma consultora Mathematica, encontró resultados “mixtos” en materia de mercados financieros inclusivos, productos y resultados para los agricultores, informó “The Defender”.

Según la doctora Joeva Rock, profesora adjunta de estudios sobre el desarrollo en la Universidad de Cambridge y autora de un libro aún no publicado sobre la soberanía alimentaria en Ghana, los activistas africanos se preguntaron si los fondos podrían haberse empleado mejor en otro lugar.

En Ghana, las pruebas de campo de cuatro variedades de semillas modificadas genéticamente comenzaron en 2013, dijo Rock a la AP.

“¿Qué pasaría si ese [dinero] se destinaran a aumentar los fondos para los centros nacionales de investigación en Ghana, a construir carreteras, a construir almacenes, a construir silos o a ayudar a construir mercados?”, dijo Rock.

La inseguridad alimentaria no está causada por los bajos rendimientos, dijo Leu a “The Defender”. “Se debe a sistemas de distribución de alimentos injustos e ineficientes”.

dijo Leu:

“Los sistemas agrícolas industriales no están diseñados para alimentar a los pobres. Los confinamientos de la pandemia COVID-19 y la guerra en Ucrania son ejemplos de por qué es un modelo equivocado.

“Cultivar alimentos a miles de kilómetros de donde se necesitan, en lugar de cultivarlos localmente, es el problema. Las personas dependen de cadenas de suministro que pueden interrumpirse fácilmente.

“Además, las personas con inseguridad alimentaria son las más pobres del planeta. Incluso si los alimentos llegan a su país, no pueden permitirse comprarlos.

“Por otro lado, ahora tenemos una epidemia de obesidad en los países y regiones más prósperos debido a un exceso de oferta de calorías vacías de nutrición procedentes de la agricultura industrial”.

En 2006, la BMGF se unió a la Fundación Rockefeller para impulsar una “revolución verde” en África mediante la creación de AGRA.

“A largo plazo, la asociación, denominada Alianza para una Revolución Verde en África (“Alliance for a Green Revolution in Africa”, AGRA), pretende mejorar el desarrollo agrícola en África abordando tanto cuestiones agrícolas como económicas relevantes, como la fertilidad del suelo y la irrigación, las prácticas de gestión de los agricultores y el acceso de éstos a los mercados y la financiación”, señalaron los grupos.

En sus inicios, AGRA declaró que África era deficitaria en lo que denominaba “insumos mejorados”, como fertilizantes y semillas “avanzadas”, y ha trabajado para aplicar medidas políticas que hagan que los agricultores africanos utilicen fertilizantes manufacturados, pesticidas y semillas manipuladas, todos ellos productos patentados que generan beneficios para sus propietarios.

“AGRA Watch” -fundada para responder y cuestionar las medidas políticas de AGRA- califica los esfuerzos de la BMGF de “filantrocapitalismo basado en la biopiratería“.

Aunque la BMGF y AGRA afirman estar “a favor de los pobres” y “a favor del medio ambiente”, su alineación con empresas transnacionales como Monsanto, y con grupos de política exterior como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (“U.S. Agency for International Development”, USAID por sus siglas en inglés), hace que sus motivos sean sospechosos, según “AGRA Watch”:

“[La BMGF] se aprovecha de las crisis alimentaria y climática mundial para promover la agricultura industrial de alta tecnología, basada en el mercado, y generar beneficios para las corporaciones, incluso mientras se degrada el medio ambiente y se desempodera a los agricultores”.

Una serie de vídeos en tres partes “Rico apetito: Cómo los grandes grupos filantrópicos están moldeando el futuro de la alimentación en África” (“Rich Appetites: How Big Philanthropy Is Shaping the Future of Food in Africa”) explica por qué exportar el modelo agroindustrial estadounidense a África es un “grave error” y expone cómo los “grandes grupos filantrópicos” -en concreto la BMGF- está destruyendo la agricultura y la alimentación en África al arrebatar el control a los intereses locales.

El 20 de septiembre, Forbes estimó que el patrimonio neto de Gates era de unos 104.400 millones de dólares.