Resumen:

  • En una cuarta parte (o más) de las bancarrotas de consumidores, la deuda médica es el factor causal predominante, a menudo desencadenado por “acontecimientos adversos repentinos”.
  • A partir de 2022, la notificación de eventos adversos a las vacunas referentes a enfermedades del corazón después de las vacunas COVID había aumentado un 15.600% en los jóvenes menores de 30 años, en comparación con los 31 años anteriores de lesiones cardíacas notificadas después de recibir las vacunas aprobadas por la FDA.
  • El autismo, vinculado a las vacunas y a otras exposiciones tóxicas, es un ejemplo de advertencia, ya que puede suponer para las familias unos costes de atención de por vida de entre 1,4 y 2,4 millones de dólares.
  • En 2010, un estudio gubernamental estimó que 1 de cada 38 dosis de vacunas (2,6%) había provocado una reacción adversa. Sin embargo, la lentitud del proceso de indemnización por lesiones causadas por vacunas y la elevada carga de la prueba hacen que dos tercios de las reclamaciones se desestimen o queden en el limbo.
  • Las inyecciones COVID con autorización de uso de emergencia tienen aún menos probabilidades de llegar obtener una indemnización por lesiones causadas por vacunas. Los abogados advierten: “Si ha sufrido una lesión grave a causa de una vacuna Covid-19, está básicamente solo”.
  • Con más de un millón de eventos adversos relacionados con la vacuna COVID notificados desde diciembre de 2020, los hogares están acumulando una deuda extraordinaria y recurren al crowdfunding o financiamiento colectivo en busca de ayuda.
  • Las afecciones cardíacas, que se encuentran entre las 20 más caras que se tratan en los hospitales estadounidenses, suponen un duro golpe económico.
  • Según los CDC, el 96% de los menores de 30 años que sufren lesiones cardíacas tras la vacunación con COVID son hospitalizados.
  • Los niños suelen presentar una miocarditis más repentina y grave que los adultos, con una tasa de mortalidad estimada entre el 7% y el 15%. Los niños hospitalizados con miocarditis tienen más probabilidades de morir que los niños ingresados con otros diagnósticos.
  • Los estudios de niños y adolescentes que desarrollaron miocarditis tras la vacunación con COVID muestran un “pronóstico potencialmente malo a pesar de que el corazón parezca haber vuelto a la normalidad.” Según la Clínica Mayo, “la mayor carga de la miocarditis puede no ser evidente hasta 6-12 años después del diagnóstico, cuando los niños mueren o van a necesitar someterse a un trasplante cardíaco”.
  • Las lesiones cardíacas provocadas por las peligrosas inyecciones de COVID parecen ser buenas para el negocio.
  • Un informe de BusinessWire de julio de 2021 preveía un mercado en auge para los dispositivos de asistencia cardíaca, señalando que “la creciente incidencia de la insuficiencia cardíaca está impulsando el crecimiento”.
  • Sin embargo, las familias se ven obligadas a cargar con la mochila, no sólo emocionalmente, sino también económicamente, al verse sorprendidas por un impacto financiero que seguramente no habían previsto.

Durante décadas, las familias han estado aprendiendo amargas lecciones sobre el impacto financiero que provocan las lesiones causadas por las vacunas. Se calcula que para entre el 18% y el 26% de las bancarrotas de consumidores, o más, la deuda médica es el “factor causal predominante”, y que la deuda médica suele desencadenarse por “acontecimientos adversos repentinos”.

Consideremos el autismo, ahora indiscutiblemente vinculado a vacunas, así como a otras exposiciones tóxicas, que pueden cargar a las familias con costes de atención de por vida de 1,4 a 2,4 millones de dólares, lo que establece un polémico campo de batalla entre los padres y entidades como las compañías de seguros y los sistemas escolares que no quieren “pagar esa gran factura.”

El Programa Nacional de Indemnización por Lesiones Causadas por Vacunas (“National Vaccine Injury Compensation Program”, NVICP por sus siglas en inglés) del gobierno también ha hecho todo lo posible para evitar compensar el autismo y otras lesiones causadas por las vacunas infantiles, ayudado por las conocidas disfunciones del Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (“Vaccine Adverse Event Reporting System”, VAERS por sus siglas en inglés).

Aunque un estudio encargado por el HHS estimó, en 2010, que 1 de cada 38 dosis de vacunas (2,6%) produjo una reacción adversa, el sistema de vigilancia que convenientemente no funciona facilita la propagación de la ficción de que los eventos adversos son “poco frecuentes“, “uno en un millón” o, según el Dr. Anthony Fauci, o que “casi no pueden ser medidos.”

El NVICP, financiado por los contribuyentes, ha pagado más de 4.700 millones de dólares desde 1988 y declara ser un “foro accesible y eficaz para las personas que se consideran perjudicadas por determinadas vacunas”. Pero su proceso que se presenta como adversario – y lento – y la astronómica carga de la prueba hacen que dos tercios de las reclamaciones se desestimen o queden en el limbo.

Cuando paga, el NVICP indemniza más a menudo las lesiones causadas por vacunas en adultos que las causadas en niños.

Las beneficiarias de la autorización de uso de emergencia (“Emergency Use Authorization”, EUA por sus siglas en inglés),las inyecciones de COVID recurren ostensiblemente a las medidas especiales del Programa de Compensación de Daños por Contramedidas (“Countermeasures Injury Compensation Program”, CICP por sus siglas en inglés), pero el CICP, desde sus inicios, ha resultado ser una promesa aún más vacía que el NVICP, ya que no se reservaron fondos para cubrir una eventual indemnización, no se contemplaron los honorarios de los abogados y el plazo de prescripción es de un año.

Como escribieron los abogados en enero, “si ha sufrido una lesión grave por una vacuna Covid-19, está básicamente solo”.

En resumen, lo que está en juego para quienes se ponen las inyecciones COVID libres de responsabilidad, con sus incomparables riesgos para la salud, son muy altos.

A principios de 2020, el director general de una plataforma de financiamiento colectivo o “crowdfunding” señaló que más de un tercio de sus recaudaciones eran para gastos médicos. Con más de un millón de eventos adversos relacionados con las vacunas COVID notificados al VAERS desde diciembre de 2020, ese estado de cosas se ha acelerado aún más, ya que los hogares acumulan una deuda extraordinaria y recurren a la financiación colectiva o “crowdfunding” en busca de ayuda.

Problemas cardíacos: un efecto adverso conocido de la vacuna

Mucho antes de COVID, se entendía que la miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y la pericarditis (inflamación del tejido que rodea al corazón) eran el resultado de “la interacción de un desencadenante ambiental externo con el sistema inmunitario del huésped”.

Uno de esos “desencadenantes ambientales”, reconocieron los investigadores, fue la vacunación.

Por ejemplo, los análisis del VAERS y de los datos clínicos identificaron estas dos afecciones cardíacas como acontecimientos adversos notificados después de las vacunas contra el ántrax, el Haemophilus influenzae tipo b (Hib), la hepatitis A, la hepatitis B, el virus del papiloma humano (VPH), la gripe, la enfermedad meningocócica, la viruela, la fiebre tifoidea, la varicela y el zoster (culebrilla).

Un informe de caso de 2018 describió una miocarditis en un bebé de 6 semanas de edad después de la administración de una vacuna de difteria, tos ferina de células enteras y toxoide tetánico (DPT).

Con la llegada de las inyecciones de COVID, los efectos adversos cardíacos -miocarditis, pericarditis y miopericarditis– se han disparado a un nivel totalmente nuevo, sobre todo en varones jóvenes y especialmente después de la segunda dosis.

En los jóvenes menores de 30 años, el VAERS muestra “un aumento del 15.600% de las enfermedades cardíacas después de las vacunas COVID con EUA en comparación con las vacunas aprobadas por la FDA [Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos] durante los 31 años anteriores”.

Dado que los problemas cardíacos son algunas de las lesiones relacionadas con el pinchazo COVID que más se denuncian, se publican y cambian la vida, la FDA se vio obligada a exigir advertencias sobre el aumento de los riesgos en las hojas informativas de los fabricantes.

Como dijeron los investigadores de la Universidad de Pensilvania el año pasado (repitiendo como loros la estupidez oficial de que tales sucesos son “poco frecuentes”), “la asociación temporal de la recepción de la vacuna y la ausencia de otras causas plausibles sugieren que la vacuna es el probable precipitante de estos raros sucesos”.

Condiciones costosas

Las afecciones cardíacas suponen un duro golpe económico, ya que se encuentran entre las 20 afecciones más caras tratadas en los hospitales estadounidenses y representan casi la mitad de los costes hospitalarios totales.

Con la sanidad más cara del mundo, un tercio del gasto sanitario estadounidense se destina a la atención hospitalaria.

Al analizar varios cientos de casos confirmados de miocarditis y pericarditis en jóvenes receptores de la vacuna COVID (< 29 años), un científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Centers for Disease Control and Prevention”, CDC por sus siglas en inglés) informó en junio de 2021 que el 96% de los jóvenes con lesiones cardíacas habían sido hospitalizados.

Los estudios anteriores sobre los costes de hospitalización por miocarditis y pericarditis han revelado lo siguiente:

  • En 2016, la mediana del coste ajustado a la inflación de una sola hospitalización pediátrica por miocarditis aguda (mediana de la estancia hospitalaria = 6,1 días) era de más de 27.000 dólares, lo que ya representaba un aumento “significativo” con respecto a los costes de 2007 y probablemente sea mucho mayor en la actualidad.
  • Uno de cada cinco niños hospitalizados con miocarditis tiene una arritmia. Un estudio pediátrico publicado en 2020 informó de que el coste medio de la hospitalización de los niños con miocarditis con arritmia era muy superior: casi 122.000 dólares frente a los 38.000 dólares de los pacientes con miocarditis sin arritmia. Los problemas de ritmo cardíaco también aumentaron drásticamente las probabilidades de muerte.
  • El coste medio de la hospitalización por pericarditis aguda (todos los grupos de edad), a partir de 2016, se estimó en alrededor de 10K dólares, pero casi uno de cada cinco pacientes (18%) volvió a ingresar en el hospital dentro de los 30 días posteriores al alta, con un coste de otros casi 10K dólares.

Tanto las arritmias como las complicaciones derivadas de los tratamientos cardíacos son causas frecuentes de reingreso hospitalario.

No es “leve” y no es a corto plazo

Las manifestaciones de la miocarditis incluyen un aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), latidos irregulares (arritmia), una presentación similar a un ataque cardíaco y una insuficiencia cardíaca aguda.

Las secuelas a largo plazo incluyen la miocardiopatía dilatada (agrandamiento de los ventrículos) y la insuficiencia cardíaca crónica.

El dolor torácico, el malestar y las palpitaciones son signos comunes de la pericarditis. También puede provocar insuficiencia cardíaca y otras complicaciones a largo plazo.

Los niños suelen presentar una miocarditis más fulminante -súbita y grave- que los adultos, con una tasa de mortalidad estimada entre el 7% y el 15%. Los niños hospitalizados con miocarditis tienen más probabilidades de morir que los niños ingresados con otros diagnósticos.

Al hablar de la miocarditis en 2012, los investigadores de la Clínica Mayo reconocieron que, incluso con un buen pronóstico a corto plazo, “los pacientes que se recuperan inicialmente podrían desarrollar una miocardiopatía dilatada recurrente e insuficiencia cardíaca, a veces años después.”

Uno de los autores de Mayo añadió en 2018 que “la mayor carga de la miocarditis puede no ser evidente hasta 6 o 12 años después del diagnóstico, cuando los niños mueren o necesitan someterse a un trasplante cardíaco.”

Extrañamente, Mayo sigue propagando el mito de la miocarditis “leve”, una caracterización deshonesta contra la que los médicos de la era COVID han protestado enérgicamente.

El Dr. Steven Pelech, de la Universidad de Columbia Británica, explicó el pasado mes de agosto, por ejemplo:

“En contra de lo que han dicho algunas personas, no existe la “miocarditis leve”. Es la destrucción de los miocitos, las células del corazón que se contraen. Cuando esas células mueren, no se sustituyen en el cuerpo y, en cambio, son reemplazadas por tejido cicatrizal, que procede de fibroblastos -células de la piel que no tienen actividad contráctil-… Cada vez que se produce una respuesta inflamatoria, se pierde más de esa contractilidad y hay más posibilidades de sufrir un ataque al corazón y otros problemas más adelante”.

Un escritor neozelandés señaló que las manifestaciones clínicas “leves” en el presente no tienen sentido para interpretar los riesgos a largo plazo.

Mediante el uso de resonancias magnéticas con contraste de gadolinio -capaces de mostrar “zonas del corazón dañadas e indetectables por cualquier otro medio”-, los estudios de niños y adolescentes que desarrollaron miocarditis tras la vacunación con COVID revelaron, en la gran mayoría, un “pronóstico potencialmente malo a pesar de que el corazón parecía haber vuelto a la normalidad”.

Al describir su estudio que acaba de publicarse en la revista “Neurology”, las investigadoras de la Universidad de California en San Francisco Laure Rouch y Kristine Yaffe dijeron a Medscape que “la salud del corazón es clave para la salud del cerebro”.

El estudio reveló el alarmante hallazgo de que las anomalías en la estructura y la función cardíacas adquiridas en la juventud son un factor de riesgo para el deterioro cognitivo en la mediana edad.

Intervenciones en la miocarditis y la pericarditis: curas superficiales y costosas

Los tratamientos de la miocarditis son caros, pero casi puramente de apoyo, destinados principalmente a controlar las complicaciones.

En los casos graves, las intervenciones pueden ser costosas, agresivas y a menudo inútiles.

Para las complicaciones de la miocarditis grave, el último recurso es el trasplante de corazón. Irónicamente, las personas que necesitan un trasplante pero se niegan a recibir la vacuna COVID están siendo retiradas de las listas de espera para trasplantes.

Las situaciones de insuficiencia cardíaca aguda y de trasplante de corazón pueden conducir a una asistencia circulatoria mecánica a corto plazo, incluido el uso de dispositivos de asistencia ventricular (DAV) o máquinas de oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC) que imitan el pulmón.

Estos artilugios tienen un precio elevado, ya que los costes totales de hospitalización de los pacientes pediátricos que reciben este tipo de asistencia se estiman en 755.000 dólares (VAD) y 809.000 dólares (ECMO), frente a los 457.000 dólares de los pacientes que no reciben asistencia mecánica.

Desgraciadamente, las investigaciones realizadas con pacientes cardíacos pediátricos sugieren que estos soportes mecánicos sirven de poco. En un estudio de miocarditis en niños, el desarrollo de arritmia ventricular predijo fuertemente tanto la necesidad futura de la utilización de ECMO como la mortalidad.

Bueno para los negocios, malo para las familias

Las lesiones cardíacas provocadas por las peligrosas inyecciones de COVID parecen ser buenas para el negocio. Como admite con franqueza la Clínica Mayo, algunos pacientes con miocarditis necesitarán medicación de por vida, creando clientes de por vida.

Además, los corticosteroides – “u otros medicamentos para suprimir el sistema inmunitario”- y los medicamentos anticoagulantes o contra la presión arterial que se recetan para los casos supuestamente “leves” de miocarditis conllevan su propio conjunto de efectos secundarios, lo que prepara el terreno para que en el futuro se necesiten nuevas intervenciones médicas y farmacéuticas generadoras de beneficios.[the]

Un informe de BusinessWire de julio de 2021 pronosticaba un mercado en auge para los dispositivos de asistencia cardíaca, como los DAV, hasta 2027, señalando que “la creciente incidencia de insuficiencia cardíaca está impulsando el crecimiento”.

BusinessWire citó la gran cantidad de productos de este tipo como motor del mercado y como una “oportunidad”.

Los investigadores de mercado también predicen:

  • Una “tendencia al alza” para el conjunto del “mercado del tratamiento de la miocarditis”, con un mercado “que se espera que aumente en el horizonte previsto” (2021-2027).
  • Crecimiento constante del mercado mundial que aborda la miocardiopatía dilatada (una de las consecuencias posteriores de la miocarditis): de 163 millones de dólares en 2019 a 258,2 millones en 2026.
  • Un “mercado mundial de la pericarditis” igualmente halagüeño en el que aparecen actores del mercado como Pfizer y AstraZeneca, así como otros gigantes farmacéuticos como Bayer y Merck.

Además, las grandes farmacéuticas se apresuran a lanzar nuevas y costosas terapias contra la pericarditis, que los investigadores anunciaron con entusiasmo (¿coincidencia?) a finales del verano y el otoño de 2021.

Mientras tanto, los pinchazo de COVID están dejando a muchos jóvenes muertos o con el corazón roto y con un futuro incierto.

Incluso con la confirmación definitiva de la autopsia de una relación directa entre la vacuna y la miocarditis, los ingenieros de “este impío y criminal experimento médico sobre la humanidad” -un elemento clave del impulso hacia una red de control global – se contentan con mantener el ruinoso statu quo.

¿Dónde deja eso a las familias?

Siguen cargando con la mochila no sólo emocionalmente, sino también financieramente, sorprendidos por impactos financieros que seguramente nunca previeron.