Big Tech y sus compinches de la Comisión Federal de Comunicaciones (‘Federal Communications Commission’, FCC por sus siglas en inglés) han utilizado una prueba fraudulenta para dar los permisos a teléfonos celulares, tecnología inalámbrica y ahora 5G con el fin de impulsar una tecnología que causa daños biológicos catastróficos.

Los Titanes tecnológicos nos han hecho adictos a dispositivos que decían que eran seguros porque estos dispositivos, especialmente el 5G, son la piedra angular vital para los mineros de datos multimillonarios y el estado de vigilancia. Los regímenes totalitarios utilizan esta tecnología para imponer la obediencia, y Big Data la utiliza para birlar y monetizar nuestra información.

Aquí está la artimaña que la FCC y Big Telecom utilizan para engañarnos haciéndonos creer que nuestros teléfonos celulares y dispositivos inalámbricos son seguros, para adultos y niños: La FCC, otros gobiernos de todo el mundo y Big Telecom utilizan un maniquí de choque llamado SAM (siglas en inglés de ‘Specific Anthropomorphic Mannequin’, Maniquí Antropomórfico específico). Llenan la cabeza de plástico de SAM con líquido para probar la seguridad 5G.

A continuación, la FCC mide el cambio térmico en el cerebro del maniquí utilizando la “Tasa de absorción específica” (‘Specific Absorption Rate’, SAR por sus siglas en inglés). Si la exposición de 30 minutos a la radiación del teléfono celular no aumenta la temperatura del cráneo lleno de líquido de SAM en más de un grado celsius (conocido como el “efecto térmico”), la FCC considera que el teléfono celular es seguro.

Esta hipótesis térmica que ha sido promovida por ingenieros y físicos de la industria es falsa.

Para la FCC y Big Telecom, somos los tontos maniquíes.

Expertos y científicos biomédicos coinciden en que medir los efectos térmicos no es una prueba de seguridad válida que esté basada en la biología. Nuestro cerebro no es líquido, sino un complejo sistema bio-eléctrico que ha demostrado ser vulnerable al daño de los campos electromagnéticos pulsados y modulados y a la radiación emitida por los dispositivos inalámbricos.

Los estudios basados en escáneres cerebrales, RMN y EEG proporcionan evidencia irrefutable de daños por las exposiciones no térmicas de los dispositivos inalámbricos. Los teléfonos celulares y los dispositivos inalámbricos pueden cambiar la actividad de las ondas cerebrales, afectar el flujo sanguíneo al cerebro, dañar la barrera hematoencefálica, interferir con la comunicación de las células cerebrales y romper el ADN de las células cerebrales.

Claramente, no somos SAM.

Esta prueba ni siquiera protege de los daños térmicos : SAM se basa en el gigantesco coco de un recluta militar adulto de 220 libras y seis pies de altura (100 kg de peso y 1 metro 80 de altura). La cabeza de SAM es relevante para sólo el 3% de la población.

Los niños tienen cráneos más pequeños y delgados que SAM y absorben sustancialmente más radiación que los adultos. La investigación confirma que un niño de 10 años absorbe más de un 150% más de radiación que el maniquí SAM.

Los niños representan una parte significativa del mercado de consumo de dispositivos inalámbricos de tecnología inteligente, y Big Tech está empujando estos dispositivos para bebés de edades cada vez más tempranas.

SAM, adoptado por la FCC en 1996 cuando los únicos dispositivos inalámbricos de uso comercial eran los teléfonos celulares, mide sólo la exposición a corto plazo de 30 minutos desde un dispositivo. No aborda la exposición más larga y crónica de numerosas fuentes, que es la exposición real a la que nos enfrentamos ahora.

La jueza Patricia Millet, de la Corte de Apelaciones del Circuito D.C. se hizo eco recientemente de esta crítica al método de pruebas de la FCC en la audiencia en el caso de ‘Children’s Health Defense’ contra la FCC.

El caso, que fue iniciado por Dafna Tachover, directora del proyecto ‘5G and wireless harms’ de ‘Children’s Health Defense’, desafía las directrices de salud y seguridad de la FCC, incluidas las pruebas SAM y la hipótesis de “sólo térmica”.

Esta prueba y la construcción térmica son esenciales para la industria de las telecomunicaciones con el fin de seguir vendiendo sus productos y para aquellos que participan en la minería de datos, incluidas las empresas que extraen nuestros datos con fines de lucro y el gobierno de los Estados Unidos, que utiliza los datos con fines de vigilancia.

Para denunciar el fraude de la FCC y las compañías de telecomunicaciones, ‘Children’s Health Defense’ se unió a ‘WeAreNotSam’, una campaña internacional. Siga @WeAreNotSAM y ayúdenos a exponer las pruebas ficticias. Es hora de realizar pruebas de seguridad reales y basadas en la biología.