Desde que el Dr. Robert Califf, Comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA), inició su segundo mandato al frente de la agencia en febrero de 2022, ha hecho de combatir la “información errónea” una de sus principales prioridades, argumentando que es “una de las principales causas de muerte evitable en Estados Unidos ahora”, aunque “esto no se puede demostrar”, dijo.

En una entrevista el martes con “The Associated Press” (AP), Califf, que también dirigió la FDA entre 2016 y 2017, reiteró su promesa de “salvar vidas” vigilando los contenidos en línea.

Un año después de su segundo mandato como comisionado de la FDA -y a pesar de la menguante confianza del público en la FDA- Califf ha puesto en marcha varias iniciativas de la FDA destinadas a “‘ayudar a que la población obtenga la información precisa y con base científica que necesita para utilizar productos médicos y alimentos con el fin de mantener y mejorar su salud’ frente a un tsunami de información confusa y engañosa.”

Era “más fácil” informar al público cuando había menos canales de comunicación

En su entrevista con AP, Califf afirmó que las crecientes “distorsiones y medias verdades” sobre las vacunas y otros tratamientos médicos son “una de las principales causas de muerte en Estados Unidos.”

“Casi nadie debería estar muriendo de COVID en los EE.UU. hoy en día”, dijo, y agregó que las personas que se niegan a aceptar las vacunas “están muriendo porque están mal informados.”

Combatir la “información errónea” es una de las prioridades de Califf, junto con “reestructurar el programa de seguridad alimentaria de la agencia y desplegar más agresivamente a los científicos de la FDA para que expliquen las decisiones sobre vacunas en los medios de comunicación.”

Cuando asumió el cargo el año pasado, Califf pidió que la FDA fuera más proactiva a la hora de “contrarrestar la información errónea”. Al jurar su cargo el año pasado, dijo:

“Este tipo de distorsiones y medias verdades que llegan al dominio público causan un daño enorme, tanto porque inducen a las personas a adoptar comportamientos perjudiciales para su salud como porque les hacen evitar intervenciones que mejorarían su salud.

“Una actitud puramente reactiva no es adecuada, sobre todo en esta nueva era de medios sociales”.

En aquel momento, Califf dijo que esperaba tardar alrededor de un año en desarrollar una estrategia para combatir la “información errónea” sobre temas médicos, en un proceso que incluiría reuniones públicas.

A los seis meses de su mandato, el 5 de agosto de 2022, Califf tuiteó:

“Las distorsiones y medias verdades de la información errónea y la desinformación plantean enormes peligros para la eficacia de la ciencia y para la propia salud pública, por el impacto negativo que tienen en el comportamiento individual.

“Por eso he hecho de la lucha contra la información errónea una de mis prioridades. Proporcionar información objetiva es la clave para ayudar a la gente a tomar las decisiones mejor informadas sobre su salud.”

Según “Pharma Intelligence”, el interés de Califf en atacar la llamada “información errónea”, en particular en las plataformas de medios sociales, proviene de su trabajo anterior en Verily, una empresa de ciencias de la vida propiedad de la empresa matriz de Google, Alphabet Inc.

Califf ha achacado con frecuencia a la proliferación de canales y plataformas de comunicación este supuesto aumento de la “información errónea”.

En su intervención en la conferencia TCT 2022 (“Transcatheter Cardiovascular Therapeutics”), Califf dijo que en el pasado la FDA tomaba decisiones y luego empleaba un sistema que tenía en marcha para comunicarlas directamente a hospitales, sistemas sanitarios, farmacias, aseguradoras y otros.

Ahora, las declaraciones de la FDA suelen ir acompañados de “falsa indignación y mentiras”, según Califf, lo que dificulta al “paciente medio separar la verdad de las mentiras”.

Durante una conversación mantenida el 3 de agosto de 2022 con el editor de “Health Affairs”, Califf afirmó que “las vacunas básicamente funcionan”, pero que, sin embargo, millones de personas las rechazan, lo que le llevó a admitir que la FDA está “perdiendo realmente la batalla de la información errónea”.

Califf reiteró este sentimiento en su entrevista con AP. “Ahora estamos en un mar de información 24 horas al día, 7 días a la semana, sin una guía de usuario para la gente que está ahí fuera en la sociedad”, dijo. “Esto nos obliga a cambiar nuestra forma de comunicarnos”.

Califf ha hecho declaraciones similares en los últimos 12 meses.

A principios de este año, en la Cumbre de 2023 sobre innovaciones en la ciencia de la regulación (“Innovations in Regulatory Science Summit”), Califf afirmó: “De hecho, creo que la información errónea es la principal causa de muerte ahora mismo en Estados Unidos… Simplemente no estábamos preparados para lo que el amplio acceso a Internet haría a los canales de comunicación”.

En un artículo publicado el 22 de agosto de 2022 en el “Journal of the American Medical Association”, Califf escribió que “el entorno global de la información ha sido contaminado por la desinformación y la información errónea”. Agregó:

“La FDA debe ser más proactiva a la hora de anticiparse y contrarrestar la información errónea. [Hay una necesidad de] colaboración entre sectores para crear un entorno informativo en el que las decisiones [tomadas por] consumidores, pacientes y médicos tengan más probabilidades de basarse en información fiable basada en pruebas de alta calidad procedentes de fuentes fidedignas.” [there is a need for][by]

En declaraciones a la CNN el 8 de mayo de 2022, Califf afirmó que, aunque “casi nadie” en Estados Unidos debería morir a causa del COVID-19, la información errónea estaba afectando al número de víctimas mortales del COVID-19. Sin embargo, admitió que “no hay forma de cuantificar” esta afirmación, aunque afirmó que la “erosión de la esperanza de vida” es un indicador que da crédito a su afirmación.

En su intervención en la conferencia de Periodismo Sanitario (“Health Journalism conference”) de abril de 2022, volvió a afirmar que la información errónea “es ahora nuestra principal causa de muerte”, y citó ejemplos como el uso de la ivermectina para tratar el COVID-19.

Una declaración de Califf en el sitio web de la FDA también repite estas afirmaciones, declarando: “Creo firmemente que la información errónea es una de las principales causas de muerte evitable en Estados Unidos en la actualidad”, acompañada de nuevo del siguiente calificativo: “Aunque, por supuesto, esto no puede demostrarse, la situación con COVID-19 es instructiva”.

Comparando las terapias alternativas para el COVID-19 con “aceite de serpiente”, Califf llegó a afirmar en el mismo comunicado que “la mayoría de las muertes por COVID-19 desde que se dispone de vacunas y antivirales se podrían haber evitado si la gente se hubiera puesto al día sobre su estado de vacunación y, en caso de alto riesgo e infección, si se hubieran tratado con un antiviral autorizado”.

También en el mismo comunicado, Califf afirmó que la FDA “trabajará en una estrategia para cumplir nuestra misión declarada de ‘ayudar a la población a obtener la información precisa y con base científica que necesita para utilizar productos médicos y alimentos con el fin de mantener y mejorar su salud’ frente a un tsunami de información confusa y engañosa”, y lo hará en colaboración con la Fundación Reagan-Udall como parte de un nuevo proyecto de este año.

La Fundación Reagan-Udall “es una organización independiente 501(c)(3) creada por el Congreso ‘para impulsar la misión de la FDA de modernizar el desarrollo de productos médicos, veterinarios, alimentarios, ingredientes alimentarios y cosméticos, acelerar la innovación y mejorar la seguridad de los productos'”.

En otras declaraciones realizadas el año pasado, Califf citó las tecnologías digitales como “el verdadero quid” de la propagación de la supuesta información errónea, afirmando que “todo el mundo tiene acceso, casi todo el mundo tiene un teléfono móvil, y en cuanto la FDA dice algo, por ejemplo, se produce una avalancha de opiniones encontradas y divergentes”.

Refiriéndose a esa época como “los buenos tiempos pasados”, Califf lamentó la pérdida de la anterior “jerarquía de transmisión de información”, en la que “los pacientes estaban al final de ese embudo”.

La FDA recurre a Twitter, Instagram y YouTube para elaborar su mensaje

En su entrevista con AP, Califf dijo que cree que “la palabra de la FDA sigue siendo una de las fuentes de información más valorada por la gente.”

Según “PR Week”, “eso deja a la FDA con su opción actual: elaborar ella misma los mensajes. Sin embargo, hay un pequeño problema cuando la mensajería se deja en manos de la FDA”.

En agosto de 2022, “PR Week” citó al doctor Jeffrey Blevins, profesor de periodismo de la Universidad de Cincinnati, quien afirmó que, hasta ahora, la estrategia de la FDA en las redes sociales ha sido ineficaz.

“La razón por la que muchos de sus planteamientos anteriores son ineficaces es que abordan el problema como lo haría un profesor: aquí hay información, aquí hay hechos, aquí hay cosas directas”, dijo Blevins. “La gente tiende a responder al contenido emocional más que a cualquier otra cosa en las redes sociales”.

Según AP, la respuesta de la FDA es ” vídeos cortos en YouTube, largos hilos en Twitter y otras publicaciones en línea que desmientan la información médica errónea, que según la agencia incluye remedios falsos como la ivermectina, el “medicamento antiparasitario destinado a los animales de granja””.

El 26 de abril de 2022, por ejemplo, la FDA tuiteó: “Amarrad los caballos. La ivermectina puede estar de moda, pero todavía no está autorizada ni aprobada para tratar el COVID-19”.

Y en Instagram, la FDA creó memes de Scooby-Doo y Bob Esponja instando a los estadounidenses a ponerse dosis de refuerzo e ignorar la información errónea, informó AP.

Califf declaró a la AP que la FDA sigue de cerca “las nuevas tendencias de información errónea en Internet” y toma decisiones rápidas sobre cuándo intervenir o no.

2PR Week” citó una tendencia de TikTok que se hizo viral el año pasado -el desafío “NyQuil Chicken”, que implicaba a personas que cocinaban pechuga de pollo en jarabe para la tos- para afirmar que “hay un claro patrón de información errónea sobre la salud que es tendencia en las plataformas de medios sociales”, incluyendo “cuando se promocionó la hidroxicloroquina como tratamiento para el COVID-19″.

Blevins dijo a “PR Week” que la falta de regulación de las redes sociales por parte del gobierno “debilita a agencias como la FDA para poder llegar a TikTok y decir: ‘Oye, esto es problemático'”.

Sin embargo, según “Fierce Pharma”, Califf ha “abrazado plenamente” Twitter y, a pesar de que ha sido tomado por Elon Musk -quien prometió libertad de expresión en el sitio web- “ahora está implorando a los usuarios que permanezcan en el sitio web.”

“Lo fácil sería dejar de usar Twitter, pero eso no es lo que debemos hacer en este momento”, dijo Califf.

“Más que nunca, es importante que la FDA siga utilizando Twitter para el bien y haga todo lo que esté en su mano para proteger al público de posibles daños”, dijo Califf, añadiendo que sigue “creyendo en el poder de las redes sociales utilizadas para el bien.”

¿Confían los ciudadanos en la FDA y en sus mensajes?

La doctora Leticia Bode, profesora asociada de Comunicación, Cultura y Tecnología en la Universidad de Georgetown, declaró a la AP que la FDA “avanza en la dirección correcta” en el tema de la “información errónea”.

Bode citó como ejemplo la serie de vídeos de la agencia “Sólo un minuto” (“Just a Minute“), en los que el Dr. Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA, verifica los datos.

Sin embargo, Brendan Nyhan, doctor y profesor de Ciencias Políticas en el Dartmouth College, declaró a AP que “los vídeos de la FDA en YouTube tienen una audiencia minúscula”, y añadió que quienes los ven “no son las personas en las que solemos pensar cuando pensamos en información errónea”.

Según “Pharma Intelligence”, los responsables de la FDA, quizá conscientes de ello, han “bromeado sobre la posibilidad de tener un segmento televisivo regular para explicar sus actividades”, aunque “Califf cree que las cadenas no lo querrían”.

Otros expertos en comunicación entrevistados por la AP “también cuestionaron si [la FDA] llega a suficientes personas como para tener un impacto – y si la variedad de situaciones polémicas que vive la FDA está socavando la credibilidad de la agencia”.

“En los dos últimos años, la FDA ha sido objeto de críticas por su polémica aprobación de un medicamento cuestionable contra el Alzheimer, así como por su tardía respuesta a una planta de leche maternizada para lactantes que estaba contaminada, lo cual contribuyó a que se sufriese un desabastecimiento nacional”, señaló AP.

Tal vez para ilustrar el impacto de esta crisis de credibilidad, un estudio realizado en mayo de 2021 por la Fundación Robert Wood Johnson y la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard reveló que las valoraciones positivas del sistema de salud pública en Estados Unidos cayeron casi 10 puntos en la última década.

Y un estudio realizado en 2022 por “The COVID States Project” descubrió que un tercio de los encuestados que “creen en la llamada información errónea sobre la vacuna contra el coronavirus” entienden que están “en desacuerdo con los científicos y los expertos médicos”.

Lawrence Gostin, J.D., LL.D. profesor de Derecho sanitario mundial en la Universidad de Georgetown, declaró a la AP: “Si se intenta contrarrestar la información errónea en las redes sociales, lo primero que hay que hacer es aclarar, simplificar y explicar las cosas de forma comprensible para el público no especializado”. No creo que nadie pueda decir que [la] FDA haya hecho un buen trabajo al respecto”.

Gostin afirmó que al apoyarse la FDA en expertos para elaborar mensajes de salud pública, los cuales luego se canalizan a través de los medios de comunicación y que “a menudo están cargados de jerga científica”, se provoca una “confusión absoluta” entre el público.

“No es justo, pero no hacen falta demasiadas historias negativas para acabar con la confianza de los ciudadanos”, admitió Bode.

Pero Califf defiende el poder de la palabra de la FDA y su sello de aprobación de los productos médicos. En una declaración en el sitio web de la FDA, escribió:

“Si se enciende la televisión o las redes sociales, se ve fácilmente el poder y el valor de la aprobación o autorización de la FDA: tanto los anunciantes como los locutores se refieren a la “aprobación de la FDA” como un importante sello de calidad de un producto.”

Sin embargo, según la Sociedad de Profesionales de Asuntos Reguladores (“Regulatory Affairs Professionals Society”, RAPS por sus siglas en inglés), varios comisionados actuales y anteriores de la FDA han declarado que “la agencia necesita socios para combatir la información errónea sobre salud pública, y tanto la industria como los médicos, los defensores de los pacientes y los líderes académicos tienen un papel que desempeñar.”

El Dr. Mark McClellan, que fue Comisionado de la FDA entre 2002 y 2004, afirmó que, aunque los niveles de confianza en las agencias de salud pública son bajos, la gente sigue confiando en sus propios médicos, en los líderes de su comunidad y en las personas “cercanas a su experiencia”, y que la FDA debería utilizar a estas personas en sus mensajes.

En varias declaraciones recientes, Califf también se ha pronunciado en este sentido. Dijo a los asistentes a la conferencia TCT 2022:

“El Gobierno no puede solucionar este problema. Ya hay demasiada desconfianza. Necesitamos que todos ustedes se tomen en serio este problema, sigan participando en sus comunidades y se aseguren de que la verdad se comunica a la gente de una manera que entiendan.”

Según RAPS, Califf ha “llamado la atención a la comunidad académica por no hacer más en el frente de la información errónea y ha dicho que algunas de sus críticas a la FDA y otras agencias de salud pública están teniendo consecuencias no deseadas”.

El año pasado, Califf se refirió a los académicos como los “Twitterati”, diciendo que este grupo incluye a “muchos de mis amigos”, que pueden estar en desacuerdo con el 5% de lo que hace la FDA, pero “sólo hablarían del otro 5%”.

El 31 de marzo de 2022, durante la “Stat Breakthrough Science Summit”, Califf dijo:

“También tenemos que hacer un llamamiento a nuestros amigos de los centros médicos académicos, las universidades y otros lugares que, en mi opinión, en estos momentos están dormidos al volante.

“Tienen que prestar mucha atención a lo que la gente que vive en sus zonas toma por verdad y centrarse en hacer llegar la verdad a esa gente”.

En su intervención ante la Asociación de Periodistas de la Salud (“Association of Health Care Journalists”), Califf también imploró a los periodistas que desempeñaran su papel, pidiéndoles que “eviten los ciberanzuelos, ‘clickbait’, se inclinen por la verificación de los datos, se aseguren de que el titular coincide con el texto y tomen otras medidas para transmitir de forma responsable las noticias sobre el Covid-19 y otros problemas sanitarios acuciantes”.

“La gente está distraída y engañada por la Torre de Babel de la información médica, pero periodistas como vosotros desempeñáis un papel importante en este sentido y vuestro trabajo tiene un impacto tremendo en la confianza del público”, añadió, al tiempo que declaró a “Fierce Pharma”: “Os animo a que utilicéis vuestras voces para sacar esa luz a la superficie y ahogar la oscuridad. Sean parte de la solución”.

Y en su entrevista más reciente con AP, Califf afirmó: “Quien piense que el gobierno va a resolver este problema por sí solo se engaña a sí mismo. Necesitamos una amplia red de personas informadas que dediquen parte de su jornada a combatir la información errónea.”

Según Blevins, esto significa que la responsabilidad recae en los grupos de interés público, las ONG, los educadores y los padres.

La iniciativa “Control de rumores” (“Rumor Control”) de la FDA se desarrolló a partir del “Proyecto Viralidad” (“Virality Project”)

La FDA ya ha puesto en marcha una serie de iniciativas para contrarrestar la “información errónea”, entre las que destaca la iniciativa “Control de rumores“, inaugurada el 5 de agosto de 2022.

“Control de rumores” “desmiente una larga lista de afirmaciones falsas sobre las vacunas, como que contienen pesticidas”, según AP, que informó de que una “búsqueda en Google de ‘vacunas’ y ‘pesticidas’ arroja como primer resultado la respuesta de la FDA, porque el motor de búsqueda da prioridad a los sitios web creíbles”.

“La creciente difusión de rumores, información errónea y desinformación sobre la ciencia, la medicina y la FDA pone en peligro a pacientes y consumidores”, según la página web de control de rumores de la FDA. “Estamos aquí para proporcionar los hechos”.

La iniciativa pide al público que haga “tres cosas sencillas” para “impedir que se extiendan los rumores”: “no creas los rumores”, “no los transmitas” y “obtén información sanitaria de fuentes fiables como la FDA y nuestros socios gubernamentales”.

Sin embargo, según “Endpoints News”, la iniciativa “Control de rumores” de la FDA “levantó algunas cejas, como lo haría cualquier página web gubernamental que intentara controlar una noticia”.

Endpoints señaló que “mensajes como “No te creas los rumores” pueden incluso acabar siendo contraintuitivos y difíciles de entender en su contexto para el público en general”.

“Rumor Control” parece haberse inspirado en una iniciativa desarrollada por el “Virality Project”, “una coalición de entidades de investigación” de seis instituciones “centrada en apoyar el intercambio de información en tiempo real entre la comunidad investigadora, los funcionarios de salud pública, las agencias gubernamentales, las organizaciones de la sociedad civil y las plataformas de medios sociales.”

El “Virality Project” dice que su objetivo “es detectar, analizar y responder a los incidentes de narrativas falsas y engañosas relacionadas con las vacunas COVID-19 a través de los ecosistemas en línea, permitiendo a la sociedad civil y a los comunicadores de salud mitigar en última instancia el impacto de las narrativas que de otro modo podrían socavar la confianza de la población en la seguridad de las medias políticas basadas en la evidencia en los Estados Unidos.”

El proyecto afirma que proporciona “un conocimiento de la situación y unas capacidades de respuesta procesables para los funcionarios de salud pública y otros socios en primera línea a la hora de proporcionar al público información precisa relacionada con las vacunas”.

El “Virality Project” describió la página web “Rumor Control” como “un sitio web centralizado ofrecido por una voz de confianza que comparte hechos e información con el fin de anticipar y responder a las narrativas emergentes”, y añadió:

“Este planteamiento para desacreditar la información errónea se basa en la literatura que sugiere que desacreditar los mensajes procedentes de los centros de control de rumores puede ayudar a prevenir su propagación.

“Los psicólogos han llegado a la conclusión de que las personas que aportan los mensajes que se perciben como dignos de confianza y expertos son los más eficaces a la hora de desmentir falsedades, lo que significa que un enfoque de desacreditación que agregue datos aportados por expertos en la materia de confianza podría ser ideal.

“Además, en el contexto de las vacunas, un estudio sugiere que las fuentes de información fiables que destacan el consenso de los expertos en torno a datos y hallazgos conocidos relacionados con las vacunas pueden aumentar el apoyo general a las vacunas.”

“Para este flujo de trabajo son fundamentales las asociaciones sólidas con expertos en la materia y enlaces específicos de la comunidad. Los socios pueden ser oficinas gubernamentales estatales y locales, miembros de la sociedad civil, ONG y organizadores individuales”, que “también serán los principales amplificadores de las publicaciones de ‘Rumor Control’ para cada grupo que es nuestro objetivo”, añade el “Virality Project”.

“Rumor Control” no es el único esfuerzo de la FDA contra la “información errónea”. En abril de 2022, durante el Mes Nacional de la Salud de las Minorías, la agencia matriz de la FDA, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (“Health and Human Services”, HHS por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, lanzó su iniciativa “Dé un empujón a su comunidad“.

Este esfuerzo tenía como objetivo aumentar “la promoción de la salud mediante la lucha contra la información errónea y la creación de confianza con diversas comunidades”, incluida la creación de “materiales de divulgación multimedia para abordar la confianza en la vacuna y apoyar los esfuerzos de la FDA para combatir la COVID-19″, incluida la traducción de la información sobre la vacuna COVID-19 a más de 20 idiomas.

El HHS, junto con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Centers for Disease Control and Prevention”, CDC por sus siglas en inglés), también puso en marcha recientemente un proceso de solicitud de subvenciones para el desarrollo de una “herramienta de salud pública” que permita predecir las “tendencias de información errónea” sobre las vacunas. El grupo que finalmente reciba la beca será seleccionado el 7 de marzo.

Califf también apoyó el establecimiento de un “mejor sistema de generación de pruebas” que utilizará “redes de expertos” para desarrollar “información fiable” y verificar los datos, así como la divulgación de información relacionada con las completas cartas de respuesta de la FDA, como otro medio potencial de luchar contra la supuesta “información errónea”.

Según la AP, Califf también apoya el concepto de “prebunking” (desacreditación previa) al “presentar a la gente información emergente y explicarles por qué es falsa antes de que la encuentren en otro sitio”.

Sin embargo, según AP, el “prebunking” “plantea retos a las grandes agencias gubernamentales”, que pueden no ser lo bastante ágiles para reaccionar con rapidez a las nuevas tendencias.

El “Virality Project” elaboró un conjunto de “estrategias de pre-desacreditación (‘pre-bunk’) para comunicadores de salud pública”, afirmando que, según “recientes investigaciones sobre información errónea en la teoría de la inoculación, “pre-bunking” (desacreditación previa) de narrativas engañosas antes de que lleguen a una gran audiencia ofrece potencialmente una herramienta importante para los comunicadores de salud pública”.

En cuanto a las vacunas, las estrategias sugeridas incluyen explicar “cómo funciona la vacuna”, detallar “qué esperar de la vacunación”, agilizar “la comunicación sobre las actualizaciones de las vacunas” y mostrar “las historias de los miembros de la comunidad”, con un “enfoque en los temas, no en los incidentes”, ser “francos sobre las incertidumbres”, evitar “los datos y las estadísticas” y adaptarse “a los contextos de las comunidades”.

Adaptar los mensajes a favor de la vacunación a comunidades específicas era también la idea que subyacía en el Proyecto Mercurio, patrocinado por la Fundación Rockefeller y otras organizaciones sin ánimo de lucro, con el objetivo de ‘dar un empujoncito’ (“nudging”) a diversas comunidades para lograr “impactos diferenciales entre grupos sociodemográficos”.

Según RAPS, algunos ex comisionados de la FDA, incluido el Dr. Scott Gottlieb, que ocupó el cargo entre 2017 y 2019, también sugirieron dar a la industria farmacéutica “más margen de maniobra para contrarrestar la información falsa o engañosa sobre los productos” a través de sus propios mensajes.

“Creo que los patrocinadores deben tener la capacidad de defender sus productos en el mercado de las ideas cuando hay verdadera información errónea”, dijo Gottlieb.

Califf parece estar a favor de esta idea, y declaró en la Cumbre 2023 “Innovations in Regulatory Science”: “Internet tiene libertad 24 horas al día, 7 días a la semana, pero aquellos cuyos productos están siendo denostados tienen las manos atadas debido a todas las normativas y cuestiones que les preocupan.”

Por otra parte, Califf dijo a la Conferencia sobre Sanidad de J.P. Morgan que es muy difícil para la industria responder a eso porque hay muchos controles y equilibrios de los derechos de la industria que hablan de su producto. Así que es una cuestión que tendremos que estudiar y abordar”, aunque advirtió que no hay que “soltar demasiado las riendas”.

Ya en 2014, la FDA estaba preocupada por la capacidad de las empresas para responder a la “información errónea” publicada en línea, emitiendo una documento de orientación sugiriendo que la comunicación de una empresa debe “ser pertinente y responder a la información errónea”, “estar limitada y adaptada a la información errónea”, “ser de naturaleza, tono y presentación no promocionales”, “ser precisa” y revelar plenamente la afiliación.

¿Demasiado poco, demasiado tarde para la FDA?

No obstante, es posible que la FDA se enfrente a una ardua batalla, ya que múltiples factores se combinan para fomentar la desconfianza de la población hacia la agencia.

Por ejemplo, en enero, Frank Yiannas, Vicecomisionado de Política Alimentaria y Respuesta de la FDA, dimitió por su preocupación por la estructura de supervisión de la FDA y la actual escasez de leche maternizada para lactantes.

Un estudio realizado en 2022 por “The BMJ” encontró que la FDA obtiene el 65% de sus fondos para la evaluación de medicamentos de las tasas de usuario de la industria, mientras que otro estudio de 2022 descubrió que el 95% de los miembros de un comité del HHS que establece las directrices dietéticas para los estadounidenses tienen uno o más conflictos de intereses con los representantes de la industria.

Tal como ha informado previamente “The Defender”, se ha descubierto que los miembros del Comité Asesor sobre Vacunas y Productos Biológicos Relacionados de la FDA tienen conflictos de intereses con las mismas empresas farmacéuticas y fabricantes de vacunas que se supone que deben regular, como también se señaló en el año 2000 en un informe de la Cámara de Representantes.

La FDA también ha sido criticada recientemente por una serie de aprobaciones cuestionables, como la de la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech, las dosis de refuerzo bivalentes de COVID-19, la vacuna Novavax COVID-19, una píldora antivírica desarrollada por Merck para la COVID-19, desde 1983, Zantac, a pesar de que probablemente se sabe ya que puede provocar cáncer.

Los esfuerzos de la FDA y otras agencias federales para retrasar la publicación de documentos relacionados con las vacunas COVID-19, incluido los llamados “Documentos de Pfizer”, documentos relativos a la Autorización de Uso de Emergencia (“Emergency Use Authorization”, EUA por sus siglas en inglés) concedida a la Vacuna Moderna Spikevax COVID-19 y los datos de lesiones por vacunas de los CDC de la base de datos V-safe, también puede contribuir a la desconfianza de la población.

Los esfuerzos del gobierno federal, incluido el HHS, por censurar el contenido de las redes sociales que es crítico con las vacunas y las contramedidas contra la COVID-19 pueden ser otro factor que contribuya a esta creciente desconfianza.

Y aunque las autoridades de salud pública de otros países han empezado a admitir, en algunos casos, que las vacunas COVID-19 provocaron casos de miocarditis y muerte, no parece que la FDA vaya a admitir nada parecido por el momento.

Sin embargo, para Califf el mayor riesgo para la credibilidad de la FDA es que, en el actual entorno político, “gente que no cree en la salud pública” acabe estando a cargo de la misma.