El organismo regulador de la sanidad sudafricana ha confirmado hoy la muerte de una persona como consecuencia directa de haber recibido la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson (J&J).

Se trata de la primera muerte del país atribuida oficialmente a la vacuna COVID-19, según las autoridades.

La persona murió de síndrome de Guillain-Barré (SGB) poco después de que se le inyectara la vacuna de J&J, informó Reuters.

El SGB es un trastorno neurológico poco frecuente en el que el sistema inmunitario del organismo ataca por error una parte del sistema nervioso periférico, la red de nervios situada fuera del cerebro y la médula espinal.

Los síntomas del SGB pueden ir desde una leve y breve debilidad muscular hasta la parálisis, dejando al paciente sin poder respirar de forma independiente.

Según las autoridades sanitarias sudafricanas, la persona que murió después de la vacuna de J&J desarrolló síntomas poco después de la vacunación, lo que condujo a una hospitalización prolongada, ventilación mecánica, más infecciones y la muerte, dijeron los científicos de alto nivel durante una conferencia de prensa.

“En el momento de la enfermedad no se pudo identificar ninguna otra causa del síndrome de Guillain-Barré”, dijo la profesora Hannelie Meyer, del Comité Nacional de Seguridad de la Inmunización.

Para proteger la confidencialidad de los pacientes, Meyer dijo que ningún detalle del paciente se hará público, incluida la provincia donde se produjo el fallecimiento.

En total, se han notificado 6.200 reacciones adversas a las vacunas COVID-19, según informó hoy la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (“South African Health Products Regulatory Authority”, SAHPRA por sus siglas en inglés).
Helen Rees, presidenta de la junta directiva de la SAHPRA, dijo que el país no habría visto un efecto secundario tan poco frecuente si la vacuna no se hubiera administrado a millones de personas.

“Debemos ser muy cuidadosos para mantener este evento en proporción”, dijo Rees. “Debemos preguntarnos cuál es el riesgo de la enfermedad en sí”.

Las autoridades sudafricanas hablaron de la muerte con funcionarios de la Organización Mundial de la Salud y otros reguladores, que confirmaron que era “muy, muy poco frecuente”.

Aunque la agencia sanitaria ha evaluado la muerte de 160 personas tras la vacunación con COVID-19 en Sudáfrica, esas muertes se consideraron “fortuitas”.

Las estadísticas de la SAHPRA muestran que entre el 17 de mayo de 2021 y el 15 de julio de 2022 se registraron 217 muertes tras la vacunación con COVID-19.

El SGB es un riesgo conocido de la inyección de J&J

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (“Food and Drug Administration”, FDA por sus siglas en inglés), en julio de 2021, añadió una advertencia a una hoja informativa de la vacuna de J&J -fabricada por Janssen- diciendo que la inyección se había relacionado con el SGB, un trastorno autoinmune “grave pero poco frecuente”.

Según “The New York Times”, la probabilidad de desarrollar el SGB después de recibir la inyección de J&J en ese momento era de 3 a 5 veces mayor de lo que cabría esperar en la población general de Estados Unidos.

Las autoridades estadounidenses dijeron que los datos sugerían un mayor riesgo de SGB en las seis semanas siguientes a la vacunación, y reconocieron 100 casos sospechosos de SGB entre los receptores de la inyección de J&J a través del Sistema de Notificación de Efectos Adversos de Vacunas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Vaccine Adverse Event Reporting System”,), un sistema de control federal que depende de los pacientes y los proveedores de asistencia sanitaria para informar sobre efectos adversos de las vacunas.

En una carta dirigida a la empresa, la FDA calificó de “muy bajas” las posibilidades de contraer el SGB tras la vacunación.

La FDA aconsejó a los receptores de la vacuna de J&J que buscaran atención médica si experimentaban síntomas como debilidad o sensación de hormigueo, dificultad para caminar o dificultad con los movimientos faciales.

Según los datos más recientes de VAERS, entre el 14 de diciembre de 2020 y el 22 de julio de 2022, hubo 2.834 informes de SGB, con 1.800 casos atribuidos a Pfizer, 522 casos a Moderna y 496 casos a J&J.

De los 496 informes de SGB atribuidos a la vacuna de J&J, 11 casos resultaron mortales.

Como informó “The Defender” el año pasado, una profesora de tercer grado desarrolló el SGB tres semanas después de que le inyectaran la vacuna de J&J. Stacie [se desconoce el apellido] acudió a urgencias varias veces después de que le hubieran puesto la inyección porque experimentaba adormecimiento de las extremidades inferiores, pero fue enviada a casa cuando las pruebas no fueron concluyentes.

El entumecimiento siguió progresando y Stacie acabó perdiendo la capacidad de estar de pie y caminar. A continuación, fue hospitalizada y se le diagnosticó SGB.

Gary Spaulding era un paisajista activo que experimentó un fuerte dolor de cabeza tras recibir la vacuna COVID de J&J, lo que le hizo acudir a urgencias.

Los médicos diagnosticaron inicialmente a Spaulding la enfermedad de Lyme. Se inició el tratamiento, pero el entumecimiento y el hormigueo en sus extremidades progresaron. Después de que los médicos iniciaran las pruebas para determinar la causa de la creciente serie de síntomas, Spaulding fue diagnosticado con SGB.

Los médicos creen que el sistema inmunitario de Spaulding, que estaba luchando contra la enfermedad de Lyme, fue sobreestimulado por la vacuna, lo que hizo que atacara la mielina, el aislamiento protector que rodea los nervios, incluidos los del cerebro y la médula espinal.

El tratamiento fue inmediato y logró detener la progresión de la enfermedad, pero no antes de que Spaulding quedara casi completamente paralizado.

La vacuna COVID-19 de J&J también está relacionada con trastornos de coagulación de la sangre poco frecuentes pero graves.