La Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue adelante con sus planes de promulgar un tratado internacional de preparación para pandemias nuevo o revisado, a pesar de haber sufrido contratiempos a principios de este verano después de que docenas de países, principalmente de fuera del mundo occidental, se opusieran al plan.

El 21 de julio, durante una reunión del Órgano Intergubernamental de Negociación (“Intergovernmental Negotiating Body”, INB por sus siglas en inglés) de la OMS, la mayoría de los Estados miembros de la OMS acordaron elaborar un instrumento jurídicamente vinculante sobre la pandemia que contendrá “elementos tanto jurídicamente vinculantes como no vinculantes”.

“STAT News” describió el acuerdo, que crearía un nuevo marco mundial para responder a las pandemias, como “la llamada a la acción sanitaria mundial más transformadora desde que se formó la propia OMS como primer organismo especializado de las Naciones Unidas en 1948”.

Mientras tanto, el Foro Económico Mundial, la Unión Africana y el Banco Mundial -que crearon un fondo de 1.000 millones de dólares para la “vigilancia de enfermedades” y el “apoyo contra las pandemias actuales y futuras”- están desarrollando sus propios mecanismos de respuesta a las pandemias, incluyendo nuevos marcos de pasaporte de vacunas entre países.

El “tratado sobre la pandemia” de la OMS: ¿qué se ha propuesto y qué significaría?

Las conversaciones en curso para formular un “tratado sobre pandemias” nuevo o revisado se basan en el marco internacional existente para la respuesta mundial a las pandemias, el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de la OMS, considerado un instrumento vinculante de derecho internacional.

El 1 de diciembre de 2021, en respuesta a los llamamientos de varios gobiernos para una “estrategia mundial reforzada contra la pandemia” y la señal de la urgencia con la que actúan estas entidades, la OMS lanzó formalmente el proceso de creación de un nuevo tratado o de modificación del RSI, durante una Sesión especial – sólo la segunda en la historia de la organización.

Durante la reunión, celebrada los días 10 y 11 de mayo, los 194 países miembros de la OMS acordaron por unanimidad poner en marcha el proceso, que anteriormente sólo se había debatido de manera informal.

Los países miembros acordaron:

“Poner en marcha un proceso mundial para redactar y negociar una convención, un acuerdo u otro instrumento internacional en el marco de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud para reforzar la prevención, la preparación y la respuesta ante una pandemia”.

El RSI, relativamente reciente, se promulgó por primera vez en 2005, a raíz del SARS-CoV-1.

El marco jurídico del RSI es uno de los dos únicos tratados vinculantes que ha conseguido la OMS desde su creación, el otro es el Convenio Marco para el Control del Tabaco (“Framework Convention on Tobacco Control”).

El marco del RSI ya permite al director general de la OMS declarar una emergencia de salud pública en cualquier país, sin el consentimiento del gobierno de ese país, aunque el marco exige que ambas partes intenten primero llegar a un acuerdo.

Las propuestas de un tratado sobre pandemias nuevo o revisado, presentadas en la sesión ministerial extraordinaria de la OMS de mayo, reforzarían “en cierta medida” las competencias de la OMS en materia de pandemias, incluida la creación de un “Comité de Cumplimiento” que emitiría recomendaciones consultivas para los Estados.

Sin embargo, según el “Daily Sceptic”, aunque el RSI ya es legalmente vinculante, las enmiendas propuestas en mayo no reforzarían las obligaciones o requisitos legales existentes:

“Las normas de los tratados existentes, como todo el derecho internacional (o la mayoría), no obligan realmente a los Estados a hacer otra cosa que no sea hablar con la OMS y escucharla, y tampoco especifican sanciones por incumplimiento; casi todo lo que producen son consejos.

“Las enmiendas propuestas no alteran eso. No permiten a la OMS imponer unilateralmente medidas jurídicamente vinculantes a los países o dentro de ellos”.

El “Daily Sceptic” señaló que uno de los riesgos derivados de las negociaciones para un tratado nuevo o actualizado es la posible codificación de “la nueva ortodoxia de confinamiento para futuras pandemias”, que “sustituiría a las recomendaciones sólidas, basadas en la ciencia, anteriores al COVID” que ya existían.

Según el Dr. Joseph Mercola, dicho tratado otorgaría a la OMS “un poder absoluto sobre la bioseguridad mundial, como el poder de implementar identidades digitales/pasaportes de vacunas, vacunas obligatorias, restricciones de viaje, atención médica estandarizada y más.”

Mercola también cuestionó un “enfoque único para la respuesta a la pandemia”, señalando que “las amenazas pandémicas no son idénticas en todas las partes del mundo”. En su opinión, “la OMS no está cualificada para tomar decisiones de salud global”.

Preocupaciones similares contribuyeron, al menos en parte, a la oposición contra las propuestas presentadas en la sesión ministerial especial, durante la cual un bloque de países mayoritariamente no occidentales, entre los que se encontraban China, India, Rusia y 47 naciones africanas, impidió que se cerrara un acuerdo.

¿Se desvanecerá la oposición?

Aunque no se llegó a un acuerdo definitivo en la reunión de mayo, se llegó a un consenso para organizar una nueva sesión ministerial especial de la OMS a finales de este año, posiblemente después de la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, prevista del 29 de noviembre al 1 de diciembre, informó Reuters.

Mxolisi Nkosi, embajador de Sudáfrica ante la ONU, dijo en la asamblea ministerial anual de la OMS que la nueva sesión especial “consideraría las ventajas de una convención, acuerdo u otro instrumento internacional de este tipo”.

Nkosi añadió:

“Probablemente la lección más importante que nos ha enseñado COVID-19 es la necesidad de contar con defensas colectivas más fuertes y ágiles contra las amenazas sanitarias, así como de crear resiliencia para hacer frente a futuras pandemias potenciales.

“Un nuevo tratado sobre la pandemia es fundamental para ello”.

En ese momento, el embajador del Reino Unido ante la ONU, Simon Manley, al referirse a la falta de un acuerdo inmediato y al consenso para celebrar una nueva reunión, tuiteó que “las negociaciones pueden llevar tiempo, pero este es un paso histórico hacia la seguridad sanitaria mundial”.

El Órgano Intergubernamental de Negociación (“Intergovernmental Negotiating Body”, INB por sus siglas en inglés), en su reunión celebrada en Ginebra del 18 al 21 de julio, también se mostró de acuerdo con este punto de vista, llegando a un consenso para que sus miembros trabajen en la finalización de un nuevo acuerdo internacional jurídicamente vinculante sobre la pandemia para mayo de 2024.

Como parte de este proceso, el INB se reunirá de nuevo en diciembre y presentará un informe sobre los progresos realizados a la 76ª Asamblea Mundial de la Salud (“World Health Assembly”) de la OMS en 2023.

Según la OMS, “cualquier nuevo acuerdo, si lo hay cuando lo acuerdan los Estados miembros, es redactado y negociado por los propios gobiernos, que tomará cualquier medida en consonancia con su soberanía”.

La OMS afirma además que “los propios gobiernos determinarán las acciones en el marco del acuerdo teniendo en cuenta sus propias leyes y reglamentos nacionales”.

El gobierno de Biden expresó un amplio apoyo a un tratado nuevo o actualizado sobre la pandemia, con los Estados Unidos encabezando las negociaciones previas sobre esta cuestión, junto con la Comisión Europea, a través de su presidenta Ursula von der Leyen, quien, como ya informó “The Defender”, también es una firme defensora de los pasaportes de vacunas y de la vacunación obligatoria contra COVID-19.

Un análisis de la Alianza para la Salud Natural Internacional (“Alliance for Natural Health International”) especuló con que cualquier acuerdo final podría simplemente reforzar el RSI existente o, alternativamente, podría implicar una enmienda a la constitución de la OMS, o ambas cosas.

Apenas dos días después del acuerdo del INB del 21 de julio, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, tuiteó:

“Me complace que, paralelamente al proceso de negociación de un nuevo acuerdo [internacional] sobre preparación y respuesta ante una pandemia, los Estados miembros de la OMS estén estudiando también la posibilidad de introducir modificaciones específicas al [RSI] entre ellas formas de mejorar el proceso de declaración de una [emergencia de salud pública de interés internacional, o PHEIC]”.

En el mismo hilo de Twitter, también declaró que el actual brote de viruela del mono es “una emergencia de salud pública de interés internacional”, una “que se concentra entre los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, especialmente los que tienen múltiples parejas sexuales.”

En particular, el director general de la OMS anuló un panel de expertos que estaba dividido sobre la conveniencia de clasificar el brote como una emergencia de salud pública mundial.

Con esta declaración, ahora ya son tres las “emergencias sanitarias mundiales”, según determina la OMS: COVID-19, viruela del mono y poliomielitis.

Verano ajetreado para las propuestas de pasaportes de vacunas

Mientras la OMS y los gobiernos mundiales sopesan los planes para un tratado actualizado o nuevo sobre la pandemia, otras organizaciones están avanzando en las tecnologías de pasaporte de vacunas y en las asociaciones.

El 8 de julio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), compuesta por muchas de las naciones industrializadas del mundo, anunció que promovería la unificación de los diferentes sistemas de pasaportes de vacunas que se utilizan actualmente en todo el mundo.

Treinta y seis países y organizaciones internacionales participaron en una reunión celebrada en julio con el objetivo de “crear un marco multilateral para establecer un régimen mundial de pasaportes para vacunas”, según Nick Corbishley, de “Naked Capitalism”.

El desarrollo es una continuación de los esfuerzos de la OMS para armonizar los regímenes mundiales de pasaporte de vacunas.

En febrero, la OMS seleccionó a la empresa alemana “T-Systems” como “socio industrial para desarrollar el servicio de validación de vacunas”, que permitiría “comprobar los certificados de vacunación más allá de las fronteras nacionales”.

“T-Systems”, una rama de “Deutsche Telekom”, fue anteriormente fundamental en el desarrollo de la interoperabilidad de los sistemas de pasaportes de vacunas en Europa.

También en julio, 21 gobiernos africanos “adoptaron silenciosamente” un sistema de pasaportes de vacunas, que a su vez también estaría interconectado con otros sistemas de este tipo a nivel mundial.

El 8 de julio, que también es el Día de la Integración Africana, la Unión Africana y los Centros Africanos de Control de Enfermedades lanzaron un pasaporte digital de vacunas válido en toda la Unión Africana, describiéndolo como “la columna vertebral de la salud electrónica” del “nuevo orden sanitario” de África.

Esto sigue al desarrollo, en 2021, de la plataforma “Trusted Travel”, que ahora exigen varios países africanos, como Etiopía, Kenia, Togo y Zimbabue, y compañías aéreas como “EgyptAir”, “Ethiopian Airlines” y “Kenya Airways”, tanto para los viajes de entrada como de salida.

Más allá de África, Indonesia, que actualmente ostenta la presidencia rotatoria del G20, está llevando a cabo “proyectos piloto” que harían posible la interoperabilidad de los distintos sistemas de pasaportes digitales para vacunas que se utilizan actualmente en todo el mundo. Se espera que el proyecto esté terminado en noviembre, a tiempo para la Cumbre de Líderes del G20.

“Naked Capitalism” destacó el papel de la empresa sudafricana “Cassava Fintech” en los esfuerzos por desarrollar un pasaporte de vacunas interoperable para toda África.

Filial de la empresa africana de telecomunicaciones Econet, Cassava desarrolló inicialmente la aplicación “Sasail“, que la empresa describió como la primera “superaplicación global” de África que combina los “pagos sociales” con la posibilidad de enviar y recibir dinero y pagar facturas, chatear con otros y jugar.

Cassava y Econet firmaron una asociación estratégica con Mastercard, “para avanzar en la inclusión digital en toda África y colaborar en una serie de iniciativas, incluida la expansión de Africa CDC ‘TravelPass’.”

Como ya informó “The Defender”, Mastercard apoya la iniciativa del pasaporte vacunal “Good Health Pass”, que también cuenta con el respaldo de la alianza ID2020 y el apoyo del asediado ex primer ministro británico Tony Blair.

Mastercard también ha promovido una tecnología que puede incorporarse a la DO Card, una tarjeta de crédito/débito que lleva la cuenta de la “asignación personal de carbono” de cada uno.

ID2020, fundada en 2016, afirma apoyar “enfoques éticos y de protección de la privacidad en la identificación digital.” Entre sus socios fundadores se encuentran Microsoft, la Fundación Rockefeller, Accenture, GAVI-“The Vaccine Alliance” (a su vez socio principal de la OMS), UNICEF, la Fundación Bill y Melinda Gates y el Banco Mundial.

Los dos principales accionistas de Mastercard son Vanguard y BlackRock, que tienen importantes participaciones en docenas de empresas que apoyaron el desarrollo de pasaportes de vacunas o aplicaron mandatos de vacunación para sus empleados. Las dos empresas de inversión también tienen grandes participaciones en fabricantes de vacunas, como Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson.

Mastercard financia el programa Identidad para el Desarrollo (ID4D) del Banco Mundial Programa, que “se centra en la promoción de sistemas de identificación digital para mejorar los resultados del desarrollo manteniendo la confianza y la privacidad”.

El Centro de Derechos Humanos y Justicia Global de la Facultad de Derecho de Nueva York describió recientemente el programa ID4D, que pregona su alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, como uno que podría allanar el camino hacia un “camino digital al infierno“.

Según el centro, esto se produciría mediante la priorización de la “identidad económica” y el uso de una infraestructura que “ha sido vinculada a violaciones graves y a gran escala de los derechos humanos” en varios países.

Mastercard también está activa en África a través de su iniciativa conjunta con otra empresa de fintech (tecnología financiera), Paycode, para “aumentar el acceso a los servicios financieros y la asistencia gubernamental para las comunidades remotas de toda África” a través de un sistema de identidad biométrica que contiene los datos de 30 millones de personas.

El Banco Mundial y la OMS promueven la “preparación para la pandemia” y los pasaportes de vacunas

El Banco Mundial anunció a finales de junio la creación de un fondo que “financiará inversiones para reforzar la lucha contra las pandemias” y “apoyará la prevención, la preparación y la respuesta… centrándose en los países de ingresos bajos y medios”.

El fondo se creó bajo el liderazgo de Estados Unidos, Italia y el actual presidente del G20, Indonesia, “con un amplio apoyo del G20”, y estará activo a finales de este año.

Proporcionará más de 1.000 millones de dólares de financiación para áreas como la “vigilancia de enfermedades” y el “apoyo contra las pandemias actuales y futuras”.

La OMS también es una “parte interesada” en el proyecto y aportará “conocimientos técnicos”, según el director general de la OMS.

El acuerdo se produce tras una asociación estratégica de 2019 entre la ONU y el Foro Económico Mundial, para “acelerar” la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU y sus ODS.

Aunque el acuerdo ha circulado recientemente por las redes sociales, fue anunciado en junio de 2019, antes de la pandemia de COVID-19. Abarca seis áreas de interés, entre ellas “salud” y “cooperación digital”.

En cuanto a la salud, el acuerdo pretende “apoyar a los países para que logren una buena salud y bienestar para todos, en el contexto de la Agenda 2030, centrándose en las principales amenazas emergentes para la salud mundial que requieren una asociación y una acción más fuertes de las partes interesadas.”

A su vez, la “cooperación digital” promovida por el acuerdo supuestamente “responderá a las necesidades de la Cuarta Revolución Industrial a la vez que tratará de avanzar en el análisis, el diálogo y las normas mundiales para la gobernanza digital y la inclusión digital”.

Sin embargo, a pesar de la retórica que predica la “inclusividad”, las personas y entidades que se han negado a secundar aplicaciones como la de los pasaportes vacunales se han enfrentado a repercusiones en su vida personal y profesional.

Tal fue el ejemplo de una doctora canadiense que fue multada con 6.255 dólares en junio por su negativa a utilizar la aplicación de información sanitaria ArriveCAN (que está siendo investigada por cuestiones de privacidad) para entrar en el país.

La Dra. Ann Gillies dijo que fue multada al volver a entrar en Canadá tras asistir a una conferencia en Estados Unidos.

Andrew Bud, director general de la empresa de identificación biométrica iProove, contratista del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, describió los certificados de vacunas como el motor de “todo el campo de la identificación digital en el futuro”, añadiendo que “no se trata sólo de COVID [sino] sobre algo aún más grande” y que “una vez adoptado para COVID se utilizará rápidamente para todo lo demás”.