Un proyecto dirigido por la Universidad de Stanford sirvió de “ensayo general” para la junta de “desinformación” del Presidente Biden, según la última publicación de “Twitter files” del periodista Matt Taibbi, a la que bautizó como “La gran máquina de mentiras de Covid-19. Stanford, el Proyecto Viralidad y la censura de las ‘historias verdaderas'” (“The Great Covid-19 Lie Machine: Stanford, the Virality Project, and the Censorship of ‘True Stories’”).

Según Taibbi, el “Virality Project”, una iniciativa del Observatorio de Internet de Stanford, pidió la creación de un consejo de desinformación justo un día antes de que Biden anunciara sus planes de poner en marcha su Junta de Gobernanza de la Desinformación,(“Disinformation Governance Board”) dirigido por el gobierno.

En el podcast “America This Week“, copresentado por el novelista Walter Kirn, Taibbi habló de las dos principales conclusiones de su publicación “Twitter files” del 17 de marzo.

Según Taibbi:

“Stanford, con el respaldo de una serie de socios y algunas agencias gubernamentales, había creado un sistema único de entradas digitales multiplataforma que procesaba las solicitudes de censura de todas ellas: Facebook, Google, TikTok, YouTube, Pinterest, Medium, Twitter”.

Además, Taibbi dijo que el “Virality Project” estaba “definiendo cosas verdaderas como desinformación o información errónea o malformación”, lo que según él significa “una nueva evolución del proceso de desinformación que se aleja de intentar averiguar qué es verdad y qué no lo es y se dirige directamente a la narrativa política”.

Taibbi, junto con el autor Michael Shellenberger, que contribuyó a anteriores publicaciones de los “Twitter files“, testificó el 9 de marzo ante el Subcomité Selecto sobre la Utilización como un Arma del Gobierno Federal de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, revelando parte de lo que había descubierto sobre el “Virality Project”.

Taibbi y su equipo de investigadores descubrieron una serie de correos electrónicos del “Virality Project” apenas una hora antes de su comparecencia ante la Cámara, prevista para el 9 de marzo, en los que se revelaba la vigilancia de “miles de millones de publicaciones en redes sociales por parte de la Universidad de Stanford, agencias federales y una serie de ONGs [organizaciones no gubernamentales] (a menudo financiadas por el Estado).”

Pide un mecanismo gubernamental de “control de rumores”

Como anteriormente informó “The Defender”, el “Virality Project” afirmó que su objetivo “es detectar, analizar y responder a incidentes de narrativas falsas y engañosas relacionadas con las vacunas COVID-19 en los ecosistemas en línea.”

Anteriormente conocida como “Election Integrity Partnership”, estaba dirigida por Alex Stamos, director del Observatorio de Internet de Stanford y “experto en ciberseguridad” que en su día fue director de seguridad de Facebook.

El proyecto afirma que proporciona “un conocimiento de la situación y una capacidad de respuesta procesables para los funcionarios de salud pública y otros socios en primera línea a la hora de proporcionar al público información precisa relacionada con las vacunas”.

Pero detrás de esta retórica se escondía una vasta red de interacciones de alto nivel con el gobierno federal y las plataformas de las redes sociales, que incluía propuestas, finalmente aprobadas, para que el gobierno estadounidense estableciera su propio consejo de “desinformación”.

Según Taibbi, la asociación entre el “Virality Project” y el gobierno comenzó en serio en febrero de 2021, días después de que Biden asumiera el cargo.

La relación floreció rápidamente. En el plazo de un año, el 26 de abril de 2022, el “Virality Project” propuso la creación de un “mecanismo de control de rumores” y de un “Centro de Excelencia en Información Errónea y Desinformación” a nivel federal.

Al día siguiente, Alejandro Mayorkas, secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, anunció la formación de la “Junta de Gobernanza de la Desinformación”.

Taibbi tuiteó:

La propuesta de “Centro de Excelencia“, que permanece en el sitio web del “Virality Project”, afirma:

“Debido a la amenaza dinámica que la información errónea y la desinformación suponen para la seguridad nacional, recomendamos la creación de un Centro de Excelencia federal para la información errónea y la desinformación alojado en el CISA [Cybersecurity and Infrastructure Security Agency] del Departamento de Seguridad Nacional.”

El centro se encargaría de perseguir “tres objetivos principales”:

  1. Servir de centro federal único para la experiencia y las capacidades necesarias para dirigir los esfuerzos de resiliencia y lucha contra la desinformación;
  2. Coordinar los esfuerzos de lucha contra la desinformación a nivel federal y en apoyo de los esfuerzos de los gobiernos estatales y locales, así como del sector privado; y
  3. Desempeñar un papel de liderazgo en la creación de capacidad dentro del gobierno, así como en la sociedad civil y el sector privado, para aumentar la resistencia a la información errónea y la desinformación.

Según la propuesta, “la evolución de la información errónea y la desinformación demuestra que todos los niveles de gobierno, en colaboración con el mundo académico, las organizaciones sin ánimo de lucro y el sector privado, deben emprender nuevas acciones coordinadas y decisivas para reforzar la resistencia del pueblo estadounidense frente a la falsedad en línea utilizada como un arma”.

El informe final del “Virality Project”, publicado el 18 de febrero de 2022, también contenía una propuesta de “Centro de Excelencia”. Allí recomienda al gobierno federal “Implementar un Centro de Excelencia de Información Errónea y Desinformación alojado dentro de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructuras.”

En el mismo informe final se propone que el gobierno “establezca un mecanismo de control de rumores para hacer frente a las narrativas de tendencia nacional”.

Un documento separado del 18 de febrero de 2022 -“Plan de la Casa Blanca para comunicación sobre COVID-19:Análisis y Recomendaciones” (“White House COVID-19 Vaccine Communication Plan: Analysis and Recommendations”) – también detallaba planes para un centro de excelencia y una “página centralizada de control de rumores.”

La propuesta del proyecto se basaba en las lecciones aparentemente aprendidas de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020, y pedía que las narrativas a favor de las vacunas se adaptaran a comunidades específicas:

“En las elecciones de 2020, la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de las Infraestructuras (“Cybersecurity and Infrastructure Security Agency”, CISA por sus siglas en inglés) demostró que una página centralizada de control de rumores podía contrarrestar la información errónea en línea. Esa página puede reproducirse para obtener información errónea sobre las vacunas.

“Los comunicadores sanitarios locales pueden entonces adaptar esta mensajería pública centralizada a las necesidades de sus comunidades específicas”.

Al menos una agencia gubernamental estadounidense parece haber adoptado la recomendación del “Virality Project” relativa al establecimiento de una iniciativa de “control de rumores”.

Como informó anteriormente “The Defender”, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) inauguró su propia iniciativa de “Control de Rumores” el 5 de agosto de 2022, como parte de sus esfuerzos más amplios para contrarrestar la “información errónea” y la “desinformación”.

“La creciente difusión de rumores, información errónea y desinformación sobre la ciencia, la medicina y la FDA pone en peligro a pacientes y consumidores”, según la página web de control de rumores de la FDA. “Estamos aquí para proporcionar los hechos”.

En el sitio web del “Virality Project”, una página dedicada al “Control de rumores” afirma:

“Este planteamiento para desacreditar la información errónea se basa en la literatura que sugiere que desacreditar los mensajes procedentes de los centros de control de rumores puede ayudar a prevenir la propagación de rumores.

“Los psicólogos han llegado a la conclusión de que los mensajeros que son percibidos como de alta confiabilidad y experiencia son más eficaces para desacreditar falsedades, lo que significa que podría ser ideal un enfoque de desacreditación que agrega datos proporcionados por expertos en la materia merecedores de confianza.”

El “Virality Project” también afirma que “las asociaciones sólidas con expertos en temas específicos de la comunidad y los enlaces son fundamentales para este flujo de trabajo. Los socios pueden incluir oficinas gubernamentales estatales y locales, miembros de la sociedad civil, ONG y organizadores individuales” que “también serán los principales amplificadores de las publicaciones de “Rumor Control” para cada público destinatario”.

Dirigir las narrativas sobre vacunas a comunidades específicas es un fiel reflejo de los esfuerzos de una iniciativa de la Fundación Rockefeller y la “National Science Foundation”, el Proyecto Mercurio.

Esta iniciativa concederá becas de investigación de tres años para estimar “las repercusiones causales de la información errónea y la desinformación en los resultados en línea y fuera de línea en el contexto de la pandemia COVID-19”, incluidas “las repercusiones diferenciales entre grupos sociodemográficos”.

El “Virality Project” también se centró en grupos específicos. Recomendaba estrategias a los comunicadores de salud pública para superar las dudas sobre la vacuna, entre ellas “trabajar con líderes comunitarios de comunidades minoritarias e inmigrantes para aumentar la concienciación sobre cómo vacunarse y por qué”.

La difusión coordinada de “información errónea” a través de múltiples plataformas

La publicación del viernes de los “archivos de Twitter” también se centró en cómo el “Virality Project” ayudó a reunir múltiples sitios de medios sociales en un sistema común de tickets, donde se podían denunciar contenidos y usuarios y compartir esos informes a través de múltiples plataformas.

Según Taibbi, el “Virality Project” “animaba a las plataformas a centrarse en las personas, no en los mensajes, utilizando una “lógica previa al delito” al estilo de “Minority Report”, y describía a “infractores reincidentes” como Robert F. Kennedy Jr., presidente y abogado jefe de litigios de “Children’s Health Defense” (CHD), que publica un “gran volumen de contenidos que casi siempre son denunciables”.

Este sistema “colaboró con el gobierno para poner en marcha un plan de vigilancia panindustrial de los contenidos relacionados con COVID”, escribió Taibbi.

“Aunque el “Virality Project” revisó contenido a una enorme escala para Twitter, Google/YouTube, Facebook/Instagram, Medium, TikTok y Pinterest, a sabiendas apuntó a material verdadero y opinión política legítima, mientras que a menudo él mismo se aportaba hechos erróneos”, dijo Taibbi.

En marzo de 2021, el “Virality Project” comenzó a “intensificar” estos esfuerzos, proporcionando “visibilidad” a “plataformas alternativas como Gab, Parler, Telegram y Gettr”, en lo que Taibbi describió como “vigilancia casi total del panorama de las redes sociales.”

El viernes, en el podcast “America This Week”, Taibbi lo comparó con un sistema de puntuación de crédito social, diciendo:

“Puedes decir algo y ser vetado por ello en una plataforma, y ahora todas las demás plataformas lo saben. Y así, tu historial será introducido en este gran ordenador. Es algo así como el sistema de puntuación de crédito social”.

Según el informe final del “Virality Project”, su objetivo era desarrollar un “esfuerzo de toda la sociedad… en el que las partes interesadas construyan asociaciones sólidas y persistentes para garantizar que las reclamaciones significativas de alto daño puedan abordarse a medida que surjan”, reuniendo a instituciones de investigación, “socios” de salud pública, “socios” gubernamentales y plataformas.

En su podcast, Taibbi sugirió que tal connivencia entre el “Virality Project” y múltiples plataformas de medios sociales “sería un problema antimonopolio.” De hecho, el 10 de enero,CHD y otras entidades demandaron a la “Trusted News Initiative” y a sus fundadores, entre ellos a la BBC, The Associated Press, Reuters y The Washington Post, por confabularse para excluir las narrativas relacionadas con la COVID-19 que no seguían las normas del ‘establishment’.

El contenido “denunciable”, según el “Virality Project”, incluía incluso información procedente directamente de organismos gubernamentales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en función de quién la compartiera y de la narrativa política que defendiera, según Taibbi:

Otros ejemplos de contenidos en las redes sociales en el punto de mira del “Virality Project” y compartidos por Taibbi son:

Según Taibbi, el “Virality Project” influyó en que Twitter cambiara sus normativas de contenido COVID-19 “en colaboración con los CDC“.

El 17 de febrero de 2021, Twitter se unió al “Virality Project”, instruyendo a ejecutivos de Twitter como Yoel Roth, entonces responsable de Confianza y Seguridad en Twitter, sobre cómo unirse al sistema común de tickets.

Twitter también empezó a recibir informes semanales sobre “desinformación antivacunas” los cuales, según Taibbi, “contenían numerosas historias reales.”

El “Virality Project” dijo a Twitter que las “historias reales”, incluidas las “muertes de famosos tras vacunarse”, podrían “alimentar las dudas” y deberían considerarse “información errónea estándar sobre vacunas en su plataforma”.

Refiriéndose a la “narrativa del pasaporte de vacunación“, por ejemplo, el “Virality Project” escribió que las “preocupaciones” sobre tales propuestas “han impulsado una narrativa antivacunación más amplia sobre la pérdida de derechos y libertades”.

El “Virality Project” calificó estas “preocupaciones” de “información errónea”, y Twitter parece haber seguido su ejemplo.

Según Taibbi, “En marzo de 2021, el personal de Twitter estaba imitando el lenguaje de VP [Virality Project], describiendo “campañas contra los pasaportes de vacunas”, “miedo a las vacunas obligatorias” y “uso indebido de las herramientas oficiales de información” como “posibles infracciones”.”

Según Taibbi, el “Virality Project” también “enmarcó habitualmente testimonios reales sobre efectos secundarios como información errónea, desde ‘historias reales’ de coágulos de sangre provocados por vacunas de AstraZeneca hasta un artículo de “The New York Times” sobre receptores de vacunas que contrajeron el trastorno sanguíneo trombocitopenia”.

Twitter -en colaboración con el “Global Engagement Center” del Departamento de Estado de Estados Unidos- pasó a calificar de “vinculadas a Rusia” numerosas cuentas que publicaban “actualizaciones legítimas y precisas de COVID-19” pero que “atacaban” a políticos estadounidenses y europeos.

Incluso políticos favorables a la restricción de la COVID-19, como el ex primer ministro italiano, Giuseppe Conte, fueron acusados de formar parte de esas redes “vinculadas a Rusia”. Actualmente, Conte está siendo investigado en Italia por no imponer un confinamiento con suficiente rapidez en marzo de 2020, según Politico.

El “Virality Project” también midió la “respuesta de la audiencia” como medio para determinar si los contenidos publicados en las redes sociales se calificaban o no de “desinformación”. En un ejemplo:

Desde el punto de vista del “Virality Project”, incluso “simplemente hacer preguntas” era una táctica “comúnmente utilizada por los difusores de información errónea”, mientras que una “Concentración Mundial por la Libertad planificada a través de Telegram” fue tachada a su vez de “acto de desinformación”.

En otro correo electrónico a Twitter sobre “información errónea”, el “Virality Project” dijo que quería “centrar el objetivo” en una “narrativa cada vez más popular acerca de la inmunidad natural“, al tiempo que describe las infecciones “por fallos de la vacunación” como “eventos extremadamente poco frecuentes” que no deben inferirse para significar que “las vacunas son ineficaces.”

Sin embargo, unos meses después, el “Virality Project” tuvo que admitir que “se están produciendo casos de fallos de la vacunación“.

Cualquiera que publicase contenidos en las redes sociales sugiriendo que las vacunas y los pasaportes de vacunación son componentes de un “estado de vigilancia” no escapó a la observación del “Virality Project”. Según Taibbi, la organización “realizó búsquedas del término ‘estado de vigilancia'”, categorizando dicho contenido como “conspirativo”.

Aun admitiendo que “se producían infecciones por fallos de la vacunación”, el informe final del “Virality Project” siguió afirmando que “era información errónea sugerir que la vacuna no previene la transmisión, o que los gobiernos están planeando introducir pasaportes de vacunación”, aunque “ambas cosas resultaron ser ciertas”. Taibbi dijo.

El mismo informe, modificado 10 veces desde su publicación -la última el 5 de diciembre de 2022-, estaba abierto a narrativas personales, siempre que fueran pro-vacunas. El informe sugería que las entidades gubernamentales podrían “mezclar historias personales sobre los beneficios de la vacuna con el apoyo de los datos.”

Para Taibbi, las revelaciones sobre el “Virality Project” son importantes por dos razones:

“Uno, como demostración conceptual orwelliana, el “Virality Project” fue un éxito rotundo. El gobierno, el mundo académico y un oligopolio de posibles competidores corporativos se organizaron rápidamente detrás de un esfuerzo secreto y unificado para controlar los mensajes políticos.

“Dos, aceleró la evolución de la censura digital, haciéndola pasar de juzgar verdad/no verdad a un nuevo modelo más aterrador, abiertamente centrado en la narrativa política a expensas de los hechos“.

“El “Virality Project” no se basaba específicamente en ‘declaraciones de hechos’, sino en la sumisión pública a la autoridad, la aceptación de la narrativa y las declaraciones de figuras como Anthony Fauci. El concepto central / impulsor del proyecto era: ‘No podéis manejar la verdad'”, concluyó Taibbi.

El “Virality Project” pretendía “preacreditar” las verdaderas narrativas que cuestionan las vacunas

El “Virality Project” parece haber permanecido prácticamente inactivo desde la publicación de su informe final en febrero de 2022. Sin embargo, sus contenidos y recomendaciones siguen en línea.

En sus “Expectativas y plan de acción para comunicadores de salud” (“Expectations and Action Plan for Health Communicators”), por ejemplo, el “Virality Project” advierte de que “la pseudociencia establecida y las comunidades antivacunación seguirán creando, difundiendo e iterando sobre narrativas destinadas a disuadir al público de vacunarse contra la COVID-19”.

“A medida que continúe el despliegue de las vacunas COVID-19, será fundamental minimizar las dudas sobre la vacuna entre el público en general para poner fin a la pandemia de coronavirus. Siguiendo el modelo de las tres C sobre la indecisión ante las vacunas… los tres factores -complacencia, confianza y conveniencia- desempeñan un papel en el fomento de la aceptación de las vacunas”, añadió.

El “Virality Project” citó como ejemplo de esta “información errónea” los relatos sobre la muerte de la leyenda del béisbol Hank Aaron, afirmando que su fallecimiento se debió a causas naturales y no a la vacunación con COVID-19, a pesar de que murió dos semanas después de que se le administrase su primera dosis.

La Casa Blanca atacó un tuit publicado por Kennedy el 22 de enero de 2021, sobre la muerte de Aaron, pidiendo a Twitter que lo eliminara, mientras que el 31 de enero de 2021, el tuit de Kennedy fue “fact-checked” por “The Times”, sobre la base de que un médico forense dijo que la muerte de Aaron no estaba relacionada con su vacunación.

Sin embargo, Kennedy dijo que en una conversación que mantuvo con el forense del condado de Fulton tras la publicación de ese artículo, el forense afirmó que nunca había examinado el cadáver de Hank Aaron. Una carta posterior que Kennedy escribió a “The Times” nunca fue publicada.

Afirmando que “los activistas antivacunas y las personas influyentes que dudan de las vacunas se aprovechan de la incertidumbre sobre el efecto de las vacunas COVID-19 en la transmisión… para argumentar que la vacuna es ineficaz” y “aprovechan los informes engañosos de personas vacunadas que contraen COVID-19 de todos modos, tratando de aumentar el escepticismo sobre la eficacia de la vacuna”, el “Virality Project” también pidió “estrategias “pre-bunk” contra tales contenidos.

El “pre-bunking” pretende advertir al público de la supuesta “información errónea” antes de que se propague.

Como parte de esta aparente ‘desacreditación previa’ (“pre-bunking”), un documento del “Virality Project” del 17 de abril de 2021, publicado cuatro días después de la interrupción de la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson por los CDC y la FDA, decía que el número de incidentes de “tipo[s] raro[s] y grave[s] de coágulo[s] de sangre” (seis) era “muy pequeño”.

Sugiriendo que la interrupción de la vacuna de Johnson & Johnson puede “espolear la indecisión”, el documento planteaba estrategias que intentarían contrarrestar los esfuerzos de aquellos que cuestionan la seguridad de las vacunas COVID-19 para utilizar esta interrupción como argumento en apoyo de dicha narrativa.

En un documento publicado el 11 de febrero de 2021, el “Virality Project” también evaluó las normativas de contenido relacionadas con la COVID-19 de nueve plataformas de medios sociales, pidiendo “claridad y transparencia en las normativas ” e “intervenciones y contranarrativas”, entre otras sugerencias.

El “Virality Project” también advertía de los peligros de la “circulación global” que prolonga “la longevidad de la información errónea”, de cómo Rusia y China estaban supuestamente intentando “influir en las conversaciones sobre vacunas en Estados Unidos” y de cómo las narrativas de las redes sociales que cuestionaban las vacunas COVID-19 estaban “socavando fuentes sanitarias autorizadas“.

La colaboración de la administración Biden con el “Virality Project” no era la primera vez que se descubría que utilizaba argumentos relacionados con COVID-19 procedentes de agentes privados.

Los documentos revelaron que la administración Biden recibió temas de conversación de una destacada empresa de sondeos, “Impact Research”, sobre cómo podía “llegar a la victoria sobre COVID-19”. Muchos de estos temas se incluyeron en el discurso de Biden sobre el Estado de la Unión de marzo de 2022.

Taibbi, uno de los principales divulgadores de las revelaciones de los “archivos de Twitter”, fue atacado por legisladores demócratas mientras testificaba ante la Cámara el 9 de marzo. Entre otras cosas, se le exigió que revelara sus fuentes y se le acusó de ser un “supuesto periodista” a sueldo de Elon Musk, propietario y consejero delegado de Twitter.

En respuesta, Musk tuiteó: