La última publicación de los documentos de la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech plantea dudas sobre la frecuencia con la que los acontecimientos adversos experimentados por los participantes en los ensayos clínicos se notificaron como “no relacionados” con la vacuna.

El paquete de documentos de 80.000 páginas publicado el 2 de mayo por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (“Food and Drug Administration”, FDA por sus siglas en inglés) incluye un amplio conjunto de formularios de informes de casos (“Case Report Forms”, CRF por sus siglas en inglés) de ensayos de Pfizer realizados en varios lugares de Estados Unidos.

Los documentos también incluyen el “tercer informe provisional” de los ensayos de BioNTech realizados en Alemania (acompañado de una sinopsis de este informe y de una base de datos de acontecimientos adversos de este conjunto concreto de ensayos).

La FDA publicó los documentos, que pertenecen a la Autorización de Uso de Emergencia (“Emergency Use Authorization”, EUA por sus siglas en inglés) de la vacuna, como parte de un cronograma de divulgación ordenado por un tribunal, derivado de una solicitud acelerada de la Ley de Libertad de Información (“Freedom of Information Act”, FOIA por sus siglas en inglés) presentada en agosto de 2021.

Profesionales Médicos y de la Salud Pública por la Transparencia (“Public Health and Medical Professionals for Transparency”), un grupo de médicos y profesionales de la salud pública, presentó la solicitud de la FOIA.

Los acontecimientos adversos durante los ensayos de vacunas de Pfizer en Estados Unidos suelen notificarse como “no relacionados” con la vacunación

Pfizer llevó a cabo una serie de ensayos de vacunas en varios lugares de Estados Unidos, como el Centro de Salud Langone de la Universidad de Nueva York, el Rochester Clinical Research y el Rochester General Hospital (Rochester, Nueva York) y el J. Lewis Research, Inc. Foothill Family Clinic (Salt Lake City, Utah).

Los documentos de Pfizer publicados este mes por la FDA incluían una serie de CRF de pacientes que sufrieron algún tipo de evento adverso durante su participación en los ensayos de la vacuna COVID-19.

Como revelan los documentos, a pesar de la aparición de una amplia gama de síntomas, incluyendo eventos cardiovasculares graves, casi ninguno fue identificado como “relacionado” con la vacuna.

Estos eventos adversos graves pero “no relacionados” incluyeron:

De los CRFs encontrados en los documentos publicados este mes, sólo un evento adverso se especifica claramente como relacionado con la vacunación: un participante que sufría de artritis psoriásica, sin antecedentes de la enfermedad.

Además, varios CRF indicaron la exposición durante el embarazo (ver aquí y aquí), o durante el embarazo de la pareja (ver aquí y aquí). Sin embargo, los documentos proporcionados no parecen haber proporcionado ningún seguimiento en relación con los resultados o posibles eventos adversos para los participantes, sus parejas o sus bebés recién nacidos una vez nacidos.

En algunos casos, aunque los CRFs afirmaban que los eventos adversos sufridos por los pacientes no estaban relacionados con la vacuna, su causa no estaba especificada, simplemente se indicaba como “otros”, mientras que en otro caso, la obstrucción del intestino delgado “no planificada” y los ataques de pánico de un participante figuraban como no relacionados con la vacunación, a pesar de que no había antecedentes médicos relevantes relacionados con los SAEs (siglas en inglés de “severe adverse events”, acontecimientos adversos graves) en cuestión.

¿Ocultaba Pfizer información crítica a los reguladores?

Es difícil sacar conclusiones concretas sobre cualquier caso específico a partir de los datos proporcionados por los CRF y los resúmenes de los ensayos de vacunas.

Sin embargo, lo que llama la atención es el gran número de acontecimientos adversos -a menudo graves y que a menudo requirieron la hospitalización de los pacientes implicados- que se determinaron como “no relacionados” con la administración de la vacuna COVID.

Los documentos de Pfizer publicados anteriormente también incluían discrepancias en el registro de eventos adversos.

Según la periodista de investigación Sonia Elijah, estas discrepancias incluyen:

  • Participantes en el ensayo que se incluyeron en la “población sana” pero, en realidad, estaban lejos de estarlo.
  • Las cifras de SAE se dejaron en blanco.
  • Faltaban los códigos de barras de las muestras recogidas de los participantes en el ensayo.
  • La segunda dosis de la vacuna se administró fuera del plazo de tres semanas del protocolo.
  • Los nuevos problemas de salud se descartaron por “no estar relacionados” con la vacunación.
  • Un número notable de pacientes con un periodo de observación de exactamente la misma duración -30 minutos-, con muy poca variedad en los tiempos de observación lo que plantea dudas sobre si los pacientes fueron observados adecuadamente o si se les puso en riesgo.
  • Curiosidades relativas a las fechas de inicio y finalización de los SAE: por ejemplo, un diabético “sano” sufrió un infarto “grave” el 27 de octubre de 2020, pero la fecha de “finalización” de este SAE figura como el día siguiente, aunque el paciente fue diagnosticado de neumonía ese mismo día.
  • Datación imposible: en el ejemplo antes mencionado del paciente que sufrió un infarto y una neumonía, el individuo en cuestión falleció más tarde, pero la fecha de la muerte se indica como el día anterior al día en que se anotó al paciente como que recibió una visita de “enfermo de COVID”.
  • Equipos no cegados, que sabían qué pacientes recibieron la vacuna real o un placebo, fueron los responsables de revisar los informes de eventos adversos, lo que pudo llevar a que sufrieran presiones para restar importancia a los eventos relacionados con la COVID en los vacunados, o para no indicar que los eventos adversos estaban relacionados con la vacuna.
  • Otros acontecimientos adversos se indicaron como “no graves” a pesar de las extensas estancias en el hospital, de hasta al menos 26 días en el caso de un paciente que sufrió una caída que se clasificó como “no grave”, aunque las laceraciones faciales sufridas como resultado de la caída se atribuyeron a hipotensión (presión arterial baja).

Muchas de estas prácticas parecen aparecer en los documentos relacionados con el juicio publicados este mes.

Los expertos médicos y científicos que hablaron con “The Defender” expresaron preocupaciones similares sobre lo que revela el tramo de documentos de este mes, y se refirieron a los casos de “desaparición” de eventos adversos.

Brian Hooker, director científico de “Children’s Health Defense”, comentó:

“Lo que más me preocupa es que los pacientes “desaparezcan”. No se puede llevar a cabo un ensayo válido y simplemente omitir los resultados que no les gustan.

“Con las historias sobre Maddie de Garay y Augusto Roux que están saliendo a la luz, tengo que preguntarme cuántos otros participantes fueron descartados para ocultar los eventos/efectos adversos de las vacunas.

“Si se observan los datos del VAERS [Vaccine Adverse Event Reporting System], las vacunas COVID-19 son las más peligrosas que se han introducido nunca en la población”.

El Dr. Madhava Setty, anestesista certificado y editor científico senior de “The Defender”, dijo:

“La etiqueta “no relacionada” que los investigadores utilizan para desviar la atención de los eventos adversos es un punto poderoso que se sostiene por sí mismo. No hemos presionado lo suficiente sobre esto.

“Equivalentemente, podemos decir que el escaso y efímero beneficio de estas vacunas tampoco está “relacionado” con sus “estándares”. ¿En qué se basan para decir que su producto previene la infección (que ya no lo hace), o la muerte (marginalmente)?

“No pueden tener las dos cosas. No pueden reivindicar un beneficio a través de los resultados a corto plazo mientras niegan que los efectos secundarios de cualquier tipo estén relacionados con su producto.

“Ese es el objetivo de hacer un ensayo. No se puede probar la causalidad, sólo la correlación estadísticamente significativa”.

Setty proporcionó más contexto para sus observaciones en un artículo de abril de 2022 para “The Defender” y en una presentación de marzo de 2022, en la que habló del número de estos eventos adversos y de cómo Pfizer los barrió (marca de tiempo 24:00).

En opinión de Setty:

“Hay una alta probabilidad de que se produzca una mala praxis. [La denunciante de Pfizer] Brook Jackson dice que los IPs [investigadores principales] no estaban cegados. De ser cierto, sería muy fácil para los investigadores aumentar los efectos adversos (EA) en el grupo de placebo e ignorar algunos de los EAs en el grupo de la vacuna.

“Pfizer afirma que el 0,5% de los receptores de placebo sufrieron un evento adverso grave en comparación con el 0,6% en el grupo de la vacuna. Así se ocultaron estos eventos”.

Las pruebas existentes indican que Pfizer “está ocultando información crítica a los reguladores”, dijo Setty:

“Lo decisivo está en el memorándum del VRBPAC [Vaccines and Related Biological Products Advisory Committee] (Tabla 2, poblaciones de eficacia), donde nos muestran que a los siete días de su segunda inyección fueron retiradas del ensayo cinco veces más personas del grupo de la vacuna que del grupo que recibió placebo debido a “desviaciones importantes del protocolo”.

“En un ensayo tan grande, las posibilidades de que haya ocurrido una coincidencia son infinitesimales (menos de 1 entre 100.000).

“Además, meses después, ocurrió lo mismo en el ensayo pediátrico (Tabla 12). Esta vez, seis veces más niños fueron retirados del ensayo después de su segunda dosis.

“Hay, por supuesto, diferencias de procedimiento cuando se administra un placebo frente a la vacuna de ARNm, pero ¿por qué no ocurrió también después de la primera dosis?

“Matemáticamente, eso es lo más cerca que se puede estar de eliminar cualquier ‘sombra de duda’. Con una alegación formal de un coordinador de ensayos que afirma lo mismo [refieriéndose a la denunciante, Brook Jackson], podemos estar seguros de que Pfizer está ocultando información crítica a los reguladores.”

Los ensayos de BioNTech en Alemania afirman que hay pocos efectos adversos “relacionados” con la vacuna

En el ensayo de BioNTech en Alemania se probaron varias dosis de dos fórmulas de la vacuna COVID-19, etiquetadas como BNT162b1 y BNT162b2, esta última con autorización de la FDA.

El último paquete de documentos de Pfizer sugiere un patrón, similar al de los ensayos en Estados Unidos, de no informar de los eventos adversos como relacionados con la vacuna.

Según el tercer informe provisional, fechado el 20 de marzo de 2021, entre los participantes del ensayo a los que se les administró la vacuna candidata BNT162b2 a la que se le concedió la EUA en los Estados Unidos:

  • El 87% de los participantes más jóvenes informaron de reacciones locales solicitadas y el 88% de reacciones sistémicas solicitadas, con un 10% de reacciones sistémicas solicitadas de grado 3 o superior.
  • El 87% de los participantes más jóvenes experimentaron reacciones locales solicitadas “leves” y el 35% experimentaron reacciones locales solicitadas “moderadas”.
  • El 88% de los participantes más jóvenes experimentaron reacciones sistémicas solicitadas “leves”, y el 38% experimentaron reacciones sistémicas solicitadas “moderadas”. Como se indica en el informe:

“Las reacciones sistémicas solicitadas de cualquier gravedad más frecuentes fueron la fatiga (n=40, 67%), seguida de la cefalea (n=32, 53%), el malestar (n=24, 40%) y la mialgia (n=23, 38%). El resto de términos sintomáticos fueron menos frecuentes.

“En el caso de las náuseas, el dolor de cabeza, la fatiga, las mialgias, los escalofríos, las artralgias y el malestar general, cada síntoma fue evaluado como grave en <10% de los participantes”.

  • El 43% de los participantes más jóvenes notificaron un total de 51 TEAE no solicitados (siglas en inglés de “treatment-emergent adverse events”, acontecimientos adversos emergentes del tratamiento, que se refieren a condiciones que no estaban presentes antes del tratamiento o que empeoraron en intensidad después del mismo) dentro de los 28 días de la primera o segunda dosis, nueve de los cuales se consideraron “relacionados” con la vacunación. Un participante en esta categoría sufrió un TEAE evaluado como de grado 3 o superior, pero “que fue evaluado como no relacionado por el investigador”.
  • Los TEAE entre los participantes más jóvenes incluyeron hipoestesia, linfadenopatía, palpitaciones, inflamación del oído externo, blefaritis, dolor de muelas, dolor torácico no cardíaco, infección por cestodos, herpes oral, amigdalitis, dolor de cuello, insomnio, anosmia y dismenorrea.
  • No se notificaron acontecimientos adversos graves no solicitados (TESAE) ni muertes entre los participantes más jóvenes, pero uno interrumpió su participación debido a una nasofaringitis moderada.
  • Un participante más joven “se retiró debido a un efecto adverso moderado (nasofaringitis)”.
  • El 86% de los participantes de mayor edad informaron de reacciones locales solicitadas, con un 6% de reacciones locales solicitadas de grado 3 o superior, un 78% de reacciones locales solicitadas “leves” y un 36% de reacciones locales solicitadas “moderadas”.
  • El 72% de los participantes de mayor edad informaron de reacciones sistémicas solicitadas, con un 11% de estos participantes con reacciones sistémicas solicitadas de grado 3 o superior, un 69% con reacciones solicitadas “leves” y un 36% con reacciones solicitadas “moderadas”.
  • El 33% de los participantes de mayor edad notificaron un total de 20 TEAE no solicitados, cuatro de los cuales se determinaron como “relacionados” con la vacunación. Entre los participantes de mayor edad, el 8% informó de un TESAE de grado 3 o superior, con “un evento evaluado como relacionado por el investigador”.
  • Se informó de que un participante de más edad había sufrido un “TESAE no relacionado” (una fractura de tobillo).
  • Los TESAE entre los participantes de mayor edad incluyeron dolor de espalda, dolor de pecho, lesión facial, aumento de la lipasa, aumento de la amilasa, espasmos musculares, dolor musculoesquelético, dolor de tendones, intolerancia ortostática, cólico renal, dermatitis seborreica y “respiración dolorosa”.

Entre los participantes del ensayo que recibieron la vacuna candidata BNT162b1 (no se concedió la EUA):

  • El 86% de los “participantes más jóvenes” informaron de reacciones solicitadas (esperadas) localizadas (que permanecen en una parte del cuerpo), con el 18% informando de reacciones locales solicitadas de grado 3 o superior, el 86% de los participantes más jóvenes informando de reacciones locales solicitadas “leves” y el 54% informando de reacciones locales solicitadas “moderadas”.
  • El 92% de los participantes más jóvenes informaron de reacciones sistémicas solicitadas (propagación a otras partes del cuerpo), con un 44% de reacciones sistémicas solicitadas de grado 3 o superior, un 90% de reacciones sistémicas solicitadas “leves” y un 74% de reacciones sistémicas solicitadas “moderadas”.

El informe establece:

“Entre las reacciones sistémicas solicitadas de cualquier gravedad, las más frecuentes fueron fatiga (n=68, 81%), cefalea (n=66, 79%), mialgia (n=51, 61%), malestar (n=50, 60%) y escalofríos (n=47, 56%). El resto de términos sintomáticos fueron menos frecuentes.

“En el caso de las náuseas, los vómitos, la diarrea, las mialgias, las artralgias y la fiebre, cada síntoma fue evaluado como grave en ≤10% de los participantes”.

  • El 45% de los participantes más jóvenes notificaron un total de 83 EAE no solicitados (inesperados) en los 28 días siguientes a la recepción de la primera o segunda dosis.

Un total de 51 de estos TEAE no solicitados se notificaron como “relacionados” con la vacunación, mientras que el 2% de los participantes sufrieron TEAE de grado 3 o superior (cuatro en total), “de los cuales tres eventos fueron evaluados por el investigador como relacionados”.

No se notificaron TEAEs no solicitados ni muertes en esta categoría.

  • Según el informe, entre los participantes más jóvenes, los TEAEs incluían:

“‘Trastornos generales y afecciones en el lugar de la administración notificados por 9 participantes (11%)”, entre los que se encuentran la enfermedad similar a la gripe y el hematoma en el lugar de la inyección.

“‘Trastornos del sistema nervioso notificados por 10 participantes (12%)”, incluyendo presíncope, hiperestesia, parestesia y dolor de cabeza.

“‘Trastornos respiratorios, torácicos y mediastínicos señalados por 9 participantes (11%)”, incluyendo tos y dolor orofaríngeo.

Otros síntomas incluían dolor de espalda, dolor torácico musculoesquelético, síndrome cervicobraquial, trastorno del gusto, trastorno del sueño, depresión, alucinaciones, dismenorrea, prurito y pitiriasis rosada, mientras que un participante necesitó la escisión (extirpación) de un papiloma.

  • Un participante más joven interrumpió su participación en el ensayo, “debido a un efecto adverso (EA) moderado (malestar)”, mientras que otro participante interrumpió su participación “debido a una toxicidad que limitaba la dosis”.
  • El 83% de los “participantes de mayor edad” informaron de reacciones locales solicitadas, pero ninguna fue notificada como de grado 3 o superior, mientras que el 83% de las reacciones locales solicitadas fueron “leves” y el 42% fueron “moderadas”.
  • El 92% de los participantes de mayor edad informaron de reacciones sistémicas solicitadas, con un 28% de participantes que experimentaron reacciones sistémicas solicitadas de grado 3 o superior, un 89% que experimentaron reacciones sistémicas solicitadas “leves” y un 61% que experimentaron reacciones sistémicas solicitadas “moderadas”.

Según el informe:

“Las reacciones sistémicas solicitadas de cualquier gravedad más frecuentes fueron cefalea (n=29, 81%), fatiga (n=27, 75%), mialgia (n=18, 50%) y malestar general (n=18, 50%). El resto de términos sintomáticos fueron menos frecuentes”.

  • El 36% de los participantes notificó un total de 24 TEAE no solicitados en los 28 días siguientes a la primera o segunda dosis, nueve de los cuales fueron evaluados como “relacionados” con la vacunación.

De los participantes en esta categoría, el 11% informó de TEAEs de grado 3 o superior (cuatro eventos en total), con uno de estos eventos evaluado como “relacionado” con la vacunación.

  • Los TEAEs notificados por los participantes de mayor edad incluyeron dolor orofaríngeo, nasofaringitis, disfunción vesical, trastorno del sueño, dolor musculoesquelético y dolor torácico musculoesquelético, polaquiuria, migraña, síncope y alopecia.
  • Un participante de edad avanzada que recibió el candidato BNT162b1 sufrió un TEAE (síncope), y no hubo ninguna muerte en esta categoría.

Cabe destacar que ninguna de las participantes de ninguna de las dos vacunas candidatas estaba embarazada, lo que plantea dudas sobre la recomendación y administración de la vacuna a mujeres embarazadas sin tener en cuenta la ausencia de datos de ensayos clínicos.

Como muestran los documentos, se informó de una amplia gama de efectos adversos, incluyendo afecciones cardiovasculares y del sistema nervioso, aunque la mayoría de ellos se determinó que no estaban relacionados con la vacunación en sí.