Dos días después de que se administrara la primera vacuna COVID-19 en los Estados Unidos a un trabajador de la salud en Long Island, Nueva York, dos trabajadores sanitarios de Alaska que recibieron la vacuna COVID de Pfizer experimentaron reacciones alérgicas. Una de ellas, una mujer sin antecedentes de alergias, sufrió una reacción anafiláctica y pasó al menos dos noches en el hospital.

Las reacciones, similares a las experimentadas el 8 de diciembre, poco después de la implantación de la misma vacuna Pfizer en el Reino Unido, plantean renovadas preocupaciones sobre la posibilidad de reacciones potencialmente mortales a la vacuna.

Esas preocupaciones incluyen el hecho de que el fabricante de las vacunas excluyera a las personas con alergias graves de los ensayos clínicos, y la falta de control previo entre los pacientes para ver si tienen alergias al polietilenglicol (PEG), el compuesto que se sospecha que está desencadenando las reacciones, antes de administrar la vacuna.

Una investigación inicial sobre las reacciones alérgicas experimentadas por los dos trabajadores sanitarios del Reino Unido identificó al PEG como el desencadenante probable de esas reacciones anafilácticas.

En septiembre, el presidente y asesor legal jefe de Children’s Health Defense, Robert F. Kennedy Jr., advirtió a la FDA sobre el potencial de que las vacunas que contienen PEG, un ingrediente utilizado en las vacunas Pfizer y Moderna, pueda causar reacciones alérgicas graves.

Al enterarse el miércoles de la hospitalización de la mujer en Alaska, Kennedy dijo:

“Cuando advertimos al Director de la FDA, Peter Marks, que las nanopartículas de esta vacuna representan riesgos mortales por anafilaxia, sugirió que lleváramos nuestras preocupaciones directamente a los fabricantes de vacunas. Claramente tenemos un problema sistemático cuando los reguladores de salud del gobierno han abdicado por completo de su responsabilidad de salvaguardar la salud pública y remiten a las compañías farmacéuticas las preocupaciones sobre la seguridad de vacunas que conllevan cero responsabilidad y que han sido probadas chapuceramente.”

Los fabricantes de vacunas no tienen ningún incentivo legal o financiero para hacer que sus productos sean seguros, agregó Kennedy. “Recordemos que Pfizer ganará miles de millones siempre y cuando mantenga su vacuna en juego, sin importar cuántas personas experimenten reacciones potencialmente mortales”, dijo.

Una portavoz de Pfizer le dijo al Washington Post que la compañía está “trabajando activamente con las autoridades sanitarias locales para evaluar” lo que sucedió en Alaska. También le dijo al Post que los posibles participantes en el ensayo clínico en etapas recientes de Pfizer fueron excluidos si tenían antecedentes de reacciones alérgicas graves asociadas con una vacuna o con cualquier componente de esta vacuna.

“Claramente, este hecho ha caído en oídos sordos”, dijo la presidenta de Children’s Health Defense, Lyn Redwood, en referencia al comentario de la directora médica de Alaska, la Dra. Anne Zink, a la PBS:“Había más de 40.000 personas en las pruebas y no vimos ninguna reacción como ésta”.

“Por supuesto que no vimos ninguna reacción”, explicó Redwood. “Las personas que habían tenido previamente reacciones a las vacunas fueron excluidas de los ensayos”.

Zink también transmitió un comentario que había hecho alguien que trató la reacción adversa de la mujer de Alaska: “El relámpago va a golpear en alguna parte”. Pero eso no tranquilizó a Redwood. “Los relámpagos golpean en los EE.UU. 20 millones de veces al año”, dijo.

La orientación de los CDC sobre posibles alergias a la PEG se queda corta

La guía de los CDC dice que las personas con antecedentes de reacciones graves a otras vacunas o a terapias inyectables “todavía pueden recibir la vacunación, pero se les debe aconsejar sobre los riesgos desconocidos de desarrollar una reacción alérgica grave”, informóel Washington Post. “Las personas que tienen alergias leves a los alimentos, a las mascotas, el medio ambiente o el látex todavía pueden recibir la vacuna Pfizer-BioNTech”.

Según Redwood, las alergias al PEG a menudo pasan desapercibasizadas, lo que significa que las personas que no tienen antecedentes de alergias, como la trabajadora sanitaria de Alaska, podrían tener reacciones graves al PEG que pongan en riesgo su vida.

Según una investigación publicada en 2018,hay más de 1.000 productos en el mercado,incluidos productos farmacéuticos, alimentos procesados, cosméticos y desinfectantes, que contienen PEG.

“La decisión de permitir que las personas con otras alergias a los medicamentos reciban la vacuna Pfizer es una propuesta muy arriesgada”, dijo Redwood. Ella explicó que es común que los pacientes y los médicos no tengan ni idea de cuál es el compuesto concreto que causó la reacción adversa. “Si ese compuesto fuera el PEG, sería muy peligroso administrar una vacuna que contenga PEG, ya que esa siguiente reacción podría ser más grave”, dijo Redwood.

Con planes para vacunar a“decenas de millones”de personas solo en los Estados Unidos, Redwood está muy preocupada. Se pregunta cuántas personas sin antecedentes de alergias están potencialmente en riesgo de una reacción grave a las vacunas COVID que contienen PEG.

Pfizer afirma que las reacciones anafilácticas a las vacunas en general son raras, estimadas en poco más de uno por millón de dosis. Pero Redwood dijo que la respuesta más probable a cuántas personas están en riesgo es “no lo sabemos”.

Se han detectado anticuerpos anti-PEG no sólo en pacientes tratados con terapias PEGiladas, sino también en individuos que no tienen conocimiento de las exposiciones a PEG.

Según los investigadores, la forma en que se generan anticuerpos PEG en individuos que nunca han recibido ningún tratamiento formal con terapias PEGiladas sigue siendo en gran parte desconocida. Es natural suponer que la exposición frecuente al PEG podría conducir a la inevitable formación de anticuerpos anti-PEG.

Por lo menos, dijo Redwood, los pacientes deberían ser examinados para detectar anti-PEG antes de que se les administrara la vacuna Pfizer con el fin de prevenir reacciones potencialmente mortales. Citó un estudio de 2012 en el que los autores concluyeron, “los pacientes deben ser pre-examinados y monitoreados para anti-PEG antes y a lo largo de un curso de tratamiento con un compuesto PEGilado.”

Pero los CDC no hacen tal recomendación en sus directrices para las vacunas Pfizer y Moderna, que utilizan similar tecnología de ARNm (la cual nunca antes ha sido utilizada en vacunas), y ambas contienen PEG.

En su lugar, los CDC recomiendan que la vacuna se administre en entornos que tengan suministros, como oxígeno y epinefrina, para controlar las reacciones anafilácticas.

Redwood considera que esta recomendación es muy peligrosa, especialmente porque los funcionarios de salud están presionando para que los dentistas, oftalmólogos y farmacéuticos administren las vacunas.

Más allá del PEG — otras preocupaciones respecto a las vacunas Pfizer y Moderna

Las reacciones alérgicas que se han producido en el Reino Unido y Alaska no son las únicas preocupaciones que han planteado profesionales médicos y otros expertos sobre las vacunas Pfizer y Moderna COVID.

“Imaginar que la vacuna COVID sin licencia de Moderna, probada durante menos de un año, será segura es una ilusión”, dijoMary Holland, asesora general de Children’s Health Defense. “Hay una razón por la que los productores de vacunas insisten en recibir inmunidad general por lesiones y muertes”.

Holland se refiere al hecho de que los fabricantes de vacunas, que ya son inmunes a la responsabilidad por las lesiones de las vacunas en virtud de la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986,recibieron protección adicional a través de la Declaración bajo la Ley de emergencia pública y preparación (Public Readiness and Emergency Preparedness, PREP por sus siglas en inglés) para las contramedidas médicas ante COVID-19 en marzo.

Children’s Health Defense también ha informado sobre preocupaciones ante la posibilidad del cebado patógeno, especialmente en adultos mayores. El cebado patógeno es una afección que ocurre en algunas personas cuando una vacuna desencadena la autoinmunidad, causando enfermedades graves o la muerte.

Children’s Health Defense pide más estudios sobre cómo la vacuna podría afectar a los negros, que no estuvieron adecuadamente representados en los ensayos clínicos.