Un estudio prospectivo realizado en Tailandia durante la campaña nacional de vacunación COVID-19 para adolescentes mostró lo que un médico describió como una asociación “impactante” entre la miocarditis y la vacuna de Pfizer-BioNTech.

En el estudio preimpreso, aceptado para su publicación en una revista revisada por expertos, participaron 314 personas de entre 13 y 18 años que estaban sanas y sin síntomas anormales después de recibir su primera dosis de la vacuna.

Se excluyeron del estudio los participantes con antecedentes de cardiomiopatía, pericarditis tuberculosa o pericarditis constrictiva y reacción alérgica grave a la vacuna COVID-19.

Aunque el estudio incluyó a 314 adolescentes, 13 fueron excluidos de los resultados por haberse “perdido el contacto para hacerles el seguimiento”.

De los 301 participantes restantes, 202 (67,1%) eran hombres.

Los investigadores descubrieron que el 18% de los 301 adolescentes analizados presentaban un electrocardiograma anormal, o EKG, después de que les inyectaran su segunda dosis de Pfizer, el 3,5% de los varones desarrollaron miopericarditis o miocarditis subclínica, dos fueron hospitalizados y uno fue ingresado en la UCI por problemas cardíacos.

Los efectos adversos cardiovasculares observados durante el estudio incluyeron taquicardia (7,64%), dificultad para respirar (6,64%), palpitaciones (4,32%), dolor en el pecho (4,32%) e hipertensión (3,99%).

Cincuenta y cuatro adolescentes presentaban electrocardiogramas anormales después de la vacunación, tres pacientes sufrieron un derrame pericárdico mínimo con hallazgos compatibles con una miopericarditis subaguda y seis pacientes experimentaron un prolapso de la válvula mitral.

La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco que puede provocar arritmias cardíacas y la muerte. Según la Organización Nacional de trastornos poco frecuentes (“National Organization for Rare Disorders”), la miocarditis puede ser consecuencia de infecciones, pero “lo más habitual es que la miocarditis sea el resultado de la reacción inmunitaria del organismo al daño inicial del corazón.”

La pericarditis es una inflamación del tejido que rodea al corazón que puede causar un dolor agudo en el pecho y otros síntomas.

Según el estudio, el síntoma más común era el dolor en el pecho, seguido de molestias en el pecho, fiebre y dolor de cabeza.

Tres pacientes de entre 13 y 18 años informaron de dolor torácico y se evaluaron sus biomarcadores. Los tres informaron de los síntomas a las 24-48 horas de recibir la segunda dosis de Pfizer.

Cuatro pacientes no presentaban síntomas pero tenían biomarcadores elevados.

Todos los pacientes eran varones y presentaban electrocardiogramas anormales, en particular taquicardia sinusal. El curso clínico fue leve en todos los casos.

La mayoría de los participantes (257/301 o el 85,38%) no tenían enfermedades subyacentes antes de ser vacunados.

Como parte del estudio, los participantes recibieron una tabla a modo de diario de observaciones para registrar los síntomas cardíacos. Aquellos que desarrollaran efectos secundarios de la vacuna podían llamar al investigador principal y ser trasladados a un equipo médico del Hospital de Enfermedades Tropicales para su evaluación.

Si el participante desarrollaba un electrocardiograma anormal, hallazgos ecocardiográficos o aumento de las enzimas cardíacas, el investigador principal programaba a los pacientes para el seguimiento según el protocolo del estudio y para evaluaciones de laboratorio a los 14 días de la vacunación.

Los individuos fueron controlados con pruebas de laboratorio que incluían biomarcadores cardíacos, ECG y ecocardiografía en tres visitas clínicas: al inicio, el día 3, el día 7 y el día 14 después de recibir la segunda dosis de la vacuna COVID-19 de Pfizer BioNTech.

Los criterios de diagnóstico de la miocarditis se clasificaron como casos probables o casos confirmados y se basaron en los síntomas clínicos y las pruebas médicas.
Los investigadores concluyeron que la presentación clínica de la miopericarditis tras la vacunación era “generalmente leve”, y que todos los casos se recuperaban por completo en 14 días, y recomendaron que los adolescentes a los que les inyectaran vacunas de ARNm fueran vigilados para detectar los efectos secundarios.

La doctora Tracy Høeg, epidemióloga, dijo en un tuit que el estudio es “único e impresionante debido a la amplia evaluación tanto antes como después de la vacunación”, ya que el estudio pudo “detectar si había anormalidades cardíacas preexistentes.”

El periodista independiente Jordan Schachtel señaló en un tuit que los eventos cardíacos presenciados durante el estudio se produjeron después de una sola inyección de Pfizer, ya que los niños con afecciones cardíacas habían sido excluidos.

Según los datos más recientes del Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS), desde el 14 de diciembre de 2020 hasta el 29 de julio de 2022, hubo 1.292 informes de miocarditis y pericarditis en el grupo de edad de 12 a 17 años.

De los 1.292 informes, 1.145 casos se atribuyeron a la vacuna COVID-19 de Pfizer.