La historia de un vistazo:

  • Un estudio publicado el 21 de febrero de 2022 en “Frontiers in Virology” afirma haber descubierto que una secuencia de la proteína de espiga o pico del virus coincide al 100% con una secuencia de ARN mensajero modificado (mmRNA) patentada por Moderna en 2016.
  • La secuencia genética patentada por Moderna forma parte de un gen humano de reparación del ADN llamado MSH3. Esta secuencia patentada se encuentra en el sitio de escisión de la furina del SARS-CoV-2 en la proteína de espiga o pico, la parte que facilita el acceso del virus a las células humanas.
  • Según la solicitud de patente de Moderna, la secuencia genética se modificó “para la producción de proteínas y péptidos relacionados con la oncología”, aparentemente para su uso en la investigación del cáncer.
  • Según los investigadores, la probabilidad de que el SARS-CoV-2 haya adquirido al azar este sitio de escisión de la furina a través de la evolución natural es de 1 entre 3 trillones.
  • En una entrevista del 24 de febrero de 2022, el director general de Moderna, Stéphane Bancel, propuso que la pandemia de COVID-19 podría haber sido el resultado de una fuga en el laboratorio.

Los hechos que rodean el origen del SARS-CoV-2 son cada vez más extraños e inquietantes a medida que pasa el tiempo.

Desde el principio, la mayoría de las pruebas parecían apuntar a que el virus era una creación de laboratorio que, de alguna manera, escapó de los confines del mismo. Realmente no tenemos mucho que sugiera lo contrario.

Ahora, un estudio publicado el 21 de febrero en “Frontiers in Virology” afirma haber descubierto que una secuencia de la proteína de espiga o pico del virus coincide al 100% con una secuencia de ARN mensajero modificado (mmRNA) patentada por Moderna – en 2016.

Algunos creen que se trata de una prueba irrefutable, que demuestra que la investigación de ganancia de función está en el centro de este misterio. Por supuesto, se necesita más investigación para verificar los hallazgos, pero si se demuestra que son correctos, podrían ser bastante incriminatorios.

¿Qué ha patentado Moderna?

La secuencia genética patentada por Moderna -y que ahora se ha descubierto que forma parte del sitio de corte de la furina del SARS-CoV-2 en la proteína de espiga o pico que da acceso al virus a las células humanas- es una secuencia de 19 nucleótidos de un gen humano llamado MSH3, que es un gen de reparación del ADN.

Los nucleótidos codifican aminoácidos específicos. El gen MSH3 trabaja con la parte del sistema inmunitario responsable de combatir el cáncer mediante la reparación de las células dañadas. Esta vía se ha identificado como un objetivo potencial para nuevos tratamientos contra el cáncer.

Como se indica en la solicitud de patente, la secuencia genética se ha modificado “para la producción de proteínas y péptidos relacionados con la oncología”, aparentemente para su uso en la investigación del cáncer. El primer nombre que figura en la patente es el de Stéphane Bancel, un francés que es director general de Moderna desde 2011.

Lo curioso es que los científicos del artículo de “Frontiers in Virology” buscaron en todas las bases de datos sobre virus y bacterias para encontrar coincidencias con el sitio de escisión de la furina patentado por Moderna, y el SARS-CoV-2 es el único patógeno que tiene esta secuencia. Es una coincidencia absoluta, 100% idéntica.

¿Cuáles son las posibilidades de que un virus natural tenga un sitio de escisión de furina raramente encontrado que sea genéticamente idéntico a uno diseñado y patentado? Como señalan los autores:

“La ausencia de CTCCTCGGCGGCACGTAG en cualquier genoma eucariota o viral en la base de datos BLAST hace que la recombinación en un huésped intermedio sea una explicación poco probable para su presencia en el SARS-CoV-2”.

En otras palabras, que la secuencia sea una zoonosis natural es extremadamente improbable. Según los investigadores, la probabilidad de que el SARS-CoV-2 haya adquirido al azar este sitio de escisión de la furina a través de la evolución natural es de 1 entre 3 trillones.

También señalaron que “la recombinación en un huésped intermedio es una explicación poco probable”. Además, se sabe que la inserción de un sitio de corte de furina en la proteína de la espiga o pico de un virus lo hará más infeccioso.

El director general de Moderna sugiere que una fuga de laboratorio es responsable de COVID-19

Una de las hipótesis planteadas en el artículo es que el código de coincidencia podría haberse introducido en el genoma del SARS-CoV-2 a través de células humanas infectadas que expresan el gen MSH3. La pregunta, entonces, es ¿cómo y cuándo ocurrió?

Curiosamente, en una entrevista del 24 de febrero, la presentadora de Fox Business, Maria Bartiromo, interrogó a Bancel sobre el hallazgo. Respondió diciendo que sus científicos están estudiando la afirmación, y añadió:

“Que venga de un laboratorio es posible. Los humanos cometen errores. Es posible que el laboratorio de Wuhan, en China, estuviera trabajando en la mejora de los virus o en la modificación de los genes y que luego se produjera un accidente en el que alguien se infectara en el laboratorio, lo que afectó a familiares y amigos. Es posible. Sobre la afirmación que acaba de mencionar, los científicos buscarán para saber si es real o no”.

¿Por qué este código?

Ahora bien, si el SARS-CoV-2 fue creado por el hombre, ¿por qué usarían este código en particular? Como se señala en el artículo de “Frontiers of Virology”, se ha demostrado que la secuencia MSH3 en cuestión provoca la reparación de parches erróneos en el ADN, y la reparación defectuosa del daño genético puede dar lugar a una serie de enfermedades, incluido el cáncer. Pero la sobreexpresión de MSH3 también desempeña un papel en la virología:

“Se sabe que la sobreexpresión de MSH3 interfiere con la reparación del emparejamiento erróneo… lo que tiene importancia virológica. La inducción de la deficiencia en la reparación de los desajustes del ADN da lugar a la permisividad de la infección por el virus de la gripe A (IAV) de las células respiratorias humanas y a una mayor patogenicidad. La deficiencia en la reparación de los emparejamientos puede prolongar la diseminación del SARS-CoV-2 …

“Un ARNm optimizado para el código humano que codifica una proteína 100% homóloga a la MSH3 humana podría, durante el curso de la investigación vírica, inducir inadvertida o intencionadamente una deficiencia en la reparación de emparejamientos erróneos en una línea celular humana, lo que aumentaría la susceptibilidad a la infección vírica similar a la del SARS.”

Es interesante observar que Moderna no tenía ningún producto de ARNm con éxito en el mercado antes de que la pandemia de COVID-19 les permitiera eludir los requisitos reglamentarios normales.

Ahora, de repente, tenemos que creer que han conseguido elaborar una inyección de ARNm segura y eficaz contra el SARS-CoV-2, un virus que casualmente contiene uno de sus propios componentes patentados. ¿Cuáles son las probabilidades?

¿Tuvo el Dr. Anthony Fauci, uno de los principales promotores de la tecnología del ARNm como sustituto de las vacunas tradicionales, algo que ver con el repentino “éxito” de Moderna? Ciertamente lo parece.

Después de todo, los Institutos Nacionales de Alergia y Enfermedades Infecciosas (“National Institutes of Allergy and Infectious Diseases”, NIAID por sus siglas en inglés), una rama de los Institutos Nacionales de Salud (“National Institutes of Health”, NIH por sus siglas en inglés), financiaron y codesarrollaron el pinchazo COVID-19 de Moderna.

Según explican los NIH, la inyección “combina la plataforma de administración de ARNm de Moderna con el inmunógeno de espiga estabilizado del SARS-CoV-2 (S-2P) desarrollado por los científicos del NIAID”.

A mediados de noviembre de 2021, Moderna concedió la copropiedad de su patente de la “vacuna” de ARNm COVID-19 a los NIH para resolver una disputa sobre el nombre de los inventores.

¿Puede la inyección de COVID provocar cáncer?

Por cierto, desde el lanzamiento de la inyección de ARNm COVID, algunos médicos han expresado su preocupación por la posibilidad de que las inyecciones desencadenen un cáncer, en gran parte debido a su impacto perjudicial en la función inmunitaria.

Para mayor claridad, es posible que esto no tenga nada que ver con la secuencia MSH3 patentada por Moderna específicamente, porque el código de ARN en el pinchazo no es idéntico al código de ARN del virus real. El ARN del pinchazo ha sido alterado genéticamente una vez más para resistir la descomposición y asegurar la creación de abundantes copias de la proteína de espiga o pico.

Hasta ahora, el vínculo con el cáncer post-pinchazo parece estar relacionado con la regulación a la baja del receptor toll-like 4 (TLR4), que está implicado tanto en las infecciones como en el cáncer. En un artículo de octubre de 2021, la Dra. Nicole Delépine, oncóloga pediátrica francesa, hablaba de los informes sobre la explosión en el número de casos de cáncer después del pinchazo:

“Hace varios meses, expresamos al menos “reservas teóricas” sobre la vacunación de pacientes con cáncer o ex pacientes que se habían curado, debido al mecanismo subyacente de la inyección de genes en la inmunidad.

“Varios genetistas también habían expresado su preocupación por la posible interferencia entre las células cancerosas activas o latentes y la actividad de la terapia génica en los linfocitos en particular. Han pasado los meses y la locura de las vacunas se ha ampliado…

“Parece que hay claramente tres situaciones:

    • La aparición de un cáncer rápidamente después de la inyección (de dos semanas a unos meses) y muy progresivo, en una persona que anteriormente estaba libre de patologías carcinológicas conocidas.
    • La reaparición del cáncer en un paciente que ha estado en remisión completa durante varios meses o años.
    • La evolución rápida, incluso explosiva, de un cáncer que aún no está controlado.

“Más allá de los testimonios que están llegando en grandes cantidades por parte de familiares y amigos y en las redes sociales, un periódico suizo ha abordado por fin el tema de forma más amplia. A continuación, algunos extractos de su artículo y sus referencias:

“‘¿Pueden las vacunas COVID causar cáncer? En algunos casos, la respuesta parece ser afirmativa… Se ha demostrado que en hasta el 50% de los vacunados, las vacunas COVID pueden inducir una inmunosupresión temporal o una desregulación inmunitaria (linfocitopenia) que puede durar aproximadamente una semana o posiblemente más.

“Además, las vacunas de ARNm COVID han demostrado “reprogramar”… las respuestas inmunitarias adaptativas e innatas y, en particular, regular a la baja la llamada vía TLR4, que se sabe que desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria a las infecciones y a las células cancerosas.

“Por lo tanto, si ya existe un tumor en alguna parte -conocido o desconocido- o si existe una predisposición a un determinado tipo de cáncer, ese estado de inmunosupresión inducido por la vacuna o de desregulación inmunitaria podría desencadenar potencialmente un crecimiento tumoral repentino y un cáncer a las pocas semanas de la vacunación…”

El Dr. Ryan Cole, en agosto de 2021, también informó de la existencia de un aumento significativo de ciertos tipos de cáncer, especialmente de endometrio y útero, desde el inicio de la campaña de inyecciones masivas. Cole dirige un gran laboratorio de patología en Idaho.

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Otros componentes clave del SARS-CoV-2 también se han patentado

El tiempo dirá a dónde nos lleva todo esto, pero está claro que el SARS-CoV-2 no parece ser el resultado de una evolución natural. Las pruebas de que está hecho por el hombre son simplemente abrumadoras. Hasta ahora, pocos medios de comunicación convencionales han querido tocar esta historia, por razones obvias.

Encontrar una secuencia genética clave del virus en una patente de uno de los principales fabricantes de vacunas es, como mínimo, inconveniente, y esto se suma a todas las demás patentes relacionadas con el virus.

Como ya detalló el doctor David Martin, el SARS-CoV-2 parece haber sido diseñado en los años 90, perfeccionado en 1999 y patentado en 2002. Las pruebas también muestran que los planes de vacunación obligatoria se gestaron en 2015. Ese año, durante una reunión de las Academias de Ciencias, el Dr. Peter Daszak, presidente de “EcoHealth Alliance”, declaró:

“… hasta que una crisis de enfermedades infecciosas no es muy real, está presente y se encuentra en un umbral de emergencia, a menudo se ignora en gran medida. Para mantener la base de financiación más allá de la crisis, necesitamos aumentar la comprensión pública de la necesidad de las MCM’s [contramedidas médicas] como las vacunas contra la pan-influenza o el pan-coronavirus.

“Un factor clave son los medios de comunicación, y la economía sigue el revuelo. Tenemos que utilizar ese revuelo a nuestro favor para llegar a los verdaderos temas. Los inversores responderán si ven beneficios al final del proceso”.

Según Martin, “eso es admitir un delito, y el delito es terrorismo doméstico”.

En un discurso pronunciado en la Red Pill Expo en noviembre de 2021, Martin repasó la cronología del pinchazo de COVID-19, que comenzó en 1990 con la primera patente de una vacuna contra el coronavirus para caninos (perros) presentada por Pfizer.

Aquella vacuna era una vacuna de proteína de espiga S-1 – al igual que la actual vacuna COVID de Pfizer, y según Martin, esa proteína de espiga S-1 es un arma biológica, no un patógeno.

Nueve años después, en 1999, Fauci, como director del NIAID, encargó a la Universidad de Carolina del Norte Chapel Hill la creación de “un coronavirus infeccioso de replicación defectuosa” dirigido específicamente al epitelio pulmonar humano.

La patente de este coronavirus de replicación defectuosa que ataca a las células pulmonares humanas, presentada el 19 de abril de 2002 (patente nº 7279327), detalla la secuenciación genética del virus resultante, y cómo el receptor de la ECA, el dominio de unión de la ECA2 y la proteína de pico S-1 fueron diseñados y pudieron ser modificados sintéticamente en el laboratorio utilizando tecnologías de secuenciación genética fácilmente disponibles.

Básicamente, el código informático se convierte en un patógeno artificial, o en un patógeno intermedio. Esta tecnología se financió inicialmente con el fin de aprovechar el coronavirus como vector para una vacuna contra el VIH, pero está claro que no terminó ahí.

Los CDC tienen patentes sobre el coronavirus del SARS

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. también son titulares de patentes clave, incluida una patente obtenida ilegalmente sobre la secuencia genética completa del coronavirus del SRAS (patente nº 7220852), que según Martin es idéntica en un 99% a la secuencia ahora identificada como SRAS-CoV-2.

Esa patente de los CDC también tenía varias patentes derivadas asociadas, entre ellas la patente estadounidense 46592703P y la patente estadounidense 7776521, que cubren la secuencia genética del coronavirus del SRAS y los medios para detectarlo mediante la prueba RT PCR.

Con estas dos patentes, los CDC tienen el control científico completo, ya que son dueños de la procedencia tanto del virus como de su detección.

Según Martin, también hay pruebas de una conspiración criminal que involucra a los CDC y a “Sequoia Pharmaceuticals”. El 28 de abril de 2003 -tres días después de que los CDC presentaran su patente para el coronavirus del SARS-, “Sequoia Pharmaceuticals” presentó una patente sobre un agente antiviral para el tratamiento y control del coronavirus infeccioso (patente nº 7151163).

Entonces, los CDC presentaron una patente sobre el coronavirus del SARS, ¿y tres días después hay un tratamiento? Esto sugiere fuertemente que había una relación de trabajo entre bastidores. “Sequoia Pharmaceuticals”, fundada en 2002, desarrolla terapias antivirales con especial atención a los virus resistentes a los medicamentos. Entre sus principales inversores se encuentra el “Wellcome Trust”.

Pero hay otro problema con la solicitud de Sequoia de 2003 para un agente antiviral. En realidad, se emitió y publicó antes de que se concediera la patente de los CDC sobre el coronavirus del SARS, lo que no ocurrió hasta 2007, y los CDC habían pagado para mantener la solicitud en privado.

Por lo tanto, hay cero posibilidades de que alguien que no sea una persona con información privilegiada tenga esa información. Esto es una prueba clara de conspiración criminal, chantaje y colusión, señala Martin. No se puede desarrollar un tratamiento para algo que no se sabe que existe.

Sanofi también es propietaria de una serie de patentes que detallan lo que nos han dicho que son características novedosas del SARS-CoV-2, a saber, el sitio de corte polibásico, la proteína de espiga o pico y el dominio de unión al receptor ACE2. La primera de esas patentes, la patente estadounidense n.º 9193780, se publicó el 24 de noviembre de 2015.

Entre 2008 y 2017, también se presentaron una serie de patentes por parte de una larga lista de actores, como Crucell, Rubeus Therapeutics, Children’s Medical Corporation, Ludwig-Maximilians-Universität de Múnich, Protein Science Corporation, Dana-Farber Cancer Institute, University of Iowa, University of Hong Kong y el Chinese National Human Genome Center de Shanghai.

Según Martin, hay 73 patentes, emitidas entre 2008 y 2019, que describen los mismos elementos que se dice que son exclusivos del SARS-CoV-2. No está claro si la solicitud de patente de Moderna de 2016 forma parte de esa lista.

Publicado originalmente por Mercola.