El político canadiense Derek Sloan y tres profesionales de la medicina -que dicen representar a cientos de sus colegas- dijeron la semana pasada en una conferencia de prensa en Parliament Hill que el gobierno canadiense está ocultando información sobre los efectos nocivos de los confinamientos, los riesgos de las vacunas en los niños y la eficacia de ciertos tratamientos para la COVID.

La Facultad de Médicos y Cirujanos de Ontario (“College of Physicians and Surgeons of Ontario”, CPSO por sus siglas en inglés) emitió a finales de abril una “funesta declaración” en la que amenazaba a los médicos que hablaran de lo que habían presenciado en sus hospitales y comunidades locales mientras trabajaban en primera línea del COVID, dijo Sloan.

“El propósito de la CPSO es proteger al público”, dijo Sloan, “no reprimir la investigación científica legítima o la disidencia de los médicos profesionales”.

El intento del gobierno de intimidar a los médicos tuvo el efecto contrario, dijo Sloan. En vez de hacerles callar, su oficina se vio inundada de llamadas de médicos, enfermeras y otros expertos médicos científicos que dijeron haber sido amenazados y bloqueados para que no compartieran sus historias.

Byram Bridle, profesor asociado de inmunología vírica de la Universidad de Guelph (Ontario), es uno de los muchos profesionales médicos que afirman haberse enfrentado a una censura extrema por hacer preguntas científicas legítimas sobre el COVID.

A Bridle le preguntaron en un programa de radio si creía que las vacunas COVID estaban relacionadas con la inflamación del corazón en varones jóvenes. Dio su opinión sincera, diciendo que sí creía que hay una relación. Señaló las pruebas que lo apoyan.

En 24 horas, Bridle dijo que fue atacado en todos los frentes. Se crearon un “sitio web difamatorio” y una cuenta de Twitter falsa para calumniarlo, dijo Bridle. Fue acosado a diario por teléfono, correo electrónico y en las redes sociales, y uno de sus colegas llegó a divulgar información médica confidencial sobre sus padres, dijo Bridle.

Fue un “acto atroz”, dijo Bridle. “Un médico en ejercicio debe saber que no debe divulgar información médica confidencial”.

En busca de un lugar en el que pudiera hablar con libertad, Bridle se unió a la “Canadian COVID Care Alliance”, un grupo de médicos, científicos y profesionales sanitarios canadienses independientes comprometidos con proporcionar al público canadiense información equilibrada y basada en pruebas sobre la COVID.

Bridle advirtió que suprimir los debates abiertos sobre ciencia y medicina en Canadá viola el “sello distintivo de una sociedad democrática”.

También intervinieron en la rueda de prensa el Dr. Patrick Phillips, médico de familia y de urgencias, y el Dr. Don Welsh, profesor de fisiología y farmacología de la Western University.

Ambos expresaron su preocupación por su incapacidad para decir la verdad sobre los efectos negativos de los confinamientos y los beneficios de utilizar tratamientos, como por ejemplo la vitamina D, para la COVID.

Phillips dijo que los “confinamientos masivos” han causado mucho daño y, hasta ahora, nunca había visto tantos niños con ideas suicidas en su consulta.

“La ciencia no ha funcionado correctamente durante los últimos 15 meses”, dijo Welsh. Los confinamientos del gobierno, las mascarillas, el rastreo de enfermedades infecciosas y el distanciamiento social han “creado una notable lista de dificultades para los canadienses de las que este país tardará muchos años en recuperarse.”

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