Los estadounidenses han estado siguiendo el desarrollo de los ensayos de vacunas COVID-19 durante semanas, observando a las empresas, cual jinetes en carreras de caballos, competir por el estatus de líder como si fueran concursantes en un programa de telerealidad. Y aunque los participantes en algunos de los estudios (los realizados por Moderna, Oxford, Johnson & Johnson y Pfizer) han declarado reacciones que son lo suficientemente graves como para detener varios de los ensayos, los analistas de mercado siguen siendo“optimistas“sobre las perspectivas a corto plazo de que estos productos libres de responsabilidad sean aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

El 16 de octubre, el presidente ejecutivo, CEO, de Pfizer indicó que la compañía probablemente solicitaría la Autorización de Uso de Emergencia de la FDA para su vacuna experimental BNT162b2 a finales de noviembre. Esa declaración se produjo tres días después de que Pfizer anunciara que había recibido permiso de la FDA para administrar la vacuna no probada a niños de tan solo 12 años,convirtiéndose en la primera empresa en los Estados Unidos en incluir a jóvenes participantes en ensayos de Fase 3. En el Reino Unido, Oxford y AstraZeneca obtuvieron la aprobación para probar su vacuna en niños de 5 a 12 años en mayo, un par de meses antes de que dos de sus participantes en los ensayos clínicos adultos desarrollaran mielitis transversa.

Hasta la fecha, Pfizer ha administrado dos dosis de vacuna a casi 35.000 participantes adultos en cinco países. Sin preocuparse por los dramáticos efectos secundarios notificados por algunos de estos adultos, como fiebre alta, dolores de cabeza, dolores corporales, agotamiento y tiritonas lo suficientemente intensas como para romper los dientes, más de 90 padres ya han expresado interés por ofrecer a sus adolescentes como voluntarios.

¿Están estos padres (quizás desempleados por restricciones de coronavirus) tentados por los incentivos financieros ofrecidos a los participantes en los ensayos clínicos, que según se informa, oscilan entre $1.200 y $2.000 dólares? Si no es por eso, su motivación para querer incluir a sus hijos en la refriega experimental no está clara; como afirmó el director del Hospital Infantil de Cincinnati: “la mayoría de las veces, lo que provoca un coronavirus es un resfriado” que ni siquiera hace que los niños se pongan “lo suficientemente enfermos como para que un padre diga que el niño necesita ir al médico”.

No obstante, el médico de Cincinnati acaba de empezar a ponerle la inyección de Pfizer a niños de 16 y 17 años (y pronto a niños de 12 a 15 años). Para atraer a otros jóvenes participantes, le dice a los padres que la tasa de mortalidad DE COVID-19 en niños “no es cero”,pero se niega a detallar que, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la tasa de supervivencia en los menores de 19 años es del 99,997%. Utilizando un lenguaje igualmente vago, un experto en decisiones políticas de salud de Memorial Sloan-Kettering dijo que los beneficios de una vacuna COVID-19 para los jóvenes probablemente serían de naturaleza “secundaria”, pero caracterizó el gesto como “un acto de servicio para ayudar a proteger a los demás”.

Sin embargo, los informes en Pediatría y otras revistas afirman que los niños no son una fuente de infección y son mucho más propensos a contraer COVID-19 de adultos “en lugar de transmitírselo a ellos”. En otras palabras, los legisladores políticos esperan que los niños acepten una ecuación de riesgo-beneficio fuertemente inclinada hacia el riesgo.

“El malo” corporativo

El gigante farmacéutico Pfizer, la seguna empresa más grande de medicamentos y biotecnología del mundo y la cuarta mayor empresa generadora de ingresos por vacunas, ha experimentado un aumento del 7% en su valor social este año. Sin embargo, aunque Pfizer afirma ser un abanderado de “calidad, seguridad y valor”, es una empresa que tiene una hoja de antecedente penaleskilométrica. Pfizer está habitualmente sumido en polémicas que involucran presuntos acuerdos de concertación de precios, sobornos,comisiones clandestlnas, evasión fiscal, desvío regulatoria y otras prácticas desagradables y también ha pagado repetidamente multas por violaciones ambientales en sus plantas de investigación y fabricación.

Los críticos apuntan a décadas de marketing agresivo y cuestionable. En 2009, este comportamiento le valió a Pfizer la dudosa distinción de pagar la multa criminal más grande de la historia en ese momento —$2.300 millones— por la promoción fraudulenta e ilegal de cuatro medicamentos, incluido un analgésico comercializado a dosis “peligrosamente altas”. En 2016, un regulador británico impuso una multa de $106 millones contra Pfizer por un aumento del 2.600% en el precio de un medicamento antiepilepsia ampliamente prescrito que aumentó los gastos de los Servicios Nacionales de Salud de un año para otro , por un solo medicamento, de $2.5 millones a $63 millones.

Tal vez para compensar su desagradable trayectoria, Pfizer es la principal compañía farmacéutica en cantidad de gastos para las elecciones estatales, incluso superando al propio grupo de presión de la industria, Investigación Farmacéutica y Fabricantes de América (PhRM). Como muestra un recien publicado análisis del gasto político de la compañía farmacéutica por STAT y el Instituto Nacional de Dinero y Política, el “prolífico” gasto a nivel estatal de Pfizer ($778,000 desde enero de 2019) “refleja su comportamiento a nivel federal, donde su [comité de acción] [political action committee] fue también la empresa farmacéutica que más gasta en pagos a políticos”, aproximadamente $1 millón en el mismo período de tiempo. El informe señala claramente que si bien los montos pagados a los legisladores representan una “miseria” para una empresa que gana decenas de miles de millones al año, “esas pequeñas porciones de calderilla corporativa pueden tener un impacto significativo”.

Las vacunas de Pfizer

Pfizer es responsable de dos vacunas en el calendario de vacunas para la infancia y la adolescencia de los Estados Unidos: la vacuna neumocócica Prevnar-13 (dada a niños menores de 5 años y también a adultos mayores) y la vacuna meningocócica Trumenba (aprobada para niños de 10 a 25 años). Los prospectos de envases vinculan las dos vacunas con un gran número de acontecimientos adversos graves,como anafilaxia y otras reacciones alérgicas, dolores de cabeza intensos y dolor muscular y articular crónico. Entre los aproximadamente 40 daños enumerados en el prospecto de Prevnar-13 se encuentran el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS) y media docena de otros resultados fatales.

Pfizer desarrolló su vacuna COVID-19, que utiliza tecnología de ARN mensajero experimental (ARNm), en asociación con la empresa biofarmacéutica alemana BioNTech. Aunque las vacunas contra el ARNm deben almacenarse en congeladores especiales a baja temperatura que plantean ciertos obstáculos logísticos,Pfizer está entusiasmado por este enfoque, nunca antes aprobado, porque evita los métodos más costosos y difíciles utilizados en la producción de vacunas tradicionales. Para ello, convierten esencialmente a los receptores en “fábricas de vacunas”, con riesgos a largo plazo que se desconocen.

Pfizer y BioNTech llevaron a sus candidatos a vacunas COVID-19 “desde el concepto hasta el desarrollo clínico” en menos de tres meses,tal vez ayudados por los esfuerzos del actual presidente ejecutivo, CEO, de Pfizer para reestructurar a Pfizer de modo que se convierta en una empresa más “ágil”. Al mismo tiempo, los observadores que ahora colocan a Pfizer al frente del grupo de competidores de vacunas COVID-19 acreditan el“sistema bien engrasado”de la compañía, señalando que “Pfizer está increíblemente organizado y siempre va … un par de pasos por delante, planificando donde quieren ir.”

Conflictos de intereses y puertas giratorias

En el verano de 2019, después de haber servido como comisionado de la FDA de la administración Trump durante dos años, Scott Gottlieb pasó por la puerta giratoria para unirse a la junta directiva de Pfizer, así como convertirse en un colaborador regular en CNBC. Durante las últimas cuatro décadas, incorporarse a las juntas farmacéuticas ha sido parte del curso seguido por los comisionados de la FDA que abandonan el cargo, aunque Gottlieb puede haber subido las apuestas al unirse también a las juntas de la empresa Tempus,una empresa emergente de Inteligencia Artificial, IA, y de pruebas genéticas utilizando los grandes datos, así como a las de la empresa biotecnológica Illumina.

Mientras estaba en la FDA, Gottlieb presidió un número récord de aprobaciones de medicamentos. Según un comentarista, este período “pionero” de la FDA y el enfoque de Gottlieb de”acelerar el [drug approval] proceso [de aprobación de medicamentos] … le ayudaron a ganarse la simpatía de la industria, convirtiéndolo en uno de los comisionados más populares en la historia de la FDA”. Como dijo el director de un grupo de vigilancia del consumidor, “Básicamente ha sido un cómplice de las corporaciones farmacéuticas durante gran parte de su carrera. Dos meses antes de dejar la agencia, Gottlieb llamó la atención cuando rotundamente negó cualquier relación entre las vacunas y el autismo, a la vez que amenazaba públicamente con que el gobierno federal podría verse “obligado” a intervenir en estados con exenciones de vacunas para que las vacunas sean obligatorias de modo generalizado.

La afiliación de Gottlieb con CNBC puede explicar por qué ha sido un rostro público frecuente durante la pandemia de coronavirus, propulsando a Estados Unidos como líder mundial en la carrera de vacunas, pero también respaldando vocalmente medidas como el enmascaramiento universal, las pruebas generalizadas y los cierres de restaurantes y escuelas. El 19 de octubre, Gottlieb severamente dijo a los estadounidenses que Estados Unidos está “entrando en un período bastante difícil” y que “la parte más difícil probablemente [still] [todavía] está por venir”. Irónicamente, alrededor del mismo tiempo en el que Gottlieb estaba utilizando resultados positivos para exagerar las medidas restrictivas en curso, un ex vicepresidente de Pfizer y director de ciencias en el Reino Unido caracterizó las pruebas en masa como“inadecuadas”,afirmando que “es imposible que los positivos sean ninguna otra cosa más que falsos”. Al debatir las duras políticas que han sido particularmente desastrosas para los niños,el ex ejecutivo de Pfizer estuvo de acuerdo en que esencialmente se han basado en “datos completamente falsos”

Niños en riesgo

La reportera Whitney Webb describió recientemente cómo la Operación Warp Speed está adjudicando contratos a compañías de vacunas a través de un intermediario no gubernamental que es un contratista de defensa, una táctica que aisla a los contratos de supervisión y regulación federal. Mientras tanto, Moncef Slaoui —quien dirige la iniciativa Operación Warp Speed— declaró que después de una ronda de pruebas en adolescentes, espera que las principales vacunas contra el coronavirus también se prueben en niños pequeños y bebés. Los padres harían bien en mantener a sus hijos al margen de estos experimentos. Si los ensayos clínicos de la vacuna, incluido el de Pfizer, ya están generando resultados preocupantes en adultos capaces de describir sus síntomas, ¿qué sucederá cuando un bebé que no sabe hablar experimente resultados adversos similares?