El coste de inyectar a personas sanas, “especialmente niños”, una vacuna COVID-19 de Pfizer o Moderna “supera cualquier beneficio alegado aunque no validado”, según los investigadores que analizaron los datos de acontecimientos adversos de más de 10 sistemas de vigilancia reglamentaria y autoinformes durante los dos primeros años de despliegue de la vacuna COVID-19.

“Nuestro metaanálisis de los efectos adversos de las vacunas, tanto a nivel nacional como internacional, subraya la importancia de reevaluar las normativas de salud pública que promueven la inyección masiva universal y las dosis de refuerzo múltiples para todos los grupos demográficos”, señalaron los autores de un estudio revisado por expertos publicado este mes en el “International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research”.

La Dra. Eliana Romero directora de investigación clínica de la Fundación para la Neurodiversidad (“Neurodiversity Foundation”), Shawn Fry, fundador y director científico de la Fundación para la Neurodiversidad y Brian Hooker, Ph.D., P.E., director científico de “Children’s Health Defense” y profesor asociado de biología en la Universidad Simpson de Redding, California, son los autores del artículo.

Los investigadores se fijaron en los efectos adversos relacionados específicamente con la salud cardiovascular y la fertilidad -como la miocarditis y las anomalías menstruales- que se pasaron por alto durante los “análisis de seguridad agilizados” que tuvieron lugar en el “proceso de aprobación acelerada que permitió a los fabricantes adelantar la comercialización de sus productos”, señalaron.

Analizaron los datos del Sistema de notificación de reacciones adversas a las vacunas (VAERS), el principal sistema financiado por el Gobierno para notificar reacciones adversas a las vacunas en EE.UU., que ha demostrado informar sólo del 1% de los efectos adversos reales de las vacunas – y la Base de datos de epidemiología médica de la Defensa (“Defense Medical Epidemiology Database”, DMED por sus siglas en inglés), la base de datos de sucesos médicos de todos los militares estadounidenses en activo y en la reserva.

Los autores también examinaron datos de otros sistemas de vigilancia reglamentaria y de autoinformes, como el “V-safe After Vaccination Health Checker”, el sistema de notificación de la Tarjeta Amarilla del Reino Unido, “Public Health Scotland”, el Ministerio de Sanidad israelí y la aplicación “Natural Cycles App”.

Hooker dijo que los datos ponen de relieve “el drástico aumento de los acontecimientos adversos asociados a la vacuna contra la COVID-19.”

Tras realizar minuciosos análisis estadísticos, los autores concluyeron que había muchas más notificaciones de acontecimientos adversos tras la vacunación contra la COVID-19 que tras la vacunación contra la gripe o la tos ferina.

Los investigadores también hallaron “un mayor número estadísticamente significativo de hospitalizaciones en el personal militar” después de la implantación de la vacuna COVID-19 en comparación con justo antes de la implantación, y “aumentos en las incidencias de afecciones tromboembólicas, como anomalías menstruales, miocarditis y eventos cerebrovasculares después de la implantación de los mandatos de inyección de COVID, en comparación con los cinco años anteriores”.

Los investigadores verificaron sus conclusiones comparando sus resultados con informes similares de otros sistemas de vigilancia reglamentaria y autoinformes, como EudraVigilance, Eurostat, las aseguradoras sanitarias alemanas y la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido.

Además de los aumentos estadísticamente significativos de los efectos adversos de las vacunas, los datos mostraron aumentos “altamente significativos desde el punto de vista estadístico” de la “morbilidad específica” y la “mortalidad por todas las causas”, declaró Hooker a “The Defender”.

“Estos resultados no deben ignorarse”, añadió.

Más de 45 veces más muertes tras las inyecciones de COVID que todas las muertes por vacunas antigripales combinadas desde 1990

Los investigadores descubrieron que el número de muertes notificadas relacionadas con la vacuna COVID-19 de ARNm era más de 45 veces mayor por dosis de vacuna que las notificadas para todas las vacunas antigripales combinadas desde 1990.

También encontraron una mayor incidencia de problemas de menstruación, miocarditis y eventos cerebrovasculares tras la vacunación con COVID-19 que tras la vacunación contra la gripe, como se observa en la figura 1A:

Crédito: Romero, Fry y Hooker, “Seguridad de las vacunas de ARNm administradas durante los primeros veinticuatro meses del programa internacional de vacunación COVID-19”.

Los investigadores también compararon los acontecimientos adversos notificados en VAERS tras las vacunas COVID-19 con los acontecimientos adversos notificados tras las vacunas contra la gripe y la tos ferina.

Mostraron el porcentaje del total de informes atribuidos a muerte, para las vacunas COVID-19, gripe y tos ferina, como se ve en la figura 1B:

Crédito: Romero, Fry y Hooker, “Seguridad de las vacunas de ARNm administradas durante los primeros veinticuatro meses del programa internacional de vacunación COVID-19”.

Si las tendencias en las tasas de miocarditis continúan, “veremos picos en las tasas de mortalidad atribuidos al aumento de la miocarditis documentado anteriormente, así como en el número de adultos jóvenes por lo demás sanos que necesitarán trasplantes para sobrevivir, y todas las complicaciones asociadas a un trasplante de este tipo”, señalaron los autores.

Las tendencias de los datos de DMED reflejaron las tendencias de VAERS y otros datos de vigilancia, que mostraron aumentos dramáticos en muchas condiciones médicas en 2021 después del lanzamiento de la vacuna contra la COVID-19 en comparación con los cinco años anteriores.

Los investigadores también señalaron que el 1 de febrero de 2022, el senador Ron Johnson (republicano de Wisconsin) escribió una carta al Secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd J. Austin III, preguntándole si el Departamento de Defensa (“Department of Defense”, DOD por sus siglas en inglés) conocía los datos del DMED.

“Si es así”, dijo Johnson en su carta, “por favor explique qué acciones ha tomado el DOD para investigar la causa raíz de los aumentos en estos diagnósticos”.

Las vacunas COVID no son tan “benignas” como decían los medios de comunicación

Romero, autor principal del artículo, dijo que la investigación no se hizo “por una causa” ni “con ninguna esperanza predeterminada de obtener resultados concretos”.

Romero dijo que inicialmente “no tenía reparos” en que le administrasen la vacuna contra la COVID-19, pero pronto se hizo “imposible no oír toda la oposición a ellas y, como siempre he sido investigadora por naturaleza, decidí hacer un seguimiento.”

Romero es doctora en genética molecular y humana y ha trabajado con algunos de los mejores neurogenéticos del mundo.

“Soy científica hasta la médula”, declaró Romero a “The Defender”. “También tengo Asperger, así que no estoy precisamente predispuesta para decir otra cosa que no sea la verdad”.

Romero empezó a encontrar “cada vez más pruebas de que las vacunas no eran tan benignas como los medios de comunicación intentaban desesperadamente convencernos de que eran”, dijo, y sintió la obligación de compartir con otros lo que estaba descubriendo.

Romero -que cuenta con 20 años de experiencia en la investigación de los aspectos genéticos y biológicos de diversos estados patológicos en el “Baylor College of Medicin”e, el Hospital Infantil de Pensilvania, la Universidad Johns Hopkins y varios laboratorios privados- afirmó que utilizó “todas las vías disponibles” y que “hizo todo lo posible por estandarizar mis datos, comparar manzanas con manzanas y realizar todos los cálculos que conocía para comprobar la validez de los datos presentados.”

“El documento no pretende sesgar las opiniones de nadie en un sentido u otro”, subrayó Romero. “Su único objetivo es asegurarse de que la gente tenga toda la información que necesita para tomar las mejores decisiones posibles para su salud”, dijo.

“Gobiernos e instituciones y científicos y médicos deben proporcionar a la gente TODA la información necesaria para que los individuos puedan tomar por sí mismos decisiones verdaderamente informadas”.