Jessica Berg Wilson, ama de casa de 37 años de Washington, era una mujer sana y vibrante que falleció repentinamente el 7 de septiembre. Según la nota necrológica de Jessica, los médicos le diagnosticaron trombocitopenia trombótica inducida por las vacunas (“vaccine-induced thrombotic thrombocytopenia”, VITT por sus siglas en inglés).

La VITT es una enfermedad poco frecuente, y a veces mortal, que provoca la coagulación de la sangre y es desencadenada por las vacunas COVID.

En una entrevista exclusiva con “The Defender”, Tom Wilson, el marido de Jessica, y Thomas Ivancie, su tío, dijeron que los verificadores de datos de Twitter -que nunca han hablado con su familia para verificar la historia de Jessica- colocaron etiquetas de “erróneo” y “desinformación” en su obituario.

Debido a las etiquetas de Twitter, la gente no pudo interactuar con la esquela de Jessica, ni compartir la historia.

El 29 de agosto, Jessica acudió a una farmacia de Seattle para vacunarse contra el COVID y le dijeron que recibiría la vacuna de Johnson & Johnson (J&J). Jessica no tenía problemas de salud subyacentes, dijo su marido.

Jessica se oponía “vehementemente” a ponerse la vacuna, “teniendo en cuenta su condición de ama de casa, su estado de salud y su juventud, junto con el riesgo conocido y desconocido de una vacuna no probada”, dijo Wilson.

Sin embargo, Jessica fue presionada para vacunarse debido a un mandato de vacunación en la escuela de su hijo que exigía que las “mamás de aula” que deseaban ayudar en las clases estuvieran completamente vacunadas.

Según Ivancie, Jessica enfermó después de ponerse la vacuna de J&J, y acudió a la sala de urgencias del Centro Médico de la UW.

Ivancie dijo que Jessica había sido vacunada y sufría varios síntomas graves. Pero los médicos que la atendieron insistieron en hacerle a Jessica una prueba de COVID y la enviaron a casa. No siguieron ningún otro tratamiento.

Una vez en casa, Jessica perdió el conocimiento y fue trasladada en ambulancia al UW Medical Center de Seattle, donde los médicos le diagnosticaron VITT, explicó Ivancie. Un equipo de médicos trabajó para aliviar la presión en el cerebro de Jessica, pero resultó ser demasiado tarde.

Como madre joven, Jessica era una oyente comprometida del programa de Robert F. Kennedy Jr.“RFK Jr. ‘The Defender’podcast”. Estaba bien informada sobre las vacunas COVID y se oponía rotundamente a ponerse las inyecciones, dijo Ivancie.

En el panegírico realizado por Ivancie, él dijo:

“Jessica murió como resultado directo de una vacuna experimental, una vacuna a la que ella se oponía vehementemente. Jessica se sintió coaccionada. Se sintió despojada de su capacidad de elección. Le quitaron su capacidad de decir ‘no’, de decir no a un procedimiento médico que no quería”.

Su obituario decía:

“Durante las últimas semanas de su vida, el mundo se tornó oscuro con los mandatos de vacunación de mano dura. Los gobiernos locales y estatales se empeñaron en despojarla de su derecho a consultar su sabiduría y disfrutar de su libertad.

“Su pasión por participar activamente en la educación de sus hijos -que incluía ser madre de aula en la clase de su hijo- fue, una vez más, bloqueada por mandato gubernamental”.

El marido de Jessica dijo que él se había puesto la vacuna de Pfizer “hacía varios meses” porque su trabajo implicaba viajar y estar rodeado de mucha gente.

“Era mejor para nuestra familia que me vacunara”, dijo Wilson. Pero Jessica estaba “en una burbuja limitada como ama de casa, era joven y estaba preocupada por la naturaleza no probada de estas vacunas”.

“No sentía que fuera necesario para ella”, dijo Wilson. “Pero luego, cuando salieron los mandatos, Jessica y esas madres que están muy involucradas en la vida de sus hijos – ella quería estar involucrada en cada paso de sus vidas. Esa era su principal prioridad, sus hijos”.

En un recuerdo a su esposa, Wilson escribió:

“En última instancia, estas medidas políticas del gobierno que son de talla única le costaron la vida a Jessica, le costaron a mis hijos su madre, a mí mi amor para siempre y supuso la pérdida de una persona muy especial que conmovió a muchos y que estaba empezando a hacer su contribución a este mundo”.

Wilson dijo a “The Defender”:

“Mi punto de vista sobre toda esta historia es: quiero que los líderes mundiales tomen nota porque la vida de Jessica es insustituible. Su vida tenía un gran valor así como lo que hacía por nuestra familia y por los demás. Ella tocó a mucha gente y no hay manera de reemplazar a Jessica.

“Sólo espero que las personas que tienen el control, que establecen estos mandatos desde arriba, estén escuchando su historia y se planteen cómo podemos proteger a la próxima Jessica de tener que ponerse esta vacuna en caso de que no la considere necesaria para ella”.

Wilson dijo que los médicos del hospital reconocieron “al 100%” que había sufrido un efecto adverso de la vacuna y le dijeron que lo habían comunicado al Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (“Vaccine Adverse Event Reporting System”, VAERS por sus siglas en inglés) gestionado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. El informe VAERS de Jessica se introdujo en el sistema de la agencia el 8 de septiembre. Su número de identificación en el VAERS es 1683324. Hasta la fecha, su familia no ha sido contactada por ningún funcionario del gobierno.

Twitter censura la esquela de Jessica, la cual atribuye su muerte a la vacuna de J&J

El lunes se criticó a Twitter por la comprobación de los datos en el obituario de Jesscia, que atribuía su muerte a coágulos de sangre provocados por la vacuna de J&J, informó “The New York Post”.

El homenaje, publicado por “The Oregonian”, dice que la madre de dos niños murió de “trombocitopenia trombótica inducida por la vacuna COVID-19”. El gigante de las redes sociales lo calificó de “erróneo” durante el fin de semana, según los usuarios de Twitter.

Los verificadores de datos de Twitter pusieron una etiqueta de que era “erróneo” en la esquela de Jessica e impidieron que la gente respondiera, compartiera o le diera un “me gusta” al tuit.

Obituario de Jessica Berg Wilson Twitter

La advertencia de verificación de datos fue eliminada por Twitter el lunes por la mañana a raíz de las reacciones.

Wilson dijo que no está en las redes sociales, pero que se sintió indignado cuando se enteró por otros de que el obituario de su esposa estaba siendo censurado por las grandes empresas tecnológicas, “big tech”, por considerarlo “erróneo” o por contener “desinformación”.

Ivancie dijo que también recibió informes de que Facebook estaba censurando el obituario de Jessica, y confirmó que la familia no había sido contactada por verificadores de datos de ninguna de las dos compañías tecnológicas para comprobar la historia de Jessica.

Ivancie dijo: “Cuando no se puede hacer pública la verdad, se está frustrando la capacidad de la gente para tomar decisiones. Da miedo cómo estas entidades tienen el poder de censurar”.

Ivancie dijo que se siente como una segunda muerte – una muerte de la verdad a manos de estas entidades enormes y poderosas. “Imagínese si tuviéramos un intercambio libre y abierto de la verdad, cómo esto tendría el potencial de cambiar la narrativa para otros”, dijo Ivancie.

“No estamos diciendo a la gente que no se vacune”, dijo el marido de Jessica, “eso no es lo que estamos haciendo. Queremos que la gente entienda la historia de Jessica y su derecho a elegir, y en su mente, ella no tenía elección en el asunto a causa de todos estos mandatos.”

“Sólo esperamos que las personas que ocupan estos puestos de poder y establecen estos mandatos escuchen nuestra historia”, dijo.

ACTUALIZADO: Este artículo ha sido actualizado, añadiendo el número de identificación del VAERS de Jessica y un enlace a su informe del VAERS. La fecha en que Jessica recibió la vacuna COVID de J&J también se actualizó a la fecha confirmada del 29 de agosto.