Pete Parada, baterista de la banda de rock californiana Offspring, dijo que fue expulsado de la banda porque se negó a vacunarse contra el COVID, a pesar de que ya había pasado la COVID con lo que había adquirido inmunidad natural.

En un post de Instagram, Parada dijo:

“Dado que no puedo cumplir con lo que se está convirtiendo cada vez más en un mandato de la industria, se ha decidido recientemente que no es seguro estar cerca de mí en el estudio y en la gira. Menciono esto porque no me veréis en estos próximos conciertos. También quiero compartir mi historia para que cualquier otra persona que esté experimentando la agonía y el aislamiento de quedarse atrás en este momento sepa que no está del todo sola.”

Parada, que pasó la COVID hace más de un año, dijo que se le aconsejó médicamente que no se vacunara debido a su “historial médico personal y al perfil de efectos secundarios” de las vacunas COVID.

Parada tiene antecedentes de síndrome de Guillain-Barré (SGB), un trastorno autoinmune grave pero poco frecuente vinculado a gran variedad de vacunas, incluidas las de COVID.

Parada dijo que confiaba en poder volver a manejar una infección del virus, pero que no podría soportar otra ronda de SGB post-vacunación, experiencia que se remonta a su infancia y que ha empeorado progresivamente a lo largo de su vida.

“Los riesgos superan con creces a los beneficios”, dijo.

Parada dijo que no tiene sentimientos negativos hacia la banda. “Hacen lo que creen que es mejor para ellos”, dijo, “mientras que yo hago lo mismo”.

Parada explicó:

“Hay innumerables personas (como yo) para las que estas vacunas suponen un riesgo mayor que el virus. La mayoría de nosotros no compartimos públicamente una decisión médica privada que hemos tomado valorando la situación con detenimiento ayudados por nuestro médico. Sabemos que no es una conversación fácil de desarrollar.

“Si parece que la mitad de la población está teniendo una reacción asombrosamente diferente a la esperada ante estos pinchazos – es probablemente porque sus experiencias vitales realmente han sido asombrosamente diferentes, y sus razones van desde un concienzudo análisis de riesgo/beneficio, hasta la incapacidad económica para ausentarse del trabajo o la falta de asistencia sanitaria en caso de potenciales efectos secundarios hasta un nivel comprensible de desconfianza en un sistema que nunca ha priorizado la salud y el bienestar de sus comunidades”.

En una serie de tweets, Parada dijo que apoya inequívocamente el consentimiento informado – “que requiere una elección sin coacciones”- y no considera “ético ni prudente” permitir que quienes tienen más poder, incluidos el gobierno, grandes empresas, organizaciones o empleadores, “dicten procedimientos médicos a quienes tienen menos poder”.

Parada animó a los demás a dar cabida a todas las perspectivas y a abstenerse de deshumanizar, dominar o acallar las voces de los que dudan de las vacunas.

Offspring no ha comentado sobre las declaraciones de Parada. Parada ha tocado con el grupo desde 2007, y aparece en sus cuatro álbumes más recientes.

Parada se une a una serie de celebridades del mundo de la música reticentes a las vacunas, como Eric Clapton -que sufrió una reacción adversa a la vacuna de AstraZeneca-, Ian Brown, Richard Ashcroft, Van Morrison y Noel Gallagher, que han expresado su preocupación ante las vacunas COVID.

Para quienes tienen una inmunidad natural duradera, las vacunas no aportan ningún beneficio

Desde que la primera vacuna COVID recibió la Autorización de Uso de Emergencia en EE.UU., algunos médicos y científicos han cuestionado las recomendaciones de vacunación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Centers for Disease Controls and Prevention”, CDC por sus siglas en inglés), alegando la falta de datos científicos que respalden la vacunación de las personas que han adquirido inmunidad natural.

Según un estudio de la Clínica Cleveland publicado en junio, es poco probable que las personas que ya han tenido una infección por el SARS-CoV-2 se beneficien de la vacunación COVID.

La Clínica Cleveland estudió la eficacia de la vacunación contra el COVID entre personas con antecedentes de infección previa por el SARS-CoV-2 y las que no los tenían. El objetivo del estudio era evaluar la necesidad de la vacunación COVID en personas previamente infectadas por el SARS-CoV-2.

El estudio, disponible en medRxiv, permite conocer cómo el sistema inmunitario protege al organismo una vez confirmada la infección por COVID, dijo la Clínica Cleveland.

La clínica estudió a 52.238 empleados. De ellos, 49.659 nunca habían enfermado por el virus y 2.579 tuvieron COVID y se recuperaron. De los 2.579 infectados anteriormente, 1.359, es decir, el 53%, seguían sin vacunarse, frente al 41%, es decir, 22.777 que estaban vacunados.

La incidencia acumulada de la infección por el SRAS-CoV-2 se mantuvo casi nula entre tres grupos -los previamente infectados que permanecieron sin vacunar; los previamente infectados que se vacunaron; y los previamente no infectados que se vacunaron-, en comparación con un aumento constante de la incidencia acumulada entre los sujetos previamente no infectados que permanecieron sin vacunar.

Sólo el 0,7% de las infecciones se produjeron en participantes que no estaban previamente infectados pero que estaban vacunados. Ninguno de los 1.359 sujetos previamente infectados que permanecieron sin vacunar se infectó con el SRAS-CoV-2 durante el estudio.

La conclusión del estudio respalda lo que otros, como el Dr. Anthony Fauci, han dicho sobre la inmunidad en las personas previamente infectadas por el virus: que es poco probable que las personas puedan contraer el COVID más de una vez.

Durante una entrevista del 24 de mayo con John Catsimatidis en su programa de radio WABC 770 AM, el senador Rand Paul (reublicano de Kentucky), médico, dijo que tomaba la decisión personal de no vacunarse porque ya había pasado la COVID con lo que había adquirido inmunidad natural. Paul dijo que no hay pruebas que apoyen la vacunación de personas que ya han tenido la enfermedad.

Paul dijo que los estudios demuestran que las personas con inmunidad natural tienen una inmunidad tan buena como las personas que han sido vacunadas, y hasta que las personas que la han tenido de forma natural se infecten más que las personas que han sido vacunadas, no va a cambiar de opinión.

Paul señaló un estudio publicado en “JAMA Network” que muestra que las vacunas y la inmunidad adquirida de forma natural neutralizan eficazmente las variantes de COVID.

En un artículo de opinión publicado el 27 de mayo en el “Courier Journal”, Paul escribió:

“Dictaminar que una persona recuperada de COVID-19 con inmunidad natural también se someta a una vacuna -sin pruebas científicas- no es más que arrogancia. Si usted no tiene pruebas de que las personas que adquirieron la inmunidad natural están contrayendo o transmitiendo la enfermedad en cifras reales, entonces tal vez usted debería simplemente callarse.”

Paul dijo que la gente se está reinfectando en gran número después de ser vacunada, pero la gente no se está reinfectando después de haber pasado la enfermedad de forma natural.

Los datos recogidos recientemente en 38 estados por “NBC News” mostraron que más de 125.000 estadounidenses totalmente vacunados dieron positivo en la prueba de COVID y que 1.400 personas murieron.

Según un reciente estudio de los CDC, el 74% de las personas infectadas en un reciente brote de COVID en el condado de Barnstable, Massachusetts, estaban totalmente vacunadas.

Las últimas cifras de fallos de la vacunación de los CDC, a fecha de 25 de julio, muestran 6.587 personas totalmente vacunadas con casos de COVID por fallos de la vacunación. De ellas, 6.239 personas fueron hospitalizadas y 1.263 murieron.

En mayo, los CDC revisaron sus orientaciones para la notificación de los casos de fallos de la vacunación, declarando que sólo se contabilizarían los casos que resultaran en hospitalización o muerte. Anteriormente, la agencia había incluido en su recuento de fallos de la vacunación a cualquier persona que diera positivo en las pruebas de COVID.

“Los hechos son los hechos”, dijo Paul. “No tengo más probabilidades de contraer o transmitir el COVID que alguien que está vacunado. Nosotros sabemos esto. Los médicos lo saben. Los científicos que diseñan las vacunas lo saben”, dijo Paul.

Según Paul, las vacunas se crean para intentar replicar la inmunidad que obtenemos por haber sido infectados con una enfermedad. “Las vacunas son un sustituto de la inmunidad natural”, dijo. “No son necesariamente mejores. De hecho, la inmunidad natural del sarampión confiere inmunidad de por vida y la inmunidad de la vacuna disminuye a lo largo de algunas décadas.”

Paul se refirió a un reciente estudio británico en el que David Wyllie, microbiólogo consultor de “Public Health England”, y otros, no encontraron ninguna reinfección sintomática por COVID después de seguir a 2.800 pacientes durante varios meses. De hecho, Paul escribió que “no ha habido informes de un número significativo de reinfecciones después de adquirir COVID-19 de forma natural”.

Shane Crotty, virólogo del “La Jolla Institute for Immunology”, realizó un estudio en el que se analizaron las células inmunitarias y los anticuerpos de casi 200 personas que habían estado expuestas al COVID y se habían recuperado.

Crotty concluyó:

“La cantidad de memoria (inmunitaria) (obtenida de la infección natural) probablemente evitaría que la gran mayoría de las personas contrajeran… una enfermedad grave, durante muchos años”.

Los resultados, publicados en la revista “Science”, mostraron que los sistemas inmunitarios de más del 95% de las personas que se recuperaron del COVID tenían recuerdos duraderos del virus hasta ocho meses después de la infección. Estudios anteriores demostraron que la infección natural inducía una fuerte respuesta, pero este estudio demostró que esa respuesta duraba, dijo la coautora, la Dra. Daniela Weiskopf.

En un estudio reciente en “The Lancet”, el Dr. Florian Kramer señaló:

“Los hallazgos de los autores sugieren que la infección y el desarrollo de la respuesta de anticuerpos proporcionan una protección similar o incluso mejor que las vacunas contra el SARS COV-2 utilizadas actualmente”.

Durante una reunión el 23 de junio con los miembros de un comité asesor de los CDC, la Dra. Leslie Moore, médico y madre, cuestionó los datos sobre las vacunas COVID diciendo que son atroces y aterradores.

“La inmunidad natural siempre es mejor que la inmunidad de las vacunas; cualquiera que diga lo contrario tiene que volver a la facultad de medicina”, dijo Moore a los miembros del comité.

Vacunar a personas que ya han tenido COVID podría aumentar el riesgo de lesiones

Algunos científicos sugieren que vacunar a los que ya han tenido COVID plantea riesgos potenciales, incluso la muerte. El Dr. Hooman Noorchashm, consumado cirujano y defensor de la seguridad de los pacientes, ha escrito varias cartas a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos instando a la agencia a que exija la detección previa de las proteínas víricas del SARS-CoV-2 con el fin de reducir las lesiones y muertes causadas por la vacuna COVID.

Según Noorchasm, está científicamente establecido que, una vez que una persona ha sido infectada por un virus de forma natural, los antígenos de ese virus persisten en el cuerpo durante mucho tiempo después de que la replicación viral se haya detenido y los signos clínicos de la infección se hayan resuelto. Cuando una vacuna reactiva una respuesta inmunitaria en una persona recientemente infectada, la respuesta inmunitaria elige como objetivo, inflama y daña los tejidos que albergan el antígeno viral persistente.

Noorchasm explicó:

“En el caso del SARS-CoV-2, sabemos que el virus infecta naturalmente el corazón, el revestimiento interno de los vasos sanguíneos, los pulmones y el cerebro. Por lo tanto, es probable que estos sean algunos de los órganos críticos que contendrán antígenos virales persistentes en los recién infectados – y, tras la reactivación del sistema inmune por una vacuna, se puede esperar que estos tejidos sean el objetivo y resulten dañados.”

Noorchasm no está solo. Colleen Kelley, profesora asociada de enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory e investigadora principal de los ensayos clínicos de fase 3 de la vacuna Moderna y Novavax en Atlanta, dijo en una entrevista concedida al Huffington Post, que se han notificado casos en los que las personas que previamente habían pasado el virus sufrieron efectos secundarios más graves después de ponerse las vacunas.

“Anecdóticamente, parece que las personas que pueden haber tenido COVID-19 antes de su vacunación tienden a tener esos síntomas de mayor duración”, dijo Kelley. “Pero aún estamos reuniendo datos científicos adicionales para respaldar realmente esto”.

En una presentación pública a la FDA, J. Patrick Whelan M.D. Ph.D., expresó una preocupación similar por el hecho de que las vacunas COVID destinadas a crear inmunidad contra la proteína de espiga o pico del SARS-CoV-2 podrían tener el potencial de causar lesiones microvasculares en el cerebro, el corazón, el hígado y los riñones de una manera que actualmente no parece ser evaluada en los ensayos de seguridad de estos posibles medicamentos.