Ahora es el momento de un liderazgo de base innegablemente poderoso. Si hemos aprendido algo este año de las brillantes, valientes, audaces y hermosas comunidades y trabajadores negros, marrones, indígenas y otras comunidades de primera línea que luchan contra impactos inequitativos de las pandemias, la contaminación, la pobreza, los desastres climáticos y el racismo envalentonado, es que el cambio real ocurre en las bases.

Sin embargo, en un año en el que el liderazgo de primera línea es claramente crítico, el CEO de Amazon, Jeff Bezos, (a través de su recién lanzado ‘Earth Fund’ Fondo para la tierra) ha redoblado el modus operandi inequitativo de la filantropía al canalizar cientos de millones para apoyar a estrategias obsoletas, ineficaces y descendentes–ayuda de arriba abajo– que tratan de eliminar el trabajo de primera línea. Esta estrategia irreflexiva, a favor del status-quo y egoísta socava el verdadero cambio sistémico que hemos estado cultivando durante décadas en esta lucha tremendamente monumental contra el cambio climático,y por la protección de la Madre Tierra tal como la conocemos.

El 16 de noviembre, Jeff Bezos, cuya riqueza personal ha crecido en casi 70 mil millones de dólares desde que comenzó la pandemia, anunció la primera inversión errónea de $791 millonesde su Fondo de la tierra, que cuenta con $10.000 millones.

Los grupos ambientales conocidos como los “grandes verdes” con liderazgo mayoritariamente blanco y estructuras descendentes (Fondo Mundial para la Naturaleza, Consejo de Defensa de Recursos Naturales, Instituto Mundial de Recursos, Fondo de Defensa Ambiental y The Nature Conservancy) recibieron la mayor parte de las subvenciones iniciales del Fondo de la tierra a pesar de que ya tenían un presupuesto anual combinado de miles de millones. Sumados, más de $600 millones en subvenciones se destinarán a las organizaciones de conservación y medio ambiente más ricas del mundo. Menos de una cuarta parte de las subvenciones de la primera ronda se destinarán a fondos intermediarios que apoyan a miles de comunidades de base que cultivan soluciones en primera línea de la emergencia climática. Las desigualdades no podrían ser más llamativas.

Una vez más, los ejecutivos corporativos y el sistema capitalista que defienden están enfrentando nuestras luchas de base contra un grupo de élite de grupos de política internacional que ejercen estrategias obsoletas basadas en el mercado que no logran hacer frente a las causas fundamentales del cambio climático y siguen beneficiándose de las zonas de sacrificio. Si estos grandes receptores verdes realmente se preocupan por frenar los peores efectos del cambio climático, deben apoyar las soluciones de cambio sistémico siguiendo proyectos de los que están en el frente, las comunidades y movimientos de justicia ambiental y climática, sus alianzas y redes.

Tal vez Bezos pensó que el Fondo de la tierra podría conseguir la absolución para él y Amazon de la injusticia que sostienen continuamente. Pero ninguna cantidad de lavado verde distraerá de la privación de derechos en el pasado y en la actualidad que sufren los trabajadoresde Amazon, otras comunidades de primera línea y la propia Madre Tierra. Como se demostró cuando este financiamiento fue anunciado por primera vez en el primer trimestre de 2020, CJA apoya firmemente a los trabajadores de Amazon y las comunidades afectadas, mientras luchan por lograr la dignidad básica y los derechos humanos en el lugar de trabajo.

Equidad y la necesidad de redistribuir los fondos

Renunciar a cualquier consulta exhaustiva o aviso anticipado y dejar caer esta noticia sobre las comunidades de justicia ambiental justo antes de ‘Thankstaking’ hace que las heridas del colonialismo, el anti-indigenismo, el racismo y la esclavitud negra se hagan más profunddas, heridas que han perpetuado las disparidades racializadas y los sistemas históricos de opresión que sustentan nuestras interconectadas crisis climática, racial y económica. También hace la vista gorda de modo insultante ante el hecho de que muchas comunidades negras, marrones e indígenas también están luchando contra una pandemia mundial, el auge del fascismo, las exposiciones desproporcionadas a sustancias químicas tóxicas y las emisiones de gases de efecto invernadero que causan cambios climáticos, otros contaminantes ambientales y el colapso de la economía mundial.

Pero Bezos no es el único culpable. Estamos desanimados al ver a muchos de los grandes beneficiarios verdes del Fondo de la Tierra continuar sus campañas regulares de recaudación de fondos a pesar de haber recibido $100 millones cada uno! Esto es particularmente desgarrador teniendo en cuenta la efusión pública de declaraciones de solidaridad de estos mismos grupos hace poco, defendiendo compromisos con la equidad, la justicia ambiental y la justicia racial cuando era popular hacerlo.

Se les está acabando el tiempo para demostrar la integridad de sus declaraciones, así como los acuerdos, protocolos e iniciativas a los que se han comprometido en las últimas décadas, incluidos Los 17 Principios de Justicia Ambiental, los Principios Jemez de Organización Democrática y la Iniciativa para la construcción de equidad y alineación para el impacto. El mundo está ardiendo—literal y metafóricamente— y no podemos creer que tengamos que dedicar un tiempo precioso que necesitamos emplear en la lucha de nuestras vidas para explicar, una vez más, el racismo, el elitismo y sencillamente la torpeza del sector medioambiental. Aquí hay sólo una lista parcial de cartas que abordan las disparidades de poder y de financiación y el daño infligido con demasiada frecuencia por la filantropía y las grandes organizaciones verdes que abarcan muchas décadas.

Un pedido de tamaño super de soluciones falsas para el clima y las comunidades

Esta considerable financiación del Fondo de la Tierra, apoyada en parte por la negativa de Amazon a pagar impuestos y otras prácticas despreciables que abusan de los trabajadores y del planeta, pretende “preservar y proteger el mundo natural” de la “mayor amenaza para nuestro planeta”. Sin embargo, no reconoce que su riqueza se ha construido sobre las espaldas de las mismas comunidades que están liderando la lucha para detener las causas fundamentales del cambio climático. A pesar de estar crónica y severamente infrafinanciadas, estas comunidades están creando soluciones climáticas innovadoras al tiempo que protegen nuestras tierras, aguas, aire y formas de vida, y muestran al mundo caminos sostenibles para navegar con éxito por las tormentas, inundaciones, incendios y sequías que se dirigen hacia nosotros.

Mientras tanto, las organizaciones ecologistas que reciben más del 80% de esta financiación, junto con otros miembros de los grandes grupos verdes, ‘big greens’, continúan colaborando con los mismos líderes corporativos que impulsan y se benefician de la economía de combustibles fósiles y que están causando esta crisis existencial. (Un ejemplo reciente de esto es el impulso a la Iniciativa de Transporte y Clima (TCI) en el Noreste, organizada en estrecha coordinación con ‘British Petroleum’.) Mediante soluciones políticas ineficaces como ésta, que subvencionan aún más a las industrias contaminantes, como el gas obtenido por ‘fracking’, la energía nuclear, la biomasa, la energía de incineración de residuos y los biocombustibles, permiten que el capital de inversión siga beneficiándose de la contaminación y otros daños que causan en las comunidades de primera línea. De hecho, algunas de las primeras subvenciones que se están otorgando van a apoyar grandes inversiones en experimentos de geoingeniería peligrosos y de grave riesgo y mecanismos de mercado de carbono,como compensaciones y regímenes de fijación de precios del carbono que no detendrán el cambio climático ni reducirán las emisiones en su origen. En cambio, pondrán a las comunidades y ecosistemas de primera línea en una vía rápida para convertirse en nuevas zonas de sacrificio, en lugar de en un camino hacia transiciones justas.

De hecho, según el monitor REDD, Bezos está invirtiendo millones en las llamadas “soluciones basadas en la naturaleza”, un nuevo nombre para el cambio de marca de REDD+ (siglas en inglés de ‘Reducing Emissions from Deforestation and Degradation’, Reducción de emisiones por deforestación y degradación). También conocidas como “soluciones climáticas naturales”, las soluciones basadas en la naturaleza son falsas soluciones al cambio climático en forma de compensaciones de carbono con ecosistemas enteros. Estas llamadas“soluciones” no reducen las emisiones,están programadas para la mitad de la tierra del mundo, pueden dar lugar a una apropiación planetaria de la tierra dentro de los mecanismos de privatización y podrían afectar negativamente a mil millones de personas. ‘REDD Monitor’ informa que los cinco grandes beneficiarios verdes “mencionan soluciones climáticas naturales en sus comunicados de prensa en el momento de la recepción del dinero de Bezos”.

En efecto, estos grupos ambientalistas y de conservación, así como innumerables corporaciones contaminantes, crean y participan en mecanismos que dan paso a la financiarización de la naturaleza. Estas prácticas separan y cuantifican los ciclos y funciones de la tierra —como el carbono, el agua, los suelos y la biodiversidad— convirtiéndolos en “unidades” para ser vendidas en mercados financieros y especulativos.

Nuestros valores deben guiar nuestras soluciones

Nadie nos salvará excepto nosotros mismos. Seguir el ejemplo de la primera línea es primordial para nuestra propia supervivencia. Sabemos que la capacidad de proteger la capacidad vital de la tierra ahora y en el futuro depende de nuestra capacidad de reparar, renovar y corregir nuestras relaciones con ella y entre nosotros. Esto implica centrar el movimiento de base por la justicia climática, que entiende la necesidad de que la humanidad proteja la integridad territorial de la Madre Tierra y el Padre Cielo, siguiendo las enseñanzas de las hermanas y hermanos indígenas y las culturas terrestres. Sólo podemos emprender esos esfuerzos globales para remediar y restablecer el equilibrio ecológico si redistribuimos la riqueza acumulada de las tierras robadas, las vidas robadas y la mano de obra robada a aquellos a quienes se les quitó y que siguen siendo más afectados por la contaminación, la pobreza, el racismo, la violencia del estado y la pandemia en todo el mundo.

Entre los miembros y aliados de Alianza para la justicia climática (Climate Justice Alliance, CJA por sus siglas en inglés), tenemos una multitud de proyectos de Transición justa, ‘Just Transition’, soluciones climáticas reales y escalables que nos mueven hacia economías regenerativas, tales como: Proyectos de soberanía alimentaria dirigidos por mujeres negras en el MidAtlantic y en la Costa Oeste; Proyectos de plantas medicinales dirigidas por trabajadores agrícolas Latinos en el sureste; Redes de ayuda mutua de personas a personas de BIPOC en el Golfo Sur; Un un proyecto solar de propiedad comunitaria en el noreste; Proyectos de economía feminista liderados por latinos en el suroeste; modelos cooperativos de trabajadores-propietarios emergentes, como una empresa de construcción natural de propiedad negra en el Atlántico medio y una Granja cooperativa de propiedad indígena en el noroeste del Pacífico; empresas de energía renovable dirigidas por los indígenas; modelos de financiación no extractivs dirigidas por BIPOC; y un nuevo proyecto de la campaña reinvertir en nuestro poder para mover $100 millones a las economías vivas locales que trabajan en armonía con la Madre Tierra. Esto es sólo un vistazo de soluciones que ya están sucediendo en el terreno.

Como se reveló en 2010,más tarde en 2012,y una vez más en 2020,sabemos que es mucho más eficaz para la filantropía financiar a los grupos de base que a los grandes grupos verdes, big greens, si verdaderamente quieren forjar un cambio real que realmente aborde la crisis climática y los impactos multitudinarios que tiene sobre todos nosotros.

En este momento de la historia, debemos permanecer unidos como un movimiento para defender nuestro derecho a hablar por nosotros mismos y por nuestras comunidades, y el derecho al autogobierno. Después de todo, no es la primera vez que nuestro movimiento ha tenido que hacer frente a disparidades de financiación racializadas. Durante las últimas décadas, hemos tenido que desarrollar nuestras propias iniciativas, organizándose con financiadores aliados y otros grupos ecológicos nacionales, para que nuestras voces sean escuchadas. Desde la Primera Cumbre Nacional de Liderazgo Ambiental de Personas de Color en 1991 en Washington, D.C., nuestras comunidades han estado exigiendo equidad de la filantropía y los grandes grupos ecológicos, big greens, señalando que las disparidades de financiamiento provienen de las culturas existentes de supremacía blanca y privilegios de élite.

Este momento puede hacer o deshacer nuestra capacidad de detener los peores efectos del cambio climático, y no nos quedaremos en silencio mientras aquellos que no están entre los primeros y más afectados tratan de definirlo, y mucho menos aquellos que simplemente se lanzaron a la financiación climática como una manera de encubrir prácticas laborales despreciables. Es inaceptable que esos enormes fondos se redistribuyan y reinviertan de maneras que no sólo dividan nuestros movimientos, sino que también desmantelen los progresos que los verdes y los grupos de base han logrado juntos, y retrasen nuestros esfuerzos para hacer frente a los impactos acelerados de la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.

Tenemos que dejar atrás esta era de prácticas filantrópicas racializadas y términos de compromiso que no son equitativos.

Debemos fomentar caminos significativos para hacer frente a las crisis raciales, económicas y climáticas que están inextricablemente vinculadas mediante la aceptación y el enfoque de los conocimientos indígenas tradicionales; mediante la inversión en los trabajadores y el liderazgo basado en cada lugar concreto de las comunidades urbanas y rurales de primera línea; mediante la ampliación de la colaboración democrática en las estrategias de Transición justa, ‘Just Transition’ para combatir el cambio climático y construir economías sostenibles y vivas.

Recomendaciones para Bezos, los grandes grupos verdes, ‘big greens’ y financiadores aliados

En este momento crucial en el tiempo, en primer lugar, pedimos a Jeff Bezos que pague su parte justa de impuestos corporativos, que pague a sus trabajadores un salario digno, que deje de vigilar a los grupos sindicales, de justicia social y los grupos ambientales y ponga dinero en las comunidades que se ven afectadas por la contaminación industrial y otros impactos nocivos causados por los centros de distribución de Amazon.

En segundo lugar, hacemos un llamamiento a todas las grandes organizaciones verdes que reciben subvenciones del Fondo de la Tierra para que sigan y respeten el liderazgo de las comunidades de primera línea y sus soluciones, que satisfacen tanto el desafío del cambio climático como los interconectados sistemas racistas, antiindigenistas, clasistas y antidemocráticos que lo crearon y nos mueven hacia economías regenerativas. Inmediatamente, estas organizaciones pueden:

  • Tomar el liderazgo de las bases y redirigir al menos 10-25% o más de los fondos del Fondo de la Tierra recibidos a un Fondo conjunto para las comunidades de primera línea gobernado por y para el sector de organización de base. Los líderes de base deberían decidir cómo se asignan esos fondos para apoyar al sector organizador de las bases, no a los grandes grupos verdes.
  • Dejar de elegir en nombre de los grupos de base. Para aquellos grupos verdes como el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales y la Unión de Científicos Preocupados que se han involucrado en la Iniciativa para la construcción de equidad y alineación para el impacto y otras iniciativas y plataformas a lo largo de décadas para asegurar una mayor transparencia y responsabilidad en la asignación de recursos, este es el momento de demostrar visiblemente que cumplen con los principios y protocolos que ha firmado. Como verdes, no es su función convocar a los grupos de base, hablar en nombre de grupos de justicia ambiental o establecer sus propios mecanismos para financiarnos. Ahora es el momento de que se comprometan en acciones basadas en principios que apoyen el liderazgo de base y utilicen estos vehículos y los Principios de Jemez para apoyar a las comunidades de primera línea.
  • Instituir una moratoria de la nueva recaudación de fondos mientras sea beneficiario del Fondo de la Tierra para hacer su parte para equilibrar la desigualdad desproporcionada a la que esta financiación contribuye ya que sólo el 1% va a las bases en áreas clave como el Medio Oeste y el Golfo Sur, por ejemplo, y en general.

En tercer lugar, pedimos a la comunidad de financiación aliada y a la comunidad filantrópica climática/ambiental más grande que:

  • Instituyan una moratoria de las subvenciones a los beneficiarios del Fondo de la Tierra que no se centren y sigan el ejemplo de las organizaciones de base en las comunidades de primera línea: grandes grupos ecologistas, big greens, y fondos intermediarios cuyas prácticas muestran que no han dado prioridad a la financiación de las bases y dirigen esos dólares en su lugar a un Fondo agrupado para frontlines para ayudar a garantizar la equidad en la filantropía.*
  • Presionen a los miembros de la junta directiva y al personal de los grandes grupos ecologistas, ‘big greens’, para que trasladen el dinero directamente a las bases a través de un Fondo de Primera Línea de Frente, gobernado por las bases, tan pronto como sea posible utilizando recursos, campañas de comunicación y conversaciones directas.
  • Presionen a sus colegas financiadores para que trasladen el dinero directamente a las bases a través de un Fondo agrupado para las Líneas del Frente.
  • Hagan un llamamiento a la solidaridad de todos los beneficiarios de fondos intermediarios de base de la financiación de Bezos pidiéndoles que también aporten un porcentaje de la subvención total que recibieron a un Fondo agrupado para Frontlines gobernado por y para los esfuerzos de base.
  • Inviten a los líderes de base a participar en un proceso de evaluación a largo plazo para integrar una perspectiva de equidad en sus prácticas de concesión de subvenciones.

Nos mantenemos firmes y unidos para continuar nuestras luchas de base contra el sistema colonizador-colonial-capitalista que ha creado la crisis climática y afianza el racismo, la destrucción corporativa de la tierra y las agendas basadas en el mercado que sirven para devastar nuestros cuerpos, nuestras comunidades y el planeta.

Al iniciar una era nueva y transformadora, hacemos un llamamiento a Bezos, a las grandes organizaciones ecologistas y a los financiadores por igual para que pongan su dinero donde han dado su palabra, para que vivan los valores que defienden y apoyen el liderazgo de las comunidades que están en primera línea con palabras, con hechos y con los recursos que necesitamos para guiarnos a todos a través de una hermosa multiplicidad de Transiciones Justas.

Tomar medidas rápidas sobre los pasos claros anteriores es una forma sólida de comenzar.

Publicado originalmente por Climate Justice Alliance.