Nuestros hijos están enfermos

El 54% de los niños estadounidenses son enfermos crónicos..

1 de cada 2 adolescentes tiene un trastorno de salud mental

1 de cada 5 niños son obesos

1 de cada 5 adolescentes tiene un trastorno mental grave

1 de cada 6 niños tiene una discapacidad del desarrollo

1 de cada 11 niños tiene TDAH

1 de cada 12 niños tiene asma

1 de cada 13 niños tiene alguna alergia alimentaria

1 de cada 36 niños tiene autismo

1 de cada 285 niños son diagnosticados con cáncer para cuando tienen 20 años

Nuestros hijos son bombardeados con exposiciones a sustancias tóxicas

Nuestros hijos se enfrentan a una“epidemia silenciosa”de exposiciones a sustancias tóxicas, desde los alimentos que comen, el agua que beben, el aire que respiran y los productos químicos que se encuentran en los hogares y las escuelas, y en el césped y en los patios de recreo.

Los niños también son bombardeados con medicamentos farmacéuticos y vacunas cuya seguridad ha sido verificada inadecuadamente , y con cantidades crecientes de radiación que emanan de dispositivos inalámbricos ubicuos y de torres celulares.

Estas exposiciones representan un mayor riesgo para los niños,cuyos órganos y sistemas inmunitarios aún no están completamente desarrollados y que carecen de las enzimas necesarias para metabolizar los productos químicos.

Los niños de grupos socioeconómicos más bajos se enfrentan a un riesgo aún mayor, especialmente por la exposición a largo plazo a niveles más altos de contaminación del aire y del agua.

El cáncer es la principal causa de muerte entre los niños estadounidenses. Alrededor del 90% de esos cánceres están relacionados con causas ambientales, solo el 10% se consideran de origen hereditario.

Como se señala en nuestro libro electrónico descargable,“La generacion más enferma”, los trastornos “4-A” (autismo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, asma y alergias) han

experimentado un crecimiento meteórico desde principios de la década de 1990, afectando la calidad de vida de los niños y contribuyendo a la mortalidad prematura.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

Décadas de afianzamiento de las empresas que no ha sido controlado ha creado un poder sin precedentes en casi todos los sectores industriales de los Estados Unidos.

La falta de competencia genera corrupción.

Las compañías gastan miles de millones para presionar a las agencias reguladoras y a los funcionarios electos locales, estatales y federales, así como para manipular la ciencia y el discurso público.

Todo se hace poniendo la búsqueda de beneficios por encima del bienestar de las personas y del medio ambiente.

¿Qué podemos hacer?

Por el bien de la salud de nuestros hijos y el futuro de nuestro planeta, debemos desafiar y luchar contra la corrupción corporativa y gubernamental.

Debemos exigir que la ciencia y la verdad prevalezcan por encima de la codicia empresarial.

The Defender expondrá cómo cinco de las industrias más poderosas y corruptas engañan a los padres y amenazan a nuestros hijos:

Big Pharma–Las grandes farmacéuticas

La industria farmacéutica y de productos de salud gasta constantemente mucho más en grupos de presión que cualquier otra industria.

No es sólo el Congreso: más de una cuarta parte de los legisladores estatales de todo el país aceptaron en 2019 dinero de la industria farmacéutica.

Estados Unidos es uno de los dos únicos países donde se permite la publicidad directa al consumidor de medicamentos recetados. Este tipo de publicidad tiende a normalizar trastornos oscuros y los efectos secundarios de los medicamentos, y anima a las personas a creer que sufren de ciertas disfunciones.

Las empresas farmacéuticas imponen ilegalmente vacunas, manipulan y suprimen la ciencia, especulan con los precios, promueven ilegalmente medicamentos para usos no aprobados y ocultan los riesgos asociados a sus productos.

La industria ha pagado $30.000 millones en la última década en sanciones penales y daños por defraudar a los reguladores, falsificar investigación científica, sobornar a los médicos y matar a cientos de miles de estadounidenses.

Seguridad de las vacunas

Estados Unidos exige más vacunas infantiles que cualquier otro país.

Ninguna de las 72 vacunas impuestas para nuestros hijos fue sometida a pruebas de seguridad previas a la concesión de licencias contrastándolas con un placebo inerte.

Casi todas las enfermedades crónicas que se han convertido en epidemias desde 1996 figuran como efectos secundarios de la vacuna en los prospectos proporcionado por el fabricante para esos productos.

En virtud de la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas infantiles (NCVIA) de 1986, los fabricantes de vacunas están exentos de responsabilidad por lesiones causadas por vacunas infantiles.

Solo se notifican el 1% de las lesiones causadas por las vacunas. Aun así, el Programa Nacional de Compensación de Lesiones por Vacunas, financiado por los contribuyentes, ha pagado hasta ahora $4.000 millones a los niños lesionados por vacunas y a sus padres.

Sólo se ha estudiado una vacuna, la triple vírica (MMR), que se administra por primera vez a niños en los Estados Unidos a los 13 meses, por su potencial para causar autismo. De las primeras 20 vacunas administradas a bebés en los Estados Unidos, ninguna ha sido estudiada por su relación con el autismo.

Timerosal, un conservante a base de mercurio, todavía se encuentra en aproximadamente el 33% – 50% de las vacunas contra la gripe administradas a mujeres embarazadas y lactantes, a pesar de que en 2001, el Instituto de Medicina recomendó que se eliminara de las vacunas administradas a poblaciones sensibles.

Más de 165 estudios científicos revisados por pares muestran un vínculo entre el timerosal y las lesiones neurológicas.

La exposición al timerosal se ha relacionado con trastornos de atención, retrasos del habla, retrasos en el lenguaje, síndrome de Tourette, trastorno de ansiedad y tristeza, convulsiones, epilepsia, síndrome de muerte súbita del lactante, narcolepsia, trastornos cardíacos, trastornos neurológicos, asma y alergias.

Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos poseen 56 patentes de vacunas,y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos recibe el 45% de su presupuesto de la industria farmacéutica.

Las cuatro empresas que hacen la mayoría de las vacunas recomendadas son criminales declarados. Colectivamente han pagado más de $35 mil millones desde 2009 por defraudar a los reguladores, mentir y sobornar a funcionarios y médicos del gobierno, falsificar la ciencia y dejar un rastro de lesiones y muertes.

Big Energy–La industria energética

El noventa y siete por ciento de los científicos especializados en el clima están de acuerdo en que las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles, son probablemente la principal causa del calentamiento global.

Los niños son los que más sufren por nuestra adicción a los combustibles fósiles, incluidos los múltiples efectos tóxicos de los contaminantes emitidos y los amplios impactos para la salud del cambio climático mundial relacionados con la quema de combustibles fósiles.

La contaminación atmosférica mató a 6,67 millones de personas en 2019, incluidos 500.000 bebés en el plazo de un mes a partir de su nacimiento.

El impacto directo e indirecto del calentamiento global pone a los niños en un mayor riesgo de problemas de salud mental, como trastorno de estrés post traumático (PTSD por sus siglas en inglés), depresión, ansiedad, fobias, trastornos del sueño, trastornos de apego y abuso de sustancias.

A nivel mundial, los gobiernosgastan billones para subvencionar las empresas de combustibles fósiles. Los subsidios del gobierno de los Estados Unidos para las empresas de combustibles fósiles superan el gasto military equivalen a un gasto 10 veces mayor para subvencionar a las compañías de combustibles fósiles de lo que se gasta en educación.

La industria del petróleo y el gas, liderada por Koch Industries, ExxonMobil y Chevron, en 2019 gastó $125.7 millones en grupos de presión en el Congreso.

En los tres años siguientes al Acuerdo de París, las cinco mayores empresas de petróleo y gas que cotizan en bolsa (ExxonMobil, Royal Dutch Shell, Chevron, BP y Total) han invertido más de $1.000 millones de dólares presionar con información engañosa sobre temas relacionados con el clima.

Desde 2018, las compañías de petróleo y gas y sus grupos comerciales gastaron $17 millones en publicidad política en Facebook solo en los Estados Unidos.

Después de gastar más de $56 millones en las elecciones de 2016,los principales donantes de la industria del petróleo y el gas trabajaron para colocar a ex ejecutivos de la industria y afiliados en posiciones influyentes dentro de la administración.

La industria energética (Big Energy) es un importante contaminador del aire y contribuye al cambio climático. La industria emite una larga lista de contaminantes, incluyendo metano, dióxido de carbono, óxido nitroso y otros.

Más de 1.000 productos químicos se utilizan en el fracking,incluyendo disruptores endocrinos, carcinógenos y neurotoxinas. El fracking afecta especialmente la salud de los niños. Las madres que viven muy cerca de un pozo de fracking son más propensas a dar a luz a un niño menos sano con bajo peso al nacer, y el bajo peso al nacer puede conducir a una salud más pobre a lo largo de la vida de una persona.

Las compañías de petróleo y gas están exentas de numerosas leyes federales que protegen el agua potable y el aire, y contra la liberación de sustancias tóxicas y productos químicos en el medio ambiente.

Desde 1998, ExxonMobile por sí solo ha gastado $37 millones de dólares en organizaciones de personas que niegan de la ciencia sobre el cambio climático.

La industria energética da cuenta de uno de cada cinco casos de soborno transnacional.

Plásticos

La crisis mundial del plástico es un producto de nuestra adicción a los combustibles fósiles.

Los seres humanos ingieren casi 2.000 partículas de plástico a la semana por persona,a través del agua del grifo, los alimentos y el aire. El plástico contiene sustancias químicas vinculadas con el cáncer, la alteración hormonal y los retrasos en el desarrollo.

Los bebés beben 1,6 millones de piezas de microplástico de sus biberones todos los días.

Un grupo industrial que representa a los mayores fabricantes de productos químicos y compañías de combustibles fósiles del mundo está presionando para influiren las negociaciones comerciales de Estados Unidos con Kenia, una de las mayores economías de Africa, para que dé marcha atrás en sus estrictos límites a los plásticos.

La fabricación de plásticos produce CO2 en cada etapa de su ciclo de vida, incluida la eliminación,lo que la hace responsable del doble del dióxido de carbono asociado con la producción de una tonelada de petróleo. Los plásticos están siendo promocionados como el nuevo carbón en los Apalaches.

Big Food–Las grandes empresas de alimentación

Las industrias de comida basura, comida rápida, la agroindustria, la agroquímica y la biotecnología combinadas gastan miles de millones en el presionar para lograr medidas políticas que les permitan vender alimentos que contienen transgénicos (OMG), pesticidas,hormonas de crecimiento y medicamentos,sin haber hecho pruebas de seguridad adecuadas para determinar su impacto en la salud humana.

Los alimentos industriales son una de las mayores fuentes de exposición a plaguicidas para los niños —alrededor de 400 plaguicidas agrícolas diferentes, incluidos el glifosato, los clorpirifos, los organofosfatos,la atrazina y el paraquat— se utilizaron en los Estados Unidos en 2017, el último año del que hay información disponible.

La Ley de Protección de la Calidad Alimentaria de 1996 exigía a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) que estableciera los niveles permitidos de pesticidas para evitar daños a los lactantes y los niños. Sin embargo, la agencia sigue aprobando y volviendo a aprobar pesticidas que ya se sabe que dañan a los niños.

La EPA, responsable de regular el uso de plaguicidas en los alimentos, aprueba regularmente los plaguicidas sobre la base de estudios de la industria,no de investigaciones científicas independientes.

Los grupos de presión de las grandes empresas de alimentación (Big Food) influyen en las Recomendaciones Dietéticas para Estadounidenses,que tienen un impacto directo en los alimentos servidos a los niños en las escuelas.

Las empresas de comida basura emplean “ingenieros de alimentos” para “optimizar” la comida—determinan la combinación correcta de sal, azúcar y grasa— para conseguir hacerlos adictivos.

El niño promedio entre los dos y los cuatro años, ve de 10 a 11 anuncios de comida basura cada día en la televisión, y alrededor de 11 por semana en las redes sociales.

Alrededor del 60% de las calorías que compramos son altamente procesadas. El consumo de alimentos ultraprocesados contribuye a la obesidad en los niños.

Las granjas industriales contribuyen enormemente a la creciente crisis de resistencia a los antibióticos. Casi el 80% de todos los antibióticos vendidos en los EE.UU.. son para uso en la producción ganadera, y casi el 70% de ellos se consideran médicamente importantes para los seres humanos. Sólo en los Estados Unidos, 2,8 millones de personas contraen infecciones resistentes a los antibióticos cada año, y más de 35.000 de ellas mueren.

Para menos del 5% de los 10.000 aditivos alimentarios permitidos en los alimentos se verificado adecuadamente su seguridad.

Los metales pesados que se encuentran en los alimentos, incluidos los alimentos para bebés,están relacionados con coeficientes intelectuales más bajos y problemas de comportamiento en los niños.

Las grandes empresas de alimentación y de agricultura (Big Food y Big Ag) están exentas de muchas leyes ambientales que rigen las leyes de contaminación del aire y del agua, lo que crea riesgos adicionales, como el asma y la intoxicación por nitratos,para niños y adultos.

Nuestro sistema alimentario —cómo cultivamos, producimos y desperdiciamos alimentos— es la causa número uno del cambio climático y el mayor impulsor de la pérdida de nuestra tierra fértil, de los recursos hídricos y la biodiversidad.

Big Tech– Las grandes empresas tecnológicas

Un grupo de presión que representa a Google, Microsoft, Facebook, Amazon y Uber está luchando por conseguir una ley federal de privacidad ineficaz como medio de suplantar leyes estatales más estrictasy significativas.

Los niños de hoy en día tienen la mayor huella digital de la historia: muchos de los artilugios con los que juegan, como altavoces inteligentes, juguetes con conexión wifi y aplicaciones de juegos, están recopilando datos sobre los niños.

Las empresas tecnológicas hacen juguetes diseñados para aprovechar el hecho de que los niños no son conscientes de los riesgos de compartir sus datos con extraños, y sin ese conocimiento, no pueden proporcionar consentimiento informado para hacerlo.

Se prevé que el mercado de la tecnología educativa alcance los $21.000 millones para 2020.

Las grandes empresas tecnológicas (Big Tech) obtienen datos de los estudiantes mediante el la publicidad, y a veces regalando, smartboards interactivos, sensores portátiles, tabletas y rastreadores de movimiento bajo la apariencia de promocionar aprendizaje “inteligente”.

Bill Gates está apoyando un plan de$1.000 millones para cubrir la Tierra con satélites de videovigilancia.

Al menos dos aerolíneas están probando un pase de salud digital que permite a los pasajeros demostrar que han dado negativo para COVID-19 antes de volar, tecnología que los creadores dicen que también se pueden utilizar en el futuro para demostrar si los pasajeros han sido vacunados.

Inalámbrico y 5G

Ahora es tan común ver “a un niño con un teléfono inteligente en la mano” como era ver “a un niño jugando con un yo-yo en los años anteriores a la era digital”.

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud clasifica los campos electromagnéticos producidos por los teléfonos móviles como posiblemente cancerígenos para los seres humanos.

En el útero y en la primera infancia, las exposiciones a la radiación de los teléfonos celulares y a las tecnologías inalámbricas en general pueden ser un factor de riesgo en el desarrollo de hiperactividad, trastornos del aprendizaje y problemas de conducta en la escuela.

Los niños absorben más energía concentrada debido a la proximidad de la antena radiante al tejido cerebral.

La radiación de microondas de bajo nivel de los dispositivos inalámbricos puede traspasar la barrera hematoencefálica,permitiendo que las bacterias y otras toxinas infecten el tejido cerebral.

COVID-19 ha llevado a miles de escuelas a cambiar al aprendizaje remoto,exponiendo más que nunca a los niños a dispositivos inalámbricos.

No existen normas de seguridad nacionales o internacionales para conocer los niveles seguros de la radiación emitida por dispositivos inalámbricos o de microondas.

La industria de la tecnología inalámbrica, a través del los grupos de presióny una política de puertas giratorias, prácticamente controla la Comisión Federal de Comunicaciones, que es la agencia responsable de regular la industria.

“5G Everywhere” gastó por sí solo en Estados Unidos $640,00 solo en 2019 para presionar en el Congreso.

Científicos, médicos y otros expertos han publicado repetidas advertencias sobre los riesgos del 5G, debido a su dependencia de ondas milimétricas de alta frecuencia (MMW por sus siglas en inglés) que no pueden viajar tan lejos como las frecuencias más bajas utilizadas por las generaciones anteriores de dispositivos móviles, lo que significa que 5G necesitará“exponencialmente más” — millones de pequeñas torres cada 500 pies (150 metros)”en cada esquina de la calle.”

Big Chemical–Las grandes empresas químicas

La mayoría de los 85.000 productos químicos a los que los seres humanos están expuestos hoy en día nunca se han sometido a pruebas para verificar su seguridad.

Al gastar mucho en campañas de presión y desinformación, la industria química garantiza que la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (TSCA o TOSCA), aprobada en 1976 para proteger a los consumidores de sustancias químicas tóxicas, siga siendo en gran medida ineficaz.

Productos químicos invisibles y potencialmente peligrosos acechan en alimentos, envases de alimentos,agua potable, productos de cuidado personal como champús y pasta de dientes,ambientadores, limpiadores domésticos, ropa, desinfectantes, pintura, juguetes,muebles, césped, escuelas y parques infantiles.

La exposición generalizada a los productos químicos, incluidas sustancias químicas que son disruptores endocrinos,está relacionada con mayores tasas de enfermedades crónicas y cáncer en los niños.

Hay al menos 67 estudios que muestran que la exposición elevada al flúor reduce los coeficientes intelectuales en los seres humanos, especialmente en los niños. Sin embargo, en los Estados Unidos,más de 207 millones de personas reciben agua potable fluorada.

El mercurio,que se encuentra en los peces y mariscos,los rellenos dentales de amalgama y las vacunas,representa una amenaza significativa para la salud de las madres embarazadas y los niños.

La exposición a los pirorretardantes, que se encuentran en los automóviles, los muebles y los materiales de construcción, está relacionada con el cáncer, la interrupción endocrina y los coeficientes intelectuales más bajos en los niños. De 2001 a 2016, la exposición a PBD,dio lugar a un total de 162 millones de puntos de coeficiente intelectual perdidos y más de 738.000 casos de discapacidad intelectual.

Las PFAS (sustancias per- y polifluoroalquilo) — llamadas “productos químicos para siempre” porque nunca se descomponen en el medio ambiente — contaminan todo, desde el agua potable y el agua embotellada y la del grifosartenes antiadherentes, alfombras,espuma de extinción de incendios, alimentos, envases de alimentos y productos de cuidado personal. Incluso a dosis bajas, los productos químicos PFAS están relacionados con la supresión del sistema inmunitario.

El uso de BPA (Bisfenol A) fue prohibido en 2012 en biberones y tazas para beber los pequeños, pero el producto químico todavía se utiliza ampliamente en latas de alimentos, envases de alimentos, recibos térmicos, juguetes y otros productos de consumo. La BPA está relacionado con la obesidad, la alteración endocrina, trastornos del comportamiento y otros problemas de salud.

Los ftalatos, que se encuentran en productos de cuidado personal, medicamentos y plásticos están relacionados con el retraso del lenguaje en los niños y el aumento de las enfermedades relacionadas con las alergias,incluida la inflamación de las vías respiratorias.

Chlorpyrifos, un pesticida ampliamente utilizado en frutas y verduras, es una neurotoxina de la que se sabe que daña el cerebro de los niños. Su creador, DowDupont, presionó con éxito contra una propuesta de prohibición, a pesar de que el producto químico está prohibido en otros países.

Los residuos de glifosato,un herbicida ampliamente utilizado, se han encontrado en el agua del grifo, la orina de los niños, la leche materna y la mayoría de los alimentos convencionales probados. Incluso a niveles bajos, el glifosato es un disruptor endocrino. El producto químico también interrumpe el microbioma intestinal, loque puede causar trastornos metabólicos e inflamatorios, cáncer, depresión.