Puede que COVID-19 haya cogido a gran parte del planeta por sorpresa a finales de 2019 y principios de 2020, pero gran parte del trabajo de base de la tecnología que ahora se utiliza ampliamente como “respuesta” a la pandemia se conceptualizó y desarrolló años antes.

En Estados Unidos y en todo el mundo se ha impulsado recientemente la implantación de diversos regímenes de “pasaporte de vacunas”, muchos de los cuales se basan en tecnologías digitales, como las aplicaciones para móviles, para llevar un registro de -al menos hasta ahora- los registros de vacunación COVID-19 de cada uno.

Estas “herramientas” son presentadas por los funcionarios públicos y por importantes sectores de los medios de comunicación en las últimas semanas y meses como una especie de inevitabilidad, una progresión tecnológica tan natural como la respiración.

También se presentan como una “nueva” respuesta a una crisis sin precedentes.

Estas aplicaciones tecnológicas se promocionan como un medio para mantener abiertos los negocios y garantizar la “tranquilidad” de los ciudadanos que siguen desconfiando de entrar en los espacios públicos.

Pero, ¿hasta qué punto es nueva esta “nueva” tecnología? ¿Y el uso de la tecnología se limitará a las vacunas COVID, o para fines de “salud”?

Las “alianzas” internacionales apoyan la fusión de “Big Tech”, las grandes empresas tecnológicas, y “Big Health”, las grandes empresas de salud

Fue a principios de la década anterior, en enero de 2010, cuando Bill Gates, a través de la Fundación Bill y Melinda Gates, proclamó que “debemos hacer de esta la década de las vacunas”, y añadió que “la innovación permitirá salvar a más niños que nunca”.

Al lanzar esta llamada “Década de las Vacunas“, la Fundación Gates prometió 10.000 millones de dólares de financiación. Pero Gates no fue el único actor detrás de esta iniciativa.

Por ejemplo, el programa “Década de las Vacunas” utilizó un modelo originado en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins para proyectar el impacto potencial de las vacunas en las muertes infantiles a lo largo de la próxima década.

Y el anuncio de la iniciativa “Década de las Vacunas” se hizo en la reunión anual de ese año del Foro Económico Mundial (FEM).

Estos mismos actores -la Fundación Bill y Melinda Gates, la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins y el FEM- organizaron el ya famoso ejercicio de simulación de pandemia Event 201, en octubre de 2019, justo antes de que COVID entrara en nuestras vidas.

Además, en 2010 se anunció un “Plan de Acción Mundial sobre Vacunas” como parte de esta iniciativa. Se trata de una colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (“National Institute of Allergy and Infectious Diseases”, NIAID por sus siglas en inglés), con el Dr. Anthony Fauci como miembro del consejo de dirección.

Como dijo la Fundación Gates en ese momento:

“El Plan de Acción Mundial sobre Vacunas permitirá una mayor coordinación entre todos los grupos interesados -gobiernos nacionales, organizaciones multilaterales, sociedad civil, sector privado y organizaciones filantrópicas- e identificará las deficiencias críticas en materia de medidas políticas, recursos y otros aspectos que deben abordarse para hacer realidad el potencial de las vacunas para salvar vidas.”

El comité directivo del “Plan de Acción Mundial sobre Vacunas” incluía un miembro de la Alianza GAVI. En particular, el anuncio inicial de la “Década de las Vacunas” se hizo en presencia de Julian Lob-Levyt, entonces director general de la Alianza GAVI.

¿Qué o quién es la Alianza GAVI? También conocida como “Alianza para las Vacunas”, proclama su misión de “salvar vidas y proteger la salud de las personas”, y afirma que “ayuda a vacunar a casi la mitad de los niños del mundo contra enfermedades infecciosas mortales y debilitantes”.

GAVI describe a continuación su principal asociación con diversas organizaciones internacionales, entre las que se encuentran nombres que ya resultan familiares: la OMS, UNICEF, la Fundación Bill y Melinda Gates y el Banco Mundial. (Lejos de ayudar a los pobres del mundo, el Banco Mundial ha sido descrito por un antiguo miembro de la organización, John Perkins, como una organización que utiliza “sicarios económicos” para subyugar y dominar a los países con problemas financieros).

En 2018, GAVI, a través de su Iniciativa INFUSE (siglas en inglés de: “innovation for update, scale and equity in immunization”, innovación para la actualización, la escala y la equidad en la inmunización), planteó los siguientes “elementos de reflexión”:

“Imagínese un futuro en el que todos los niños tengan acceso a vacunas que salvan vidas, independientemente de dónde vivan; un futuro en el que los padres y los trabajadores sanitarios garanticen su vacunación a tiempo; un futuro en el que tengan su propia historia clínica almacenada digitalmente que no pueda perderse ni ser robada; un futuro en el que, independientemente del género, la posición económica o social, esta historia permita a cada niño (y a sus padres) tener acceso a una cuenta bancaria, ir a la escuela, acceder a los servicios y, en última instancia, construir una vida próspera.

“Este futuro es posible hoy. Con los últimos avances en tecnologías digitales que permiten formas más eficaces de registrar, identificar los nacimientos y emitir pruebas de identidad y autenticación para el acceso a los servicios, estamos a punto de construir un futuro más saludable y próspero para los niños más vulnerables del mundo.”

Esto se lograría, según GAVI, a través de la iniciativa INFUSE, concretamente “solicitando innovaciones que aprovechen las nuevas tecnologías para modernizar el proceso de identificación y registro de los niños que más necesitan las vacunas que salvan vidas”.

Tal y como lo describe el periodista de investigación Leo Hohmann:

“No se dejen confundir por la parte de “construir un futuro más sano y próspero”. Eso no es más que una fachada. Todo esto es para recopilar datos y no tiene nada que ver con la salud.

“El verdadero propósito detrás del impulso histórico y sin precedentes de vacunar a los más pequeños, incluso contra enfermedades como el COVID que no suponen una amenaza para ellos, es incorporar a la actual generación de niños al floreciente sistema de identidad digital global.”

La propia GAVI ha confirmado la declaración anterior, ya que ha descrito los posibles usos de estas “nuevas tecnologías” como algo que va más allá de la emisión de una “tarjeta sanitaria infantil digital” para abarcar el “acceso a otros servicios”, incluidos los “servicios financieros” definidos en sentido amplio.

Las limitaciones en el “acceso” a esos “otros servicios” ya son evidentes en las jurisdicciones en las que los pasaportes COVID restringen el acceso a empresas, bancos y otros espacios privados para los no vacunados

La Alianza GAVI también colabora estrechamente con la Alianza ID2020, fundada en 2016, que afirma abogar a favor de “enfoques éticos y de protección de la privacidad en la identificación digital”, y añade que “hacer una identificación digital correcta significa proteger las libertades civiles”.

Como es lógico, no se aclara nada sobre la posible pérdida de libertades civiles de las personas que decidan, por cualquier motivo, no vacunarse y que, por tanto, queden excluidas de amplias franjas de la sociedad en las zonas en las que se han implantado y aplicado los pasaportes COVID.

Esta retórica por parte de ID2020 recuerda a las declaraciones públicas de la Unión Europea (UE) cuando se preparaba para lanzar su llamado “Pase Verde” a principios de este año.

Funcionarios de la UE, como la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen -que recientemente pidió un “debate” sobre la vacunación obligatoria en la UE- se esforzaron por subrayar cómo se protegería la privacidad de las personas.

De una manera que algunos pueden considerar insensible, destacaron además que dicho pase digital permitiría a las personas “desplazarse con seguridad” por “trabajo o turismo”, como si dicha libertad de movimiento fuera un concepto nuevo que sólo un pase digital podría hacer posible.

Una vez más, las restricciones a los no vacunados, incluidas las que implican “trabajo o turismo”, estuvieron totalmente ausentes de la retórica pública que rodea a esta nueva medida.

Destacando las posibilidades que la colaboración GAVI-ID2020 podría aportar, la convocatoria de innovación de INFUSE afirma:

“Según la Alianza ID2020 -una asociación público-privada que incluye a Gavi- el uso de tarjetas sanitarias digitales para los niños podría mejorar directamente las tasas de cobertura al garantizar un registro verificable y preciso y al incitar a los padres a llevar a sus hijos para una dosis posterior.

“Desde el punto de vista de los padres, los registros digitales pueden facilitar el seguimiento de las vacunas del niño y eliminar el papeleo innecesario.

“Y a medida que los niños crecen, su tarjeta sanitaria digital puede utilizarse para acceder a servicios secundarios, como la escuela primaria, o facilitar el proceso de obtención de credenciales alternativas. Efectivamente, la tarjeta sanitaria digital podría, dependiendo de las necesidades y la preparación del país, convertirse potencialmente en el primer paso para establecer una identidad legal y ampliamente reconocida.”

Todas estas propuestas e iniciativas parecen, a su vez, estar estrechamente alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y, en particular, con el Objetivo 16.9, que reclama la provisión de que todos tengamos una identidad legal en formato digital, incluidos los recién nacidos, de aquí a 2030.

Para ello, la ONU creó en 2018 el Grupo de Trabajo de la Agenda de Identidad Jurídica de la ONU. En mayo de 2021, este grupo de trabajo, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y diversos agentes del sector privado, organizó las sesiones de la mesa redonda “El futuro de la tecnología y la gobernanza institucional en la gestión de la identidad“.

El informe final de estas sesiones indica, entre otras cosas, el deseo de las partes interesadas de que se amplíen las asociaciones público-privadas para seguir desarrollando y aplicando regímenes de identificación digital en todo el mundo, incluso en el Sur Global.

Una de las partes interesadas presentes, la Alianza para la Identidad Segura, sin ánimo de lucro, pregona su apoyo a “proporcionar identidades legales de confianza para todos y el impulso al desarrollo de servicios digitales inclusivos necesarios para el crecimiento económico y la prosperidad sostenibles en todo el mundo”.

Un documento publicado en julio por la “Security Identity Alliance” habla de “hacer de los certificados sanitarios una realidad factible”.

Uno de los cinco principios que plantea el documento para estos pasaportes sanitarios es que estén “preparados para el futuro”, ofreciendo “una funcionalidad polivalente” con el fin de “garantizar un valor continuo más allá de la crisis actual”.

La “Secure Identity Alliance” cuenta entre sus observadores con autoridades gubernamentales de países como Alemania, Países Bajos, Estonia, Eslovenia, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria y Guinea.

Además, uno de sus miembros fundadores y actuales miembros del consejo de administración es el Grupo Thales, una empresa privada dedicada a la industria aeroespacial, la defensa y la seguridad; en resumen, un contratista de defensa.

En su página web, el Grupo Thales promociona con orgullo su “tarjeta sanitaria inteligente” y la tecnología de la cartera de identificación digital. En medio de un lenguaje utópico que afirma que “estamos preparados para el cambio” y que “pone a los ciudadanos en posición de control”, el Billete de Identificación Digital promete a los ciudadanos la posibilidad de “acceder a los derechos y servicios que nos corresponden”.

De hecho, los documentos que estarían disponibles a través de este monedero de identificación digital van más allá de las “credenciales sanitarias” e incluyen tarjetas nacionales de identificación, permisos de conducir y cualquier otra documentación oficial.

Numerosos países de todo el mundo, incluido Estados Unidos, se encuentran actualmente en distintas fases de implantación de exactamente este tipo de “monedero digital”.

Los “pasaportes sanitarios” van un paso (o más) más allá: los regímenes de monederos digitales toman forma

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó el 30 de noviembre la H.R. 550, la Ley de Modernización de la Infraestructura de Inmunización de 2021.

Si se aprueba en el Congreso, esta ley proporcionaría 400 millones de dólares de financiación para ampliar los sistemas de seguimiento de vacunas a nivel estatal y local, lo que permitiría a los funcionarios de salud estatales controlar el estado de vacunación de los ciudadanos estadounidenses y proporcionar esta información al gobierno federal.

La ley podría crear pasaportes de vacunación y listas de exclusión aérea para los no vacunados, un concepto para el que Fauci ha expresado su apoyo.

El proyecto de ley, patrocinado por la diputada Annie Kuster (NH-02), fue aprobado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos con 294 votos, que incluían a todos los demócratas y 80 republicanos. Ahora se encuentra ante el Senado, donde está siendo revisado por la Comisión de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones.

Desde su aprobación en la Cámara, el proyecto de ley ha acaparado bastante atención; sin embargo, otros avances recientes en materia de identificación digital en Estados Unidos parecen haber pasado relativamente desapercibidos.

En septiembre, por ejemplo, Apple anunció una asociación con ocho estados -Arizona, Connecticut, Georgia, Iowa, Kentucky, Maryland, Oklahoma y Utah- para que los permisos de conducir de esos estados estén disponibles en formato digital a través de la plataforma Apple Wallet.

Mientras tanto, varios estados, entre ellos Nueva York (a través de su “Excelsior Pass“) y Connecticut, introdujeron su propio certificado digital de vacunación COVID.

De forma similar a como la Unión Europea ha promovido los pasaportes de vacunación, estas iniciativas a nivel estatal en Estados Unidos se promocionan como un medio para reabrir la economía de forma “segura” y fomentar los viajes y la circulación.

De hecho, Nueva York llegó a poner a disposición un “modelo” de su plataforma de pases de vacunas, “como guía para ayudar a otros estados, territorios y entidades en la expansión de sistemas de credenciales de vacunas COVID-19 compatibles para avanzar en los esfuerzos de desarrollo económico en todo el país”.

Mirando a la UE, una de las prioridades del bloque como parte de su plan quinquenal 2019-2024 es crear una “identidad digital para todos los europeos.” En concreto, cada ciudadano y residente de la UE tendría acceso a un “monedero digital personal” en virtud de esta iniciativa.

Esta “cartera digital personal” podría incluir documentación como el DNI, los certificados de nacimiento, los certificados médicos y los permisos de conducir.

Posteriormente, la UE presentó sus planes para la “Década Digital Europea”, en la que, según la “Brújula Digital” de la UE, el 100% de los servicios públicos clave estarán disponibles digitalmente, con el objetivo de que el 80% de los documentos de identificación sean digitales.

Varios Estados miembros de la UE ya se han puesto manos a la obra.

Alemania, que cuenta con documentos nacionales de identidad electrónicos (a través de chips biométricos) desde 2010, introdujo el pasado otoño versiones digitales de estos documentos de identidad, a través de la AusweisApp2. La misma aplicación hace que los permisos de conducir alemanes estén disponibles digitalmente.

Alemania y España también han firmado recientemente un acuerdo para poner en marcha un programa transfronterizo de identificación digital, que supondría el reconocimiento mutuo de los documentos digitales oficiales de cada país

Francia también ha anunciado recientemente su intención de integrar su tarjeta de identificación nacional con los teléfonos inteligentes.

Grecia recibió elogios de la prensa mundial cuando introdujo herramientas digitales especialmente draconianas durante sus dos confinamientos COVID, como una plataforma gubernamental de SMS a la que los residentes debían enviar un mensaje de texto para poder circular en público para lo que contaban con un conjunto limitado de “razones”.

Más recientemente, Grecia ha anunciado la próxima creación de una cartera digital que contendrá documentos como el DNI, el carné de conducir y la documentación sanitaria.

Estonia, considerada líder mundial en la introducción de la gobernanza digital y que cuenta con tarjetas de identificación digital desde 2002, está preparando su propio sistema de monedero digital al tiempo que expresa su apoyo a la “Brújula Digital” de la UE.

Fuera de Europa, otros países también han ampliado sus regímenes de identificación digital de diversas maneras.

En Australia, por ejemplo, estados como Nueva Gales del Sur, Australia del Sur y Queensland introdujeron o probaron los permisos de conducir digitales.

Sin embargo, es en la India donde estos documentos digitales parecen haber generado el mayor grado de controversia hasta el momento.

La Misión Digital Ayushman Bharat se anunció en 2020 y se lanzó como programa piloto en seis regiones de la India en 2021. Se trata de una aplicación que proporciona una identificación sanitaria digital única a cada ciudadano y que está vinculada a su historial médico personal.

Su creación se produce tras el desarrollo de “Aadhaar”, el sistema nacional de tarjetas de identificación digital de la India.

“Aadhaar” generó controversia por los planes del gobierno de vincularlo a la base de datos nacional de votantes, mientras que también ha sido el objetivo de los hackers.

Surgen dudas ante el despliegue de más plataformas digitales con “fines oficiales”

El despliegue de las plataformas digitales hace que se cuestione la seguridad de los datos de los individuos en estas plataformas digitales, a pesar de las garantías gubernamentales en cuanto a la privacidad.

Además, sigue sin estar claro cuánto tiempo se mantendrán los “pasaportes COVID”, ya sea en formato digital o en papel, o si los gobiernos tienen previsto hacer permanente este régimen.

Un reciente artículo en “The Atlantic”, “¿Por qué ni siquiera estamos hablando de aliviar las restricciones de la COVID?”, cuestionaba por qué los mandatos de los pasaportes de vacunas en Estados Unidos no tienen fecha de caducidad.

De hecho, si la proclamación de la “Secure Identity Alliance” (Alianza para la Identidad Segura) sobre la necesidad de “blindar” estos documentos digitales es un indicio, puede darse el caso de que los gobiernos no tengan intención de desechar los pasaportes de vacunación.

Aunque estos usos específicos de los “pasaportes” digitales acaben desapareciendo, el abanico de posibilidades de uso de los monederos digitales es asombroso, incluyendo, por ejemplo, el seguimiento de los “derechos personales de emisión de carbono”, como ya informó “The Defender”.