En medio del enfrentamiento entre la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) y Kyrie Irving – a quien se le ha prohibido practicar o jugar con los Brooklyn Nets hasta que se vacune – otro jugador ha hadado la voz de alarma sobre cómo lavacuna COVID acabó con su temporada el año pasado, y cómo los responsables de su equipo intentaron encubrir los coágulos de sangre que sufrió por la inyección.

Brandon Goodwin, ex base de los Atlanta Hawks -que el jueves firmó un nuevo contrato con los New York Knicks- se retiró en mayo de la temporada por lo que se describió como una afección respiratoria “menor”.

“El base de reserva de los Atlanta Hawks, Brandon Goodwin, se perderá los playoffs de la NBA tras serle diagnosticada una afección respiratoria”, informó Associated Press el 18 de mayo. “Aunque el equipo describió la condición como menor, requerirá tratamiento y mantendrá a Goodwin fuera por el resto de la temporada”.

No se supo nada más sobre la afección “menor” hasta el 29 de septiembre, cuando Goodwin reveló en el sitio web de videostreaming Twitch que su afección menor eran coágulos de sangre, que, según dijo, se desarrollaron después de recibir la vacuna.

Goodwin dijo durante una transmisión en Twitch el 3 de octubre:

“Me enfermé y nunca me recuperé de ello. Siempre me dolía la espalda. Estaba supercansado en los partidos, como cuando jugamos contra Filadelfia [28-30 de abril] de forma consecutiva. Estaba tan cansado que no podía correr por la cancha. Luego volvimos a casa, y fue entonces cuando me empezó a doler la espalda. Entonces tuve que ir al médico y descubrí que tenía coágulos de sangre”.

Goodwin dijo que los síntomas “ocurrieron todos en el lapso de un mes” después de vacunarse.

“Estaba bien hasta entonces, hasta que me vacuné”, dijo Goodwin. “Yo estaba bien. Así que la gente que intenta decirte que no es la vacuna, ¿cómo lo sabes? No lo saben. Sí, la vacuna acabó con mi temporada, al mil por ciento”.

Goodwin no expresó animosidad alguna hacia los Hawks, pero sí expresó cierta confusión sobre cómo manejaron su hospitalización.

“No tengo nada en contra de los Hawks, pero me llamaron al día siguiente mientras estaba en el hospital y me dijeron: ‘Vamos a decirle a la prensa que tu temporada ha terminado'”, dijo.

Goodwin dijo que el equipo le pidió que guardara silencio sobre su estado, lo que explica que el público sólo se entere ahora de que la supuesta afección “menor” era un coágulo de sangre.

“Me ordenaron, no decir nada al respecto. No contárselo a nadi. Mi reacción fue: hermano…”, reveló Goodwin en el vídeo.

Godwin dijo que quería hablar al respecto, para poder volver al juego, ya que se había recuperado tras el ataque inicial de problemas respiratorios, a pesar de estar tomando anticoagulantes.

Para ser justo con el equipo, Goodwin dijo que su médico también le dijo que “no jugara al baloncesto en verano”.

Goodwin no reveló qué vacuna recibió, pero los coágulos de sangre sehan vinculado a las tres vacunas COVID autorizadas para uso de emergencia en los Estados Unidos. Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson (J&J) – aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha añadió una etiqueta de advertencia sólo a la inyección de J&J.

El 13 de abril, las agencias federales pusieron en pausa la vacuna de J&J, comercializada por la filial de la empresa Janssen, mientras investigaban la posible relación de la vacuna con coágulos de sangre potencialmente peligrosos.

El 13 de abril en una declaración conjunta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la FDA, las agencias dijeron que estaban investigando seis casos de coágulos de sangre en los EE.UU. Los seis ocurrieron en mujeres de entre 18 y 48 años, y los síntomas se produjeron entre seis y 13 días después de la vacunación.

El 23 de abril, un panel asesor independiente de los CDC votó 10 contra 4 a favor de reanudar el uso de la vacuna de J&J con una etiqueta de advertencia sobre el riesgo de coágulos de sangre.

Según los últimos datos del Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas, se han registrado 10.131 informes en Estados Unidos de trastornos de la coagulación de la sangre después de recibir una vacuna COVID entre el 14 de diciembre de 2020 y el 8 de octubre de 2021. De ellos, 4.407 informes se atribuyeron a Pfizer, 3.654 a Moderna y 2.018 a J&J.