El Programa Nacional de Toxicología (“National Toxicology Program”, NTP por sus siglas en inglés) publicó el miércoles un borrador de informe que relaciona la exposición prenatal e infantil al flúor con la reducción del cociente intelectual en los niños, después de que las autoridades sanitarias intentaran durante casi un año bloquear su publicación.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. (HHS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) inicialmente bloquearon que el NTP publicara el informe, según correos electrónicos obtenidos a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información (FOIA).

Pero una orden judicial derivada de una demanda interpuesta por “Food and Water Watch” contra la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (“Environmental Protection Agency”, EPA por sus siglas en inglés) obligó a publicar el informe esta semana.

El NTP, un programa interinstitucional dirigido por el HHS que investiga e informa sobre toxinas medioambientales, realizó una revisión sistemática de seis años para evaluar los estudios científicos sobre la exposición al flúor y los posibles efectos en el desarrollo neurológico y la salud cognitiva de los seres humanos.

El informe, que contiene una monografía y un metaanálisis, fue sometido a dos rondas de revisión por pares por parte de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina. Los comentarios de los revisores y las respuestas del HHS y el NTP también se incluyeron en el informe publicado el miércoles.

Según su página web, el NTP “eliminó la clasificación del flúor como peligroso” en respuesta a los comentarios en el proceso de revisión por expertos. Sin embargo, el informe afirma:

“Nuestro metaanálisis confirma los resultados de metaanálisis anteriores y los amplía al incluir estudios más recientes y precisos con medidas de exposición a nivel individual.

“Los datos apoyan una asociación inversa consistente entre la exposición al flúor y el coeficiente intelectual de los niños …

“Los resultados fueron robustos a las estratificaciones por riesgo de sesgo, sexo, grupo de edad, evaluación de resultados, ubicación del estudio, momento de exposición y tipo de exposición (incluyendo tanto el agua potable como el fluoruro urinario).”

“Estos resultados contradicen las afirmaciones vacías y acientíficas que las autoridades sanitarias estadounidenses han propagado durante años, a saber, que la fluoración del agua es segura y beneficiosa”, afirmó Robert F. Kennedy Jr. presidente y abogado jefe de litigios de “Children’s Health Defense”. “Ya es hora de eliminar esta neurotoxina de nuestro suministro de agua”.

El polémico informe jugará un papel clave en la determinación del resultado de una demanda presentada en 2017 por varias organizaciones sin ánimo de lucro contra la EPA para poner fin a la fluoración del agua potable, dijo el abogado de los demandantes Michael Connett a “The Defender”.

“Tuvimos que luchar mucho para que este informe se hiciera público”, dijo Connett. “Ellos [CDC y HHS] enterraron esto. Si se hubieran salido con la suya, este informe ni siquiera habría visto la luz”, afirmó Connett.

Desde que comenzó el juicio en 2020, el juez de distrito estadounidense Edward Chen ha estado esperando a que el NTP complete una revisión sistemática de la neurotoxicidad del flúor antes de pronunciarse sobre el caso.

Grupos como la Asociación Dental Americana presionaron públicamente al NTP para que “excluyera cualquier afirmación sobre neurotoxinas” de los informes.

Connett dijo que durante el juicio, la EPA afirmó repetidamente que las alegaciones de los demandantes sobre la toxicidad no podían verificarse porque no había una “revisión sistemática.”

Los documentos publicados el miércoles llenan ese vacío.

Connett dijo:

“¿Y ahora qué tenemos? Disponemos de una revisión sistemática realizada por uno de los grupos de investigación pioneros, líderes y con mayor autoridad en toxicología del mundo.

“Acaban de completar una revisión sistemática que les ha llevado seis años, así que si eso no es suficiente para demostrar un peligro según la ley de control de sustancias tóxicas, entonces ¿cómo podría cualquier grupo de ciudadanos cumplir los estándares?”.

Conclusiones: el flúor reduce el cociente intelectual de los niños

Según el informe de la NTP:

“Los corpus actuales de estudios experimentales en animales y las pruebas mecanicistas en humanos no aportan claridad sobre la asociación entre la exposición al flúor y los efectos cognitivos o sobre el neurodesarrollo en la salud humana”.

Sin embargo, el resumen del informe contradice esta afirmación al resumir las pruebas que fundamentan esta conclusión, afirmando que casi todos los estudios examinados para esta revisión bibliográfica encontraron pruebas de problemas cognitivos o de desarrollo asociados al flúor.

Según el informe, 8 de los 9 “estudios de alta calidad que examinaban los resultados cognitivos o del neurodesarrollo informaron de asociaciones con la exposición al flúor.”

De los 19 estudios de alta calidad que evaluaron la asociación entre el flúor y el CI en niños, 18 informaron de una asociación entre una mayor exposición al flúor y un menor CI en niños. Cuarenta y seis de los 53 estudios de baja calidad también encontraron pruebas de esa asociación.

El metaanálisis también afirma:

“El conjunto de pruebas procedentes de estudios sobre adultos también es limitado y proporciona una baja confianza en que la exposición al flúor esté asociada a efectos adversos sobre la cognición de los adultos. Existe, sin embargo, un amplio conjunto de pruebas sobre los efectos en el cociente intelectual en niños.”

La monografía y el metaanálisis descubrieron que la exposición al flúor a niveles equivalentes a 1,5 mg/L está asociada a un menor cociente intelectual en los niños. El resumen concluye:

“Esta revisión encuentra, con una confianza moderada, que una mayor exposición al flúor (por ejemplo, representada por poblaciones cuya exposición total al flúor se aproxima o supera las Directrices de la Organización Mundial de la Salud para la calidad del agua potable de 1,5 mg/L de flúor) se asocia de forma consistente con un menor CI en los niños.”

Los niveles de flúor en el agua potable de Estados Unidos suelen ser de 0,7 mg/l, inferiores a los niveles de 1,5 mg/l considerados neurotóxicos por los informes.

Sobre esta base, la revisión de los informes realizada por el HHS recomendó al NTP que revisara su evaluación de forma que “todas las afirmaciones concluyentes de este documento deberían explicitar que cualquier conclusión de los estudios incluidos sólo se aplica a concentraciones de fluoruro en el agua superiores a 1,5 mg/L”.

La NTP respondió:

“No estamos de acuerdo con este comentario. Nuestra evaluación tiene en cuenta la exposición al flúor procedente de todas las fuentes, no sólo del agua.

Como se indica en la monografía del NTP previa a la publicación de 2022, dado que el flúor también se encuentra en determinados alimentos, productos dentales, algunos productos farmacéuticos y otras fuentes, es probable que los comportamientos individuales sean un importante factor determinante de las exposiciones reales”.

Rick North, ex director general de la división de Oregón de la Sociedad Americana contra el Cáncer y miembro de la junta de la Red de Acción contra el Fluoruro (“Fluoride Action Network”), declaró a “The Defender” que “la gente consume grandes cantidades de fluoruro a través del té y otras bebidas y alimentos procesados elaborados con agua fluorada, por no mencionar la ingestión de pesticidas y el fluoruro procedente de la contaminación atmosférica”.

También señaló que la exposición de las personas al flúor puede depender de la cantidad de agua que beban.

“Piénsalo”, dijo North. “Tu nivel de riesgo depende, increíblemente, de la sed que tengas. Así de absurda es toda la premisa de la fluoración del agua”, afirmó.

El NTP confirmó que las personas expuestas a niveles de flúor inferiores a 1,5 mg/L en el sistema de agua podían tener niveles elevados de flúor en sus sistemas. Decía:

“Incluso en las ciudades óptimamente fluoradas [fluorada a 0,7 mg/L] en Canadá estudiadas por Green et al. (2019), los niveles de exposición individual, documentados por mediciones urinarias repetidas, sugieren exposiciones totales muy variables del agua combinada con fluoruro de otras fuentes.”

Y añadía: “nuestra conclusión de confianza moderada se basa principalmente en estudios con una exposición total al flúor que se aproxima o supera lo que generalmente se asocia con el consumo de agua óptimamente fluorada [0 .7 mg/L] en Estados Unidos”.

“Hemos subrayado en nuestra monografía que nuestras conclusiones se aplican a las exposiciones totales al flúor y no a las exposiciones exclusivamente a través del agua potable”.

“Lo que el NTP está señalando aquí es que en algunas comunidades, donde la dosis de fluoruro en el agua es de 0,7 mg/L, el NTP ha encontrado niveles de fluoruro que se asocian con un menor cociente intelectual”, dijo Connett a “The Defender”.

Además, cada persona tiene un nivel de riesgo diferente. Las mujeres embarazadas y los bebés alimentados con biberón, por ejemplo, son algunas de las poblaciones de mayor riesgo.

Sobre este punto, el NTP respondió a una crítica diferente del HHS, escribiendo: “No tenemos ninguna base sobre la que afirmar que nuestros hallazgos no son relevantes para algunos niños o personas embarazadas en Estados Unidos”.

“El margen de seguridad aquí no existe, es precariamente pequeño”, dijo Connett. Añadió que la demanda es “básicamente una evaluación de riesgos del flúor”.

En virtud de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (“Toxic Substances Control Act”, TSCA por sus siglas en inglés), que es la ley que está en juego en el pleito, la EPA lleva a cabo evaluaciones de riesgo de toxinas potenciales.

Para realizar una evaluación de riesgos, la EPA primero identifica un peligro y determina a qué dosis -a qué nivel de exposición humana- ese peligro daña la salud humana.

A continuación, la agencia determina en un caso concreto si el margen entre los niveles de peligro existentes y los niveles de exposición humana es inaceptablemente estrecho, lo que haría que una toxina supusiera un riesgo para la salud humana.

Connett dijo que en las anteriores evaluaciones de riesgos de la EPA para otras productos químicos como cloruro de metileno o bromopropano evaluado según el método de Evaluación de riesgos 2020 que sirve de guía en este caso, la agencia determinó que el nivel de peligro supera el nivel de exposición humana en márgenes mucho mayores – “normalmente en un rango de diez a veinte veces superior”-, pese a lo cual ha considerado que esas sustancias químicas presentan un riesgo irrazonable para la salud humana.

En otras palabras, se descubrió que las sustancias eran tóxicas para los seres humanos a niveles significativamente superiores a los que las personas pueden estar expuestas en el uso habitual, y sin embargo la EPA determinó que eran riesgosas.

Cuando toma esa determinación, la EPA debe tomar medidas para mitigar el riesgo.

Esa puede ser también la conclusión en este caso. Según un documento previo al juicio, ambas partes en el caso estuvieron de acuerdo en el “hecho indiscutible” de que la “EPA no exige que los niveles de exposición humana superen un nivel de efecto adverso conocido para realizar una determinación de riesgo irrazonable en virtud de la TSCA”.

Los documentos del NTP también alertaban sobre las implicaciones de efectos neurotóxicos aparentemente pequeños:

“La investigación sobre otros neurotóxicos ha demostrado que los cambios sutiles en el cociente intelectual a nivel de población pueden tener un profundo impacto en el número de personas que se sitúan en los rangos alto y bajo de la distribución del cociente intelectual de la población.

“Por ejemplo, una disminución de 5 puntos en el cociente intelectual de una población casi duplicaría el número de personas clasificadas como discapacitadas intelectuales”.

Altos funcionarios del HHS y los CDC intentaron “diluir” y bloquear el informe

En 2016, un grupo de seis organizaciones sin ánimo de lucro y varios particulares solicitaron a la EPA que pusiera fin a la fluoración del agua potable en Estados Unidos basándose en las pruebas de los riesgos para la salud asociados al flúor, concretamente la neurotoxicidad.

La EPA rechazó la petición.

En respuesta, “Food and Water Watch”, “Fluoride Action Network” y otros demandaron a la EPA en 2017, buscando el fin de la fluoración del agua.

Los demandantes alegaron que la fluoración del agua infringe la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (TSCA) de la EPA y que el flúor es neurotóxico y reduce el cociente intelectual de los niños.

Basaron sus afirmaciones iniciales en docenas de estudios y revisiones que demostraban la neurotoxicidad del flúor. Los estudios también han relacionado el flúor con otros riesgos para la salud, tanto en niños como en adultos, y se ha demostrado que es un alterador endocrino.

La EPA negó que la fluoración del agua cause daños.

En junio de 2020 se celebró un juicio de siete días en un tribunal federal de San Francisco, pero el juez Chen dejó en suspenso el proceso a la espera de la publicación de la revisión sistemática del NTP de las investigaciones disponibles sobre los efectos neurotóxicos del flúor.

El informe, cuya publicación estaba prevista para mayo de 2022, se retrasó varias veces y se envió a varias rondas de revisión por expertos.

“Los miembros del comité de [NTP] eran expertos en sus campos que dedicaron años a este estudio, yendo y viniendo con una revisión externa tras otra”, dijo North. “No se podía pedir más revisión por expertos de la que ya tenía. Hubo constantes intentos de retrasarlo, de diluirlo”.

A finales de octubre de 2022, el juez Chen puso fin a la suspensión de la revisión de la NTP, dictaminando que las partes implicadas podían ver la revisión de la NTP en su forma no publicada para informar mejor su decisión final.

Sin embargo, debido a las preocupaciones de la EPA, también dictaminó que el informe no podía hacerse público a menos que la NTP lo publicara.

En diciembre de 2022, los demandantes presentaron varias pruebas ante el juez Chen, incluida una versión expurgada de la evaluación del NTP sobre la neurotoxicidad del flúor y correos electrónicos internos entre el CDC y el NTP obtenidos a través de la FOIA que demostraban que el HHS bloqueó la publicación de la revisión largamente retrasada, argumentaron los demandantes.

Los documentos mostraban que el 11 de mayo, el NTP notificó a las agencias que iba a publicar el informe el 18 de mayo, pero los CDC se opusieron.

Los correos electrónicos también indicaban que la Subsecretaria de Salud del HHS, Rachel Levine, iba a “involucrarse” y que “es casi seguro que la fecha del 18 de mayo para la publicación [del monográfico] no se producirá”, informó “The Defender”.

Connett añadió:

“Sólo gracias a que alguien con conocimiento desde dentro nos avisó de que algo no iba bien, fuimos e hicimos extensas peticiones a la FOIA y pudimos conseguir documentos que mostraban que los científicos del NTP consideraban que este informe estaba completo y listo para su publicación el pasado mayo, mayo de 2022.”

North dijo que estaba claro que las agencias estaban bloqueando la publicación del informe, que estaba listo para publicarse.

“Ha sido un caso claro de obstrucción”, dijo North. “El Programa Nacional de Toxicología, tras más de seis años de investigación y numerosas revisiones externas por expertos, había completado su informe sobre el estado de la ciencia”.

Connett continuó:

“Tenemos correos electrónicos que muestran que Levine es quien lo puso en espera. Rachel Levine dijo que no publicáramos este informe por el momento. Luego recibimos los correos electrónicos de la FOIA que lo demostraban y NTP dijo que tal vez no publicaría este [informe] en absoluto. Puede que no lo publiquen en su forma definitiva, pero hemos conseguido que al menos publiquen un borrador del informe. Lo considerarán un proyecto de informe”.

El 20 de enero, el juez Chen denegó la petición de la EPA de añadir otro periodo de seis meses a la suspensión que levantó en su sentencia de octubre.

Tanto la monografía como el metaanálisis publicados ayer en el sitio web del NTP llevan la etiqueta de “borrador”.

“Desgraciadamente, los promotores de la fluoración y altos funcionarios del gobierno han seguido calificándola de proyecto”, dijo North. “No lo era.”

Los expertos asociados a la demanda contra la EPA analizarán e interpretarán ahora el informe en futuras audiencias y después el juez Chen dictará sentencia.

La próxima fecha de audiencia está prevista para el 11 de abril de 2023. En ese momento, el juez fijará una fecha para la siguiente fase del juicio.