Desde las obligaciones de vacunación y de dosis de refuerzo hasta la restricción de lo que los estudiantes pueden hacer fuera del campus, un número creciente de universidades está obligando a los estudiantes a pasar por el aro con la esperanza de evitar un aumento de los casos de COVID.

Pero algunos padres dicen que estas restricciones son injustificadas y que están afectando negativamente a la experiencia universitaria de sus hijos.

En una entrevista concedida el miércoles a “Fox & Friends”, padres de estudiantes universitarios expresaron su creciente preocupación por el hecho de que las vacunas obligatorias, las mascarillas y las prácticas discriminatorias superen con creces los riesgos de contraer la COVID.

El Dr. Dwayne Dexter, padre de un estudiante de segundo año de la Universidad de Delaware, dijo que todos los estudiantes tenían que someterse a una prueba de COVID antes de comenzar la sesión de invierno, estuvieran o no vacunados, y ahora la universidad exige que todos los estudiantes reciban una dosis de refuerzo antes del semestre de primavera.

“Está sometido a una tremenda tensión tratando de entender qué significa la inyección de refuerzo, si la escuela va a cambiar a aprendizaje a distancia”, dijo Dexter. “Realmente está tratando de lidiar con las restricciones que han estado en vigor durante el último año y medio”.

Dexter dijo que siente que los padres están “de pie en mitad del bosque gritando sin que escuche nadie” que estos “mandatos de callar y obedecer” están comenzando a afectar al bienestar social y emocional de los chicos. “Realmente no están teniendo una experiencia universitaria”, dijo.

Dexter explicó:

“Si se observan los datos actuales, ¿realmente tiene alguno de estos mandatos un impacto en la tasa de infección y transmisión del COVID? Y no lo tienen. Nuestros chicos están en un grupo de edad en el que el impacto de la COVID en su salud es muy, muy mínimo y no creo que nadie esté midiendo o evaluando cuál es el peaje psicológico en estos chicos ante lo que los mandatos están haciendo para impactar su salud contra la COVID”.

Greg Luttrell, padre de una estudiante de primer año de la Universidad de Memphis, dijo que su hija se trasladó desde la Universidad de Tennessee cuando el aprendizaje se convirtió en aprendizaje en la red.

“Para ella, tener que pagar por el alojamiento en el campus, tener que ir a la cafetería para conseguir comida para llevar y ponerse una mascarilla en todas partes fuera de su habitación, simplemente no sentía que fuera una experiencia universitaria”, dijo Luttrell. “Ni siquiera estaban seguros de que fuera a haber partidos de fútbol o de que pudieran tener alguna relación social o pasar algún tiempo juntos”. [interaction]

Aunque la Universidad de Memphis no exige la vacunación contra la COVID, las mascarillas son obligatorias y la escuela utiliza el control diario de los síntomas de COVID.

Kristina Kristen es madre de un estudiante de primer año de la Universidad de California en Irvine, donde las vacunas COVID, las vacunas de refuerzo y el uso de mascarillas en interiores son obligatorios. La universidad también exige que se realicen pruebas semanales de COVID a los estudiantes no vacunados.

“[Mi hijo] ha sido sometido a lo que sólo puede describirse como protocolos discriminatorios, teniendo que someterse a pruebas semanales y a protocolos de aislamiento diferentes a los de los vacunados”, dijo Kristen.[My son] “Además de eso, creo que los estrictos protocolos de uso de mascarillas en sus dormitorios están llegando a estos niveles absurdos en los que tienen que denunciar a los demás si la mascarilla está ligeramente debajo de la nariz y sufrir estas denuncias”.

Kristen dijo que es una situación vital que está muy por debajo de la experiencia que un padre espera que su hijo vaya a tener durante sus años universitarios.

Kristen, miembro de la junta directiva de “Children’s Health Defense”, dijo que desde el principio todo el mundo sabía, y los datos lo demostraban, que los estudiantes son la población de menor riesgo del planeta.

Ella explicó:

“Se trata de un riesgo estratificado en todas partes, tienes básicamente un riesgo cero para los estudiantes de entre 16 y 25 años de COVID, pero tienes enormes riesgos por los efectos adversos de las vacunas ya que se está mostrando que hay jóvenes que sufren miocarditis, pericarditis, trombocitopenia – todos estos efectos adversos bastante serios de las vacunas – y además, están mostrando que los países más vacunados en el mundo como Israel, Islandia, Gibraltar tienen de hecho las cifras más altas de casos y de tasas de mortalidad.

“Así que esto es muy, muy alarmante, que mientras los datos globales están mostrando lo que está sucediendo con las vacunas, se siga adelante con esta agenda”.

Kristen dijo que le desconcierta encontrar que, aunque las instituciones de enseñanza superior se supone que tienen en alta estima la ciencia, no está “viendo que esto se ponga en práctica”.

Alumnos, padres y profesores piden a las universidades que dejen de exigir dosis de refuerzo

Como informó “The Defender” el 10 de enero, más de 325 estudiantes, padres, ex alumnos, profesores y personal de la Universidad de Cornell firmaron una carta abierta al presidente y al consejo de administración de la universidad en la que se pedía que Cornell abandonara su mandato de dosis de refuerzo de la vacuna COVID.

Los autores de la petición argumentaron que los propios datos de Cornell destacan que la vacunación, incluso con las dosis de refuerzo, tiene una capacidad muy limitada para detener la transmisión del virus.

Hasta el pasado mes de diciembre, la escuela había identificado más de 1.600 casos positivos de COVID, con todos los casos de la variante Omicron encontrados hasta la fecha en estudiantes totalmente vacunados, una parte de los cuales también había recibido una vacuna de refuerzo.

La petición planteaba la preocupación de que Cornell esté ignorando la inmunidad natural en favor de exigir una dosis de refuerzo “basada en variantes antiguas, la cual Cornell sabe que es ineficaz para detener la propagación del Covid-19 en la comunidad de Cornell”.

Además de Cornell, más de 300 padres, alumnos, ex alumnos, profesores y personal del Boston College el 3 de enero firmaron una petición dirigida al presidente de la universidad, el padre William Leahy, la cual se opone al mandato de refuerzo de COVID de talla única porque no reconoce la inmunidad natural.

Este nuevo mandato se emitió a pesar de que más del 97% del campus estaba totalmente vacunado por mandato – y a pesar de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no han cambiado la definición de “totalmente vacunado” para incluir una vacuna de refuerzo.

La petición solicita a la universidad que cree “rampas de salida” racionales a ls medidas políticas que protejan a los individuos con “inmunidad híbrida” y a aquellos con evidencia serológicamente verificable de una sólida inmunidad a los anticuerpos COVID-19.

Cornell y el Boston College son sólo dos de las muchas universidades y colegios de élite que ahora exigen la aplicación indiscriminada de dosis de refuerzo de la vacuna COVID de forma generalizada.