Los padres de los cadetes del Ejército en la Academia Militar de los Estados Unidos (USMA) denuncian que la dirección de la academia está obligando a 37 cadetes no vacunados a vivir en una tienda de campaña diseñada para 20 personas durante el programa de entrenamiento de campo para cadetes de la academia en junio y julio.

El entrenamiento de campo de los cadetes es un requisito de entrenamiento de verano en el que los ‘Firsties’ (‘seniors,’ alumnos del 4º curso) y ‘Cows’ (‘juniors,’ alumnos de 3º) seleccionados dirigen a los ‘Yearlings’ (‘sophomores,’ alumnos de 2º) en operaciones tácticas de unidades pequeñas.

Los cadetes vacunados vivirán en barracones abiertos agrupados por pelotones, con una pequeña sección separada para las cadetes. Los barracones tienen electricidad para poder usar ventiladores durante los calurosos meses de verano en Nueva York, y letrinas y duchas separadas para hombres y mujeres.

Los cadetes no vacunados viven ahora en una tienda mixta.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (‘Food and Drug Administration’, FDA por sus siglas en inglés) prohíbe a cualquier entidad o empleador exigir un producto con autorización de uso de emergencia (‘Emergency Use Authorization’, EUA por sus siglas en inglés), lo cual incluye todas las vacunas COVID que se administran en los Estados Unidos. Esta ley se aplica a los militares, a menos que se les conceda una exención presidencial.

En el caso de las vacunas COVID de ARNm, el boletín del Inspector General del Departamento de Defensa de los Estados Unidos (‘Department of Defense’, DOD por sus siglas en inglés) ha defendido públicamente esta política de larga data de la FDA, lo que significa que West Point está violando la ley federal al promulgar un mandato de facto.

Los dirigentes de West Point tienen el deber de respetar la ley federal. Además, el Código de Nuremberg enumeró detalladamente que las intervenciones médicas no pueden ser coercitivas, y que los médicos deben ofrecer alternativas de tratamiento, con seguridad y eficacia establecidas, a cualquier medicamento experimental.

La política de exención de vacunas de las Fuerzas Armadas acepta la prueba de inmunidad natural de una infección anterior en lugar de la vacunación. En total, sólo 139 de los 4.000 cadetes del cuerpo no han sido vacunados, según los documentos obtenidos por “Military Freedom Keepers”. Y la inmunidad de rebaño se ha alcanzado en un 97%, superando con creces la recomendación >60% de inmunidad adquirida naturalmente en las poblaciones para proteger a los ancianos y a los bebés.

El alejamiento de West Point de la política sanitaria basada en la ciencia plantea cuestiones de ética. ¿Los cadetes sanos no vacunados vivirán en tiendas de campaña en invierno? ¿También se sacará a los oficiales y al personal alistado de las viviendas para que vivan en tiendas de campaña, o esta política de segregación discriminatoria sólo se aplica a los cadetes?

Según la última normativa, los cadetes no vacunados también deben llevar mascarillas, lo que podría socavar la cohesión en las filas. Sería ilegal exigir a los miembros del servicio con otras enfermedades infecciosas que añadan un elemento adicional a sus uniformes que los distinga de los demás debido a una cuestión médica.

Un oficial de West Point, que no quiso ser nombrado, describió cómo fue asesorado agresivamente sobre la intención de su supervisor de ser despiadado a la hora de reprender cualquier infracción del uso de la mascarilla.

El oficial no vacunado también debe mantener la puerta de su oficina cerrada, a pesar de que todos los demás en su departamento están vacunados. Y se le exigió que entrara físicamente en el lugar de vacunación en el puesto y firmara un formulario de rechazo del Departamento de Defensa.

El oficial nos dijo que se filtró al público una lista con los nombres de todos los no vacunados en West Point -cadetes y personal-.

Un enfoque político más racional para lograr la inmunidad del rebaño debería incluir pruebas de anticuerpos o de células T. La guía de exención de inmunización militar incluye exenciones administrativas, religiosas y médicas. Las exenciones permanentes indican claramente que una prueba serológica de anticuerpos es una prueba de la inmunidad existente para la exención de la vacuna, y en esta situación, los análisis de sangre deben ofrecerse a cada cadete junto con el examen de contraindicación de la vacuna:

“Las exenciones permanentes pueden concederse de forma indefinida en función de una de las siguientes circunstancias Infección por VIH, inmunodepresión prolongada o permanente; Determinación por parte de un proveedor médico de que la continuación de la vacunación pondrá en grave peligro la salud del paciente; Médico, exención reactiva: Reacción grave previa tras una vacuna específica (por ejemplo, anafilaxia); Médico, exención inmunitaria: Evidencia de inmunidad existente (por ejemplo, por prueba de anticuerpos serológica, documentación de infección previa o presunción de infección natural).”

A pesar de esta orientación oficial, un cadete que no quiso ser nombrado nos dijo que la Coronel Laura Dawson, oficial médico de West Point, ha regañado a los cadetes no vacunados y se ha referido a ellos como “asesinos de abuelas” y “negadores de la ciencia” – en lugar de proporcionarles consentimiento informado y la aceptación de su derecho a rechazar un medicamento experimental.

Otro oficial de West Point, que tampoco quiso ser nombrado, aportó dos informes en los que se acusaba a Dawson de conducta impropia de un oficial, ambos relacionados con cadetes de la promoción 2021 que esperaron hasta después de la graduación de mayo para iniciar las quejas al Inspector General (IG).

En una de las denuncias pendientes contra Dawson, un cadete con una hernia dolorosa alegó que Dawson le negó el tratamiento médico porque no estaba vacunado, lo que le llevó a obedecer y ponerse la vacuna. La supuesta amenaza de impedir el acceso al tratamiento médico se produjo a pesar de que otros cadetes que dieron positivo en las pruebas de COVID fueron operados.

Una cadete no vacunada, que tuvo un caso grave de COVID que hizo que su médico personal de larga duración le recomendara no vacunarse debido a una posible contraindicación cardíaca, alegó que Dawson la amenazó con recomendar que no se le permitiera graduarse porque era “médicamente débil”. La cadete, a la que le faltaban tres días para graduarse, rechazó la vacuna después de buscar asesoramiento adicional sobre sus derechos.

El inspector general debe investigar estas denuncias de los recién licenciados, incluidas las presentadas por los padres de los cadetes en activo, los cuales son reacios a presentar denuncias por miedo a las represalias.

Los padres (que pidieron no ser nombrados) de un cadete en la tienda de segregación dijeron que “va en contra del honor de los cadetes” que la dirección de West Point permita violaciones de la privacidad de laLey de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico de 1996 (‘Health Insurance Portability and Accountability Act’, HIPPA por sus siglas en inglés), al marcar a las personas no vacunadas con una mascarilla, “al separar y singularizar”, al promover un clima de intimidación y humillación, y al afirmar que el medicamento experimental es voluntario y a la vez presionar para que la única opción sea aceptarlo.

Algunos padres dijeron que están preocupados por la agenda de Dawson después de que hayan llegado informes de que supuestamente dijo a los cadetes no vacunados que “no puede esperar a metérsela a la fuerza en sus brazos”. Se trata de adultos que están cualificados para tomar sus propias decisiones médicas, y que ahora son refugiados médicos, rehenes de la ideología de un oficial médico de West Point.

La dirección de West Point debe realizar inmediatamente una evaluación de los riesgos de esta política de segregación de los cadetes, incluyendo el impacto en la moral y la salud mental.

Los fármacos de ARNm COVID tienen graves riesgos adversos, como se documenta en el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas, gestionado por el gobierno, que se están omitiendo en las discusiones sobre el consentimiento informado entre proveedores y pacientes. El personal médico militar también está administrando las vacunas sin evaluar las contraindicaciones individuales.

La medicina no es de talla única. La comunidad médica no dispone de datos sobre los efectos a largo plazo de los fármacos COVID ARNm en humanos. ¿Han preparado West Point o el Ejército de los Estados Unidos un plan de contingencia para una epidemia potencialmente mortal de mejora dependiente de anticuerpos causada por una vacuna diseñada para un virus con una tasa de supervivencia del 99,9% entre personas jóvenes, sanas y en forma?

Las familias de los militares denuncian el uso de medidas coercitivas para fomentar la vacunación voluntaria con una vacuna que tiene autorización de uso de emergencia. En este clima actual, el rechazo a la vacuna puede afectar negativamente a la situación de despliegue, los permisos y los ascensos.

El ejército de EE.UU. informa de un 25-53% de aceptación de la vacuna en todas las ramas. West Point está utilizando estas bajas tasas como excusa para tomar medidas coercitivas con el fin de alcanzar una tasa de vacunación del 97% en los cadetes.

Los ciudadanos pueden exigir una investigación, supervisión y responsabilidad enviando sus preocupaciones al Inspector General de West Point, y a sus Representantes y Senadores de los Estados Unidos.

Estas son las personas con las que hay que ponerse en contacto en West Point:

Se contactó con la oficina de asuntos públicos de West Point para que comentara este artículo, pero no respondió.