Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina publicaron el mes pasado un informe que resumía su investigación sobre las enfermedades de 50 diplomáticos estadounidenses en Cuba en 2016 y China en 2017. Las enfermedades se conocen típicamente como el Síndrome de La Habana.

Según el informe, “An Assessment of Illness in U.S. Government Employees and Their Families at Overseas Embassies”, los síntomas experimentados por los sujetos de la investigación se manifestaron como si hubieran recibido un golpe, pero sin fuerza en la cabeza:

“Para algunos de estos pacientes, su caso comenzó con la aparición repentina de un ruido fuerte, percibido como si tuviera rasgos direccionales, y acompañado de dolor en uno o ambos oídos o en una amplia región de la cabeza, y en algunos casos, una sensación de presión de la cabeza o vibración, mareos, seguido en algunos casos por tinnitus, problemas visuales, vértigo y dificultades cognitivas.”

El informe de las National Academies concluyó que había “múltiples hipótesis” en cuanto a lo que causó estos síntomas, “pero ha faltado evidencia, no se ha demostrado ninguna hipótesis y las circunstancias siguen sin estar claras”.

Sin embargo, algunos expertos creen que los ataques con armas de microondas son la explicación más plausible de las enfermedades notificadas los por diplomáticos y sus familias.

Convertir en armas la tecnología de microondas

El efecto auditivo causado por las microondas, también llamado efecto Frey en honor al científico que lo descubrió en 1961, es la percepción humana de sonido y habla en el cerebro, inducida por frecuencias de radio pulsadas y dirigidas. Esta tecnología ha sido convertida en un arma por Rusia, China y Estados Unidos.

En 2018, el New York Times informó sobre enfermedades entre los diplomáticos y sus familias:

James C. Lin, de la Universidad de Illinois, un destacado investigador del efecto Frey, describió los malestares sufridos por los diplomáticos como plausiblemente derivados de los haces de microondas. El Dr. Lin es el editor en jefe de Bio Electro Magnetics, una revista revisada por pares que explora los efectos de las ondas de radio y los campos electromagnéticos en los seres vivos. En su artículo, dijo que los haces de alta intensidad de microondas podrían haber provocado que los diplomáticos experimentaran no sólo ruidos fuertes, sino náuseas, dolores de cabeza y vértigo, así como posibles lesiones del tejido cerebral. Los haces de ondas, agregó, podían ser disparados de forma encubiert, y hacer que golpeen ‘sólo el objetivo previsto'”.

The Times en su artículo incluía una referencia a la labor de Beatrice A. Golomb, doctora médica y profesora de medicina en la Universidad de California, San Diego, quien, según The Times, ha presentado hasta la fecha el “caso médico más detallado” para considerar los golpes por microondas como la causa de las enfermedades experimentadas por los diplomáticos:

“En un próximo artículo que se publicará en octubre en Neural Computation, una revista revisada por pares de la MIT Press, presenta posibles pruebas médicas para los golpes cubanos de microondas. Comparó los síntomas de los diplomáticos en Cuba con los notificaos por personas que se ha valorado que sufren de enfermedad de radiofrecuencia. Las respuestas sanitarias de los dos grupos, escribió la Dra. Golomb, “se ajustan estrechamente”.

The Times también informó sobre la opinión de un abogado que representa a algunas de las víctimas:

“Pero el Sr. Zaid, el abogado de Washington que representa a ocho de los diplomáticos y familiares, dijo que los ataques de microondas pueden haber herido a sus clientes. ‘ Es un poco ingenuo pensar que esto acaba de empezar ahora”, dijo. A nivel mundial, añadió, los golpes encubiertos con los potentes haces de rayos parecen haber estado sucediendo durante décadas”.

El papel del ejército estadounidense en las armas de microondas

Mientras que muchas fuentes como The Diplomat se apresuran a atribuir el uso de armas de microondas encubiertas exclusivamente a Rusia o China, de hecho, Estados Unidos tiene una larga historia de desarrollo de las mismas armas.

En 2002, científicos de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos inventaron(Números de patente US6,470,214 B1, US6,587,729B2) un método para codificar y transmitir voz por medio de radiofrecuencia. El informe sobre patentes afirma: “La invención proporciona una codificación nueva y útil para el habla en un portador de RF de modo que el discurso será inteligible para un sujeto humano por medio de los fenómenos de demodulación auditiva RF.”

El inventor principal, Jim O’Loughlin, explicó en un memorándum de la Fuerza Aérea cómo el poder de las señales de radiofrecuencia podría ser modulado para replicar las características de amplitud-frecuencia de la entrada audible del habla, y luego inducir térmicamente señales nerviosas que resulten en la audición en el cerebro del habla transmitida y codificada:

“Todo lo que es de naturaleza acústica es enviado al cerebro desde el oído interno por señales nerviosas, el cerebro no puede oír señales acústicas directamente ni puede oír señales de RF directamente. Todo lo que es de naturaleza acústica que es recibido por el oído interno proviene de dos fuentes posibles, la estimulación acústica del aire, como el habla, que pasa a través del oído externo, el tímpano, los osículos y la cóclea; o por la conducción de una señal acústica a través de la estructura ósea/tejido de la cabeza directamente a la cóclea. Dentro de la cóclea se encuentra la membrana basilar que convierte la entrada acústica en señales nerviosas, ya sea la fuente original de la señal acústica del oído externo o de la conducción ósea/tejido. Las señales nerviosas de la membrana basilar van al cerebro y el cerebro no reconoce ni distingue entre los dos orígenes acústicos primarios. La estimulación acústica en material como hueso/tejido es una vibración mecánica, o presión o movimiento relativo del material en forma de compresiones y rarefacciones que comprometen la definición del libro de texto de sonido u ondas acústicas. Esta estimulación se puede lograr mediante la aplicación de la fuerza mecánica directa o como en el caso de la invención por fuerza mecánica inducida térmicamente o onda de presión. Cuando el material como el hueso/tejido se calienta se expande o se mueve y si la aplicación de calor se aplica a una velocidad periódica, el resultado es una fuerza termomecánica y su correspondiente onda de presión acústica.”

En 2003, la Marina de los Estados Unidos financió un contrato del gobierno para diseñar un sistema de efectos auditivos de microondas llamado Mob Excess Deterrent Using Silent Audio (MEDUSA) para incapacitar a atacantes o turbas y para proteger los inmuebles. La Armada notificó que obtuvo éxito experimental en la fase 1 del contrato:

“MAE da como resultado una fuerte sensación de sonido en la cabeza humana cuando se irradia con pulsos de microondas específicamente seleccionados de baja energía. Mediante la combinación de parámetros de pulso y potencia de pulso, es posible elevar la sensación auditiva al nivel de “incomodidad”, lo que desanima al personal de entrar en un perímetro protegido o, si es necesario, incapacitar temporalmente a individuos particulares.”

El ejército considera esta tecnología, que puede apuntar remotamente a individuos o multitudes con sonidos dolorosos que no pueden ser bloqueados, como instrumentos no letales y que tienen sólo un efecto temporal.

Pero algunos científicos se preocupan por el daño cerebral a largo plazo y los efectos secundarios adversos. Un comunicado de prensa de 2008 en New Scientist describió el efecto del arma MEDUSA de esta manera: “pulsos de microondas cortos calientan rápidamente el tejido, causando una onda de choque dentro del cráneo”.

Armamento psicotrónico, síndrome de microondas

En 2001, el Pentágono anunció otra arma de energía de control de multitudes llamada Active Denial System. El New York Times informó que “el arma dispararía ráfagas de energía electromagnética capaces de causar sensaciones de ardor en la piel a personas que estuvieran hasta a 700 yardas (640 metros) de distancia, sin quemarlas realmente”.

Según un video informativodel Pentágono, el Sistema de Negación Activa utiliza ondas milimétricas, en lugar de las microondas empleadas en las armas descritas anteriormente. Esto plantea un nuevo nivel de preocupación ante la implementación del 5G, una tecnología de onda milimétrica, que puede potencialmente convertirse en armas bajo un gobierno tiránico en caso de disturbios civiles.

Mientras que los medios de comunicación estadounidenses aluden a un misterioso “Síndrome de La Habana” cuando informan sobre los ataques a la Embajada de Estados Unidos en Cuba en 2016, la comunidad científica se refiere a estos síntomas diagnosticables como ‘síndrome de microondas’ o ‘enfermedad de radiofrecuencia’ tal como se estableció en 1998.

Técnicamente, la enfermedad se llama ‘síndrome de radiación de microondas’, pero ese término no se utiliza hoy en día para evitar inculcar miedo a la exposición real a la radiación entre la ciudadanía en general . El término “radiación de microondas” comenzó a desaparecer de la literatura científica en la década de 1960, cuando el público presentó varios desafíos legales contra los sistemas de radares militares cerca de valiosas propiedades costeras, citando preocupaciones sobre la salud y la devaluación de la propiedad. El término fue reemplazado por energía de microondas, campos de microondas y campos de radiofrecuencia en empresas militares y comerciales.

Un estudio de 2003 de E.A. Navarro, “The Microwave Syndrome: A Preliminary Study in Spain”, publicado en Electromagnetic Biology and Medicine, informó sobre los efectos perjudiciales a corto plazo para la salud de la exposición a los campos de microondas y radiofrecuencia:

“Los síntomas y signos incluyen dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad, pérdida de apetito, somnolencia, dificultades para la concentración o problemas de memoria, depresión, e inestabilidad emocional. Este síndrome clínico es generalmente reversible si se interrumpe la exposición a RF. Otra manifestación descrita con frecuencia es un conjunto de cambios cardiovasculares funcionales lábiles, incluyendo bradicardia, hipertensión arterial o hipotensión (Johnson-Liakouris, 1998). Esta forma de astenia neurocirculatoria también se atribuye a la influencia del sistema nervioso. Ocasionalmente se han descrito alteraciones neurológicas o neuropsiquiátricas más graves pero menos frecuentes como un síndrome diencéfalo (Johnson-Liakouris, 1998). Todas estas perturbaciones después de exposiciones de bajo nivel (del orden de los microvatios/cm2) se llevan notificando desde hace muchos años en Europa del Este.”

Navarro también informó de los efectos perjudiciales para la salud a largo plazo de la radiación de microondas:

“El insomnio, el cáncer, la leucemia en niños y los tumores cerebrales son las entidades clínicas descritas con más frecuencia (Dolk et al., 1997; Hocking et al., 1996; Maskarinec et al., 1994; Minder y Pfluger, 2001; Selvin et al., 1992).” Debido a que el cerebro está constituido por un alto contenido de agua, es uno de los lugares más probables para que la radiación de microondas encuentre un punto de acceso. La cabeza humana se convierte en una antena receptora para las microondas.”

Los campos de frecuencia extremadamente baja (ELF) también reducen la melatonina, un poderoso antioxidante que apoya la función inmune, según un estudio de 1993 publicado en el Journal of General Psychology.

Es sospechoso que Estados Unidos haya tomado una posición tan poco concluyente sobre el diagnóstico de los recientes ataques con armas de microondas en Cuba y China, dado el precedente de los ataques de microondas de Moscú en la década de 1950. Mary Ellen O’Connor resumió la historia de los ataques de Moscú en 1993, en el Journal of General Psychology:

“De 1953 a 1976, los soviéticos dirigieron radiación de microondas hacia la embajada de Estados Unidos en Moscú desde el techo de un edificio adyacente. La posibilidad de que esta exposición al microondas pudiera inducir problemas de salud en el personal de la embajada llevó al gobierno a iniciar programas de investigación clasificados sobre los efectos en la salud de la exposición a microondas. Uno de estos programas, llamado “Proyecto Pandora”, fue organizado y administrado por la división de psicología de la sección de investigación de psiquiatría del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed (WRAIR). No se atrajo atención pública hacia estos acontecimientos en Moscú y la cuestión de los posibles efectos en la salud de la exposición de NIEM hasta que en 1976 se divulgó la información por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos acusando a la Unión Soviética de bombardear la embajada de Estados Unidos en Moscú con radiación de microondas con el fin de perturbar la salud del personal”.

Muchos de los diplomáticos afectados se jubilarán anticipadamente con síntomas neurológicos debilitantes probablemente causados por frecuencias de microondas pulsadas. ¿Cuál será el efecto de la exposición continua a la frecuencia milimétrica en el público en general?

La falta de transparencia en torno al reciente ataque contra diplomáticos estadounidenses con una forma armada de esta tecnología, combinado con el hecho de que cientos de médicos han solicitado la moratoria de la tecnología de rediofrecuencia 5G hasta que los efectos negativos para la salud se estudien y evalúen adecuadamente, deben dar al público en general la razón, ya que no se han comprobado, en que se deben reevaluar las declamaciones de que es segura la exposición a radiación 5G.

Desafortunadamente, la industria de las telecomunicaciones ha convencido a los gobiernos para que crean en un paradigma de que no hay riesgo en 5G por medio deinfluir en los informes científicos y en los comités que están formados por individuos con opiniones sesgadas debido a sus conflictos de intereses.