El artículo de un vistazo

  • En la década de 1950, la CIA llevó a cabo una campaña encubierta llamada “Operación Mockingbird”, en la que reclutaron periodistas como activos para difundir propaganda, y aunque la campaña terminó oficialmente en la década de 1970, la evidencia sugiere que el proyecto nunca se detuvo realmente.
  • En su libro ” Slanted: How the News Media Taught Us to Love Censorship and Hate Journalism”, (Sesgado: cómo los medios de comunicación nos enseñaron a amar la censura y odiar el periodismo) Sharyl Attkisson aborda uno de los temas más apremiantes de nuestro tiempo: el sesgo mediático y el deterioro del periodismo objetivo.
  • Las industrias multinacionales, y la industria de los medicamentos en particular, también ejercen una poderosa influencia sobre el contenido relacionado con sus intereses particulares. A medida que la publicidad de medicamentos se convirtió en una importante fuente de ingresos para las empresas de medios de comunicación, sus informes sobre salud y medicina se volvieron cada vez más sesgados.
  • Las grandes empresas tecnológicas, Big Tech, también son maestros en censurar cualquier cosa que pueda causarles algún daño a ellos o a sus aliados tecnocráticos.
  • En términos de salud, los informes COVID-19 han llevado la censura y la manipulación de los medios de comunicación a alturas totalmente nuevas. Todas las plataformas de redes sociales están censurando abiertamente las opiniones disidentes sobre el virus, en particular lo que se refiere a su origen y tratamiento. Incluso médicos y científicos alabados han sido despedidos por hablar en contra de la narrativa deseada tal como la dicta la Organización Mundial de la Salud.

Sharyl Attkisson es una galardonada periodista de investigación con integridad sin concesiones. Su último libro,“Slanted: How the News Media Taught Us to Love Censorship and Hate Journalism”, fue publicado el 24 de noviembre.

En este, su tercer libro, aborda uno de los temas más apremiantes de nuestro tiempo: el sesgo mediático y el deterioro del periodismo objetivo, un tema en el que tiene experiencia de primera mano.

Ex presentadora en la CNN y CBS News, Attkisson ahora produce su propio programa de noticias de televisión dominical, “Full Measure” (La medida completa), así como dos podcasts: “Full Measure After Hours” y “The Sharyl Attkisson Podcast”, en el que cubre el tipo de historias que los principales medios de noticias ya no tocan.

Medios de comunicación sesgados

Hacer propaganda mediante los medios de comunicación ciertamente no es algo nuevo. A partir de finales de la década de 1940, la CIA dirigió una campaña bien documentada pero encubierta llamada “Operación Mockingbird”, en la que reclutaron a periodistas como recursos para difundir propaganda; noticias sesgadas de una manera u otra. Si bien el programa siempre se menciona hablando en tiempo pasado, ya que se dice que se terminó en la década de los 1970, la evidencia sugiere que nunca se detuvo realmente.

“Hay todo tipo de maneras en que la comunidad de inteligencia ha manipulado y puede manipular las noticias”, dice Attkisson, “pero llegamos a un nuevo nivel en 2016, 2017, porque ni siquiera tienen que susurrárnoslo al oído para que notifiquemos las cosas. Nosotros les contratamos a ellos. Es decir, Brennan, Clapper, Comey— todos ellos fueron contratados como asesores. Se les invitaba a las noticias directamente.

“No tenías que ponerlos a través de un filtro y llamarlos fuentes anónimas, aunque también se utilizaron muchas fuentes anónimas. Pero a diario se dedicaban a presentar su propaganda, gran parte de la cual, obviamente, se demostró falsa, particularmente la narrativa sobre Trump y Rusia.

“Pero todos los días, les permitimos cubrir las ondas, incluso después de que se demostró que estaban totalmente equivocados… Después de dos años de arrojar esta información falsa, todavía son consultados por los medios de comunicación. Todavía les llaman. Por lo tanto, es tan fácil para una operación de inteligencia si desean utilizar los medios de comunicación en cualquier objetivo que puedan tener …

“Creo firmemente que ha habido campañas [de propaganda] en curso que continúan hoy en día.[propaganda] Tal vez operaciones separadas por agencias de inteligencia y funcionarios para manipular las noticias, y ciertamente hay cosas en las noticias que se presentan de cierta manera para tratar de impulsar ciertos resultados políticos aquí en el país y a nivel internacional”.

La gran industria también influye en las noticias

Las industrias multinacionales, en particular la industria de los medicamentos, también tienen un nivel similar de influencia sobre el contenido relacionado con sus intereses particulares. En 1996, se legalizó la publicidad directa al consumidor de medicamentos, y a medida que la publicidad de medicamentos se convirtió en una importante fuente de ingresos para las empresas de los medios de comunicación, sus informes sobre salud y medicina se volvieron cada vez más sesgados.

La razón es simple. No pueden permitirse el lujo de “morder la mano que les da de comer”. Si un anunciante no quiere que el público conozca un hallazgo en particular, todo lo que tiene que hacer para influir en los informes es amenazar con retirar su publicidad, lo que perjudicaría los resultados económicos de la compañía de medios de comunicación.

Las compañías farmacéuticas también se han convertido en los principales patrocinadores de la educación médica; por lo tanto, a los médicos se les enseña a recetar medicamentos para todos los males, pero no se les enseña sobre los efectos secundarios ni sobre los inconvenientes de esos medicamentos.

Hoy en día, la industria farmacéutica también controla organizaciones de verificación de datos como NewsGuard, la cual es financiada por Publicis, que está apoyada por compañías farmacéuticas. Cuando comen del pesebre de las grandes farmacéuticas, Big Pharma, ¿cómo podrían ser objetivas en su verificación de datos? La realidad nos muestra que no pueden, porque no lo son.

Las grandes empresas de tecnología, Big Tech: maestros manipuladores de mentes

Las empresas de Big Tech, por supuesto, también son maestros de censurar cualquier cosa que pueda causarles algún daño a ellos o a sus aliados tecnocráticos. Simplemente, uno de los innumerables ejemplos de esto: ya no se puede publicar un enlace a Mercola.com en Twitter.

En primer lugar, agregaron una falsa advertencia que hizo que pareciera que mi sitio contenía peligroso malware, un programa maligno, cuando los lectores hacían clic en un enlace publicado. Después de un tiempo, simplemente bloquearon la capacidad de publicar enlaces a nuestro sitio por completo.

“Esto comenzó, y le seguí la pista a esto en mi segundo libro, ‘The Smear’ (La calumnia), hasta llegar a Media Matters… el grupo de propaganda de la izquierda que apoyó a Hillary Clinton y a Barack Obama y que es una gran organización de desprestigio”, dice Attkisson.

“Admitieron haber acudido a Facebook más o menos en el momento en que estaban preocupados con que Donald Trump fuera a resultar elegido.

“Realmente sintieron que lo único que le daba una ventaja, y todavía creen esto hoy en día, es su alcance en las redes sociales. Trataron de pensar en una manera de controlar, utilizando el tipo de redes sociales y noticias que la gente podía obtener, por lo que Media Matters presionó a Facebook y trató de convencerlos —y lo hizo con éxito— de reralizar un papel totalmente nuevo de verificación de datos, algo que nadie había pedido.

“No estamos suplicando que nuestra información sea depurada. Esa fue una demanda falsa creada por los propagandistas que querían controlar la información. Tuvieron que hacernos creer que necesitábamos un tercero para intervenir y decirnos qué pensar y revisar la información … El esfuerzo de noticias falsas, la verificación de datos, que suele ser una falsa verificación de datos, lo que supone que no es un esfuerzo genuino, es un esfuerzo de propaganda …

“Lo hemos visto explotar a medida que entramos en las elecciones de 2020, por la misma razón por la cual las empresas de medios sociales, terceros, instituciones académicas y NewsGuard … se agregan a sí mismos. Pero, por supuesto, todos están respaldados por cierto dinero e intereses especiales. Ellos no están más preparados para hacer una verificación de datos que cualquier persona normal y corriente que va caminando por la calle …

“Tienen intereses. Se aseguran de que ciertas cosas no se vean, aunque sean verdaderas. Y creo que esta es la amenaza más seria que estoy viendo en este momento en nuestro entorno de los medios de comunicación.

“Me temo que nuestros hijos les hablarán a sus hijos de un tiempo en el que podías ir a Internet y encontrar la mayor parte de la información que querías, y de todo tipo, porque cada vez más estamos apuntando sólo a lo que ellos, las personas que controlan la información, desean que veamos”.

El tratamiento presidencial adquiere un nuevo significado

En su libro, Attkisson también pasa todo un capítulo diseccionando el tratamiento altamente sesgado del presidente Trump, y cómo los medios de comunicación han anulado, admitido por ellos mismos, la ética periodística tradicional simplemente porque lo consideran “especialmente peligroso”.

“Por lo tanto, ya no tienes que seguir las reglas y pautas normales cuando se trata de informes justos y precisos, que creo que es una de las cosas más absurdas que he escuchado en mi vida, viniendo de alguien en nuestra profesión, porque las normas existen precisamente para que informemos sobre todo el mundo de la misma manera”, dice.

“En otras palabras, usando los mismos estándares, nos gusten o no. Particularmente, tal vez, si no nos gusta o no estamos de acuerdo con el candidato, es cuando las normas se vuelven más importantes. Pero sólo hay que mirar a Politico, por ejemplo, durante las últimas elecciones.

“Los entrevisté poco después. Alguien que estaba a cargo de parte de su cobertura … en casi todas las respuestas a una pregunta, ella sacaba a relucir al presidente Trump y decía algo negativo sobre él.

“Una de las cosas que dijo fue cuántas mentiras dice por minuto. Ella dijo: ‘En realidad teníamos un equipo que calculó el número de mentiras por minuto que el presidente Trump dijo’. Y le hice la pregunta obvia: ‘Bueno, ¿y cómo se comparaba eso con las supuestas mentiras por minuto de Hillary?’ Y ella dijo tal cual: ‘Oh, no teníamos el personal para hacer Hillary también'”.

“¿Se imaginan una organización nacional de noticias que afirmase tratar un tema de manera justa que revisara las mentiras por minuto de un candidato y no las del candidato contrario, y luego pretendiese que eso se puede calificar como noticia justa?

“También entrevisté a algunos liberales notables que se han dado cuenta de lo mismo: Que miran las cosas desde un punto de vista de mente justa y no son fan del presidente Trump, sin embargo, están alarmados por cómo los medios de comunicación han tratado deshonestamente ciertos temas e información, lo que debería hacer que todos se preguntasen: “¿Estamos escuchando la verdad cuando se trata de cosas que no tienen que ver con el presidente Trump?

“Si los medios de comunicación pueden informar de tantas cosas fuera de contexto e incorrectamente cuando se trata de alguien que no les gusta, ¿qué más estamos escuchando que se saca fuera de contexto o que no es completamente cierto?'”

La invención de mentir

Antes del presidente Trump, prácticamente nadie en los medios de comunicación acusaría a alguien de mentir. La norma era cuestionar la declaración de un individuo o señalar una discrepancia respecto a otra fuente, pero no llamarlo abiertamente mentira, porque es fácil confundirse sobre detalles específicos. Una mentira es una alegación muy específica que implica una intención de engañar. Sólo porque recuerdes mal un hecho no significa que hayas mentido.

“[En el libro] hablo del hecho de que … sé que probablemente me han mentido muchas veces, pero no creo haber informado que alguien me mintió en un informe serio de noticias.[In the book] ¿Por qué? Bueno, una mentira es algo específico que requiere que conozcas la mente de la persona. Y tú como periodista tienes que saber esperar, incluso si crees que algo es verdad, sin una evidencia, realmente no puedes decir que es verdad.

“Usaré el ejemplo que usé en el libro: neumáticos Ford y Firestone. Los ejecutivos dijeron sistemáticamente que no había evidencia de que estos neumáticos fueran peligrosos antes del escándalo alrededor del período de 2000, cuando hubo muchas muertes. Yo tenía documentos de una fuente que mostraban este peligro concreto desde muchos años antes.

“Parecía que estaban mintiendo, pero no lo llamé mentira porque hay muchas otras explicaciones que alguien podría dar. Podrían decir: ‘Bueno, estos tipos no estaban allí en ese momento. Por lo tanto, no sabían que se habían tenido estas discusiones. No tenían acceso a los correos electrónicos, sus subordinados no se lo decían. Así que no sabes si están equivocados o mienten.

“Y desde un punto de vista periodístico, siempre solíamos tomar el camino objetivo y decíamos algo como: ‘Su testimonio contradice el registro documental’. Eso es suficiente. La gente en casa puede tomar sus propias decisiones.

“Pero hubo un giro, específicamente, para apuntar al presidente Trump, por el cual los medios de comunicación comenzaron a llamar con frecuencia a las cosas que él decía, mentiras, incluso cuando simplemente había algo que era una cuestión de opinión, o no se podía demostrar, o era un error, cuando ninguna de estas cosas son mentiras.

“El New York Times estaba orgulloso de esto cuando lo hizo. Y relato en el libro la primera vez que publicaron un titular donde hablaban del presidente Trump mintiendo, y cómo eso fue aplaudido por otros en los medios de comunicación que luego siguieron su ejemplo.

“Incluso fueron aclamados por un profesor de periodismo que escribió un gran artículo de opinión sobre cómo era el momento de dejar de procurar informar objetivamente y que hacía falta denunciar las mentiras del presidente Trump con frecuencia y a menudo. Eso es simplemente, lo repito de nuevo, desde un punto de vista periodístico, ridículo … Creo que esta es una táctica nueva y peligrosa que realmente ha destruido nuestra objetividad ante los ojos del público. Y con razón.

Masajear mensajes COVID-19

En términos de salud, los informes COVID-19 han llevado la censura y la manipulación de los medios de comunicación a alturas totalmente nuevas, eclipsando casi todos los esfuerzos anteriores. Ya ni siquiera ocultan el sesgo.

Todas las plataformas de redes sociales están censurando abiertamente las opiniones disidentes sobre el virus, en particular las que se refieren a su origen y tratamiento. Incluso médicos y científicos muy respetados han sido despedidos por hablar en contra de la narrativa deseada tal como la dicta la Organización Mundial de la Salud.

Los CDC habían publicado datos que mostraban que el 94% de las personas que habían muerto durante la pandemia COVID-19 en los Estados Unidos murieron “con” el virus, no “de” él. Sólo el 6% tenía COVID-19 como la única causa de muerte en el certificado de defunción. Por lo tanto, la cifra real de muertos, aquellos que sin duda murieron como resultado directo de la infección, es sólo alrededor de 10.000.

“En el caso de las muertes con afecciones o causas además de COVID-19, en promedio, hubo 2,6 condiciones o causas adicionales por cada muerte”, afirmaron los CDC. Esta es una distinción importante. Sin embargo, los medios de comunicación siguen informando que casi 200.000 han muerto “de” COVID-19 en los Estados Unidos, aumentando así el miedo nacional para que puedan implementar sus confinamientos y otras estrategias para limitar nuestras libertades personales y la libertad en general.

“Creo que necesitamos ambos números, en un sentido separado, para tener perspectiva y comprensión de lo que realmente está sucediendo”, dice Attkisson. “Y es algo por lo que muy pocas personas han demostrado interés… Al principio, estaba claro … que las víctimas principales eran las que tenían las comorbilidades y la población de edad avanzada en los asilos de ancianos, etc.

“Pero entonces perdimos la pista de eso. Y luego parecía haber un esfuerzo de propaganda para convencer a la gente de que, inicialmente, después de entender que los jóvenes estaban en muy poco riesgo de enfermedad grave y muerte, parecía haber un esfuerzo para convencer a la gente de que los jóvenes deben tener mucho cuidado. De que más jóvenes están muriendo y enfermando.

“Sólo puedo intentar adivinar por qué razón eso es importante para algunos intereses, pero sospecho que tiene algo que ver con el hecho de que cuando la vacuna salga, el mercado tiene que estar seleccionado.

“No puedes descartar a los jóvenes, debes hacerles creer que lo necesitan, o de lo contrario has descartado una gran parte del mercado de vacunas. Y ciertamente no quieren hacer una vacuna que no sea utilizada por un porcentaje gigante de la población. Creo que tienen que crear un mercado. ¿Por qué pienso esto?

“Bueno, en realidad me lo dijo un alto funcionario del gobierno encargado de inmunización. Cuando se enteraron de que las vacunas contra la gripe son ineficaces en los ancianos … que la manera de evitar el problema no era quitarle las vacunas antigripales a los ancianos, que pensarían que era deshonesto porque les hemos estado diciendo que era necesario durante tantos años, sino convencer a los padres de que hicieran vacunarse contra la gripe a sus hijos y bebés para que no ‘llevaran la gripe a los ancianos’.

“Recuerdo que me dijo: ‘El truco va a ser convencer a los padres de que pongan una vacuna a sus hijos, los cuales realmente no la necesitan’. En otras palabras, hacerlo por un beneficio secundario supuesto para los ancianos. Y maldita sea, así fue, en la próxima temporada recomendaron vacunas de la gripe para bebés y niños.

“Y no le dijeron a nadie en ese momento que lo estaban haciendo porque las vacunas contra la gripe no funcionan en los ancianos. Empezaron a decirle a la gente que sus hijos necesitan vacunas contra la gripe”.

Cuando un ‘caso’ no es un caso

Los medios también están utilizando mal el término “caso”, en referencia a la carga de casos COVID-19. Un caso es un término médico para un paciente con un tipo sintomático de infección. No es alguien que da positivo en anticuerpos o trozos de ADN viral. Al referirse a todas las pruebas positivas como “casos”, son capaces de avivar las llamas del pánico, haciendo que la situación suene mucho peor de lo que realmente es.

Muchos todavía no entienden que la mayoría de los que dan positivo para SARS-CoV-2 son asintomáticos. Creen que se trata de personas enfermas en el hospital y que el aumento del número de “casos” significa que habrá un aumento de las muertes. Las estadísticas revelan que esto simplemente no es cierto, y que no hay una correlación lineal entre las pruebas positivas y las muertes.

“Hay muchas cosas que están mal notificadas”, dice Attkisson. “Pero si tratas de denunciarlos con precisión y con hechos, te llaman la atención aquellos en los medios de comunicación que o bien no entendieron, o simplemente están cegados por la narrativa propagandística.

“El New York Times hizo esto. En realidad me llamaron a mí y a varias otras personas “personas que dudan del coronavirus”, aunque nunca había dicho ni escrito nada que ni siquiera remotamente negara el coronavirus o negara el riesgo que tiene. Pero estaban trabajando muy duro para silenciar las voces que simplemente están informando con mayor precisión y con contexto sobre lo que realmente está sucediendo.

“Por cierto, cuando hablé con algunos científicos… y le dije: ‘¿Por qué no hablas o corriges lo que crees que es el concepto erróneo?’ Por separado, varios de ellos me dijeron que temían hablar en público porque temían ser etiquetados como personas que dudan del coronavirus, y por temor a contradecir al Dr. Fauci.

“Así que, le dije: ‘Estamos en un momento bastante aterrador cuando los científicos que son expertos en estos temas temen decir lo que ellos creen que es la verdad científica porque otros dirán que son polémicos'”.

La búsqueda de la verdad y de los hechos imparciales

La clara moraleja a la que llegué al leer, “Slanted: How the News Media Taught Us to Love Censorship and Hate Journalism” (Sesgado: cómo los medios de comunicación nos enseñaron a amar la censura y odiar el periodismo), es que hay un problema profundamente serio con la mayoría de los principales medios convencionales de comunicación.

La pregunta obvia es: ¿Dónde puedes ir para llegar a la verdad? Nos gustaría que nos informasen, pero también queremos la verdad. No tenemos tiempo que perder para que nos laven el cerebro con propaganda. Al final de su libro, Attkisson enumera una variedad de fuentes en las que ha llegado a confiar. Puede que merezca la pena conseguir el libro solo por esas recomendaciones.

“No hice una lista completa”, dice Attkisson. “Estoy segura de que dejé a mucha gente fuera, pero traté de señalar algunos puntos de venta y personas, y consulté a algunos de mis colegas para tener sus recomendaciones. No es una respuesta fácil. No hay un lugar al que puedas ir. No puedo decir: ‘Mira estas noticias todos los días o lee esta publicación’. Es mucho más minucioso que eso.

“Tienes que encontrar un reportero en el que confíes sobre un tema y luego perseguir a ese reportero donde vaya… Ahí es donde creo que puedes encontrar un segmento de verdad. Y no siempre va a ser verdad objetiva.

“Algunos de los reporteros de los que doy su nombre vienen desde el punto de vista de la izquierda o vienen desde el punto de vista de la derecha, pero han demostrado ser valientes reporteros de un tema en particular o sobre una polémica por lo que creo que pueden confiar en ellos. Pero no es tan simple como solía ser, antes uno se podía apuntar a una persona o un medio de venta y decir, ‘Mira esa cadena, y obtendrás tu carga justa de noticias’ …

“Yo diría, para terminar, que creo que se desarrollará un nuevo paradigma cuando se trata de reportajes de noticias. Hay personas que están buscando maneras de que las noticias y la información puedan ser notificadas de una manera que no pueda ser censurada por grandes gigantes tecnológicos, por figuras políticas y organizaciones sin fines de lucro y así sucesivamente …

“Me han dicho que hay una manera de desarrollar una plataforma de medios sociales donde se puede publicar libremente y tampoco está sujeto a la censura. Creo que las cosas evolucionarán porque la gente está cansada de lo que está viendo. Y espero que algo realmente positivo, ya que soy una optimista, se desarrolle según vayamos avanzando”.

Publicado con permiso de Mercola.