Un nuevo estudio publicado el 12 de agosto en la revista “International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research” mostró pruebas de una discriminación potencialmente ilegal contra las personas que rechazaron la vacunación contra el COVID-19.

El estudio informó de los resultados de la encuesta realizada a 18.497 personas que no se vacunaron contra el COVID-19 en todo el mundo que ofrecieron voluntariamente información personal a través de la Cooperativa del Grupo de Control (“Control Group Cooperative”) – también conocida como “Grupo de Control de la Vacuna” (“Vaccine Control Group”), que es una iniciativa dirigida por ciudadanos que pretende realizar un “estudio independiente, mundial y a largo plazo de los resultados sanitarios de la vacuna contra el SARS-CoV-2”.

Tras recoger los resultados de la encuesta, la Cooperativa del Grupo de Control invitó a un equipo de investigadores médicos internacionales independientes a analizar y publicar los datos.

Los autores, entre los que se encuentran el doctor Robert Verkerk, del Reino Unido, el Dr. Christof Plothe, D.O., de Alemania, Naseeba Kathrada, M.B.Ch.B., de Sudáfrica y la Dra. Katarina Lindley, D.O., de los Estados Unidos – dijeron que “entre el 20% y casi el 50% de los encuestados, dependiendo de la región, informaron de haber sido objetivos personales de odio, lo que implica victimización, debido a su estado de vacunación contra el COVID-19”.

Y añadieron:

“Proporcionalmente, las tasas de este tipo de victimización fueron más altas en el sur de Europa y América del Sur y más bajas en Asia occidental y el sur de África (aunque el número de encuestados en estas últimas regiones también fue sustancialmente menor).”

Además, los autores del estudio señalaron:

“Este tipo de discriminación y restricción de las libertades basada en una elección médica puede ser contraria a las leyes nacionales pertinentes contra la discriminación y a los tratados internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas (Oficina de Información Pública de las Naciones Unidas, 1966), que incluye los derechos fundamentales a la libertad y la seguridad de la persona, la libertad de circulación, la privacidad, la religión y las creencias, la libertad de expresión y la reunión pacífica.”

Los profesores y las enfermeras son los que sufren “el impacto más intenso” de la discriminación por la elección médica

Verkerk, que dirigió el equipo del estudio y es el director científico de la Alianza por la Salud Nacional Internacional (“Alliance for National Health International”) – contó a “The Defender” en un correo electrónico que sus datos mostraban que profesores y enfermeras fueron las dos profesiones “más intensamente afectadas” por la discriminación por su decisión médica de abstenerse de la vacunación contra el COVID-19.

“En muchos países”, explicó, “pero sobre todo en Australia y Canadá, exigían la vacunación a muchos empleados como condición para trabajar”.

Por ejemplo, el 24 de agosto, “Sky News” informó de que el Departamento de Educación de Queensland (Australia) emitió una carta en la que se comunicaba que se descontarían hasta 18 semanas de sueldo a los profesores no vacunados como medida disciplinaria por negarse a recibir la vacuna COVID-19.

El Departamento afirmó que los profesores habían“actuado de forma inapropiada” al ignorar los consejos de salud pública.

Estas acciones se reflejaron en los datos del estudio, dijo Verkerk.

“Los encuestados dijeron sentirse más víctimas de las respectivas autoridades gubernamentales que de las entidades no estatales”, según los autores del estudio.

“Los índices de percepción de discriminación fueron mayores entre los encuestados del sur de Europa (61%), Europa occidental (59%), Australia y Nueva Zelanda (57%) y Sudamérica (57%)”, escribieron.

Basándose en sus análisis de los datos de la encuesta, los autores del estudio incluyeron una lista de factores importantes que consideraron probablemente como “los principales impulsores de la discriminación”, dijo Verkerk a “The Defender”.

La lista de factores que proporcionaron los autores incluía:

  • Malentendidos generalizados sobre las “vacunas” COVID-19 y exageración de sus beneficios.
  • Falsas declaraciones sobre los riesgos sociales que suponen los no vacunados.
  • Propaganda de los medios de comunicación o estatal que es engañosa o claramente falsa.
  • Coacción para asegurar altas tasas de vacunación contra el COVID-19.
  • Mandatos institucionales.
  • El deseo de identidad dentro del grupo, tal como lo explica la teoría de la identidad social (Scheepers y Derks, 2016).

Los resultados del estudio demuestran que la “pandemia de los no vacunados” era una información errónea

Verkerk declaró a “The Defender” que los datos del estudio ponían de manifiesto el “sinsentido” de la narrativa de la “pandemia de los no vacunados”, que afirmaba que las tasas de infección por COVID-19 eran más elevadas entre los no vacunados contra esta enfermedad.

Según los autores, una cuarta parte (n = 4.636, el 25,1%) de los encuestados declaró haber experimentado COVID-19 sintomático en algún momento del periodo cubierto por la encuesta.

“La mayoría de los síntomas notificados fueron calificados como leves (14,4%)”, señalaron, y “el 8,7% fueron notificados como moderados y sólo el 2% como severos”.

Añadieron que el 3% (n = 556) declaró haber experimentado un caso asintomático de COVID-19.

Además, los datos del estudio mostraron que menos del 2% de los casos requirieron hospitalización. Según los autores:

“Sólo 74 encuestados de los 5.196 (1,4%) que declararon una infección sospechosa o conocida por el SARS-CoV-2 informaron también de que habían sido hospitalizados tras la infección.

“Por lo tanto, hospitalización ambulatoria o en el hospital fue notificada en sólo el 0,4% de la cohorte completa de la encuesta”.

Como comparación aproximada, los datos de Nueva York hasta el 22 de agosto indican que el 0,52% de las personas vacunadas mayores de 5 años han sido hospitalizadas con COVID-19.

La mayoría de la cohorte utilizó regularmente vitamina D, vitamina C, zinc y quercetina en el tratamiento del COVID-19, dijeron.

El estudio es un paso hacia la investigación comparativa entre vacunados y no vacunados

Aunque el estudio incluyó datos sólo de individuos no vacunados contra COVID-19, el objetivo final de la Cooperativa del Grupo de Control es recoger datos sanitarios a gran escala tanto de los vacunados como de los no vacunados contra COVID-19 y facilitar un “análisis independiente y comparativo para demostrar si los no vacunados tienen o no mejores resultados sanitarios a largo y corto plazo”.

“Nuestra creencia”, dijo la Cooperativa del Grupo de Control en su sitio web, “es que sin un grupo de control que esté libre de vacunas para poder comparar, no hay una verdadera medida de los niveles de seguridad y eficacia proclamados por los gobiernos y las organizaciones de salud en todo el mundo.”

Y añadieron:

“La ciencia exige que todo tratamiento experimental tenga un grupo de control para poder evaluar adecuadamente su éxito y eficacia a largo plazo”.

Según la Cooperativa del Grupo de Control, las vacunas COVID-19 “se sacaron a toda prisa” bajo la Autorización de Uso de Emergencia, utilizando “una tecnología novedosa sin ninguna prueba a largo plazo.”

El grupo de control original para el “tratamiento experimental”, señalaron, fue eliminado varios meses después del inicio del ensayo cuando se ofreció la vacuna a los receptores del placebo, “que la gran mayoría aceptó. Por lo tanto, ya no existe un grupo de control oficial”.

La Cooperativa del Grupo de Control es ahora un recurso inestimable que sirve como base de datos internacional al recopilar información de personas no vacunadas.