En otoño de 2020, el presidente y director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, publicó una carta abierta a los miles de millones de personas de todo el mundo que estaban colocando sus esperanzas en una vacuna COVID-19 segura y eficaz para acabar con la pandemia.

“Como he dicho antes, estamos operando a la velocidad de la ciencia”, escribió Bourla, explicando al público cuándo podrían esperar que la vacuna de Pfizer fuera autorizada en Estados Unidos.

Pero, para los investigadores que estaban probando la vacuna de Pfizer en varios centros de Texas durante ese otoño, la rapidez puede haberse producido a costa de la integridad de los datos y la seguridad de los pacientes.

Una directora regional que trabajaba en la organización de investigación “Ventavia Research Group” ha declarado a “The BMJ” que la empresa falsificó datos, desenmascaró el estudio de doble ciego, empleó a vacunadores inadecuadamente formados y tardó en hacer un seguimiento de los acontecimientos adversos notificados en el ensayo pivotal de fase 3 de Pfizer.

El personal que realizaba los controles de calidad estaba abrumado por el volumen de problemas que encontraba. Después de notificar repetidamente estos problemas a “Ventavia”, la directora regional, Brook Jackson, envió una queja por correo electrónico a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (“Food and Drug Administration”, FDA por sus siglas en inglés).

“Ventavia” la despidió ese mismo día. Jackson ha proporcionado a “The BMJ” docenas de documentos internos de la empresa, fotos, grabaciones de audio y correos electrónicos.

Mala gestión del laboratorio

En su página web, “Ventavia” se autodenomina la mayor empresa privada de investigación clínica de Texas y enumera los numerosos premios que ha obtenido por sus trabajos contratados. Pero Jackson ha declarado a “The BMJ” que, durante las dos semanas que estuvo empleada en “Ventavia” en septiembre de 2020, informó repetidamente a sus superiores de la mala gestión del laboratorio, de los problemas de seguridad de los pacientes y de los problemas de integridad de los datos.

Jackson tenía formación como auditora de ensayos clínicos y anteriormente ocupaba un puesto de directora de operaciones y llegó a “Ventavia” con más de 15 años de experiencia en la coordinación y gestión de investigación clínica. Exasperada por el hecho de que “Ventavia” no se ocupara de los problemas, Jackson documentó varios asuntos a última hora de la noche, tomando fotos con su teléfono móvil.

Una de las fotos, facilitada a “The BMJ”, mostraba agujas desechadas en una bolsa de plástico de riesgo biológico en lugar de en una caja contenedora de objetos punzantes. Otra mostraba que se habían dejado a la vista materiales de envasado de vacunas con los números de identificación de los participantes en el ensayo, lo que podría desenmascarar a los participantes del ensayo a doble ciego.

Los ejecutivos de “Ventavia” cuestionaron más tarde a Jackson por haber tomado las fotos.

Es posible que el desenmascaramiento temprano e inadvertido se haya producido a una escala mucho mayor. Según el diseño del ensayo, había personal que no estaba cegado que se encargó de preparar y administrar el fármaco del estudio (la vacuna de Pfizer o un placebo). Esto debía hacerse para conseguir que los participantes del ensayo y del resto del personal del centro, incluido el investigador principal desconocieran los datos.

Sin embargo, en “Ventavia”, Jackson dijo a “The BMJ” que se imprimía la información que confirmaba la asignación de fármacos y se dejaba en los historiales de los participantes, los cuales eran accesibles para el personal que debía desconocerlo. Como medida correctiva adoptada en septiembre, a los dos meses de iniciarse el reclutamiento del ensayo y con unos 1.000 participantes ya inscritos, se actualizaron las listas de control de calidad con instrucciones para que el personal eliminara las asignaciones de medicamentos de los historiales.

En una grabación de una reunión a finales de septiembre de 2020 entre Jackson y dos directores, se puede escuchar a un ejecutivo de “Ventavia” explicando que la empresa no era capaz de cuantificar los tipos y el número de errores que estaban encontrando al examinar la documentación de las pruebas para el control de calidad. “En mi mente, cada día es nuevo”, dice un ejecutivo de “Ventavia”. “Sabemos que es importante”.

“Ventavia” no estaba al día con las consultas de entrada de datos, muestra un correo electrónico enviado por ICON, la organización de investigación por contrato con la que Pfizer se asoció en el ensayo. ICON recordó a “Ventavia” en un correo electrónico de septiembre de 2021: “La expectativa para este estudio es que todas las consultas sean atendidas en 24 horas”.

A continuación, ICON destacó en amarillo que había más de 100 consultas pendientes con más de tres días de antigüedad. Los ejemplos incluían a dos individuos los cuales: “El sujeto ha informado de síntomas/reacciones severas… Por protocolo, los sujetos que experimentan reacciones locales de grado 3 deben ser contactados. Por favor, confirme si se realizó un CONTACTO NO PLANIFICADO y actualice el formulario correspondiente según corresponda”.

Según el protocolo del ensayo, debería haberse producido un contacto telefónico “para averiguar más detalles y determinar si está clínicamente indicada una visita al centro”.

Preocupación por la inspección de la FDA

Los documentos demuestran que los problemas venían de semanas atrás. En una lista de “puntos de acción” que circuló entre los líderes de “Ventavia” a principios de agosto de 2020, poco después de que comenzaran las pruebas y antes de la contratación de Jackson, un ejecutivo de “Ventavia” identificó a tres miembros del personal del centro con los que “repasar el tema del diario electrónico/falsificación de datos, etc.” A uno de ellos se le “aconsejó verbalmente que cambiara los datos y que no anotara la entrada tardía”, indica una nota.

En varios momentos de la reunión de finales de septiembre, Jackson y los ejecutivos de “Ventavia” hablaron de la posibilidad de que la FDA se presentara para realizar una inspección (véase “Una historia de supervisión laxa” y “Ventavia y la FDA” más adelante). “Vamos a recibir algún tipo de carta de información al menos, cuando la FDA llegue aquí… lo sabemos”, declaró un ejecutivo.

Una historia de supervisión laxa

En lo que respecta a la FDA y los ensayos clínicos, Elizabeth Woeckner, presidenta de “Citizens for Responsible Care and Research Incorporated” (CIRCARE), afirma que la capacidad de supervisión de la agencia es muy insuficiente.

Si la FDA recibe una queja sobre un ensayo clínico, dice que la agencia rara vez tiene personal disponible para presentarse e inspeccionar. Y a veces la supervisión se produce demasiado tarde.

En un ejemplo, CIRCARE y la organización de defensa del consumidor estadounidense “Public Citizen”, junto con docenas de expertos en salud pública, presentaron una queja detallada en julio de 2018 ante la FDA sobre un ensayo clínico que no cumplía con las normas de protección de los participantes humanos.

Nueve meses después, en abril de 2019, un investigador de la FDA inspeccionó el centro clínico. En mayo de este año, la FDA envió a la lista de ensayos una carta de advertencia que corroboraba muchas de las afirmaciones de las quejas. Decía: “Parece que no cumplía con los requisitos legales aplicables ni con las normas de la FDA que rigen la realización de investigaciones clínicas y la protección de los seres humanos”.

“Hay una falta total de supervisión de las organizaciones de investigación por contrato y de los centros de investigación clínica independientes”, dice Jill Fisher, profesora de medicina social en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte y autora de “Investigación médica a sueldo: la economía política de los ensayos clínicos farmacéuticos” (“Medical Research for Hire: The Political Economy of Pharmaceutical Clinical Trials”).

“Ventavia” y la FDA

Una antigua empleada de “Ventavia” dijo a “The BMJ” que la empresa estaba nerviosa y esperaba una auditoría federal de su ensayo de la vacuna de Pfizer.

“La gente que trabaja en investigación clínica está aterrorizada por las auditorías de la FDA”, dijo Jill Fisher a “The BMJ”, pero añadió que la agencia rara vez hace algo más que inspeccionar el papeleo, normalmente meses después de que un estudio haya terminado.

“No sé por qué les tienen tanto miedo”, dijo. Pero ella añadió que le sorprendía que la agencia no inspeccionara “Ventavia” después de que un empleado presentara una queja. “Uno pensaría que si hay una queja específica y creíble tendrían que investigarla”, dijo Fisher.

En 2007, la Oficina del Inspector General del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos publicó un informe sobre la supervisión de los ensayos clínicos realizados por la FDA entre 2000 y 2005. El informe reveló que la FDA sólo inspeccionó el 1% de los centros de ensayos clínicos.

Las inspecciones llevadas a cabo por la rama de vacunas y productos biológicos de la FDA han disminuido en los últimos años, con sólo 50 realizadas en el año fiscal 2020.

A la mañana siguiente, el 25 de septiembre de 2020, Jackson llamó a la FDA para advertir sobre las prácticas poco seguras en el ensayo clínico de Pfizer en “Ventavia”. A continuación, ella informó de sus preocupaciones en un correo electrónico a la agencia. Por la tarde, “Ventavia” despidió a Jackson, por considerar que “no encajaba bien”, según su carta de despido o separación.

Jackson declaró a “The BMJ” que era la primera vez que la despedían en sus 20 años de carrera investigadora.

Preocupaciones planteadas

En su correo electrónico del 25 de septiembre a la FDA, Jackson escribió que “Ventavia” había inscrito a más de 1000 participantes en tres centros. El ensayo completo (registrado con el número NCT04368728) contó con unos 44.000 participantes en 153 centros que incluían numerosas empresas comerciales y centros académicos. A continuación, enumeró una docena de cosas preocupantes que ella había presenciado, entre ellas:

  • Participantes colocados en un pasillo después de la inyección sin ser supervisados por el personal clínico.
  • Falta de seguimiento oportuno de los pacientes que experimentaron eventos adversos.
  • Las desviaciones del protocolo no se comunican.
  • Las vacunas no se almacenan a la temperatura adecuada.
  • Muestras de laboratorio mal etiquetadas.
  • Intimidación del personal de “Ventavia” por informar de este tipo de problemas.

A las pocas horas, Jackson recibió un correo electrónico de la FDA en el que se le agradecía su preocupación y se le notificaba que la FDA no podía hacer comentarios sobre ninguna investigación que pudiera resultar.

Unos días más tarde, Jackson recibió una llamada de un inspector de la FDA para hablar de su informe, pero le dijeron que no se le podía proporcionar más información. No ha oído nada más en relación con su informe.

En el documento informativo de Pfizer presentado en una reunión del comité consultivo de la FDA celebrada el 10 de diciembre de 2020 para debatir la solicitud de Pfizer de autorización de uso de emergencia de su vacuna COVID-19, la empresa no mencionó los problemas en el centro de “Ventavia”. Al día siguiente, la FDA emitió la autorización de la vacuna.

En agosto de este año, tras la aprobación total de la vacuna de Pfizer, la FDA publicó un resumen de sus inspecciones del ensayo pivotal de la empresa. Se inspeccionaron nueve de los 153 centros del ensayo.

Los centros de “Ventavia” no figuraban entre los nueve, y en los ocho meses posteriores a la autorización de emergencia de diciembre de 2020 no se realizó ninguna inspección de los centros en los que se captaban adultos. El oficial de inspección de la FDA señaló:

“La integridad de los datos y la parte de verificación de las inspecciones de BIMO [bioresearch monitoring] fueron limitadas porque el estudio estaba en curso y los datos necesarios para la verificación y la comparación aún no estaban disponibles para el IND [investigational new drug].”

Otras cuentas de los empleados

En los últimos meses, Jackson se ha vuelto a poner en contacto con varios antiguos empleados de “Ventavia” que abandonaron la empresa o fueron despedidos. Uno de ellos era uno de los funcionarios que había participado en la reunión de finales de septiembre. En un mensaje de texto enviado en junio, el ex funcionario se disculpó diciendo que “todas las cosas de las que se quejaba eran ciertas”.

Dos antiguos empleados de “Ventavia” hablaron con “The BMJ” de forma anónima por miedo a las represalias y a la pérdida de perspectivas laborales en la estrecha comunidad de investigadores. Ambos confirmaron amplios aspectos de la denuncia de Jackson. Una de ellas dijo que había trabajado en más de cuatro docenas de ensayos clínicos a lo largo de su carrera, incluidos muchos ensayos de gran envergadura, pero que nunca había experimentado un entorno de trabajo con tanto “atolondramiento” como el de”Ventavia” en el ensayo de Pfizer.

“Nunca he tenido que hacer lo que ellos me estaban pidiendo que hiciera, nunca”, dijo a “The BMJ”. “Me pareció algo un poco diferente de lo normal– las cosas que se permitían y se esperaban”.

Añadió que durante su estancia en “Ventavia” la empresa esperaba una auditoría federal, pero que ésta nunca llegó.

Después de que Jackson dejara la empresa, los problemas persistieron en “Ventavia”, dijo este empleado. En varios casos, “Ventavia” no contaba con suficientes empleados para realizar un hisopo a todos los participantes en el ensayo que informaron de síntomas similares a los de la COVID, para comprobar si estaban infectados.

La COVID-19 sintomática confirmada por el laboratorio fue el criterio de valoración principal del ensayo, señaló el empleado. (Un memorando de revisión de la FDA publicado en agosto de este año afirma que en todo el ensayo no se tomaron hisopos de 477 personas con casos sospechosos de COVID-19 sintomático).

“No creo que fueran buenos datos limpios”, dijo el empleado sobre los datos que “Ventavia” generó para el ensayo de Pfizer. “Es un lío de locos”.

Una segunda empleada también describió un ambiente en “Ventavia” distinto al que había experimentado en sus 20 años de investigación. Dijo a “The BMJ” que, poco después de que “Ventavia” despidiera a Jackson, Pfizer fue notificada de problemas en “Ventavia” con el ensayo de la vacuna y que se realizó una auditoría.

Desde que Jackson informó de los problemas con “Ventavia” a la FDA en septiembre de 2020, Pfizer ha contratado a “Ventavia” como subcontratista de investigación en otros cuatro ensayos clínicos de vacunas (la vacuna COVID-19 en niños y adultos jóvenes, mujeres embarazadas y una dosis de refuerzo, así como un ensayo de vacuna contra el VRS; NCT04816643, NCT04754594, NCT04955626, NCT05035212).

El comité asesor de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades tiene previsto debatir el ensayo de la vacuna pediátrica COVID-19 el 2 de noviembre.

Notas a pie de página:

Procedencia y revisión por pares: por encargo; revisión por pares externa

Intereses contrapuestos: Paul D. Thacker ha sido doblemente vacunado con la vacuna de Pfizer.

Publicado originalmente por “The BMJ” el 2 de noviembre de 2021, escrito por Paul D. Thacker, periodista de investigación, reproducido aquí bajo los términos de la licencia CC BY NC.