Las autoridades sanitarias de Florida dijeron el jueves que su investigación conjunta con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades no determinó una relación directa entre la muerte de un médico de 56 años de Florida y la vacuna de Pfizer que recibió 15 días antes de su muerte.

El Dr. Gregory Michael desarrolló los primeros signos de púrpura trombocitopénica inmune (PTI), un trastorno sanguíneo autoinmune que provoca hemorragias excesivas, tres días después de recibir su primera dosis de la vacuna. Murió el 3 de enero a causa de una hemorragia cerebral, después de que un equipo de médicos no pudiera controlar el sangrado.

Los médicos forenses establecieron que Michael murió por complicaciones de la PTI, pero catalogaron oficialmente la muerte como natural porque, según Darren Caprara, director de operaciones del Departamento Médico Forense del Condado de Miami-Dade, no había “ninguna certeza médica” de que la vacuna hubiera causado la muerte de Michael.

El Departamento de Salud de Florida remitió en enero la muerte de Michael a los CDC. Una portavoz de los CDC dijo al New York Times que “se evaluaría la situación a medida que se dispusiera de más información y se proporcionarían actualizaciones oportunas sobre lo que se fuera sabiendo y las medidas a tomar.”

Desde el 8 de marzo, ‘The Defender’ ha presentado múltiples solicitudes al CDC, por teléfono y por correo electrónico, para obtener información sobre las investigaciones de la agencia sobre las muertes (incluyendo la de Michael) y las lesiones notificadas al Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas después de las vacunas COVID. A día de hoy, los CDC no han dado respuesta a la lista de preguntas que presentamos.

Como informó ‘The Defender’ en enero, la esposa de Michael, Heidi Neckelmann, dijo que la muerte de su marido estaba “100% relacionada” con la vacuna.

Neckelmann dijo al Daily Mail:

“Tenía muy buena salud. No fumaba, bebía alcohol de vez en cuando, pero sólo socialmente. Hacía ejercicio, teníamos kayaks, era un pescador de aguas profundas.”

“Le hicieron pruebas de todo lo que se pueda imaginar después, incluso cáncer, y no encontraron absolutamente nada más que tuviera mal”.

Aquí está el post de Facebook de Neckelmann de hace tres meses:


Un científico de la Universidad Johns Hopkins estuvo de acuerdo y declaró al New York Times que creía que era una “certeza médica” que la vacuna había causado la muerte de Michael. El Times escribió el 12 de enero:

“Dr. Jerry L. Spivak, un experto en trastornos de la sangre en la Universidad Johns Hopkins, que no estaba involucrado en el cuidado del Dr. Michael, dijo que basado en la descripción de la Sra. Neckelmann, ‘Creo que es una certeza médica que la vacuna estaba relacionada’.

“‘Esto va a ser un acontecimiento muy raro’, dijo el Dr. Spivak, profesor emérito de medicina. Pero agregó: ‘Sucedió y podría volver a suceder'”.

En un artículo de seguimiento, el 8 de febrero, el Times destacó los casos de dos mujeres que desarrollaron PTI tras recibir la vacuna COVID de Moderna.

El Dr. James Bussel, hematólogo y profesor emérito de Weill Cornell Medicine que ha escrito más de 300 artículos científicos sobre el trastorno plaquetario, dijo al Times que creía que era posible que los casos estuvieran relacionados con las vacunas,

“Que ocurra después de una vacuna es algo conocido y se ha visto con muchas otras vacunas. No sabemos por qué ocurre”, dijo Bussel.

El 19 de febrero, Bussel y una colega, la Dra. Eun-Ju Lee, presentaron un artículo en el Journal of American Hematology sobre la trombocitopenia tras la vacunación contra el SARS-CoV-2 de Pfizer y Moderna.

En ese momento, los médicos habían identificado 20 informes de casos de “pacientes con trombocitopenia después de la vacunación, 17 sin trombocitopenia preexistente y 14 con síntomas de hemorragia notificados antes de la hospitalización fueron identificados tras la revisión de los datos disponibles de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (‘Centers for Disease Control and Prevention,’ CDC por sus siglas en inglés), la Administración de Alimentos y Medicamentos (‘Food and Drug Administration’, FDA por sus siglas en inglés), las agencias del Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (‘Vaccine Adverse Events Reporting System’, VAERS por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (‘Department of Health and Human Services’, HHS por sus siglas en inglés), los informes publicados y a través de la comunicación directa con los pacientes y las personas que realizan los tratamientos”.

Los informes publicados incluían a un varón sano de 22 años que desarrolló síntomas tres días después de recibir la vacuna de Pfizer, y a una mujer de 36 años con antecedentes de trombocitopenia que recibió la vacuna Moderna.

‘The Defender’ se puso en contacto con Bussel y Eun-Ju Lee para que comentaran y determinaran si habían investigado otros casos de trombocitopenia desde su artículo de febrero, pero no obtuvieron respuesta antes de la fecha límite.