La historia de un vistazo:

  • El Departamento de Salud y Servicios Humanos (“Department of Health and Human Services”, HHS por sus siglas en inglés) de EE.UU. ha anulado el mandato de notificar obligatoriamente las muertes por COVID-19 en los hospitales, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Centers for Disease Control and Prevention”, CDC por sus siglas en inglés) están ocultando datos sobre la eficacia de las vacunas de refuerzo en personas de entre 18 y 64 años, es decir, las que tienen menos probabilidades de beneficiarse de la vacuna.
  • “The New York Post” señala que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) anuló un comité consultivo de expertos y los CDC anularon a sus propios expertos para promover las dosis de refuerzo para todos los grupos de edad. Los científicos deben utilizar los datos israelíes, que muestran poca o ninguna diferencia entre los que se ponen dosis de refuerzo y los que no se las ponen hasta que las personas tienen más de 65 años.
  • Los CDC justifican la no publicación de los datos diciendo que los datos “no están listos para el horario de máxima audiencia”, ya que podrían ser malinterpretados y se basan en el 10% de la población, que es el mismo tamaño de muestra que se ha utilizado para las estadísticas de la gripe durante años.
  • Los datos de los investigadores independientes y de las compañías de seguros que registran las tasas de mortalidad por todas las causas muestran que el número de fallecidos en 2021 tras el lanzamiento de la vacuna supera con creces la tasa de mortalidad por todas las causas en 2020, durante el momento álgido de la infección.
  • Es fácil entender por qué el HHS y los CDC quieren ocultar estos datos de la posibilidad de escrutinio, ya que cada día que pasa es más difícil ignorar que la infección no mató al número de personas que los expertos en salud afirmaban y que la vacuna está matando a muchas más personas que el virus.

Los datos son la base del análisis científico. Sin datos, los investigadores son incapaces de sacar conclusiones, lo que hace que los expertos en salud pública no puedan formular recomendaciones con precisión.

Pero eso parece ser exactamente lo que están haciendo los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (“Centers for Disease Control and Prevention”, CDC por sus siglas en inglés) y los Servicios de Salud y Humanos (“Health and Human Services”, HHS por sus siglas en inglés). Los CDC ocultan datos y el HHS deja de recogerlos, lo que un funcionario estadounidense ha calificado de “incomprensible“.

Desde que la Organización Mundial de la Salud anunció la existencia de una pandemia, múltiples organizaciones comenzaron a hacer un seguimiento de los datos, incluido el número de personas que estaban enfermas de COVID-19, que estaban en el hospital o que habían muerto a causa de ella.

Como he escrito, más tarde se informó del número de “casos”. Se trataba de personas que tenían una prueba de PCR positiva y no necesariamente tenían síntomas.

Los denunciantes que trabajan con el abogado Thomas Renz, que está investigando los abusos cometiods en los hospitales, han informado de que se incentiva a los hospitales para que admitan a los pacientes que dan positivo en la PCR, prescriban remdesivir, coloquen a los pacientes en respiradores e incluyan el COVID en los certificados de defunción.

En total, algunos creen que los hospitales podrían recibir hasta 100.000 dólares por cada paciente que cumpla todos los criterios incentivados.

Por supuesto, los “verificadores de datos” saltaron inmediatamente sobre esa afirmación en un esfuerzo por “desacreditar” lo que ellos llaman información “falsa”.

Pero simplemente se contradicen en la verificación de los “datos” al cambiar la semántica sobre cómo se cuentan las muertes por COVID y la nueva redacción sobre cómo se compensa a los hospitales por los pacientes de COVID, pasando de decir “se paga más” a decir que se recibe un “aumento” en el pago.

Entonces, ¿cuál es la diferencia? Siguen cobrando más por los pacientes de COVID.

Al analizar esto, es importante observar cómo se recopilan datos de todo tipo sobre ti y sobre todos los demás en el mundo. Por ejemplo:

Casi todo lo que hacen las personas se registra digitalmente, se analiza y se extrapola para la toma de decisiones. Dejas una huella digital cada vez que utilizas tu smartphone u ordenador. Un estudio demostró que las “cookies” digitales pueden tener una vida útil de hasta 8.000 años. En 2010, se estimó que se crearon 2 zettabytes de datos.

Para poner esto en perspectiva, se necesitarían 184 millones de campos de fútbol de unidades de memoria de 1 GB colocadas de punta a punta para contener la información. Los datos son tan importantes que la organización que parece liderar El Gran Reseteo -el Foro Económico Mundial – también está interesada en los datos y calcula que en 2020 se recogerán 44 zettabytes de datos.

Así que, con todo esto en mente, en un mundo en el que los datos son el rey, la decisión del HHS de ocultar los datos de COVID-19 plantea la pregunta: ¿Qué quieren ocultar? ¿Están deteniendo el flujo de datos, en lugar de ocultar los datos como los CDC, para llegar al mismo fin, conseguir que los datos no estén disponibles para su examen y análisis?

El HHS pone fin a los informes hospitalarios COVID sobre las muertes

El 6 de enero, el HHS anunció15 cambios en los requisitos de información de los hospitales y centros de cuidados intensivos. Las nuevas directrices señalan “la retirada de los campos que ya no es necesario notificar”, entre los que se incluyen “las muertes del día anterior por el COVID-19”.

Sin embargo, según una noticia, la directriz no recibió atención pública hasta el 14 de enero, cuando fue tuiteada por el Dr. Jorge Caballero, quien preguntó por qué el gobierno ya no quería estos informes diarios a partir del 2 de febrero.

El 28 de enero, al igual que ocurrió con el informe sobre los reembolsos hospitalarios de la COVID-19, los verfificadores de datos se dedicaron a publicar mensajes virales en las redes sociales afirmando que las conclusiones de Caballero no eran correctas.

Sin embargo, como he mencionado, la declaración se publicó en el sitio web del HHS, así que ¿cómo podría ser falso? Puede ir al sitio web y leerlo usted mismo. En la sección “La retirada de los campos que ya no es necesario notificar”, dice: “muertes COVID-19 del día anterior”. Entonces, ¿cómo podrían los verificadores de datos “desacreditar” eso?

Para crear una verificació de datos que afirmara que esto era “falso”, los verificadores de datos simplemente cambiaron el titular. Así pues, aunque el HHS anunció públicamente que ya no exigiría a los hospitales que informaran de las muertes por COVID-19, los encargados de comprobar los hechos informaron de que el gobierno estadounidense no estaba poniendo fin a la notificación diaria de muertes por COVID.

Los verificadores de datos de la MSN informaron de que Nancy Foster, de la Asociación Americana de Hospitales, había sugerido que el cambio podría “agilizar la recogida de datos“. Sin embargo, el sistema del HHS utilizó la información directa de los códigos de diagnóstico médico de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) introducidos en el sistema de Historia Clínica Electrónica.

En una declaración enviada por correo electrónico, Foster informó de que cree que el HHS ya no estaba recogiendo datos porque estaban recibiendo datos completos de las agencias de salud pública, incluidos los certificados de defunción comunicados al Centro Nacional de Estadísticas de Salud y utilizados por los CDC en sus informes de datos de defunción.

A pesar de apoyar la decisión del HHS, la agencia no respondió a una petición de la RSM sobre el motivo del cambio.

El HHS había trabajado con los principales fabricantes de historiales médicos electrónicos, de modo que el 85% de los informes de los hospitales estaban programados en su ordenador, y no se puede ser más ágil que eso. Enero de 2021, Alex C. Madrigal, cofundador del Proyecto de Seguimiento de COVID (“COVID Tracking Project”), escribió:

“En una serie de análisis que realizamos en los últimos meses, llegamos a una conclusión casi opuesta a la de otros medios de comunicación. Los datos de hospitalización que salen del HHS son ahora los mejores y más granulares datos disponibles públicamente sobre la pandemia. Esta información ha cambiado la respuesta a la pandemia para mejor”.

Un funcionario federal de salud no identificado habló con un reportero de WSWS y calificó de “incomprensible” la medida de dejar de informar sobre las muertes hospitalarias por COVID-19.

El funcionario añadió: “Es el único conjunto de datos coherente, fiable y procesable a nivel federal. El 99% de los hospitales comunican el 100% de los datos cada día. No conozco a ningún científico que quiera tener menos datos”.

Los CDC ocultan datos sobre las vacunas de refuerzo

El 20 de febrero, “The New York Times” informó de que los CDC no han publicado gran parte de los datos que recogieron durante la pandemia de COVID. De hecho, la mayor parte de la información que recogieron el año pasado sobre las hospitalizaciones no se ha hecho pública.

Los CDC publicaron a principios de febrero de 2022 datos sobre la eficacia de las dosis de refuerzo para COVID-19 en personas menores de 65 años. Sin embargo, como señala “The New York Times”, los datos no incluían a las personas de 18 a 49 años.

Este también es el grupo con menos probabilidades de beneficiarse de la inyección de terapia genética, ya que los datos de los CDC demuestran que tienen algunas de las tasas más bajas de enfermedad grave y muerte.

“The New York Post” señala que la FDA anuló un comité consultivo de expertos y los CDC anularon a sus propios expertos para promover las dosis de refuerzo para todos los grupos de edad. Después de asegurar que las dosis de refuerzo estarían abiertos a todas las personas, los CDC luego no publicaron gran parte de los datos a pesar de las peticiones de los científicos.

Un examen de los datos publicados para las personas de 50 a 65 años muestra que las dosis de refuerzo reducen el riesgo de muerte de 4 en 1 millón a 1 en 1 millón. Un análisis más detallado muestra que el 75% de las tres personas adicionales de un millón que se benefician de la vacuna de refuerzo tienen al menos cuatro comorbilidades.

Por desgracia, como los CDC no han publicado los datos en bruto, los científicos estadounidenses han tenido que basarse en los datos israelíes. Un estudio publicado en “The New England Journal of Medicine” reunió información de 4,6 millones de personas de 16 años o más que habían recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer.

A continuación, compararon las enfermedades graves y la muerte entre los que habían recibido una dosis de refuerzo y los que no.

Los datos mostraron que el grupo de individuos de 16 a 29 años tenía cero muertes tanto si se ponían dosis de refuerzo como si no. Asimismo, el grupo de 30 a 39 años tuvo una muerte, tanto si tenían dosis de refuerzo como si no.

De hecho, la diferencia en la tasa de mortalidad no aumentó hasta que los participantes tenían entre 60 y 69 años, momento en el que el grupo que no se puso dosis de refuerzo tuvo 44 muertes y el que sí se las puso, 32.

Además de aumentar el número de muertes en los grupos con dosis de refuerzo y sin refuerzo, el porcentaje de personas en esas categorías de edad también disminuyó, de forma muy parecida a lo que ocurre en la población general, donde la tasa de mortalidad aumenta a medida que la gente envejece.

Los datos de las reclamaciones de los CDC pueden ser malinterpretados

Kristen Nordlund es portavoz de los CDC. En sus comentarios a “The New York Times”, dijo que los datos se están publicando lentamente ya que, “básicamente, al final del día, todavía no están listos para la hora de máxima audiencia”. Otra razón que citó fue que la información puede ser malinterpretada en el sentido de que las vacunas son ineficaces.

Nordlund dio una tercera razón para no divulgar los datos, diciendo que los datos que tienen se basan en el 10% de la población de Estados Unidos, que el reportero del Times señala que es el mismo tamaño de muestra utilizado para rastrear la gripe cada año.

Jessica Malaty Rivera es epidemióloga. Habló con el Times y dijo: “Llevamos dos años pidiendo ese tipo de datos granulares”.

Continuó diciendo: “Corremos un riesgo mucho mayor de malinterpretar los datos con vacíos de información, que si se comparten los datos con la investigación científica, la comunicación y las advertencias adecuadas”.

En un artículo de opinión, Tom Wrobleski, de “Staten Island Advance”, caracteriza la decisión de los CDC, escribiendo sobre lo que ha sucedido con la mayoría de las personas que han estado dispuestas a hablar:

“Se nos dice que tengamos fe en los CDC, en el Dr. Anthony Fauci, en todos los expertos que están capacitados para manejar las crisis de salud pública. Pero no podemos tener confianza si se nos oculta información vital.

“Porque entonces se convierte en un caso de ‘Cállate y haz lo que decimos’. Somos los expertos. No necesitas saber cómo tomamos nuestras decisiones. Nosotros sabemos qué es lo mejor”.

“Y si usted cuestiona la sabiduría recibida, de repente es una persona peligrosa. Le comparan con un terrorista. Le dicen que usted quiere que la gente muera. Se le prohíbe el acceso a las redes sociales.

“Si se atreve a protestar, le pueden congelar la cuenta bancaria y suspender el seguro de tu vehículo, como vimos durante la protesta del Convoy de la Libertad en Canadá. Puede ser pisoteado por la policía a caballo.

“Ocultar información sólo hace que la gente sea más escéptica. Fomenta la sospecha. O simplemente la duda. Los CDC tienen que mejorar si quieren nuestra confianza”.

El pinchazo es más mortífero que el COVID si tienes menos de 80 años

Con el fin del sistema de notificación de muertes por COVID del HHS, el único medio de seguimiento de las muertes por COVID dependerá ahora de la recopilación de datos de los certificados de defunción a nivel estatal. Sin embargo, como el funcionario anónimo dijo al reportero del WSWS:

“… las muertes son notificadas por los condados/estados, pero el proceso es muy lento y muchos forenses no quieren citar el COVID como motivo, mientras que los hospitales se basan en los diagnósticos”.

Esta última parte de la frase puede referirse a los incentivos hospitalarios para un diagnóstico COVID, lo que aumenta la posibilidad de que aparezca en los códigos CIE que se comunicaron al HHS.

Aunque los CDC y el HHS quisieran que los datos permanecieran ocultos, un análisis de coste-beneficio realizado por la doctora Stephanie Seneff y la investigadora independiente Kathy Dopp reveló que la inyección es más mortal que la infección en cualquier persona menor de 80 años.

El análisis examinó los datos oficiales disponibles de Estados Unidos y el Reino Unido para todos los grupos de edad y comparó la mortalidad por todas las causas con el riesgo de morir por COVID-19. Seneff y Dopp escribieron:

“A partir del 6 de febrero de 2022, según los datos oficiales disponibles en el Reino Unido y los Estados Unidos, todos los grupos de edad menores de 50 años corren un mayor riesgo de muerte tras recibir una inoculación de COVID-19 que una persona no vacunada.

“Todos los grupos de edad menores de 80 años no obtienen prácticamente ningún beneficio al recibir la inoculación de COVID-19, y las edades más tempranas incurren en un riesgo significativo. Este análisis es conservador porque ignora el hecho de que los acontecimientos adversos inducidos por la inoculación, como la trombosis, la miocarditis, la parálisis de Bell y otras lesiones inducidas por las vacunas, pueden provocar una reducción de la vida.”

Su análisis se ve respaldado por el anuncio de OneAmerica de que la tasa de mortalidad en los estadounidenses en edad de trabajar de 18 a 64 años en el tercer trimestre de 2021 fue un 40% superior a los niveles prepandémicos. Este hallazgo es sorprendente, ya que uno de los datos más fiables que tenemos es la mortalidad por todas las causas.

Es una estadística muy difícil de manipular, ya que la gente o está muerta o no lo está. Su inclusión en la base de datos del índice nacional de defunciones se basa en un criterio principal: han muerto, independientemente de la causa.

Como señala un estudio (no revisado por pares) dirigido por el científico Denis Rancourt, que analizó la mortalidad en Estados Unidos entre marzo de 2020 y octubre de 2021:

“La mortalidad por todas las causas en el tiempo es el dato más fiable para detectar los verdaderos acontecimientos catastróficos que causan la muerte, y para calibrar el impacto a nivel de población de cualquier aumento de las muertes por cualquier causa”.

Otras compañías de seguros registran resultados similares

Otras aseguradoras que citan una mayor mortalidad son “Hartford Insurance Group”, que anunció que la mortalidad aumentó un 32% respecto a 2019 y un 20% respecto a 2020 antes de los pinchazos.

Lincoln National también informó de que los siniestros de fallecimiento han aumentado un 13,7% interanual y un 54% en el cuarto trimestre en comparación con 2019. Las funerarias están publicando un aumento de entierros e incineraciones en 2021 respecto a 2020.

En otros países también se registran cifras similares. Una gran compañía de seguros de salud alemana informó de que los datos de la empresa eran casi 14 veces mayores que el número de muertes comunicado por el gobierno alemán.

Los datos del seguro se recogen directamente de los médicos que solicitan el pago a partir de una muestra de 10,9 millones de personas.

A pesar de las campañas de inyección masiva, el ingeniero de software de Silicon Valley, Ben M. (@USMortality), reveló que en las 13 semanas anteriores al 28 de noviembre de 2021, unos 107.700 ancianos murieron por encima de la tasa normal, a pesar de una tasa de vacunación del 98,7%.

También utilizó datos de los CDC, census.gov y sus propios cálculos para mostrar el aumento del exceso de muertes en Vermont, incluso cuando la mayoría de los adultos se han inyectado. “Vermont tenía el 71% de toda su población vacunada para el 1 de junio de 2021”, tuiteó.

“Eso es el 83% de su población adulta, y sin embargo, están viendo el mayor exceso de muertes ahora desde la pandemia”.

Es fácil entender por qué el HHS y los CDC quieren ocultar estas cifras del escrutinio.

Cada día que pasa es más difícil ignorar que la infección no mató al número de personas que los expertos de salud afirmaban y que la vacuna está matando a muchos más que el virus.

Publicado originalmente por Mercola.