Katie Weisman ha dejado nuestro mundo. Nos vemos obligados a enfrentarnos a un vacío imposible de llenar. La noticia ha golpeado como un rayo a los compañeros defensores y a toda la comunidad de lesiones por vacunas y autismo.

Aunque Katie llevaba mucho tiempo luchando contra el cáncer y estaba muy enferma en los últimos meses, a muchos de nosotros nos dejamos arrullar por una falsa sensación de seguridad y creímos que Katie estaría bien porque era una gran luchadora. Ella era siempre una persona correcta y siempre tenía un plan. Creíamos que saldría adelante porque eso es lo que Katie siempre hacía.

Llena de tenacidad, Katie era la guerrera más bondadosa y compasiva que pudieras imaginarte conocer. Inteligente, franca y apasionada, se mantendía firme defendiendo sus puntos de vista en la ciencia y en la política, sin dejar de ser ecuánime.

Katie nunca rechazó una oportunidad de ayudar, siempre estuvo ahí, prestando su apoyo y su tiempo para escribir artículos reflexivos y útiles, o visitando a los legisladores en la casa estatal o en el Congreso. Era firme y fiable. Siempre.

La mayoría de la gente no tiene ni idea de que cuando leen un análisis de investigación de la Red de Vigilancia del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo (‘Autism and Developmental Disabilities Monitoring Network’, ADDMpor sus siglas en inglés ) de Children’s Health Defense (CHD) o de SafeMinds o de Age of Autism, tiene las huellas de Katie por todas partes. Nadie sabía los trucos y las estrategias que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades utilizarían para seleccionar y presentar los datos sobre el autismo como Katie.

Recientemente, la atención de Katie se dirigió a la investigación de la vitamina D para COVID-19. Ofreció varios artículos sobre cómo los suplementos de vitamina D pueden ayudar durante la infección por COVID-19 e incluso prevenirla. Su atención a la vitamina D se produjo mucho antes de que otros empezaran a hacerse eco de sus hallazgos. Nos decía lo importante que era hacer llegar a la gente esta información crítica sobre la conexión entre la vitamina D y la COVID-19 porque “salvaría vidas”.

Si pudiéramos haber salvado la de Katie.

Cuando a los hijos trillizos de Katie se les diagnosticó autismo, tenían distintos niveles de mercurio en sus cuerpos debido a las vacunas que contenían timerosal. Esto llevó a Katie a embarcarse en una amistad llena de compañerismo con otras “madres de mercurio” la cual duró el resto de su vida. Éste era, y es, un club al que ningún padre quiere pertenecer. Pero cuando nos encontramos allí, ninguno de nosotros pudo volver a mirar atrás.

Como todos nosotros, Katie se propuso salvar a todos los niños que pudiera. Lo hizo hasta el último día de su vida. Ahora hay niños que no tienen “autismo” gracias a Katie Weisman. Nunca sabrán, ni sus padres sabrán, que se salvaron gracias a su defensa e investigación.

Los miembros de CHD y todos los demás miembros de la comunidad de la seguridad de las vacunas estaremos siempre agradecidos por la vida de Katie y por la forma en que influyó en la nuestra. En un reciente grupo de oración de amigos y seres queridos, el presidente de CHD, Robert F. Kennedy Jr. envió a Katie este mensaje y creemos que capta lo que todos queremos decirle:

“Katie, estás en mis oraciones diarias. Quiero que sepas que eres un activo indispensable para nuestro movimiento y para esta organización, pero también eres un ejemplo de valor impresionante para mí personalmente. Gracias. Con cariño, Bobby”.

En lugar de flores y para honrar la memoria de Katie, la familia pide que se hagan donaciones a la beca Katherine G. Weisman de ‘Children’s Health Defense’. El fondo anual permitirá que otros continúen con la redacción, investigación y análisis científicos en los que Katie destacó.