Facebook, propietaria de Instagram, se dedica a la censura de forma agresiva. Así que para limpiar su imagen, Facebook creó un Consejo de Supervisión, que el gigante de las redes sociales describe como “capacitado, independiente, accesible y transparente”.

En teoría, el Consejo de Supervisión tiene la facultad de anular cualquier decisión que haya hecho Facebook de censurar las publicaciones de los usuarios de Facebook e Instagram.

En realidad, Facebook tiene un control total sobre la posibilidad de que un usuario recurra al Consejo de Supervisión.

Si Instagram elimina una publicación individual de un usuario, éste puede recurrir la decisión de Instagram presentando un recurso ante el Consejo de Supervisión. El recurso es un proceso de dos etapas.

En primer lugar, el usuario envía un sencillo formulario de “solicitud de revisión” a través de un enlace en su cuenta. Si Instagram determina que la publicación no ha sido eliminada por accidente, sino por alguna otra razón, como una violación de la normativa de Instagram las condiciones de uso o directrices de la comunidad, Instagram envía una denegación de solicitud de revisión, que contiene un número de identificación y un enlace que permite al usuario pasar al segundo paso: una apelación al Consejo de Supervisión.

El funesto callejón sin salida del proceso de apelación es éste: Si Instagram desactiva tu cuenta, no tienes la posibilidad de enviar una “solicitud de revisión” a Instagram, a Facebook o a la Junta de Supervisión. El Consejo de Supervisión, “independiente, capacitado, accesible y transparente”, ni siquiera tiene su propia dirección postal o de correo electrónico que sea pública: Facebook controla todo el acceso al Consejo de Supervisión.

Además del imposible proceso de apelación técnica en forma de rueda de hámster, según las normas de apelación de Instagram y Facebook, un usuario no puede apelar al Consejo de Supervisión a menos que tenga una cuenta activa.

Es decir, si Instagram o Facebook censuran tu discurso desactivando tu cuenta, no puedes recurrir al Consejo de Supervisión. (Hay una disposición en los estatutos de Facebook que le permite conceder excepciones a la norma de no apelación, que es presumiblemente la forma en que el ex presidente Donald Trump accedió a la Junta de Supervisión).

Dado que Facebook controla quién puede apelar al Consejo de Supervisión, es deshonesto que afirme que el Consejo de Supervisión está “capacitado y es independiente, accesible y transparente”. La apelación al Consejo de Supervisión es una ilusión, que convierte al Consejo de Supervisión en un peón en la guerra de Facebook contra la libertad de expresión.

Censura de Robert F. Kennedy Jr.

El 8 de febrero, Facebook anunció un esfuerzo ampliado para “mantener a la gente informada y limitar la desinformación sobre el COVID-19 y las vacunas”.

El 11 de febrero, sin previo aviso, Facebook desactivó la cuenta de Instagram del presidente de Children’s Health Defense, Robert F. Kennedy Jr.

En un comunicado emitido posteriormente, un portavoz de Facebook afirmó falsamente que el Instagram de Kennedy fue eliminado “por compartir repetidamente afirmaciones desacreditadas sobre el coronavirus o las vacunas.”

Kennedy negó rotundamente haber hecho afirmaciones “falsas” o “desacreditadas” sobre el coronavirus o las vacunas. De hecho, todas sus declaraciones públicas son rigurosamente comprobadas antes de su publicación.

En respuesta a la cancelación de su cuenta de Instagram por parte de Facebook, Kennedy hizo un esfuerzo diligente para apelar al Consejo de Supervisión de Facebook, incluyendo la presentación de múltiples formularios de “solicitud de revisión”, correos electrónicos, llamadas telefónicas y cartas.

No ha habido respuesta de Facebook, Instagram o el Comité de Supervisión.

El 30 de marzo, después de intentar apelar repetidamente al Comité de Supervisión, a través del proceso de apelación sin salida de Facebook, Kennedy hizo una apelación directa a los miembros individuales de la Junta de Supervisión. Envió una carta por correo electrónico a cada uno de los miembros del Comité de Supervisión, en la que explica detalladamente cómo ninguno de los comentarios o publicaciones que fueron marcados previamente por Instagram son falsos o están desacreditados.

Ningún miembro del Comité de Supervisión respondió.

El silencio de Facebook, Instagram y la Junta de Supervisión es el sonido ensordecedor de la muerte de la libertad de expresión.