Después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (“Food and Drug Administration”, FDA por sus siglas en inglés) concediera la autorización de uso de emergencia a las vacunas Moderna y Pfizer COVID-19 para niños de entre 6 meses y 5 años, muchos padres siguen dudando si vacunar a sus hijos.

Según los resultados de la encuesta publicada este martes, el 43% de los padres estadounidenses de niños menores de 5 años “definitivamente no” vacunarán a sus hijos contra el COVID-19, debido a la inquietudes de que la vacuna suponga un riesgo mayor para los niños que el virus.

La encuesta, publicada por la “Kaiser Family Foundation”(KFF), reveló que el 27% de los padres dijo que “esperaría y vería”, mientras que otro 13% dijo que vacunaría a sus hijos sólo si se lo exigían para la escuela o la guardería.

Incluso padres que ellos mismos se vacunaron contra el COVID-19 dijeron que no darían permiso para que sus hijos menores se vacunaran.

figura 1 encuesta a los padres vacuna covid

Cuando se les preguntó por qué no vacunarían a su hijo menor de 5 años “de inmediato”, los padres citaron “la inquietud por la novedad de la vacuna y la falta de evidencia o investigación suficiente, la preocupación por los efectos secundarios y la preocupación por la seguridad general de las vacunas.”

Según los autores de la encuesta, “la preocupación por la seguridad de las vacunas y los posibles efectos secundarios está muy extendida entre los padres de niños no vacunados de 6 meses a 4 años.”

Más de 8 de cada 10 padres de niños pequeños no vacunados dijeron estar preocupados por los efectos secundarios graves y por los efectos desconocidos a largo plazo. La mayoría de los padres vacunados de niños no vacunados compartían estas mismas preocupaciones.

Alrededor de 1 de cada 10 padres dijo que no cree que su hijo necesite la vacuna o dice que no están preocupados por el virus.

Según la encuesta, el 37% de los padres de un niño de 5 a 11 años y el 28% de los padres de un niño de 12 a 17 años dicen que no los vacunarán contra el COVID-19.

Las respuestas variaron mucho cuando se desglosaron por partidismo y estado de vacunación, informó la CNN.

Alrededor del 21% de los padres que se inclinan hacia el partido demócrata dijeron que no vacunarían a sus hijos pequeños, frente al 64% de los padres que se inclinan hacia el partido republicano.

La encuesta reveló que el 27% de los padres vacunados dijo que no vacunaría a su hijo, frente al 64% de los padres no vacunados.

La encuesta, realizada entre el 7 y el 17 de julio, por Internet y por teléfono, sondeó a 1.847 adultos estadounidenses, 471 de los cuales tenían un hijo menor de 5 años.

El margen de error fue de más o menos 3 puntos porcentuales para la muestra completa, y de más o menos 8 puntos porcentuales para los padres con un hijo menor de 5 años.

Según “The New York Times”, los expertos en vacunación infantil consideran alarmantes las dudas de los padres, que se producen en un momento en el que los casos de COVID-19 están aumentando y se espera que empeoren durante los meses de invierno, y en el que se vislumbra la posibilidad de nuevas variantes de SARS-CoV-2, potencialmente más peligrosas.

A otros pediatras les da ánimo ver que los padres ejercen cierto escepticismo sobre la vacunación de sus hijos pequeños.

“Me alegra saber que tantos padres están evaluando críticamente los beneficios y riesgos de la inyección de COVID para los niños”, dijo el pediatra Dr. Lawrence Palevsky a “The Defender” en un correo electrónico.

Palevsky añadió:

“Se están enterando rápidamente de que esta inyección no funciona como una vacuna; que ha hecho más daño a los niños que aportar algún beneficio; que no previene contra la enfermedad ni detiene la transmisión de ninguna enfermedad; que no ha sido demostrado que sea segura y efectiva; y que los niños se recuperan con éxito de esta enfermedad por sí solos -sin esta inyección- y con porcentajes muy bajos de problemas graves“.

La Dra. Elizabeth Mumper, pediatra y presidenta de “The Rimland Center for Integrative Medicine” dijo a “The Defender” que los padres reconocen que no hay estudios a largo plazo sobre la seguridad, la eficacia o los efectos secundarios de las vacunas COVID-19 en los niños.

“Las vacunas COVID para niños fueron autorizadas para uso de emergencia, y los padres, comprensiblemente, no ven la emergencia para los niños”, dijo Mumper. “Los padres son conscientes de que la gran mayoría de los niños han tenido COVID y han desarrollado una amplia inmunidad natural, y son escépticos respecto a la inmunidad estrecha y de corta duración de las vacunas COVID”.

Mumper dijo que los padres están justificadamente preocupados por los efectos secundarios cuando a los niños se les inyectan vacunas que no necesitan.

Ella elaboró:

“Los padres pueden haberse dado cuenta de que los estudios sobre las vacunas contra el COVID en los niños se basaban en unos pocos casos de COVID en los grupos vacunados y de control. Los datos mostraban un amplio intervalo de confianza (los intervalos de confianza estrechos significan una mayor probabilidad de que los datos sean precisos).”

Basándose en los ensayos clínicos, los datos “no acotan” si la vacuna COVID-19 realmente beneficia a los niños en cuanto a su riesgo de contraer la enfermedad, añadió Mumper.

“Incluso el Dr. Paul Offit -un experto en vacunas a menudo citado y desarrollador de la vacuna contra el rotavirus- votó en contra de la autorización y comentó en un vídeo que votó en contra sólo porque no tenía la opción de votar ‘¡Ni hablar!’ (‘hell no!’)” dijo Mumper a “The Defender”.

Los CDC utilizaron datos falseados para afirmar que el COVID es la “quinta” causa de muerte en los niños

Como ha informado “The Defender” hoy, una funcionaria de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) presentó en junio, durante las reuniones del panel asesor sobre vacunas, datos que exageraban el riesgo de COVID-19 en los niños pequeños.

Los datos se basan en un estudio preimpreso -aún no revisado por pares- que combinó las muertes por COVID-19 en niños utilizando las estadísticas del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (“National Center for Health Statistics”, NCHS pos sus siglas en inglés) en lugar de las de los CDC.

Los datos del NCHS tabulan las muertes por COVID-19 incluyendo cualquier certificado de defunción en el que se mencione la COVID-19, y no sólo los casos en los que la COVID-19 fue el motivo principal de la muerte. Los datos de los CDC incluyen sólo las muertes en las que el COVID-19 fue la causa subyacente.

Utilizando los datos del NCHS, hubo 1.433 muertes pediátricas por COVID-19 hasta el 30 de abril.

Sin embargo, utilizando las propias estadísticas de mortalidad de los CDC, sólo se produjeron 1.088 muertes pediátricas, casi un 25% menos de lo que afirmaban tanto el NCHS como el estudio preimpreso.

Además de basarse en un mayor número de muertes por COVID-19 en niños de las que realmente fueron causadas por el virus, los autores del estudio -y los CDC- afirmaron que el COVID-19 era una de las 5 principales causas de muerte entre el grupo de edad pediátrica, que incluía a los jóvenes de 18 y 19 años.

Sin embargo, los autores del estudio compararon la COVID-19 durante la peor parte de la pandemia con las causas de muerte durante el periodo prepandémico e incluyeron a adolescentes de mayor edad, que tienen un mayor riesgo de contraer la COVID-19 grave que los niños menores de 5 años.

Después de que los datos falseados fueran puestos en conocimiento de los autores, éstos revisaron el estudio y redujeron el número de muertes por COVID-19 entre niños y adolescentes, de 1.433 a 1.088 muertes, lo que convierte a la COVID-19 en la octava causa de muerte en el grupo de edad de 0 a 19 años.

Pero la revisión se produjo después de que los miembros del panel de la FDA y los CDC ya hubieran hecho sus recomendaciones para autorizar las vacunas de COVID-19 para los niños de 6 meses a 5 años.

Los CDC no han emitido una declaración de corrección ni una explicación de por qué la funcionaria utilizó datos erróneos en su presentación, y el estudio no se ha retractado.